03/03/2010

La AGTSyP sigue haciendo historia

subte_tapa.jpg Ya pasaron 3 meses del acuerdo que se suscribió entre el Ministerio de Trabajo y representantes de la Asociación de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP). Partiendo de la pregunta «¿El acuerdo suscripto con el Ministerio de Trabajo, resulta beneficioso ó perjudicial para los trabajadores del subte?», Alejandro Belkin, del TEL (Taller de Estudios Laborales) realiza un balance del conflicto del subte.


26/02/2010

Importante avance en la lucha por el reconocimiento estatal al Sindicato del Subte

El pasado 26 de noviembre de 2009 se suscribió un acuerdo entre el Ministerio de Trabajo y representantes de la Asociación de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP). También prestó conformidad la empresa Metrovías y tomó conocimiento del mismo la Secretaría de Transporte (art. Quinto). El acta expresa claramente que «los comparecientes firman el acta, a referéndum de sus mandantes» (art. Sexto). En otras palabras, el compromiso asumido por los representantes sindicales, para tener validez, tenía que ser aprobado por los trabajadores y las trabajadoras del subte.

Como ya es tradición entre los empleados de Metrovías, todas las decisiones importantes que adoptan los delegados son consultadas y debatidas por el conjunto de compañeros y compañeras. Son las bases las que terminan decidiendo. Este es uno de los rasgos distintivos de la nueva organización gremial. En decenas de asambleas por sector, los trabajadores del subte brindaron su apoyo masivo al acuerdo que consiguieron sus representantes. De esta forma, las bases decidieron respaldar de manera categórica el acta convenida con el Ministerio de Trabajo.

Como sucede en estos casos, cuando se adoptan decisiones importantes, hubo debates y posiciones encontradas. Sectores minoritarios sostenían que debía rechazarse el acta, posición que fue desestimada por la inmensa mayoría de los compañeros y las compañeras. ¿El acuerdo suscripto con el Ministerio de Trabajo, resulta beneficioso ó perjudicial para los trabajadores del subte? En las siguientes líneas intentaremos responder a esta pregunta.

Sr. Ministro: cumpla con la ley

Siempre que se realiza un balance, luego de concluida una batalla, es imprescindible que tengamos en claro cuáles eran los objetivos que se intentaban conseguir, de lo contrario, no tenemos puntos de referencia sobre los cuáles sustentar nuestro análisis. En este caso puntual, los trabajadores y trabajadoras del subte buscaban que el gobierno otorgue la simple inscripción a la AGTSyP, de acuerdo a lo establecido por la Ley 23.551 de Asociaciones Sindicales.

Hace más de un año, la mayoría de los trabajadores y las trabajadoras del subte y premetro, decidieron organizar su propio sindicato. Se realizó un plebiscito donde se consultaba a todos los compañeros y compañeras si estaban a favor de constituir un sindicato propio. El 99% votó afirmativamente. Se eligieron nuevos delegados. También se conformaron las secretarías. El sindicato se encuentra funcionando a pleno.

Además, siguieron todos y cada uno de los pasos legales que establecen las leyes actuales para que el Estado los reconozca. Sin embargo, el Ministerio de Trabajo se encuentra en falta, se han vencido todos los plazos estipulados por la normativa vigente para otorgar la simple inscripción y todavía no tienen respuesta. Por esa razón, los trabajadores y las trabajadoras del subte salieron a reclamar que se cumpla con la ley. El objetivo era claro, le pedían al ministro de trabajo que «ponga la firma». Si el gobierno hubiera concedido la personería jurídica, esta lucha puntal de los compañeros y las compañeras del subte habría concluido.

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La lucha por el nuevo sindicato

El 2 de septiembre de 2008, los trabajadores del subte presentaron ante el Ministerio de Trabajo el pedido de inscripción gremial. Según la Ley de Asociaciones Sindicales, el trámite no puede demorarse más de 90 días. Sin embargo, transcurrido más de un año y medio, el Estado mantiene su negativa a otorgar la personería jurídica, violando toda la normativa vigente.

A pesar de las trabas legales, los trabajadores y trabajadoras del subte siguieron adelante con su lucha. Organizaron un plebiscito para que sean los propios compañeros y compañeras quienes decidan si están de acuerdo en constituir un nuevo sindicato, diferente al de la UTA. La consulta se realizó entre 5 y el 12 de febrero de 2009. La concurrencia a las urnas fue masiva. El 99% expresó su decisión favorable a la formación del nuevo sindicato.

