20/11/2010

Trabajadores de la salud tucumanos: de la lucha contra la precarización a las primeras conquistas

tucu.jpgLa lucha de los Trabajadores Autoconvocados de la Salud llevó al primer plano de la discusión política provincial un tema olvidado por largo tiempo: la crítica situación de los trabajadores del Sistema Provincial de Salud (SiProSa). Por sus prácticas democráticas, a través de asambleas de base e interhospitalarias, esta pelea logró durante un año y medio la adhesión de gran parte de la población de la provincia y sus primeras conquistas: ya son 4760 los trabajadores que pasaron de planta transitoria a permanente. Además, con los 198 nombramientos de esta semana, suman 420 los trabajadores monotributistas y del Plan Nacer que pasaron a planta transitoria. Por Aporta Herramientas.

La lucha contra la precarización nos convoca

Por Aporta Herramientas

Este martes 16, organizada por el Movimiento de Trabajadores Autoconvocados de la Salud, se realizó en el anfiteatro del Hospital Centro de Salud una asamblea de trabajadores precarizados del SiProSa. Allí se informó que una nueva tanda de 198 compañeros monotributistas pasaron a planta.

La lucha de los Trabajadores Autoconvocados de la Salud llevó al primer plano de la discusión política provincial un tema hasta aquí olvidado por largo tiempo: la crítica situación de los trabajadores del SiProSa (Sistema Provincial de Salud). Por sus prácticas democráticas, a través de asambleas de base e interhospitalarias, esta lucha logró durante un año y medio la adhesión de gran parte de la población de la provincia. De esta manera, la situación de los trabajadores de la salud estuvo presente en las discusiones cotidianas de los trabajadores tucumanos, dando impulso a que se originaran nuevos agrupamientos de autoconvocados, por ejemplo entre los trabajadores del citrus.

Para debilitar al Movimiento, el gobierno apeló a una supuesta ilegitimidad del reclamo, al no ser éste encausado a través de las vías legales formales representadas por los gremios reconocidos, en este caso los adictos al gobierno ATSA, Sumar-Ame. El repertorio usado para intentar frenar la protesta fue amplísimo: no faltaron los aprietes, los despidos, las patotas, el uso de «seguridad privada” para atacar a los trabajadores y hasta intervino la policía «copando” los hospitales y reprimiendo las protestas.

A pesar de lo que parecía una inquebrantable voluntad del gobierno de no otorgar lo pedido, se consiguió avanzar en conquistas para los trabajadores. En material salarial, se logró un aumento en la base de cálculo y en el ítem «aporte social”, aunque estos quedaron lejos de alcanzar lo inicialmente reclamado. El aumento salarial, indudablemente, representa un punto pendiente a conquistar en lo inmediato. Hay que tener en cuenta que lo conseguido por aumento nominal, quedó ampliamente superado por la suba de la inflación, manteniendo el salario básico por el piso. Pero hasta aquí, la mayor conquista del Movimiento fue conseguir la desprecarización, es decir lograr para muchos compañeros mejores condiciones de trabajo y de vida.

La precarización se impone

Basta hablar un instante con diferentes compañeros de trabajo del SiProSa, para que podamos hacer una lista con un sinfín de nombres que definen las diferentes situaciones laborales en que nos encontramos: diversas variantes de monotributistas, reemplazantes «casi permanentes”, beneficiarios de Planes Sociales, ad honoren, transitorios, tercerizados… la lista puede seguir con un largo etcétera. Distintos nombres, con el común denominador de referirse a trabajadores precarizados. Es común encontrar dentro del Sistema de Salud que una misma tarea sea realizada por trabajadores con diferentes situaciones de vínculo laboral, recibiendo distintas remuneraciones y beneficios. A diferencia de los trabajadores de planta, la mayoría de los precarizados no tienen vacaciones, licencias por enfermedad, por razones particulares, no perciben beneficios por salario indirecto -jubilación, obra social, etc.

Cotidianamente en los hospitales, se les encomienda a los trabajadores precarizados las tareas más duras y riesgosas para la salud, se los «recarga” en sus horarios de trabajo sin cobro de horas extras y se los somete a ritmos más intensos de trabajo que al resto de sus compañeros. Pero como si trabajar más y peor remunerado no bastase y, solo para nombrar un pequeño ejemplo de las penurias que deben pasar, los trabajadores monotributistas cobran sistemáticamente con atrasos de hasta veinticinco días sus salarios. Cable aclarar, por si algún desprevenido cree que hablamos de montos elevados, que estos oscilan entre los mil y mil quinientos pesos, entre dos y tres veces menos que sus similares de planta.

