03/09/2009

«¡Quédense con nuestros días no trabajados, jamás podrán quedarse con nuestra dignidad!»

tapa-159.jpg«Así simplificó en la movilización del pasado miércoles 26 de agosto el orador por el Hospital de Leales, Sergio Amaya, la voz de los miles de trabajadores que formamos el movimiento de autoconvocados de la salud, los verdaderos protagonistas de uno de los conflictos sindicales más importante de los últimos años en Tucumán. Mientras desde el Gobierno -con el apoyo de los medios masivos de comunicación- se denuncia «la ilegalidad» de las medidas de fuerza, la legitimidad del reclamo es la principal característica del movimiento de protesta, que cuenta con una participación masiva, asamblearia y democrática». Por Aportaherramientas, desde Tucumán


Un mes a plena lucha»¦

El agravamiento del conflicto entre los trabajadores de la Salud y el Gobierno llevó a iniciar el octavo mes del año con medidas de fuerza. Agosto pasó y las asambleas, los abrazos a edificios, los paros y las movilizaciones con fuerte participación, se multiplicaron por todos los hospitales públicos y Centros de Asistencia Primaria de Salud de toda la provincia.

Septiembre, a pesar de oler a solución, anuncia ser más agitado. La tensión entre las partes protagonistas de este conflicto, se hace cada vez más evidente. Los trabajadores autoconvocados de la salud, avanzamos «acordonando» a un Gobierno que no encuentra una salida sin tener que «aflojar» en su intransigente postura. A pesar del endurecimiento en las declaraciones y las crecientes amenazas que recibimos, que cuentan con el apoyo incondicional de los medios masivos de comunicación y de la complicidad de las burocracias sindicales de AME (Asociación de Médicos Empleados), SUMAR (Sindicato Único de Médicos Argentinos) y ATSA (Asociación de Trabajadores de la Sanidad), el gobierno no ha logrado torcernos el brazo, debido -en parte- a que hemos sabido acumular solidaridad de distintos sectores populares.

Tirando para no aflojar»¦y aflojando para que no se corte»¦

El gobierno fue cambiando el tono del «diálogo» según avanzaba nuestra organización bajo la consigna «Luchemos por nuestros derechos». En esta confluyen reivindicaciones salariales y por mejoras de las condiciones laborales, tanto de trabajadores activos -permanentes, transitorios y temporarios- como de los pasivos -jubilados y pensionados- de la sanidad. Alperovich advirtió con lo que parece su slogan preferido: «Todo el mundo tiene derecho a protestar pero el que no trabaja, no cobra». Mientras tanto, intentaba marcar la cancha explicando que: «A los médicos les dimos un aumento importante», en referencia al irrisorio acuerdo alcanzado por la dirigencia traidora de ATSA/AME -con Ramirez y Allori a la cabeza -que se tradujeron en sumas de apenas dos dígitos más $150 pesos en negro. Suma que en los hechos desapareció de un cospelazo (aprobado por el Consejo Deliberante el 20 Agosto, llevando el valor del pasaje de colectivo a $1.70).

Como una muestra más que evidente de los acuerdos entre el gobierno y la burocracia para forzarnos a la desmovilización, y así a la miseria y pobreza, desde AME, Allori avalaba el planteo del gobierno: «Es impensado creer que todos los meses vamos a conseguir aumentos»(El siglo: 16/07/09).

Luego se intentó echar la culpa a la lucha:»Lamentablemente se está perjudicando a gente humilde porque cuando se deja de atender un hospital, no es que se deja de atender a gente que tiene plata; sino que se deja de atender a gente que no tiene absolutamente nada»(Alperovich, El Siglo_11/08/09). Desde la Cartera de Salud, el Ministro Pablo Yedlin intentó diluir el reclamo, planteando que este podría resolverse incorporando a planta permanente a unos 3000 trabajadores transitorios -menos de la mitad- a partir de Enero de 2010. Del aumento salarial, no dijo nada.

Pero no habiendo podido con todo esto desmovilizarnos, las presiones y amenazas a los autoconvocados no se hicieron esperar. La principal excusa utilizada fue la supuesta «ilegalidad» de la protesta.

Así, el ministro de Gobierno Edmundo Jiménez, negándose a recibirnos, hizo el primer disparo: «Los autoconvocados no pueden hablar de sueldos porque no son un gremio. Esta descartado cualquier aumento porque ya hubo tratos con todos los gremios, ya está todo firmado» (LV12: 11/08/09). Lo siguió el gobernador con un contradictorio: «yo soy el primero que quiere darles un aumento. Es más, les acabamos de dar uno hace menos de 60 días. Hoy, no tenemos dinero. Que no tiren más de la cuerda, porque se puede romper». (La Gaceta: 13/08/09). Y sin sonrojarse Reneé Ramírez, el burócrata titular de ATSA agregó: «Es lamentable la actitud asumida por los Autoconvocados», y explicó: «El aumento fue otorgado oportunamente luego de una negociación con el gremio de ATSA, que es el único legalmente constituido mediante elecciones» (El siglo26/08/09)