El primer día, mientras se desarrollaba pacíficamente el plebiscito, una patota de la UTA irrumpió en el lugar de votación y atacó ferozmente a los compañeros y compañeras. En señal de repudio, los trabajadores y trabajadoras -obligados por la situación- paralizaron todas las líneas y el premetro.

Luego de la contundente demostración de apoyo al sindicato del subte, que significó el plebiscito, los compañeros y compañeras del subte organizaron los comicios para elegir delegados por sector. Desde el 21 hasta el 31 de abril de 2009 se llevó adelante el acto eleccionario. De esa forma, se eligieron 87 delegados y delegadas.

El 27 de mayo de 2009, la CTA realizó un paro nacional con la consigna «para que la crisis no la paguemos los trabajadores». Acompañando esa medida, los trabajadores y trabajadoras del subte paralizan el servicio desde las 12 hasta las 14 hs. La AGTSyP convoca a la huelga bajo la consigna: «El reconocimiento (inscripción) gremial es un derecho constitucional. Contra la dictadura sindical».

El miércoles 5 de agosto de 2009, el sindicato del subte realiza una marcha al Ministerio de Trabajo. Una multitud de trabajadores marchan con la consigna «Por nuestro salario, por nuestro sindicato». Una delegación de la AGTSyP, compuesta por el Secretario General y un delegado por línea, fueron recibidos por funcionarios del ministerio. Allí plantearon la necesidad de que se resuelva favorablemente el reconocimiento legal del nuevo sindicato.

Ante la falta de respuestas de las autoridades nacionales, los compañeros y compañeras del subte decidieron liberar los molinetes el 9 de septiembre de 2009, entre las 8 y las 10 hs. Al día siguiente paralizaron las actividades desde las 12 hasta las 14 hs. Como no obtuvieron ninguna respuesta a sus demandas, nuevamente, el 15 de septiembre vuelven a liberar los molinetes, durante dos horas, entre las 8 y las 10 de la mañana. Obligados por la falta de soluciones a sus demandas, al día siguiente, realizaron un paro en todas las líneas y el premetro, esta vez por 3 horas, entre las 14 y las 17 hs.

A pesar de las medidas de fuerza efectuadas, el gobierno continuó desoyendo los pedidos de reconocimiento legal al sindicato del subte. Por esa razón, la AGTSyP decide convocar a una nueva huelga para el 7 de octubre, también por 3 horas, entre las 6 y las 9 de la mañana. Se abre un compás de espera. El Ministerio de Trabajo prosiguió sin ofrecer ninguna solución a las demandas. Esta situación empujó a los trabajadores del subte a volver a realizar medidas de acción directa. El 29 de octubre el conflicto se endurece, la paralización del servicio comienza a las 19 hs y se extiende hasta el final del día. El enfrentamiento continúa agudizándose.

El sindicato del subte paraliza el servicio desde las 11 de la mañana del 5 de noviembre hasta las 5 de la mañana del día siguiente. Finalmente, el 11 de noviembre, la AGTSyP realiza un paro por 24 horas. Recién en ese momento, el gobierno siente el golpe, y obligado por las circunstancias, abre una mesa de negociación.

Antes de continuar, quisiéramos rescatar algunas enseñanzas sobre la forma que el sindicato del subte encaró la lucha. No fueron directamente al enfrentamiento abierto y total contra el gobierno. Al contrario, primero se iniciaron y continuaron todos los trámites legales correspondientes. Luego, esperaron pacientemente que se cumplan los plazos establecidos por la ley. Mientras, para fortalecer el reclamo, se llevó a cabo el plebiscito. Esa acción tenía varios objetivos. El más evidente consistía en conferirle mayor legitimidad -aún- al reclamo por el reconocimiento estatal. También servía para robustecer el frente interno, para que los propios trabajadores y trabajadoras sepan claramente que la mayoría acuerda con la formación de un nuevo sindicato. Además, permitía que la opinión pública y los usuarios conozcan el apoyo masivo con que cuenta la AGTSyP. Buscar el respaldo del resto de la sociedad es muy importante en toda lucha.

Desafiando la negativa oficial a concederles la personería jurídica, continuaron construyendo el sindicato, realizando elecciones para delegados. El siguiente paso fue la marcha al Ministerio de Trabajo. Recién en ese momento, agotadas todas las instancias legales y habiendo preparado pacientemente el consenso necesario (tanto hacia adentro como hacia afuera), decidieron realizar medidas de fuerza.

