01/11/2010

Brasil: Movimientos sociales levantan sus banderas

rousseff.jpgDespués de la victoria de Dilma Rousseff, ¿cuál debe ser la postura del movimiento popular y sindical? Por Brasil de Fato


¿Cuál debe ser la postura del movimiento popular y sindical, y cuáles las banderas centrales en el gobierno de Dilma, recién electa presidente del país? La ofensiva conservadora que marcó las elecciones del 2010, las reivindicaciones de la clase incumplidas durante el gobierno de Lula y la base económica dejada por el actual gobierno son algunos de los puntos de partida para las luchas de los movimientos sociales, de acuerdo con las reflexiones de sus líderes.

Para el integrante de la coordinación nacional del MST, Gilmar Mauro, el resultado electoral no quiere decir sólo una derrota de José Serra (PSDB), pero de los grandes medios como un todo. Mauro advierte que los movimientos sociales tendrán una relación de autonomía con el próximo gobierno, con quién las organizaciones deben confrontar sus reivindicaciones. La reforma agraria, por ejemplo, no fue pautada en la campaña electoral de este año y tiene que volver a la agenda.

Sobre la cuestión agraria, Mauro enfatiza que el debate se da en tres frentes: sobre el uso del suelo y los recursos naturales, que no deben ser transformados en mercancías, sobre el tipo de alimentos que la población está consumiendo, y al servicio de quién serán usadas las tecnologías en el campo.
«Yo creo que la reforma agraria es una de las cosas más modernas del mundo en la actualidad. Pero una reforma agraria tiene que alterar el modelo agrícola, el modelo de producción, el tipo de comida, el tipo de tecnología, y ese debate vamos a tener que hacerlo con la sociedad. Esperamos que el gobierno de Dilma pueda ayudar, en el sentido de favorecer, de crear espacios para que ese debate ocurra y que la sociedad participe de la discusión de una verdadera reforma agraria que altere la estructura agraria en Brasil y el modelo de producción en Brasil. »

La postura del movimiento negro será de apoyo crítico y presión permanente en defensa de políticas públicas. Esta es la posición de Uneafro, de acuerdo con Douglas Belchior, del consejo general de la organización. Para él, Dilma tendrá que revisar las políticas de seguridad pública que victimizan la población negra en todos los estados. La profundización de políticas de acceso a la educación y la presión por el Estatuto de Igualdad Racial son puntos estratégicos en la valoración de la entidad.

«El movimiento negro debe tener una postura de lucha permanente y vamos a ocupar las calles. También vamos a ocupar las universidades en el sentido de presionar para que el gobierno preste servicio al pueblo brasilero y no para los latifundistas, para los racistas, empresarios y banqueros.”

La base económica construida en los ocho años de gobierno de Lula dio lugar a la generación de empleos y estancó la flexibilización del trabajo en el período de Fernando Henrique Cardoso (FHC) es lo que analiza el sindicalista Milton Viário, de la Federación de los Metalúrgicos de Río Grande del Sur y de la Central Única de los Trabajadores (CUT). Él percibe que el momento es de pautar la plataforma unificada de los trabajadores, construida en el 2010 por el movimiento social y sindical. En el campo sindical, mayor democracia y condiciones de trabajo, jornada de 40 horas y el fin del hecho previsional son puntos centrales en ese proyecto.

«Nosotros vamos a tener mejores condiciones para presentar la plataforma de la clase trabajadora, centrada básicamente en el desarrollo económico. Por lo tanto, ampliando la actividad productiva, pero reivindicando fuertemente la generación de empleos de calidad, empleos donde se pueda tener una mejor remuneración, empleos donde se pueda tener de hecho una calificación profesional y que haya especialización del trabajo.”

La diputada federal recién electa por el Partido Socialista Brasilero (PSB) de San Pablo, Luiza Erundina, apunta que el gobierno de Dilma tendrá que enfrentar el desafió de mayor democratización del Estado brasilero. Lo que, de acuerdo con ella, pasa por dos caminos: reforma política y democratización de los medios de comunicación.

«La reforma política que ya tiene cúmulo en el Congreso, tiene un frente parlamentario por la reforma política con participación popular. Ya tiene inclusive un proyecto de ley de iniciativa popular que está en la Comisión de Legislación Participativa y ya responde a cuestiones importantes, estructurales del sistema de comunicación. Tiene, por ejemplo, la reforma tributaria como mecanismo de distribución de renta.”

En la misma línea de la democratización de los medios como bandera central para la lucha de la izquierda, el presidente de la CUT, Artur Henrique, sostiene que la presión de las banderas nacidas a partir del proceso de las Conferencias de Comunicación deben ser pautadas desde enero del 2011.

«Este es un punto de la agenda, el debate en que las organizaciones sociales van a tener que estar muy organizadas, movilizadas, presionando al gobierno. No piense que va a ser fácil. Me acuerdo que la primera Conferencia de Comunicación salio en el ultimo año del gobierno de Lula. Era un gobierno en disputa. Y, por lo tanto, tenemos que continuar debatiendo eso. El próximo gobierno de Dilma Rousseff también será un gobierno de disputa.”

La lucha de las mujeres tiene una dimensión importante para el 2011. Darli Sampaio, de la Casa del Trabajador de Curitiba, cree que el debate ideológico sobre la cuestión del aborto en las elecciones ahora debe tener el efecto contrario. La vez que las organizaciones deben presionar para obtener avances en este tema. De acuerdo con ella, la unión civil de los homosexuales y los desafíos de inserción de la mujer en el mundo de la política también son desafíos en el debate de género.
» Desde el punto de vista de la organización de las mujeres, tiene una pauta que no se agota, porque las cuestiones no están resueltas. Por ejemplo, la discusión sobre la cuestión de género, que encierra polémicas que nosotros vimos en el periodo de campaña, que declara respeto a la cuestión del aborto, y sin embargo, de forma irrespetuosa esa discusión fue frenada en el debate político. El Movimiento de Mujeres entiende que el aborto es una cuestión de salud pública.”

En la evaluación de Luiza Erundina, hay un espacio en el Estado brasilero para la politización del gobierno, incluso el Estado tomando un carácter de clase.

«Es exactamente la forma de gobernar. Es más que los resultados, es la forma de dividir el poder, la relación con la sociedad civil. Hechos que llevan a un cambio de la cultura política en la forma de gobernar, un gobierno democrático, además de popular, en el sentido de priorizar los intereses de la mayoría de la población. También ser un gobierno volcado, desde el primer momento, sobre todas las cuestiones estratégicas, la participación popular organizada y politizada. Lamentablemente no tuvimos eso en el gobierno de Lula.”

Por Brasil de Fato

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