06/06/2009

Producción pública de medicamentos y vacunas

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«Existe una capacidad instalada en la Argentina que permitiría establecer un Sistema de Producción Pública de Medicamentos y Vacunas, capaz de abastecer al sistema de Salud. Sólo falta la decisión política.» Por Inés Iglesias. Publicado en Rompiendo Cadenas Nº6.


Entre finales de 2001 y principios de 2002, con el crecimiento de la participación popular en los distintos ámbitos y el permanente cuestionamiento del orden establecido, surge el tema del acceso a los medicamentos como uno de los principales reclamos.

La respuesta del Gobierno de Duhalde es la Ley de prescripción por nombre genérico y la implementación del Plan Remediar, que lleva medicamentos a las Salas de Atención Primaria.

Esto no responde verdaderamente al reclamo popular, pese a que aporta a paliar las grandes necesidades del momento, en que el índice de pobreza superaba el 50% y el de indigencia el 25%, según datos oficiales.

En primer lugar, porque lo que gobierna ambas medidas no es el interés de la población, sino el de la industria privada, pero ahora nacional, a la cuál le compra el Plan Remediar la totalidad de los Medicamentos (con un alto grado de participación en las ventas de la Empresa del entonces Ministro Ginés González García). A esto se suma el hecho de que el Plan se financia con créditos del BID (Banco Interamericano de Desarrollo), que pasan a acrecentar la deuda externa, y que le dan a ese organismo poder sobre las decisiones del Estado.

En segundo término porque existe la capacidad instalada en el Estado para generar su propia producción, y esto queda en evidencia a medida que productores y universidades comienzan a agruparse y a discutir otro modelo de Salud.

Comienza a articularse la RELAP

A partir de 2003, desde la iniciativa de la Cátedra Libre de Salud y Derechos Humanos de la UBA, la Secretaría de Extensión Universitaria de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP y la Unidad de Producción de Medicamentos de la misma Facultad, comienzan a realizarse una serie de Encuentros por la Producción Pública de Medicamentos que avanzan en la organización de los productores públicos y en la generación de propuestas concretas.

Este proceso de confluencia de productores de plantas dependientes de provincias y municipios, y de laboratorios universitarios cristaliza a fines de 2007 en la constitución de RELAP (Red de Laboratorios Públicos de Medicamentos para Producción, Investigación, Desarrollo y Servicios).

Esta Red tiene un esquema de representación en todo el país y está formada por 8 universidades nacionales y 23 laboratorios productores de escala Industrial y hospitalaria situados en las provincias de San Luis, Buenos Aires, Córdoba, Formosa, La Pampa, Río Negro, Santa Fe, Misiones, Tucumán, Mendoza, Corrientes y Chaco.

En 2008, a partir de convenios entre el Ministerio de Salud y dos integrantes de RELAP (LIF de Santa Fé y LAFORMED de Formosa) se da un primer paso en abastecer desde la Producción Pública al sistema de Salud, que no sólo garantiza una mayor calidad en los medicamentos, sino que le ha representado un ahorro de hasta un 40% al Estado, según cifras oficiales. Sin embargo, esto se hace desde la estructura del Remediar que, pese a los discursos oficiales y a la creación del Programa Nacional de Producción Pública de Medicamentos y Vacunas dependiente de la Ministra Ocaña, continúa en funciones en la actualidad.

Políticas soberanas en el área medicamentos

Es necesario avanzar en un plan estratégico de producción pública de medicamentos, vacunas y productos médicos, que garantice las inversiones necesarias en las plantas y laboratorios, que genere puestos de trabajo permanentes en esas dependencias, y que sea capaz de abastecer, desde un programa centralizado, al conjunto del sistema de salud pública con medicamentos de calidad, y acordes a las necesidades de cada región. Pero fundamentalmente es importante asumir la necesidad de políticas soberanas en el área de medicamentos, para que nuestro País sea capaz de establecer sus propios criterios y necesidades para los tratamientos y, sobre todo, de regular los costos, sin estar atado a los intereses de la industria farmacéutica (una de las más poderosas a nivel mundial, junto a las vinculadas al petróleo y las armas).

Los productores, que han defendido sus plantas y laboratorios de los permanentes intentos de cierre o reconversión; las universidades, que comienzan a cuestionarse su rol social; los trabajadores de la Salud que luchan por mantener salas y hospitales en funcionamiento; todos podemos ver en estos primeros pasos un camino que debemos recorrer para avanzar en políticas soberanas en el área de la Salud.



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