03/07/2010

Asamblea en UTPBA: Imágenes de un sindicato en crisis

utp2-2.jpg Por primera vez en décadas, la Asamblea para constituir la Junta Electoral contó con la presencia de una lista opositora multicolor que pidió elecciones limpias.


Difundimos:

Relato de Pablo Waisberg, periodista

Lo que vi en la UTPBA

Mi abuelo paterno, obrero textil, decía que después de conseguir trabajo había que afiliarse al sindicato. Eso hice poco después de ser efectivizado en la agencia Noticias Argentinas. Allí hacía años que no se elegían delegados. Los noventa habían dejado su marca.

Después del estallido de 2001, fuimos varios los que nos acercamos al sindicato para que nos acompañaran en la conformación de la comisión interna. Tuvimos varias reuniones. Algunas con el secretario general del gremio, Daniel Das Neves, cuya firma tengo estampada en mi carnet.

Al tiempo, superando temores y vaivenes, tuvimos la primera comisión interna. Para la tercera elección me había convertido en delegado y fui reelecto una vez más. En esas jornadas, en las que trabajosamente discutíamos la recomposición salarial y las mejoras en las condiciones laborales, siempre convocamos al sindicato a participar de las asambleas.

Por esos días también le decía a Edgardo, quien nos visitaba en representación del sindicato, que tenía que venir a la redacción con planillas de afiliaciones. Sobraban los dedos de una mano para contar los afiliados en NA. Yo decía, y aún lo sostengo, que era necesario que se afiliaran más no sólo para tener la posibilidad de recambio de delegados, sino también para tener un sindicato más fuerte. Nunca vinieron a afiliar a nadie. Hoy en NA no hay más de cinco afiliados.

El último 7 de junio fui al acto del Día del Periodista en la puerta de Crítica de la Argentina. Hay 190 laburantes que están en huelga desde hace dos meses y se quedan a dormir en la redacción para que no les terminen de vaciar la empresa. Después de los discursos, discutí con varios compañeros porque me parecía que, aunque compartía algunas críticas, se había cuestionado en demasía a la conducción del gremio.

En todos estos años, el sindicato no me convocó para ninguna Asamblea Electoral ni me avisó formalmente de las elecciones. Pero ayer participé de mi primera Asamblea Electoral. Curiosamente no me invitaron desde el sindicato pese a ahora me eligieron delegado en otro medio. Los que sí me invitaron fueron los opositores a la lista Celeste y Blanca. Me llamaron amigos de La Gremial , de El Colectivo, de La Naranja. Todos me contaban como propio. Los únicos que no me contaban como propio eran los dirigentes del sindicato.

Ayer, en el microestadio de Atlanta, vi lo que siempre creí parte de una leyenda negra exagerada por algunos opositores. No digo que no les creyera, pero sentía que se dejaban ganar por sus posiciones, por sus cuestionamientos a la forma de conducción. Trabajosamente logré dejar la redacción a las ocho de la noche para llegar a la poco periodística cita (todo se acelera en cualquier diario después de las siete de la tarde).

Vi como acreditaban a dos mujeres de unos cincuenta años que como todo comprobante de su trabajo en una radio mostraron su cédula de identidad y un volante color celeste gastado que daba cuenta de una FM de La Matanza. También a un hombre cercano a los sesenta años que decía que venía de Lomas de Zamora y que allí trabajaban en «radio y televisión” pero que no pudo decir ni el nombre del programa en el que dijo que trabajaba. Y a un pibe de unos 25 años que decía que era colaborador de una revista pero no tenía ni credencial del medio ni carnet de afiliado. Pero como los otros figuraba en padrones y fue acreditado.

Vi como la entrada al recinto donde funcionaba la Asamblea era franqueda al responder afirmativamente la pregunta ¿Te acreditaste? Ninguno de los dos que me lo preguntaron podían saber si efectivamente lo había hecho o si trabajaba de algo relacionado con el periodismo.