Comenzaron de a poco. Primero levantaron los molinetes (medida simpática para los usuarios) y realizaron un paro de dos horas, en un horario poco frecuentado por el público. Ante la falta de respuesta a sus reclamos, fueron progresivamente incrementando las medidas de acción directa, hasta llegar al paro por 24 horas.

En síntesis, los compañeros y compañeras de la AGTSyP saben que los paros no se decretan, se construyen. Por esa razón, fueron preparando el terreno. Buscaron fortalecer el frente interno y trataron de generarse un consenso favorable en la sociedad. No fueron directamente al choque, al contrario, escalonaron las medidas de acción directa. De esa forma, además de presionar al Ministerio, mostraban hacia adentro y hacia afuera que su voluntad no era parar, sino que se veían obligados a recurrir a esas formas de lucha, debido a la intransigencia del gobierno.

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A su vez, llegado el momento, cuando hubo que pegar, pegaron y duro, llegando a paralizar el servicio, en todas las líneas y el premetro, un día entero. El conjunto de estas medidas, que mirados de conjunto y retrospectivamente, pueden considerarse un plan de lucha, obligó al gobierno a retroceder, tuvo que sentarse a negociar.

Los caminos de la vida»¦

Aunque el Ministerio de Trabajo se negó a concederles la simple inscripción gremial, a cambio ofreció otorgarles el reconocimiento de hecho del sindicato. Para lo cual, se les extiende, a todos los delegados del subte, la tutela establecida en el art. 52 de la Ley Nº 23.551, garantizándoles también las condiciones de trabajo, y el ejercicio de las funciones que prevén los arts. 43 y 44 de la Ley de Asociaciones Sindicales (art. Primero).

El art. 43 indica que los delegados tienen derecho a «presentar ante los empleadores o sus representantes las reclamaciones de los trabajadores en cuyo nombre actúen». Es decir, los delegados quedan facultados para representar de manera colectiva a los trabajadores del subte. El art. 44 sentencia que se concederá «a cada uno de los delegados del personal, para el ejercicio de sus funciones, un crédito de horas mensuales».

El acuerdo también estipula que se garantiza la fuente de trabajo de los delegados, no pudiendo la empresa despedirlos, ni suspenderlos, ni modificar sus condiciones de trabajo actual (art. Segundo). Todos los beneficios comprendidos en el acta se corresponden con aquellos que posee una asociación sindical con personería gremial y tienen vigencia por un año.

Como contrapartida, el Ministerio de Trabajo exige a la AGTSyP que no realicen medidas de fuerza por problemas intra e intersindicales, por el plazo de un año (art. Cuarto). Esta cláusula no impide al sindicato del subte realizar medidas de acción directa por otros motivos, por ej, por razones salariales ó por condiciones de trabajo. Además, en el acta se aclara expresamente que el acuerdo no inhibe ni obstaculiza la continuidad de los trámites administrativos donde se solicitara la inscripción gremial de la AGTSyP (art. Quinto). En otras palabras, los trabajadores no abandonan el objetivo que se habían propuesto, conseguir la personería jurídica.

En definitiva, los compañeros agrupados en la AGTSyP exigían que se les otorgue la personería jurídica, como marca la ley, sin embargo, obtuvieron a cambio la personería gremial «de hecho» por el plazo de un año.
Sin dudas, es un avance formidable en la lucha por el reconocimiento estatal de la AGTSyP. Aquí queda claro que las leyes no siempre están para cumplirse. Según la Ley de Asociaciones Sindicales, una asociación gremial debe primero obtener la personería jurídica y luego la gremial. Aquí la normativa vigente ha saltado por los aires. Se le otorgó a la AGTSyP, en los hechos, directamente la personería gremial. Los tiempos legales no siempre acompañan los ritmos de la lucha de clases. Estamos en presencia de un hecho histórico. Los trabajadores y las trabajadoras del subte obligaron al Ministerio de Trabajo a quebrar la ley, otorgando al sindicato del subte facultades que son propias de una organización con personería gremial.

El arte de la diplomacia

En las luchas sindicales, son raros los casos donde los trabajadores obtienen una victoria por nocaut. Si el triunfo es aplastante no hay ninguna negociación posterior, el bando vencedor impone, sin atenuantes, sus condiciones a los vencidos. El ámbito de la negociación surge cuando ninguna de las fuerzas puede imponerse categóricamente sobre su adversario. En esos casos, luego de finalizada una batalla, se abre la posibilidad de acordar las condiciones del «armisticio». Entendemos aquí por armisticio la suspensión de hostilidades pactada entre fuerzas beligerantes. En la lucha de clases, los armisticios siempre tienen carácter transitorio, momentáneo, pasajero.

