18/06/2019

Un comedor comunitario necesita ayuda con urgencia

En la zona sur del conurbano bonaerense, Rincón de Luz alimenta todos los días a 160 niñas y niños, pero la crisis económica llevó el esfuerzo de quienes lo sostienen a niveles extremos. “Si no abrimos, no comen”, explican con angustia. Se necesitan alimentos, y nuevas voluntarias y voluntarios. Por Movimiento Etiopía para ANRed


En 2013, mientras se recuperaba de su segunda operación de cáncer de mama, Elizabeth comenzó a alimentar a algunas niñas y niños de la localidad de Carlos Spegazzini. Lo hizo sin saber que, seis años después, el patio de su casa se convertiría en lo que hoy es uno de los comedores comunitarios más grandes del partido de Ezeiza: Rincón de Luz.

Siete mujeres se encargan de cocinar, y dar contención y cariño a alrededor de 160 chicas y chicos que asisten a almorzar y merendar a diario. Rincón de Luz es completamente autogestivo y se mantiene gracias a la solidaridad de vecinas y vecinos.

“Si hubiera sabido que iba a tener tanta responsabilidad, no habría comenzado. Nunca fue mi idea: se armó por la necesidad y el hambre que había en el barrio”, recuerda Elizabeth luego de otra jornada angustiante, porque las donaciones y el dinero que pone de su bolsillo a veces no alcanzan para aliviar tanto hambre.

Durante los primeros meses, Elizabeth cocinaba una olla popular, con ayuda de algunas vecinas, haciendo fuego a leña a la intemperie, ya que el barrio no cuenta con gas natural y su pensión no alcanzaba para comprar alimentos y garrafas. Debido al aumento repentino de personas que iban en búsqueda de comida, las voluntarias crearon una página de Facebook para contar lo que sucedía y pedir ayuda. Gracias a donaciones y el esfuerzo de decenas de colaboradores es que, seis años después, tienen un salón comedor, mesas, bancos y una cocina.

La crisis económica golpea por todas partes, pero principalmente a los merenderos y comedores comunitarios. Rincón de Luz es un ejemplo de la desesperante situación que estos espacios de lucha sufren a diario. En los últimos cuatro meses, aumentó de 100 a 160 la cantidad de niñas y niños que asisten. Por eso se vieron obligadas a extremar las formas de conseguir insumos para cocinar la mayor cantidad de comida posible.

“Si nosotras no abrimos, ellos no comen. Ya no es una opción”, asume Elizabeth. El comedor, ubicado en O’Higgins 442, Carlos Spegazzini, funciona de lunes a viernes de 11 a 13 y de 16 a 18. Los sábados, de 9 a 12, sirven desayuno y realizan actividades recreativas.

Necesitan principalmente donaciones de alimentos y personas que quieran colaborar no solo con la cocina, sino también en la contención y acompañamiento de las niñas y niños. “Estamos atravesando una crisis agobiante. Las personas que piensan que acercarse con un paquete de arroz o fideos es poco, tienen que saber que para nosotras es mucho. Con uno de esos, agregándole algunas verduras, podemos hacer que ocho chicos coman y tengan algo calentito en sus panzas una vez al día –explica Elizabeth–. Nosotras estamos acá para que sepan que alguien piensa en ellos, que alguien los cuida y los apoya. Si no lo hacemos nosotras, no lo hace nadie”.

Podés comunicarte con el comedor a través de su Facebook: Rincón de Luz.



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