Vi como se propusieron tres listas. Las dos primeras respondían a la Celeste y Blanca y repetían los nombre de algunos de sus integrantes. La tercera reunía a las agrupaciones opositoras.

Vi como el secretario Das Neves, al frente de la Asamblea , hizo votar primero la tercera propuesta, la de la oposición, y vi como contaron velozmente «60 votos”.

Vi como después puso a votación las otras dos listas que, obviamente, ganaron. Y vi como en medio de las quejas hizo votar y contar nuevamente la propuesta de la oposición y ahí la cuenta dio 92. Aún así el oficialismo se quedaba con mayoría y minoría. Tenía unas 500 manos, varias de ellas votaron a las dos listas.

Vi como una chica de campera roja y otra con chaleco animal print, que en el verano de 2005 me vendían los boletos para ir al club de Moreno, silbaron a los compañeros del diario Crítica de la Argentina , que llevan dos meses de paro para intentar que un empresario especializado en el vaciamiento de empresas no los deje en la calle.

Vi como un chico con campera verde y barbita candado, que me recibía los boletos los domingos a la mañana cuando subía al bondi, también silbaba y abucheaba cuando se cantaba por paritarias.

Todo eso que vi me resulto revulsivo. Pero de todo eso, incluyendo la fragilidad de las acreditaciones que vi entregar, lo que me generó una mezcla de bronca y tristeza fue ver a trabajadores que se burlaban de trabajadores en huelga y que se reían de una paritaria sindical. Algo inexplicable. Incomprensible ¿Cómo es posible que trabajadores y varios de sus dirigentes se burlen de un par que está por perder el laburo?

De todo eso, lo que me enfureció fue no escuchar del máximo dirigente de la Celeste y Blanca, el que estampó su firma en mi carnet de afiliado, un sola palabra sobre el único conflicto que hoy cruza a nuestro oficio. Esa falta de palabras tiene coherencia con la actitud tomada cuando recrudeció el conflicto: no mandaron ni una docena de empanadas para bancar la permanencia en la redacción.

Al salir le mandé varios mensajes a Judith. Quería alguna explicación. Le di estas mismas impresiones. Le hice varias preguntas. No tuve respuestas.

Lo que ví, lo que escuché y no escuché, me convencieron de que la leyenda negra se quedaba corta.

Pablo Waisberg

www.laleyylasarmas.com.ar


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Comunicado de La Naranja de Prensa

lanaranjadeprensa.blogspot.com

Una gran movilización del gremio contra el fraude

150 compañeros en la asamblea y 100 en la calle

El martes 29 de junio, en la asamblea de Junta Electoral para las elecciones del gremio, los trabajadores de prensa asistimos a un fraude escandaloso y a una nueva muestra de descomposición de la burocracia de la Utpba.

En un sindicato vaciado de vida gremial y de afiliados por esa fantasmal directiva que vive de nuestros aportes desde hace más de 25 años, las cuatro agrupaciones de la oposición presentamos una lista única acompañada por la presencia de 150 compañeros.

Ante la participación de tantos trabajadores hartos del vaciamiento y las traiciones de la burocracia, la directiva se vio obligada a aumentar su apuesta por el fraude, que esta vez llegó a niveles que le envidiarían los «gordos” de la CGT.

Ya no se trató sólo de acreditar para la asamblea a afiliados truchos, incluidos en un padrón inflado y manipulado hasta el hartazgo. Esto también lo hicieron: a un costado de la puerta repartían carnets a sus «invitados” que nada tenían que ver con el gremio. Pero, además, hicieron ingresar a la Asamblea a centenares de individuos que no exhibían nada que los identificara como trabajadores de prensa, sin pasar por las «mesas de acreditación”, que sólo «controlaron” a los que estaban en el padrón y, en particular, a los que no éramos de la «familia”.

Todo esto fue constatado por el escribano que llevamos con el fin de que labrar un acta con ésta y otras múltiples irregularidades.