En el caso que estamos analizando, ni el gobierno, ni los trabajadores ganaron la batalla por nocaut. Ninguno tuvo las fuerzas suficientes como para aplastar a su adversario. Entonces, se iniciaron las negociaciones para alcanzar un acuerdo. Cualquier proceso de negociación implica necesariamente transigir. Según la Real Academia Española, transigir significa: «consentir en parte con lo que no se cree justo, razonable o verdadero, a fin de acabar con una diferencia».

En este caso no sería para «acabar con una diferencia», sino para arribar a un acuerdo. En otras palabras, como no se pudo imponer nuestra voluntad al enemigo, debemos necesariamente aceptar posiciones que no son enteramente las nuestras. Quien piense en luchar y acumular fuerzas tiene que estar dispuesto a negociar, acordar, transigir. Toda lucha tiene siempre un costado diplomático. Ningún dirigente obrero serio y responsable, por más combativo que sea, puede desconocer este aspecto fundamental de los conflictos sindicales.

Los trabajadores del subte pretendían que se les otorgue la simple inscripción, el Ministerio de Trabajo no estaba dispuesto a permitirlo. Sin embargo, tuvo que retroceder. En la misma medida, los trabajadores del subte lograron avanzar. Pero, como ninguna de las partes pudo imponerse completamente sobre la otra, se tuvo que llegar a un arreglo, que no expresa plenamente las posiciones ni de uno, ni de otro bando. Los trabajadores del subte consiguieron avanzar en el reconocimiento de su asociación gremial y el Ministerio cedió pero no otorgó la simple inscripción. Ninguna de las partes salió victoriosa en un ciento por ciento. La solución definitiva del conflicto se postergó para más adelante. Sin embargo, se alcanzó un acuerdo beneficioso para los trabajadores, que mejora la relación de fuerzas a favor de la AGTSyP. El acta establece un punto de partida superior para continuar la lucha por la simple inscripción.

Las medidas de fuerzas abrieron las puertas del Ministerio, se accedió a una mesa de negociación. A partir de ese instante, se inició el período de la diplomacia. El momento de la negociación es una etapa sumamente importante. Quizás tan importante como los momentos de la acción directa. Los contrincantes buscan acordar los términos del armisticio. El bando vencedor intentará que se hagan efectivas, que se transformen en conquistas concretas, las victorias obtenidas en el campo de batalla. Por su parte, el bando derrotado, hará todo lo posible para minimizar sus pérdidas. Sería un error ceder en la mesa de negociación lo que se consiguió en el terreno de la acción directa. Que las posiciones conquistadas sean reconocidas por el adversario y se plasmen en medidas efectivas es tan importante como la lucha abierta contra el enemigo.

Adiós al descuento compulsivo

Además de los beneficios ya mencionado, obtenidos por la AGTSyP, se agrega un nuevo elemento que también tiene características históricas.

La Ley de Asociaciones Sindicales establece lo que se conoce como «descuento por planilla» . Es decir, la patronal retiene un porcentaje del sueldo de cada trabajador y es girado al sindicato correspondiente. En este caso, se ha logrado fracturar la legalidad. Metrovías descontaba el 1% del salario a cada compañero del subte, para que se lo embolse la UTA. Sin embargo, la AGTSyP ha conseguido que se les devuelva a cada trabajador y trabajadora ese dinero. Hasta donde sabemos, es un hecho histórico, que quiebra décadas de sometimiento, se ha logrado romper con la tradición del descuento compulsivo.

Dime quién te critica»¦

Inmediatamente, luego de conocerse el acuerdo, la UTA aseguró que «impugnará el acta que firmó Trabajo con los metrodelegados» (Crítica, 28/11/2009). Según su secretario general, Roberto Fernández, «los términos del entendimiento [«¦] a su criterio fueron «arbitrarios e improcedentes»».

Pero lo que intranquiliza a la UTA no es sólo el acta firmada entre la AGTSyP y el Ministerio de Trabajo, es algo mucho más profundo. Porque los trabajadores y las trabajadoras del subte están fundando algo mucho más importante que un nuevo sindicato, están construyendo un nuevo sindicalismo. Los niveles de organización y conciencia que están generando los compañeros y las compañeras del subte son el motivo principal de preocupación de toda la burocracia sindical. El reconocimiento legal puede tardar un poco más o un poco menos en conseguirse, la conquista más importante es la construcción sindical que están generando, en la práctica, los trabajadores y las trabajadoras de Metrovías.

