21/06/2009

Grassi libre: a propósito de la impunidad de los abusadores

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«Creemos en la justicia social,el rechazo social, el escrache, el repudio y seguir trabajando para que no haya mas Grassi. Por una sociedad sin jerarquías, sin intocables basada en los derechos. De anticuerpos generados por la información , visibilización de la violencia, la libertad, el respeto, el apoyo mutuo. Que nuestras voces, que las de los niños abusados sean oídos. Que la defensa y la vigencia de los derechos estén por encima del honrar y venerar al gran padre», dicen Mirta y Raquel, de Liberatorias.


Así como Grassi descalifica a los menores que han denunciado sus abusos, empecemos entonces descalificando su titulo eclesiástico de «Padre», es momento ya de que simplemente se lo llame Grassi, más bien, porque hay que bajarlo del privilegio, dado que el privilegio minimiza el crimen, la violación de los derechos de los menores, agravado por el hecho de que estaban a su cuidado.

En cuanto a las personas y grupos que lo defienden, son fieles exponentes del terrorismo sexual fundado en un orden de privilegio y poder, propio de la cultura patriarcal en que el padre, el patrón, el macho se apropia del cuerpo del niños, niñas, adolescentes, mujeres, y ésta es legitimización de su rango, de su status de amo, la naturalización de lo criminal, y la negación del otro y otra como sujetos d derechos, que solo existen como subordinad@s, abusad@s, o explotad@s. El sufrimiento de las personas excluidas no existe. Siendo lo criminal, lo abusivo el fundamento de la cultura patriarcal. Cuando estas violaciones se ven expuestas, denunciadas, responden con violencia física como el pegarle a una fotógrafa, cuando se esperaba la sentencia, o cuando se disparó a la puerta donde estaba un testigo protegido del juicio. El golpe, el impacto aparecen, aunadas con la denigración, descalificación de las víctimas, las mentiras.

Cuando un juez en un reportaje radial responde que lo único que le importa es que Grassi no salga del país, afirma que puede entrar al hogar con la persona que elija es claro qué orden se defiende, lo legal como formalidad de una justicia en la cual el sufrimiento de las víctimas, su protección, sus derechos son excluidos.
Está en nosotras y nosotros preguntarnos en qué sociedad queremos vivir, saber que la justicia es una construcción cotidiana y social. Si elegimos pasivamente ser espectadores de entrevistas, de programas televisivos a y con abusadores o si empezamos a ser protagonistas en la lucha contra la impunidad, en que nada ni nadie esté por encima de los derechos de las personas.

No queremos que los abusadores, agresores sexuales caminen libremente por la calle, que puedan reincidir y que con su presencias sigan impidiéndoles a las victimas elaborar lo traumático, excluyendo su dolor y sufrimiento, silenciándola.

Defienden a Grassi, lo amparan por veneración al gran padre, por impiedad frente al sufrimiento causado y especialmente porque en cada defensor del orden patriarcal hay un beneficiado por el privilegio, un admirador o un cómplice, y hay Grassis porque saben que pueden hacer cualquier cosa y que van a tener un sequito que los proteja y aclame.

Es posible una sociedad sin terrorismo sexual. ¡Que no quede ninguna violencia impune!

Escrito en la Plaza de Morón por Mirta y Raquel, de Liberatorias, en la Plaza de Morón el domingo 14 de junio de 2009

Imágenes del día de la sentencia a Julio Grassi

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Agradecemos las fotos de GaBy, para ANRed



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