14/05/2009

No a la criminalización de la niñez

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La discusión sobre la baja de edad de imputabilidad se hace presente en la agenda de los medios masivos de comunicación toda vez que se suscita «otro hecho de inseguridad con menores implicados». Todos los días desde esos medios la balanza se inclina en favor del reclamo de castigo y mano dura. Los abogados del grupo La Ciega explican que «en el contexto de pobreza estructural intencionada, se encuentran los pibes en situación de calle y el Estado responde con la criminalización de la niñez». En el artículo Niñ@s (NO) Pistoler@s que aquí publicamos ellos analizan cómo el Estado estructura el encierro y la represión a niños y niñas. Por La Ciega. Especial para ANRed

Niñ@s (NO) Pistoler@s

En América latina, los niños y adolescentes suman casi la mitad de la población total. La mitad de esa mitad vive en la miseria. Sobrevivientes: en América latina mueren cien niños, cada hora, por hambre o enfermedad curable, pero hay cada vez más niños pobres en las calles y en los campos de esta región que fabrica pobres y prohíbe la pobreza. Niños son, en su mayoría, los pobres; y pobres son, en su mayoría, los niños. Y entre todos los rehenes del sistema, ellos son los que peor la pasan. La sociedad los exprime, los vigila, los castiga, a veces los mata: casi nunca los escucha, jamás los comprende. (Eduardo Galeano, Patas Arriba. La Escuela del mundo al revés.)

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Cuando nos propusimos hacer esta nota, en medio de un bombardeo mediático que se hace eco y reproduce el enérgico reclamo de seguridad y castigo de los sectores más reaccionarios, y se escuchan posiciones que proponen el encierro de los niñ@s y consecuentemente para ello bajar la edad de imputabilidad, se nos vinieron a la mente un par de preguntas: ¿Cómo llegamos -como sociedad- a la problemática de los pibes en situación de calle? ¿Acaso cabe la posibilidad de pensar que los chicos nacen malos?

Compartiendo la misma línea del autor uruguayo, creemos que la problemática de los pibes en situación de calle, no es coyuntural, sino que es un efecto del Sistema Capitalista, algo estructural y propio del mismo. La condición esencial de existencia del Capitalismo es la producción, apropiación y acumulación de Capital que sólo puede obtenerse mediante la explotación de los trabajadores, generadores del plusvalor. Una masa importante de los mismos son desechados temporariamente formando un verdadero «ejército de reserva»; los llamados desocupados estructurales que permiten aumentar el poder de los capitalistas a la hora de establecer las pautas de trabajo con cualquier trabajador. Es por esto que los sectores pobres de nuestra sociedad no pueden obtener los medios mínimos para garantizar su subsistencia, no son marginados ni excluidos, sino que el sistema tiene bien pensado cuál es y debe ser su lugar dentro de la sociedad, y ese no es otro que el de ser oprimidos dentro del mismo, haciendo posible el desarrollo del Capitalismo.

En este contexto de pobreza estructural intencionada, se encuentran los pibes en situación de calle con todas sus problemáticas. (Los pibes de hoy, son hijos del neoliberalismo).
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Este Estado viene respondiendo de dos maneras: ambas parten de lo que entendemos, en sentido amplio como criminalización de la niñez. Por un lado, desde una concepción paternalista, institucionalizando a los chicos, es decir encerrándolos bajo una lógica disciplinaria con el pretexto de normalizar sus conductas «antisociales» o «desviadas» del deber ser social. Pero este método sólo no alcanza, el tiempo apremia, los chicos pobres son cada vez más y su invisivilización requiere inmediatez. Convivir cotidianamente con su realidad pone en evidencia la perversidad del sistema.

La institución policial (la otra respuesta) reprime, sin siquiera desarrollar un discurso que intente de alguna manera legitimar su atropello (1) actúa sin explicar ni esperar. Esta es la forma más extendida de dar respuesta por parte del Estado y la que vemos a diario en las plazas, en los barrios, etc.

Sin desconocer la complejidad de las relaciones entre opresores y oprimidos, ni negar la importancia de la lucha en las conquistas sociales, el Estado necesita engañar para mantener cierta credibilidad en un sistema intrínsecamente inequitativo.
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En este contexto se dictaron leyes a nivel nacional (Ley Nº26.061) y a nivel provincial (Ley Nº13.298 y Ley Nº13.634), que desde su discurso remueven la lógica del entendimiento del menor como objeto, introducen el concepto de los niños, niñas y adolescentes como verdaderos sujetos de derechos y garantías y asumen obligaciones en función de esta idea. (Recordemos que con anterioridad a la existencia de estas leyes, ya había pactos y tratados internacionales con jerarquía constitucional que instalaban este nuevo paradigma). No hay que esforzarse demasiado para notar que la voluntad de cumplir con ellas es inexistente.

Con lo cuál tenemos un Estado que no solamente incumple obligaciones formalmente asumidas (como garante de los derechos reconocidos constitucionalmente a los niñ@s por el solo hecho de serlo) sino que a su vez descarga toda su violencia física legalizada sobre los cuerpos de est@s chic@s.

Ahora bien, la cuestión no tiene implicancias sólo en el ámbito provincial o municipal como intentan hacerlo aparecer ciertos sectores.
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El gobierno de los Kirchner, lejos de importarle los derechos de est@s niñ@s y garantizar su efectivo cumplimiento, sigue implementando políticas neoliberales -pago de la deuda externa y de los 6.700 millones de dólares al Club de París-, que profundizan la pobreza estructural, agudizando de esa manera la situación de explotación de los sectores mas vulnerables. Y como si fuera poco continúa con el diseño y la ejecución de políticas represivas frente a los chicos ¿O cómo debemos interpretar las continúas interpelaciones al poder judicial para que se haga cargo del problema, por parte del Ministro de Justicia y del ex presidente? El reclamo de judicialización no se condice con el espíritu de las leyes citadas (que no hacen más que expresar el contenido de pactos que obligan al Estado Nacional, como la Convención de los Derechos del Niño, arts. 40.3 y 40.4).

Por eso decimos que el gobierno tiene pensado un lugar para los chic@s, hoy son oprimid@s, mañana -si es que ya no lo son- además serán explotad@s o permitirán mayor explotación de personas de su misma clase mientras esperan su turno.

La Ciega

Nota:

(1) La institución no desarrolla discursos legitimantes propios; recurre a discursos producidos por otras disciplinas (medicina, sociología, antropología, psicología, etc). Ej: La figura «entrega menor» de creación policial carece de toda explicación que intente legitimar su accionar.


Contacto:

La Ciega

la_ciega@yahoo.com.ar


Agradecemos las fotos a Proyecto Fotográfico Colectivo

Foto de tapa: Marcelo Pisarro



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