TRANSPORTE GRATUITO

También fueron constatados los taxis, colectivos y combis con los que trajeron a los «invitados” y a un grupo de jubilados que miraba atónito las maniobras groseras y las agresiones del oficialismo contra la oposición y aún contra los compañeros de Crítica, que llevan dos meses de lucha por sus puesto de trabajo en medio del abandono total por parte de la burocracia.

Adentro de la Asamblea se vivió otra seguidilla de maniobras fraudulentas y patoteras. Como lo viene haciendo desde años, la burocracia armó dos listas propias para fraguar la existencia de una compulsa y lograr así asegurarse la mayoría y la minoría en la conformación de la Junta Electoral, lo que demuestra de manera clara el fraude que pretenden armar para las elecciones de septiembre.

Pero, pese a haber hecho ingresar a quien quiso, la directiva no estaba segura de poder llevar a cabo la maniobra. Rechazó la votación por urna que propusimos, hizo votar a mano alzada sin discriminar a los votantes, muchos de los cuales lo hicieron por las dos listas que ellos presentaron y, para rematar el fraude, «contaron” las manos alzadas con «asistentes” propios y así, la propuesta de la oposición tuvo 60 votos cuando era evidente y contable, que éramos más de 140. A tal punto fue así que obligados a una segunda votación, subimos a 92. ¡El 50% de diferencia entre conteo y reconteo!!!. Y todavía nos seguían robando 50 votos. Un escándalo.

Y con el mismo mecanismo de mano alzada contaron en tiempo récord 314 y 204 votos para sus dos listas. El fraude era tan grosero -no sólo por el conteo- que un mismo candidato estaba en las dos listas!!!, mostrando claramente que eran la misma cosa.

COMO LOS «GORDOS”

Con silbidos, griteríos y empujones trataron de impedir que pudiéramos hablar y aún de presentar nuestras mociones.

Pero el gremio ya no es el mismo y ellos tampoco. Los 150 compañeros cantamos hasta cansarnos por «las paritarias”, por la unidad de los trabajadores «y al que no le gusta, se jode”, en apoyo a «la lucha de Crítica” y por las demás conquistas olvidadas y entregadas por esta dirección descompuesta a la que sólo le interesa seguir currando, seguir sin laburar y seguir viajando por el mundo a costillas nuestras y de nuestro aportes.

Y que el gremio ya no es el mismo lo muestran los 100 compañeros que, sin poder ingresar a la asamblea, pese a que ellos SI son trabajadores del gremio, se bancaron todo el tiempo de su realización cantando con todas sus fuerzas que «se va a acabar, se va a acabar, la burocracia sindical”.

Todos, los compañeros de adentro y los de afuera son una manifestación más del proceso de movilización antiburocrática que recorre el gremio, una de cuyas expresiones fue el masivo acto del Día del Periodista en la puerta de Crítica, las medidas y fondos de huelga organizados en decenas de medios en solidaridad con esa lucha, el aplauzaso en Clarín, las elecciones de comision interna en Télam, y la tendencia a la autoconvocatoria que se expresa en las nuevas comisiones internas que han surgido en el último período.

YA NO

Y, decíamos que para la burocracia el cuadro tampoco es el mismo: antes lograba movilizar a trabajadores de las empresas del gremio. Hoy, en cambio, recurre a lúmpenes llevados para silbar a delegados y luchadores y para votar lo que les indiquen.

Si bien la Asamblea de Junta Electoral fue una muestra implacable de la descomposición de la dirección del sindicato, se inscribe al mismo tiempo en la tendencia a la organización que recorre al gremio de prensa y de su lucha por desembarzarse de esta directiva podrida. Justamente, la necesidad de la burocracia de realizar esta farsa fue la imposibilidad de seguirse ocultando su debacle y su papel miserable en el conflicto y en el imponente acto de Crítica.

LAS TAREAS QUE SE VIENEN

Los trabajadores de prensa debemos avanzar en nuestra organización, extenderla a todos los lugares donde no la hay, y fortalecerla donde ya se avanzó y dotar al conjunto de los compañeros del gremio de un programa de lucha por sus reivindicaciones, como son el triunfo de Crítica y las paritarias únicas para todo el gremio. Y hay que mantener y fortalecer el cuerpo de delegados, que debe funcionar como una dirección en los hechos hasta que el sindicato vuelva a manos de los trabajadores.

