14/06/2009

Los 14 homicidios del 14 de Junio

1-186.jpg El 14 de Junio de 2004 en Río Turbio, provincia de Santa Cruz, 14 mineros perdieron la vida en el socavón debido a graves fallas de seguridad.
«Por esto mismo, la seguridad laboral no puede quedar nunca sólo en manos de las ART, ni de la Patronal ni de las Instituciones del Estado (como la SRT). Como lo venimos planteando, la clase trabajadora debe tomar en sus propias manos el control de la situación de seguridad laboral y el debate y elaboración de nuestras propias perspectivas de clase en este terreno.»
Por Raúl Wanzo y Marcos Britos para Rompiendo Cadenas Nº6


En la noche del 14 de junio de 2004 en Río Turbio, al sur del sur, a escasos metros de la frontera con Chile, se produjo una tragedia que podría haberse evitado, si la patronal hubiera priorizado la seguridad industrial en la mina.

Los hechos

Miles de toneladas de carbón son transportadas hacia el exterior por una cinta mecánica. El 14 de Junio de 2004, un rodillo se trabó pero la cinta siguió andando. El roce encendió el carbón. El humo tóxico y espeso inundó las galerías. El chofer del transporte que evacuaba a los mineros chocó la pared de la gran galería de ingreso y egreso a escasos cuatrocientos metros de la zona sin humo. A pié y semi asfixiados algunos tomaron la dirección contraria. Otros pidieron que los dejen porque ya eran una carga. Tanteando la pared de la galería un grupo se dirigió hacia las voces de dos compañeros que se habían adentrado hacia el fondo de la mina para ayudarlos. Cuando la pared de humo los detuvo apelaron a sus gritos de estímulo como brújula. Los que alcanzaron a llegar caían convulsionando y vomitando. Las consecuencias para su salud psíquica y física son diversas, complejas y aún en estudio. Los cuerpos de catorce mineros pudieron ser recuperados varios días después. En el punto donde la tosca detuvo el rodillo la temperatura sobrepasó los 3000º C.

Un análisis de las responsabilidades inmediatas

Al hablar de Estado nos referimos al conjunto de instituciones que permiten el funcionamiento del sistema económico, social, político y cultural en el que vivimos: el capitalismo. Incluimos aquí las instituciones de gobierno, las Fuerzas de Seguridad y la Iglesia. Por Régimen entendemos la relación entre los «poderes» Legislativo, Judicial y Ejecutivo. El Gobierno son los organismos cotidianos de dirección política.

En 1994, el Gobierno de Menem había entregado en concesión privada a YCF. El agraciado fue el empresario Sergio Taselli. quien iba a estar bajo control de las instituciones del Régimen y el Gobierno a través de una Comisión Fiscalizadora. Pero el objetivo de Taselli era cobrar subsidios para invertirlos en otras empresas, aprovechar el «régimen de compra minero» para comprar mas barato al servicio de sus otras empresas y en un cierto tiempo vender hasta el último bulón.

Una de las medidas de «reorganización y reestructuración» fue reducir funciones. Una de esas tareas era ser «botonero»: ante una situación dudosa, había que apretar un botó rojo y detener la cinta hasta verificar que estuviera todo en orden. Y un día dejaron de existir los «botoneros» y nadie se preocupó demasiado porque nunca pasaba nada y se estaba todo el tiempo solo, lejos del frente de producción, en un precario refugio de la galería.

Cuando el humo comenzó a inundar las galerías, no sólo faltaba el «botonero». Todo el sistema de prevención y alerta falló. Los Jefes de Seguridad y del Turno perdieron un tiempo precioso, en averiguaciones burocráticas temiendo el enojo de los superiores hasta que tomaron la decisión de evacuar. Y encima no dieron indicaciones claras mientras el humo se estaba extendiendo por una galería paralela e interconectada con la galería de ingreso y egreso. Si hubieran indicado la evacuación en dirección contraria nadie hubiera resultado muerto. ¡Pero nunca se había realizado un simulacro de evacuación y además la mina no tenía sensores de humo!. Ni siquiera hubo alguien con la conciencia suficiente como para desobedecer la orden de «esperar hasta averiguar que pasa» ¡cuando más arriba había olor a humo!. La línea de mando intermedia, formada en la sumisión, «el arreglo» y carente de capacitación fue un último eslabón de una cadena que no funcionó.

Las responsabilidades mediatas y políticas

El Estado Nacional avaló las decisiones del burgués Taselli: ninguna institución del Estado, ni del Régimen, revisaron su gestión pese a evidencias de vaciamiento. La Iglesia Católica también dejó correr: Taselli cedió al obispado enormes terrenos y construcciones en «comodato». Ni el Régimen y Gobierno Nacional (Alianza), o Provincial (Kirchner) plantearon cuestionamientos ¡y el actual Secretario de Energía de la Nacion al, Sergio Cámeron, era el representante del Gobierno de Kirchner en la Comisión Fiscalizadora!

La única institución en la que se peleó contra estas medidas fue una institución no Estatal y de la clase obrera: el sindicato, a pesar de que las agachadas de una dirección sindical en línea con los gobiernos de turno también aportó lo suyo para el avance de la inseguridad. Recién cuando ATE-Río Turbio, en 1999, se recuperó para una lista clasista la consigna ¡Fuera Taselli! inundó el pueblo y la mina y la organización puso como centro de sus objetivos hacer caer la concesión iniciando una larga lucha por la concientización de los trabajadores y de la población.

Como resultado de esta lucha, el Primer Congreso de los Trabajadores del Carbón reunió a 1000 personas entre mineros y pobladores. Entre otras cosas, resolvió presentar demanda penal contra Taselli por el vaciamiento y se inició la etapa final de esa lucha. El año 2002 cayó la concesión.

Por lo tanto, el Estado Nacional, las Instituciones del Régimen y los Gobiernos SON RESPONSABLES de la tragedia de Río Turbio por acción o por omisión de sus deberes y como mínima sus funcionarios debería caberles la tipificación penal del «dolo eventual» porque sabían que podía ocurrir una tragedia y no hicieron nada para evitarla. También son responsables de que hasta el presente la Justicia no impute a los responsables políticos y a Taselli. Lo que sí hicieron fue destinar una enorme cantidad de dinero para sobrevivientes y familiares de los muertos buscando comprar su silencio e inacción. Hasta hoy, sólo hay imputados dos responsables directos. Tal como explicamos en la primera nota de esta sección, debería modificarse el Código Penal para que los casos de muertes en los lugares de trabajo sean considerados homicidios, e invirtiendo la carga de la prueba, los funcionarios y empresarios deben ser considerados culpables salvo que demuestren lo contrario.

La muerte de los catorce compañeros es, también, un triste y brutal ejemplo de que el Estado es Burgués porque todas sus instituciones están al servicio de facilitar la acumulación del capital en manos de los capitalistas privados. Aún bajo el Régimen más democrático, el Estado, el Régimen y el Gobierno están al servicio del encubrimiento y la impunidad (o de la represión) cuando se trata de defender a «los de arriba» y sus ganancias.

Por esto mismo, la seguridad laboral no puede quedar nunca sólo en manos de las ART, ni de la Patronal ni de las Instituciones del Estado (como la SRT). Como lo venimos planteando, la clase trabajadora debe tomar en sus propias manos el control de la situación de seguridad laboral y el debate y elaboración de nuestras propias perspectivas de clase en este terreno.

Raúl Wanzo (Lista Negra de los mineros del carbón Río Turbio) y Marcos Britos (Agrupación Semilla Ramírez de Trabajadores de la UBA)



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