02/01/2011

Claroscuros de un año que termina con la década

claro.jpgCon el fin de año también ha concluido la primera década del nuevo siglo. Un tiempo en que la economía creció fuertemente sin que se resolvieran los problemas estructurales que el país arrastra desde hace décadas. Un año que termina cargado de tensiones políticas, tal como empezó. Por Eduardo Lucita, integrante del colectivo EDI-Economistas de Izquierda.


La que hoy concluye puede ser llamada la «década corta”, porque en realidad ha comenzado recién en el 2003, el período anterior tiene más que ver con los años «˜90 del siglo pasado y la gran crisis que incubaron. Crisis que estallara a fines del 2001 y comenzara a resolverse con la declaración del default de la deuda externa primero y la macrodevaluación después.

Así esta «década corta” se benefició del impacto de estas dos medidas del período anterior permitiendo aprovechar el cambio en los precios relativos de las materias primas y productos energéticos, que impulsó un ciclo expansivo de la economía mundial que duró hasta el 2008.

La administración kirchnerista dispuso así de condiciones favorables para impulsar el mercado y al consumo interno. La crisis mundial desatada en 2007/2008 encontró un país con superávit gemelos, un sector financiero ya ajustado y una macroeconomía relativamente sólida, un conjunto de políticas anticíclicas completó el cuadro que hizo que el impacto no fuera tan gravoso como se suponía.

El resultado más general es que la economía creció en estos ocho años casi un 80%, los salarios se recuperaron al nivel del 2001 -aunque continúan por debajo de 1998- la desocupación y la pobreza bajaron pero la matriz distributiva no se alteró mayormente. La desigualdad social se mantiene.

El 2010

El año que hoy termina inició con pronósticos poco alentadores -mínimo crecimiento económico- y la crisis política del llamado «culebrón Redrado”, por el despido del Presidente del BCRA y el pago de deuda con reservas.

2-390.jpgAquel conflicto hizo pensar a la oposición de derecha, el llamado Grupo A, que podría repetirse el cuadro de situación cuando el debate por la Resolución 125. Nada de esto pasó, no tuvo ninguna repercusión social y ya nadie recuerda las tensiones políticas de los primeros días del año. Por el contrario la economía -que cerrará con un crecimiento del orden del 8 por ciento del PBI y una nueva reducción de la desocupación– dio un rotundo mentís a los pronósticos de los «gurues” de la City. La AUH y el Plan Argentina Trabaja junto con la continuidad de medidas anticíclicas y un más que renovado «viento de cola” están en la base de este comportamiento de la economía nacional en el marco de una agudización de la crisis en los países centrales. Pero es también el año de un consumo desbordado y de elevada utilización de la capacidad instalada, en el que se ha consolidado la inflación -no menor al 20 por ciento anual- sin que se muestre una solución a la vista. Es el año de la reapertura del canje de la deuda, cuando antes se había sancionado una Ley Cerrojo, que supuestamente la cancelaba para siempre.

Avances democráticos

El 2010 ha sido testigo de importantes batallas democráticas. Como la lucha contra la moral dogmática que se dio por el matrimonio igualitario -culminó con un triunfo y la derrota de las iglesias y los sectores más retrógrados de la sociedad- que abrió una grieta en el plano ideológico para dar cauce a futuras batallas: el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo y la separación de la Iglesia y el Estado.

Ha sido también el año que se sancionó la nueva Ley de Medios que dio lugar a fuertes debates que aún continúan. Una ley que es considerada aún insuficiente pero no deja de ser un avance, que declara a los servicios de comunicación de interés publico y busca federalizar y desmonopolizar los medios. También ha sido el año de impresionantes movilizaciones estudiantiles, anticipo del ingreso a la politización de una nueva generación. Y es también el año que concluye con la condena perpetua y en cárcel común a Videla y Menéndez, figuras más que emblemáticas del Terrorismo de Estado.

Los festejos del Bicentenario superaron todas las expectativas de participación popular, y no solo en la Ciudad de Buenos Aires. Seguramente serán recordados durante muchos años como un momento en que la Patria volvió a convocar multitudes. La militarización de la Provincia de Buenos Aires con la instalación de miles de gendarmes es la contracara de estos avances democráticos.

