08/07/2019

Netflix eliminará las escenas de fumadores: la guerra continúa.

La organización antitabaco Truth Initiative consiguió en 2007 uno de sus grandes hitos al lograr que la Motion Picture Association of America incluyera las escenas de gente fumando como otro elemento a la hora de calificar las películas en EE.UU. De este modo, al sexo, la violencia y el vocabulario de «malas palabras» se les unió el consumo de tabaco, pero estas restricciones no se extendían a plataformas de streaming como Netflix, Hulu o Amazon, que tenían un margen más amplio a la hora de manufacturar sus contenidos. Hasta ahora. Por ANRed.


Truth Initiative descubrió que en el último año Netflix había triplicado la representación del tabaco en sus películas y series originales. En total, la organización detectó 1.209 representaciones, siendo 866 las contempladas en su contenido original. Una revelación que ha provocado que, paralelamente al estreno de la nueva temporada de Stranger Things (una de las series donde más se fuma), la plataforma de streaming haya decidido tomar medidas.

Según recoge Entertainment Weekly, Netflix se ha comprometido a que, a partir de ahora, ya no haya más escenas con gente fumando en sus películas y series. “Netflix apoya fuertemente la expresión artística, pero también somos conscientes de que fumar es dañino y que retratarlo en pantalla puede influir de forma negativa en los jóvenes”, ha dicho la compañía a través de un comunicado. “A partir de ahora, todos nuestros proyectos con calificaciones por debajo de los 14 años o menos en el caso de las series, o PG-13 o menos en el de las películas, estarán libres de tabaco”.

Organizaciones como Truth Initiative llevan tiempo alertando del riesgo que conlleva normalizar el consumo de tabaco a través de su aparición en el audiovisual, debido a cómo el público juvenil puede ser más proclive a empezar a fumar gracias a ella. Truth Initiative, en concreto, ha revelado que series tan exitosas como Orange is the New BlackMadres forzosas y la mencionada Stranger Things son aquellas donde más se fuma, sin haberse querido meter en el berenjenal, probablemente, de contar la media de cigarrillos que se consumen en un capítulo de Mad Men.

“En nuestros proyectos de altas audiencias no habrá ni cigarros ni cigarrillos electrónicos”, proseguía el comunicado de Netflix, “a no ser que sea esencial para la visión del artista o importante para el personaje o el rigor histórico o cultural. Además, empezando por este año, será incluida información sobre la existencia de escenas con gente fumando en la descripción de cada contenido, para que nuestros suscriptores estén informados a la hora de tomar decisiones sobre qué ver a continuación”.

La relación del cine con el tabaco siempre ha sido bastante intensa. Ya en las décadas de los treinta, cuarenta y cincuenta, las grandes productoras como Paramount y Warner firmaron una serie de acuerdos con las compañías tabacaleras para que actores como Clark Gable, Spencer Tracy, Joan Crawford, John Wayne o Humphrey Bogart fumaran en sus películas. Con ello no sólo se buscaba ofrecer una imagen glamourosa del hecho de fumar, sino que se intentaba, en una estrategia publicitaria tan simple como efectiva, que los espectadores se sintieran próximos a sus estrellas favoritas a través del tabaco. La estrategia de las empresas productoras de tabaco llego hasta tales extremos que estrellas como Carole Lombard, Barbara Stanwyck, Myrna Loy, Clark Gable o Gary Cooper llegaron a recibir hasta 10.000 dólares por fumar en las películas. Para aquellos lectores curiosos, recordamos que John Wayne y Humphrey Bogart murieron de sendos cánceres de pulmón ocasionados por su adicción a los cigarrillos.

Pero esta práctica no se limitó únicamente a los años del Hollywood dorado. Se calcula que entre 1979 y 1983, Brown & Williamson Tobacco, el tercer fabricante de cigarrillos de Estados Unidos, invirtió cerca de 840.000 euros para que sus marcas aparecen en veintidós películas. Sin escatimar recursos, la marca pagó con dinero y otros objetos a estrellas como Clint Eastwood, (Impacto súbitoSudden impact, 1983), Sean Connery (Nunca digas nunca jamásNever say never again, 1983), Paul Newman (Harry e hijoHarry and son, 1984) y Sylvester Stallone, que salió fumando en cinco películas, entre ellas uno de sus mayores éxitos, Rambo (1985).

A pesar de ello, a partir de la década de los ochenta, la sociedad empieza a ser consciente de los peligros del tabaco y se comienza a reducir su aparición en las grandes productoras. Sin ir más lejos, en 1990, las tabaqueras se comprometieron a dejar de utilizar la publicidad encubierta de tabaco en las películas. La bajada en las ventas motivó que, a partir de mediados de los noventa, el índice de actores que fumaban fuera en aumento. Durante aquella época no era extraño ver con un cigarrillo en las películas a grandes estrellas como Bruce Willis, Johnny Deep, Brad Pittt o Tom Cruise.

Pero ¿Será que por cada nueva forma de consumir películas se tendrá que prohibir a las industria tabaqueras realizar publicidad encubierta?… por eso este hecho da cuenta del comienzo de una nueva batalla.



0 comentarios

1000/1000
Los comentarios publicados y las posibles consecuencias derivadas son de exclusiva responsabilidad de sus autores. Está prohibido la publicación de comentarios discriminatorios, difamatorios, calumniosos, injuriosos o amenazantes. Está prohibida la publicación de datos personales o de contacto propios o de terceros, con o sin autorización. Está prohibida la utilización de los comentarios con fines de promoción comercial o la realización de cualquier acto lucrativo a través de los mismos. Sin perjuicio de lo indicado ANRed se reserva el derecho a publicar o remover los comentarios más allá de lo establecido por estas condiciones sin que se pueda considerar un aval de lo publicado o un acto de censura. Enviar un comentario implica la aceptación de estas condiciones.
Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Ir arriba