«¡Vivas, libres y desendeudadas nos queremos!»
Foto: Fernando Almeira
«El ajuste es violencia patriarcal» se leia en una pancarta, en la Jornada Nacional de Lucha que realizaron ayer por la mañana los movimientos sociales. En este contexto, cuando hablamos de endeudamiento no alcanza con conocer de qué manera el estado contrae deuda con organismos internacionales, sino la forma particular que estas decisiones impactan cuando aterrizan sobre las economías domésticas, populares y asalariadas, pero sobre todo, sobre los cuerpos. El endudamiento cotidiano que sufrimos las mujeres lesbianas trans y travestis se vincula directamente con las violencias machistas, puesto que como afirman Verónica Gago y Luci Cavallero las diferencias sexuales, de género, raza y de locación, la deuda no las homogeniza, sino que las explota. Por ANRed
La potencia de la frase «el ajuste es violencia patriarcal» se sustenta en la argumentación que el movimiento feminista ha dejado en claro: la violencia machista y económica van instrínsecamente unidas disciplinando nuestros cuerpos, y son la clave del capitalismo patriarcal.
En un contexto de crisis económica y endeudamiento público, una mirada feminista de la deuda nos brinda herramientas para poder traspasar las abstracciones de las fiananzas, y entender de que manera estas decisiones impactan sobre nuestras economías domésticas, populares y asalariadas a través del endeudamiento masivo.
Verónica Gago y Luci Cavallero, nos proponen en su libro Una lectura Feminista de la deuda, sacar la deuda del closet para quitarle su poder de funcionar como un «asunto privado». Esta mirada nos permite entender el modo difirencial en el que la deuda funciona para mujeres lesbianas trans y travestis.
El lenguaje económico, se presenta complejo. Las finanzas se jactan de ser abstractas, de cotizaciones misteriosas y funcionar según lógicas intelegibles. Como explican las autoras, se quieren presentar como una verdadera caja negra donde se decide de manera matemática, algorítmica, que vale y que deja de valer. Sin embargo a partir de la observación del funcionamiento de las economías domésticas y populares (la mayoría no asalariada) y asalariadas, una mirada feminista de la deuda, desafía tal abstracción.
La deuda es un mecanismo de generación de dependencia, afirman Gago y Cavallero. Un mecanimos de dependencia con los agrotóxicos para las productoras de la tierra, por ejemplo. La deuda es lo que se contrae con el aborto clandestino, cuando las pastillas de misoprostol aumentan su valor según aumenta el valor del dolar. La deuda es lo que le permite a las economías ilegales capturar mano de obra a cualquier precio. La deuda es lo que suple infraestructuras básicas de la vida: servicios de salud que no se tienen, insumos que no se tienen, la compra de una moto para hacer deliverys. La deuda es el recurso que aparece ante la emergencia del despojo de otras redes de apoyo. La deuda nos ata a relaciones familiares violentas, parejas violentas. Aunque en otras oportunidades la deuda no actúa como mecanismo de fijación sino que permite el movimiento, como por ejemplo las personas que se endeudan para migrar. La deuda fija a las chicas trans y travestis a ejercer la prostitución como única forma de solventar la vida.
Una mirada con perspectiva de género nos ayuda a entener como la deuda extrae valor de nuestras economías domésticas, no asalariadas, consideradas históricamente no productivas, permite captar los mecanismos financieros como verdaderos mecanismos de colonización de la reproducción de la vida, manifiestan las autoras.