El de martes fue un paso muy importante en este camino.
LISTA NARANJA DE PRENSA

1° de julio de 2010


Comunicado de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires

Masiva Asamblea de la UTPBA : casi mil trabajadores votaron por rotunda mayoría a la nueva Junta Electoral

APLASTANTE TRIUNFO DE LA UTPBA

La UTPBA informó que en una masiva y democrática Asamblea de la que participaron casi 1.000 trabajadores de prensa, resultó electa -por aplastante mayoría- la junta electoral que tendrá a cargo la fiscalización de los comicios.

La misma quedó integrada por Leticia Amato, Nicolás Sabuncuyán, Julio Albornoz, Laura Caniggia, Juliana Romeo, Juan Carlos Chaneton, William Puente, Héctor Quelle, Leda Agostoni, Eduardo Farré, Diego Juárez y Daniel Balsama.

La Asamblea fue presidida por el Secretario General de la UTPBA , Daniel das Neves, quien recordó a los compañeros desaparecidos, agradeció a los presentes y saludó a todos los trabajadores en lucha.

Los secretarios electos para acompañar a Das Neves fueron los periodistas Jorge Búsico y Armando Sepúlveda, votados por unanimidad.

La Asamblea de la que participaron casi mil periodistas- comunicadores sociales, marcó un nuevo hito en la democracia sindical ejercida desde siempre por los trabajadores afiliados a la UTPBA.

La contundente y demoledora victoria de la «Celeste y Blanca” coloca nuevamente a miles de trabajadores de prensa en la responsabilidad de defender al hombre organizado.

La elección se realizo conforme a lo establecido por el artículo 17 de la Ley 23.551 de Asociaciones Sindicales y su decreto reglamentario 467/88 art. 15 y el Estatuto Social (art 129 y concordantes).


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La Utpba no se entrega, porque ya la regalaron

(*)

Relato de Néstor Restivo (**)

«La guerra, que necesita de un estado de exaltación sentimental, exige entusiasmo por la causa propia y odio al enemigo”. Stefan Sweig. «El mundo de ayer”

Con algunos de ellos jugué cuando eran niños y a algunos hasta creo haber tenido en mis brazos. Eran hijos chicos de dirigentes y de empleados de la Utpba, de cuya comisión directiva formé parte en tres períodos entre 1986 y 1995.

Para mi desagradable asombro, esta semana, en la vergonzosa asamblea de Junta Electoral, algunos de ellos, ya crecidos, y aun siendo trabajadores de prensa, parecían má una hinchada y una patota sindical, que también formaban empleados del sindicato que no son trabajadores de prensa, guardias de seguridad del cámping de Moreno, porteros y administrativos que lejos están de ser afiliados en regla, sino empleados dependientes, desde luego con todos los derechos que deberían tener… en Utedyc, por ejemplo.

Ellos, más cientos que bajaron de los micros y combis estacionados a una cuadra, y muchos que eran cualquier cosa menos laburantes de prensa y entraron al microestadio de Atlanta sin registrarse, coparon la asamblea. Desde ya había también, apoyando al oficialismo, numerosos trabajadores de prensa hechos y derechos, colegas con años de trabajo en diarios, radios, editoriales y televisión.

Pero el grueso visible era lo otro, una «barra brava” que insultaba a los que fuimos por democracia sindical, por paritarias, por los compañeros de Crítica y en defensa de su fuente de trabajo. Los que fuimos, ni más ni menos, a que hubiera una Junta Electoral democrática, con mayoría y minoría para dar lugar a todos los sectores del sindicato, sus agrupaciones y los independientes, a un proceso electoral limpio. Sin embargo, la conducción montó un operativo gigantesco, formó dos listas para quedarse con mayoría y minoría y esa aparateada nos trató en la mejor tradición de Genta, Zanola y Vandor. ¿Para qué querrían la mayoría y la minoría en la fiscalización del proceso electoral si hubiera padrones limpios? ¿No es un reconocimiento palmario de que, en cambio, están inflados y son truchos? No creo que ni el compañero William Puente, elegido para la Junta por las dos listas oficialistas, o quien propuso a los veedores, el compañero Alejandro Pairone, tengan respuesta .