Uso de reservas y 82 por ciento

Pero el 2010 fue también testigo del debate sobre el uso de reservas, promovido por el gobierno con la creación del Fondo para el Desendeudamiento. El Grupo A fue muy claro en su formulación «…las reservas no se tocan”, a riesgo de que se provocaría una hecatombe económica; por el contrario para otros sectores, incluida esta columna, las reservas sí debían tocarse, pero no para pagar una deuda ya varias veces pagada y si para un plan de desarrollo o la recuperación de los ferrocarriles por ejemplo. Finalmente la deuda se pagó -con la novedad que el pago fue presentado como «progresista”- y más allá del debate sobre la formas -si con reservas o con presupuesto- gobierno y oposición de derecha dejaron claro que «Las deudas hay que honrarlas”.

Otro tanto puede decirse del frustrado ajuste de las jubilaciones mínimas al 82 por ciento del salario mínimo, vital y móvil. Posibilidades financieras existían y existen hoy, condicionadas al reestablecimiento de las contribuciones patronales eliminadas desde la época de Cavallo. Llevado por mezquinos intereses electorales el Grupo A, que contó con una posición cuando menos ambigua de la centroizquierda no oficialista, logró aprobar su proyecto que no contemplaba -no inocentemente- el financiamiento. Obviamente logró su objetivo que no era otro que obligar al gobierno a vetar y correr el costo político. Quedó claro aquí también, que ni gobierno ni oposición de derecha tenían interés en el 82 por ciento y si que compartían no reponer los aporte patronales al nivel de 1994.

Muertes y tensiones

El año concluye acumulando tensiones -el inesperado deceso de Néstor Kirchner y seis muertes sociales en solo dos meses.

La muerte del ex presidente significa la perdida de quien no solo era el conductor sino también quien arbitraba en las distintas fracciones, personalidades e intereses particulares, en este sentido deja un vacío político en el peronismo oficial, que tendrá consecuencias a futuro. También impactó en la oposición que ha perdido su blanco predilecto y ha resquebrajado al Peronismo Federal. Por el contrario sus funerales se convirtieron en una demostración política de masas, con la juventud como un protagonista preferencial.

3.bmpEl asesinato del joven Mariano Ferreira puso al desnudo las formas de contratación mercerizadas -con las que los capitalistas acrecientan sus ya de por sí grandes ganancias- y la participación en este turbio negocio de las burocracias sindicales con el apañamiento del Estado. Aquel conflicto se ha proyectado hasta estos días con nuevos cortes de vía y los hechos de Plaza Constitución. En paralelo, las ocupaciones de tierras urbanas han puesto en discusión toda la política de construcciones actual, el negocio inmobiliario y la misma propiedad de la tierra.

Adicto a visiones conspirativas, el gobierno retomó la línea de las interpretaciones destituyentes o desestabilizadoras o de acusar a partidos de izquierda, como ya lo hiciera cuando la quema de trenes en las Estaciones Haedo y Merlo, o como hizo el alfonsinismo cuando los saqueos del ’89. Que detrás de los desmanes en la Estación Constitución o de las tomas de tierras haya intencionalidades políticas, la patota de Pedraza, punteros del peronismo/macrismo, mafias de especuladores inmobiliarios o incluso sectores de los narcos no sorprende a nadie, todo es posible, forman parte de la realidad cotidiana.

Pero esto no puede llevar a desconocer o negar que en el origen están las carencias habitacionales -alcanzarían a más dos millones de viviendas populares en todo el país- o que la mayoría de los protagonistas en Constitución fueron jóvenes trabajadores informales que no encuentran salida a la superexplotación a la que están sometidos cotidianamente y que encima un día de 35º se encuentran con que no hay trenes para regresar a sus casas, seguramente también con necesidades básicas, hasta las 3.30 de la mañana del otro día. Lo dramático que el origen haya sido una protesta de trabajadores que también luchan contra la superexplotación. ¿Donde están las centrales sindicales?

Así el año y la década que ya terminan lo hacen con una situación económica que se muestra relativamente sólida pero que no ha resuelto las desigualdades sociales acumuladas.

Que el 2011 proyecte un futuro mejor para todos y todas.



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