El fin y el principio de la precarización

La precarización laboral, un fenómeno a escala mundial, cobró fuerza en nuestro país durante la década de gobierno menemista y se profundizó con las leyes de flexibilización de la Alianza. En la actualidad, la situación estructural no ha variado demasiado y los niveles de trabajo precario llegan al 36% del total de la mano de obra ocupada (Astarita). Hasta aquí, el gobierno ha avalado la precarización en el sector privado con la intención de mantener elevadas las ganancias de las empresas. Los salarios bajos son clave a la hora de bajar los costos laborales empresariales, y los salarios de los trabajadores precarizados y tercerizados son de los más devaluados.

Por ejemplo, los contratados del Ferrocarril Roca, en una de cuyas protestas por el pase a planta fue asesinado Mariano Ferreyra, cobran aproximadamente tres veces menos que los trabajadores de planta. Además, la súper explotación de la mano de obra les permite a los empresarios aumentar la productividad con poca inversión, y los precarizados, también en esto, son el sector más sometidos de los trabajadores. En el sector estatal las tercerizaciones resultan un buen negocio para ciertos «personajes” vinculados con el poder político de turno; y la precarización, le permite al gobierno utilizar menos presupuesto en materia salarial, pudiendo así acrecentar la caja disponible para otros fines.

Todo esto es posible porque la gran mayoría de los trabajadores precarizados se encuentran por fuera de una cobertura gremial y de convenio colectivo que los ampare. Hasta aquí no se pudo -salvo en casos puntuales como en el Subte-, organizar una respuesta de conjunto, ya que la fragmentación ha calado hasta las entrañas del movimiento de trabajadores.

Los burócratas sindicales empresarios han fomentado esta situación, ya que por un lado se benefician económicamente con el negocio que significan las tercerizaciones y por otro porque se alinean con un modelo económico en donde el trabajo precario es uno de sus pilares. En definitiva, los precarizados se encuentran, en su mayor parte, aislados del resto de los trabajadores y están sometidos a la amenaza siempre presente de perder sus trabajos ante cualquier intento de resistencia y organización propia. La precarización se ha convertido para el Estado, los empresarios y la burocracia sindical, en un arma fundamental de disciplinamiento de los trabajadores.

Principio y fin de la precarización

Es en este contexto que lo hasta aquí conseguido por el Movimiento de Trabajadores Autoconvocados de la Salud cobra su real dimensión.

Después de años de sucesivos gobiernos que fomentaron la precarización de los trabajadores del Siprosa, y de gremios cómplices que la avalaron, un agrupamiento de trabajadores logra poner freno a esta situación y empezar a revertirla. Con la tercera etapa firmada la semana pasada, ya son 4760 los trabajadores que pasaron de planta transitoria a permanente, compañeros que pudieron conseguir la tan ansiada estabilidad laboral. Además, con los 198 nombramientos de esta semana, suman 420 trabajadores monotributistas y Plan Nacer que pasaron a planta transitoria. Hasta fin de año deberán pasar los 300 trabajadores restantes, aunque el gobierno apele a diferentes «artimañas” para demorarlo. Todas estas conquistas fueron conseguidas a través de la lucha y la movilización constante, y la única garantía de que el gobierno efectivice lo prometido, es estar alerta y presionar para que cumpla.

Todavía faltan muchas batallas para dar en pos de conseguir condiciones dignas de trabajo. En lo inmediato, es tarea central prepararnos para luchar por reales aumentos salariales y para acabar con las tercerizaciones, especialmente en el Servicio de Limpieza. Para esto, es fundamental mantener el espíritu de unidad, luchando por los compañeros que se encuentran en las peores condiciones y por lo tanto más expuestos a perder sus trabajos, como los tercerizados.

Haber conseguido que la mayor parte de los estamentos de trabajadores del Siprosa se nucleen en una misma lucha, en un proceso no exento de contradicciones, intentando dejar de lado individualismos y jerarquías, es un paso muy significativo, el que hay que profundizar. Para poder avanzar en nuevas conquistas, es fundamental reforzar el ejercicio de una real democracia de base, dando lugar a la participación activa del mayor número posible de compañeros, y cada compañero asumiendo la responsabilidad de una participación activa. Creemos que es posible un futuro sin trabajo precario, y que, los trabajadores, estamos capacitados para decir y hacer sobre nuestro futuro.

Aporta Herramientas – Boletín Tucumano de Trabajadores

aportaherramientas@gmail.com



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