Qué pena resultaron los viejos compañeros que se adueñaron del sindicato de todos. Qué feo ver el cartel de cabecera «La Utpba no se entrega”, evidenciando lo que sienten, que es de ellos, que es propiedad privada. Pasó de sindicato a intención de cuasi-partido político, luego a ONG y ahora a pyme, de la que viven los que se quedaron allí hace 26 años. Desde luego pueden formar un partido, una ONG o una Pyme, pero no en nombre y con el dinero de los trabajadores de prensa.

Desde esa hinchada nos insultaban, gritaban como desaforados y apretaban como si fuera un duelo de enemigos. Hace rato que sus adversarios, aun sus enemigos, son los trabajadores de prensa y no las patronales. Enfermos en cuerpo y alma de poder, son muy buenos e impiadosos para la guerra contra compañeros.

No siempre fue así, como plantea la Lista Naranja o algunos independientes. Siempre quiere decir desde 1984, cuando nuestra agrupación, el Frente de Trabajadores de Prensa, y sus aliados, entre ellos la Scalabrini Ortiz peronista y el MNP radical, recuperamos la Asociación de Periodistas de Buenos Aires y, dos años después, en 1986, logramos unirla en la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (la actual -es un decir- Utpba) junto con el Sindicato de Prensa de Buenos Aires, gracias al esfuerzo paralelo que hacían desde allí compañeros como Rodolfo Audi o Luis Gramuglia.

Esa entidad unificada organizó al gremio y lo puso de pié tras la dictadura, tuvo -por decisión de una comisión que integrábamos Juan Carlos Camaño, Néstor Piccone, Ana Villarreal y Matilde Sosa- la primera secretaría de Derechos Humanos de un gremio que miles de votantes me honraron con su dirección durante tres períodos, y en la que siempre abrí las puertas a compañeros de otras corrientes. Los dirigentes recorríamos empresas, organizábamos comisiones internas, convocábamos a plenarios de delegados, asambleas, luchábamos de modo indecible en tomas en defensa de fuentes de trabajo como en la histórica de La Razón, etc. Si en esas instancias agrupaciones de oposición quedaban en minoría, era sencillamente porque eran menos. Pero tenían todas las garantías, pese a que se quejaran. Inclusive en una elección nos ganaron la Junta Electoral y en una conducción de la Utpba tuvieron cinco cargos por minoría. No siempre, ni mucho menos, la Utpba fue el autoritarismo antidemocrático y la tristeza de hoy.

Primero echamos al secretario general Carlos Subiza y a otros dos dirigentes acusados de corrupción. Pero de a poco empezaron a irse valerosos compañeros. Eran nuestros aliados o bien formaban parte de nuestro colectivo, aun en las diferencias: los compañeros de la entonces Agrupación de Base que lideraba Oscar Spinelli y era fuerte en Clarín y La Nación; compañeros históricos como Pablo Llonto o la por siempre recordada Negra Ale, y también cuadros nuestros, cuadros propios, que se hartaron del maltrato, la ceguera de poder y la burocracia tras años de servicio abnegado por los afiliados, desde Elisa Giordano hasta María Rosa Gómez, desde Analía García hasta Ana Cariaga, desde Néstor Piccone y Pocho Rodríguez hasta Silvia Schujer o León Piasek. Hay muchos más, claro. A algunos los ninguneaban o acosaban hasta que se fueran. A otros dirigentes, directamente los echaban. A mí mismo me soportaron pese a mis críticas y varias veces me invitaron amablemente a alejarme, hasta que lo hice en 1995 tras la publicación de un libro que ideamos junto a Analía García como homenaje a la compañera desaparecida Pirí Lugones, libro que boicotearon desde la conducción y por el cual descubrí algunos manejos turbios que se hacían con la imprenta.