Detengámonos por un momento en este punto. Las actividades que realiza el sindicato del subte muestran a las claras que se trata de una forma distinta de entender la actividad sindical, muy diferente a la que sostienen las direcciones burocráticas. Algunas de sus manifestaciones son bien conocidas. La amplia democracia obrera que practican es uno de sus rasgos distintivos. También sabemos de su gran combatividad. Pero además, la AGTSyP despliega una amplia, variada y multiforme actividad cultural. Los trabajadores y las trabajadoras del subte editan diversas publicaciones.

Son varios los libros que llevan publicados desde su propia editorial («Desde el subte»). La Secretaria de Cultura edita la revista «Acoplando», escrita íntegramente por los propios empleados y empleadas del subte. El año pasado realizaron un festival de bandas de música, integradas por miembros del sindicato. Cuentan con un programa de radio, «dos horas menos».

Realizaron las «Jornadas Subterráneas», en la Universidad de Buenos Aires, un encuentro para debatir acerca del «pasado, presente y futuro del movimiento obrero». También han desarrollado su propia página web (www.metroldegados.com.ar). Estas son apenas algunas de las actividades que despliega el sindicato del subte. Es decir, una de sus preocupaciones principales consiste en el desarrollo cultural y la formación política de los trabajadores y las trabajadoras del gremio.

Para que pueda practicarse plenamente, la democracia sindical necesita de ciertas condiciones materiales. Entre ellas se encuentra, precisamente, el desarrollo cultural y la formación política de quienes la practican. En ese sentido, la AGTSyP realiza importantes esfuerzos para que la democracia obrera sea una realidad y no una simple formalidad.

A ver, a ver, ¿quién dirige la batuta?

Retomemos el hilo principal de nuestra argumentación. La firma del acta abrió las puertas del Ministerio a la AGTSyP. Ahora, son los metrodelegados quienes negocian directamente con el Ministerio de Trabajo y la patronal, y no la UTA. Desde entonces, se están reuniendo semanalmente para tratar de ampliar las conquistas ya obtenidas. Están llevando adelante tratativas para mejorar el sistema de ingreso y promociones, la incorporación de un franco adicional y la viabilidad de una caja compensatoria.

Sin dudas, es un paso muy importante, porque han conseguido, en los hechos, que el Estado reconozca a la AGTSyP como la única organización gremial habilitada para negociar en nombre de los trabajadores y las trabajadoras del subte. Como ejemplo de esta nueva situación, mencionemos el acta que firmaron recientemente, el pasado 8 de febrero, los representantes del sindicato del subte con el Ministerio de Trabajo, donde acordaron (sin la participación de la UTA) un pago adicional para los meses de febrero y marzo.

La lucha continúa

La inmensa mayoría de los trabajadores del subterráneo entendieron que la lucha que tienen por delante será muy difícil y prolongada, porque afecta intereses muy poderosos. Conquistar la personería jurídica no será nada sencillo, aquellos que planteen las cosas de manera facilista, encubriendo los durísimos obstáculos que todavía quedan por delante, desarman a las fuerzas obreras y conducen a la derrota. Sin embargo, a pesar de conocer las enormes dificultades que deberán enfrentar, los compañeros y las compañeras del subte no han cejado un milímetro en su reclamo por el reconocimiento de su organización gremial.

También aprendieron, luego de tantas batallas, que en la lucha de clases se deben combinar hábilmente los mecanismos de presión directa (como las huelgas) y los entendimientos pasajeros con el enemigo (acuerdos negociados). Saber cuándo recurrir a un aspecto de la lucha (medidas de acción directa) y cuando al otro (mecanismos diplomáticos), es un arte, en el cual los principales dirigentes de la AGTSyP están dando muestras de una destreza admirable.

El reconocimiento de hecho de la AGTSyP contribuye a fortalecer la lucha por la simple inscripción. Ahora, los más de 80 delegados, y la comisión directiva del sindicato, se encuentran protegidos por la tutela gremial. No pueden ser despedidos, ni afectadas sus condiciones de trabajo, como forma de represalia por su actividad gremial. Antes de la firma del acuerdo, la mayoría de los representantes sindicales se encontraban desamparados, a merced de las persecuciones patronales. El acta abre un panorama completamente diferente, potencia las fuerzas del sindicato.

Obliga a los jefes de cada sector a reconocer a los delegados como legítimos representantes de sus compañeros. La lucha no ha terminado, todavía faltan nuevas y duras batallas, los beneficios obtenidos ayudarán a extender y a fortalecer la construcción de la nueva organización gremial. Servirán para preparar el terreno para las batallas venideras.

Alejandro Belkin



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