Yedlin advirtió que: «El paro es ilegal y vamos a accionar con las medidas que la ley habilita para estos casos, como el descuento del día no trabajado y el inicio de sumarios por abandono de trabajo». Como para rematarla, el Ministro de Trabajo Roberto Jiménez declaró la ilegalidad del paro dispuesto por los Trabajadores Autoconvocados y dijo: «Esta acción que están llevando a cabo los está conduciendo a un camino sin salida porque no tienen representación legal»(LV7: 14/08/09); a lo que agregó: «ellos no tienen ninguna posibilidad de convocar a un paro porque legalmente no están posibilitados a una decisión de tamaña magnitud», señalando la facultad que el Estado tiene de tomar resoluciones para el caso, desde el descuento de haberes hasta suspensión y despidos. «Como autoridades de aplicación nos vemos imposibilitados de mediar legalmente en esta situación puesto que ellos no tienen la debida representación, no son una organización sindical que tengan personería, entonces, consecuentemente no podemos actuar dentro de la ley, así que por eso le rechazamos la presentación», sentencio el ministro. Y concluyó con un extraño mensaje a los huelguistas: «Puede haber una solución si al reclamo se lo canaliza a través de algunos de los gremios». Con estos discursos el gobierno deja entrever que si los representantes de los autoconvocados respondieran a los intereses del patrón -en este caso el gobierno-, se podría «arreglar» el tema.

Apoyos que suman, otros no tanto

Todo esto, lejos de desmovilizar la lucha, hizo que esta fuera tomando mas fuerza y que contase con un importante apoyo social. Confluyeron con nuestros reclamos las protestas de los jubilados y de los desocupados. Se acercaron solidariamente agrupaciones estudiantiles, sociales y políticas. Incluso ya se reconoce durante las manifestaciones una columna de «Pacientes Autoconvocados». Ese apoyo y solidaridad es central ya que todos estos sectores populares comprenden la situación que vivimos y reconocen que una victoria en nuestra lucha es una victoria de todo el pueblo trabajador.

También es cierto que el sector conocido como «el campo» se «plegó» a nuestro reclamo aprovechando la volada por el carácter «opositor» que fue tomando la movilización. Es necesario remarcar que a diferencia de los otros sectores que se solidarizan, los patrones rurales (sean del tamaño que sean), que explotan y oprimen a los trabajadores y no representan a ningún sector popular. A ellos no les importa que mejoremos nuestra calidad de vida, con mejoras salariales, en salud y educación. Sólo les preocupa que no se afecten sus ganancias. No cuestionan la injusticia social en tanto viven de ella, por lo tanto su cuestionamiento al poder es sólo oportunista, porque en realidad son parte de ese mismo poder.

Avanzar en organización antiburocrática

El último argumento para no negociar una mejora salarial es la «emergencia económica» que «repentinamente» sufre la provincia. «La crisis es muy grave. Hemos firmado el Programa de Financiamiento Ordenado por $36 millones y la Nación no nos mandó el dinero. La situación es gravísima. No es que no quiera hacer una contraoferta, uno no puede fabricar dinero», planteó el gobernador Alperovich (Primera Fuente: 27/08/09).

A pesar de todas las maniobras para desorganizarnos, hemos estado a la altura de la disputa. No hemos cedido a las presiones y apostando a la unidad nos hicimos fuertes. En un primer momento nos movió la impotencia ante la miseria contrapuesta a la soberbia del gobierno. Luego fue la bronca, que se evidenció con crudeza en la firmeza de nuestros reclamos cuando dos compañeras murieron por prestar servicio a la salud pública y habían sido abandonadas por el Ministerio. El ataque conjunto del gobierno, medios masivos de comunicación -Canal 10 a la cabeza- y burocracia sindical, nos obligó a fortalecer nuestra unidad y organización, acercándose a la lucha a miles de compañeros que perdieron el temor a las amenazas de despidos y descuentos.

En este camino estamos construyendo una experiencia de lucha antiburocrática, de verdadera democracia sindical. La estamos forjando con la lucha de resistencia antipatronal y antigubernamental, ya que de otro modo sólo estaríamos reivindicando una democracia sólo formal. Dejar en evidencia que los trabajadores podemos luchar por nuestros derechos, que los representantes que elegimos pueden y deben disciplinarse a los mandatos de las bases trabajadoras, es una experiencia práctica de que es posible una representación gremial que responda a nuestros intereses de clase y no a los intereses patronales y del gobierno.

Pero para que toda esta experiencia de lucha y organización sea realmente acumulada a favor de los trabajadores, es necesario avanzar en formas concretas de organización sindical, democrática y combativa, que nos sirvan para protegernos de la ofensiva del gobierno cuando quiera salir a «cortar cabezas», y para evitar que la burocracia recupere terreno haciéndonos volver a la pasividad.

La legitimidad que de hecho impusimos hará que el gobierno tarde o temprano tenga que reconocernos. Aunque sigan utilizando el argumento de lo «ilegal» de nuestra forma de organización y de nuestros representantes, no tienen más remedio que discutir con las direcciones reales y reconocidas por las bases.

En la lucha aprendimos que las direcciones sindicales burocráticas no pueden defender nuestros intereses y que el derecho de libre agremiación no se reclama al Estado, sino que se lo lleva directamente a la práctica.

Como hicimos nosotros, reivindicándolo en los hechos, imponiendo organismos sindicales independientes de la burocracia sindical, elegidos y apoyados por las bases. De esta manera y no de otra, luchan los trabajadores: a partir de su legitimidad de clase.

Por Aportaherramientas

Boletín tucumano de trabajadores

CONTACTOS: 0381-154099939

0381-156262067

aportaherramientas@gmail.com


Foto de tapa: Belén Nieva- CONTRAPUNTO



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