No fue ésa, sin embargo, la única razón: la defensa que hacían de compañeros sospechosos de corrupción y de robar a cuatro manos; el abandono de la atención a las grandes empresas, la negación a ingresar a la CTA que en vano reclamábamos algunos, la falta de rotación de dirigentes para no burocratizarse, fueron otras causas del hartazgo. Siempre el fin justificaba los medios.

A Juan Carlos Camaño, Daniel Das Neves, Lidia Fagale y Héctor Sosa, los únicos cuatro (como si lo hubieran planeado) de aquella camada de sindicalistas que hicieron todo eso y se quedaron al frente de la hoy pyme Utpba, con quienes compartí tantos años de hermosa lucha por un gremio distinto a éste, los conocía desde fines de los años 80, cuando aún en dictadura militamos juntos en la Coprepren primero y en el FTP después. A mediados de los 90 me alejé por varias razones, como dije, incluso y lo admito cansancio personal, pero la central fue el desencanto con la política -más aún en los nefastos tiempos menemistas-, por la tristeza de ver cómo ese espacio de la Utpba se descomponía irremediablemente tras un discurso tan combativo como vacío de hechos. Ni siquiera llegué a cumplir mandato. Renuncié cuando no se aceptó mi propuesta de que ocupara la secretaría de Derechos Humanos otro compañero histórico, Oscar González, y me fui llorando.

Quince años después, la reciente asamblea de Junta Electoral fue un escándalo por donde se la mire. Ilegal por el «control” de la entrada, por el tramposo recuento de votos que hizo otro viejo compañero hoy irreconocible en su complicidad, Jorge Búsico; por la falta de respeto a la democracia sindical y al derecho de expresión que tanto alardean, igual que hacen, en la peor y más siniestra caricatura, con los compañeros desaparecidos. Sé del compromiso que los actuales dirigentes tuvieron siempre con ese doloroso tema, pero dudo de que quienes en la Asamblea llevaban las pancartas con sus nombres fueran dignos de tal cosa mientras nos insultaban. También aplaudieron la memoria del compañero Mario Bonino, sin saber que entre los repudiados estábamos dos de los miembros de la comisión que investigó su crimen: el compañero Nelson Marinelli, de la Naranja, y yo, que presidí esa comisión en la que también estuvieron Pablo Llanto, los recordados Enrique Tortosa y Enrique Sdrech, Santo Biasatti y Nancy Pazos.

Fue todo menos una asamblea de trabajadores que, aun con diferentes miradas sobre el gremio, podrían debatir sin insultos ni aprietes cómo mejorarlo, en este caso puntual de la asamblea, haciendo elecciones limpias y con padrones en serio.

Fue una vergüenza aún más terrible, en mi opinión, que aquella asamblea de Memoria y Balance del año 2000 cuando la conducción dio cuenta del abandono y la entrega que hacían a esas mismas horas de una de las grandes luchas de entonces, aun con sus problemas y errores, la del diario Clarín, a cuyos trabajadores no dejaron hablar y a cuyos traidores defendieron. Lo mismo que ahora hacen con Crítica y en todos estos años hicieron con tantos otros conflictos.

Seguirán en la pyme Utpba gracias a la cuota de muchos afiliados y el aporte a la Obra Social. Y los líderes, visitando escenarios diversos del ancho mundo imaginándose revolucionarios, y admirando menos las indudables conquistas sociales en algunos de esos países que las tendencias autoritarias y despiadadas con la crítica interna, lo que mejor imitan. Se convirtieron en algo lamentable, triste pese a las serpentinas y papelitos de colores que arrojaban en la Asamblea el amigo «Crotoxina”, los ingenuos jubilados y los patoteros, claro. Entre tanto destruyeron el tejido gremial y su obra social, los cuales algún día habrán de recuperarse.

(*) De un abogado laboralista que asistió a la asamblea

(**) Periodista. Ex dirigente de la Utpba y ex delegado de Clarín


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