26/12/2010

Ayer el saqueo a los pueblos originarios, hoy el desalojo al pueblo trabajador

Especial_tierras_tapa.jpgEl país está signado por varios asesinatos a los que luchan por sus derechos: en noviembre Mariano Ferreyra, luego Roberto López y Sixto Gómez de la Comunidad Primavera del pueblo Qom en Formosa, y en diciembre Bernardo Salgueiro, Rosmarie Puña, Juan Catañares y Julio Valero en la toma de tierra del «parque” Indoamericano; muertes que se suman a tantas otras que genera el poder establecido. Por Periódico «Tierras para Vivir».


El problema de la tierra y la vivienda de millones de personas no empezó el martes siete de diciembre con la toma del predio abandonado de Soldati, sino que fue una expresión de que los problemas de vivienda son permanentes a lo largo del tiempo, y lo que cambia son las distintas formas en los que se manifiesta, situación que da cuenta de que no existe una resolución estructural a la problemática.

En el 2010 se conmemoró los 200 años de la creación del Estado Nacional, gestado en manos de los terratenientes que se apropiaron de las tierras de los pueblos originarios, y les impusieron también su ley y religión. Los terratenientes ganaron y son hoy la Sociedad Rural Argentina y las empresas agroindustriales como Arcor, AGD, Cargill, Bunge y Born, entre otras.

Los crímenes de La Primavera y los de Soldati alimentan una larga lista: la represión de las luchas por tierra para vivir de los «Sin Techo” de Mar del Plata del año pasado; o la sufrida por los 10 mil vecinos de Ingeniero Bunge en 2008; los violentos desalojos de las familias residentes de los inquilinatos del Barrio de Constitución este año y la reciente judicialización de los de los nueve inquilinos de San Telmo (1). Todas estas son expresiones represivas que se producen periódicamente en distintos puntos del país, perpetradas por los empresarios que trabajan en la especulación de la tierra y son un brazo de la inversión ligada a los intereses financieros. Estos sectores corporativos lucran con la tierra a partir de mecanismos habilitados por el Estado a través de la represión y expulsión de los trabajadores pobres y pueblos originarios del campo y la ciudad.

Los medios de comunicación masivos construyeron un relato a partir de la toma del «parque” Indoamericano donde construyeron la imagen de pobladores «salvajes” atentando contra la «civilización”. Estas narraciones intentan plantear la toma de tierras como si fueran un hecho repentino, un ataque a la propiedad privada y los de espacios comunes de la sociedad. Así, construyen a un enemigo que acecha por todos lados: los pobres/ los inmigrantes/los vagos y se extiende un discurso que busca crear sentido común que luego legitimará la acción represiva y sangrienta del estado para con los pobres de la ciudad.

El gobierno de la Ciudad, encabezado por Mauricio Macri y Rodríguez Larreta, demostró una vez más su política de amedrentamiento de los pobres en la ciudad: ahora lo hicieron con barrabravas y antes través de la UCEP (2). La forma de resolver los problemas urbanos y habitacionales de este gobierno -que históricamente son denunciados por las organizaciones sociales, políticas, etc.- se manifiestan por medio de xenofobia, discriminación, racismo, fascismo.

Por su parte, el Gobierno Nacional, desligándose de toda responsabilidad omitió cualquier comentario ante el accionar de la Policía Federal, como si esto se tratara de una problemática exclusiva de la Ciudad, negó las realidades más allá de la General Paz y el Riachuelo y, como medida «popular”, creó el Ministerio de Seguridad, como si el problema de la vivienda y el hábitat fuera un problema de seguridad.

Las muertes de cuatro compañeros en el Indoamericano, junto a la de Mariano Ferreyra, de los Tobas Roberto López y Sixto Gómez en Formosa, así como la de Javier Chocobar de la comunidad indígena de Chuschagasta en octubre del año pasado, entre muchas otras, plantean un abanico de elementos que confluyen en dos ejes: derecho a la tierra y criminalización de la protesta, que vienen poniéndose en discusión por los movimientos sociales y organizaciones del campo popular desde hace décadas.

El derecho a la vivienda, a la tierra, a la ciudad, al trabajo, a la salud, a la educación y a la justicia, son reivindicaciones históricas de la clase trabajadora, que sufre las consecuencias de las políticas del sistema capitalista a nivel mundial.

Ayer con ejército y hoy con su policía el cuento es el mismo: el proyecto Capitalista que todo lo que toca lo enloda y lo transforma para un sector minoritario de la sociedad. Así, transforma zonas vírgenes en grandes negocios, a los campesinos los convierte en sin tierra y los invita a ser obreros de la construcción en esa tierra de donde fueron y siguen siendo expulsados.


(1) El pasado 7 de Diciembre fueron absueltos los 9 inquilinos y se les restituyó su vivienda.

(2)Unidad de Control del Espacio Público



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