16/05/2019

Cosquín: verde que te quiero verde

El intendente de la ciudad de Cosquín vetó la ordenanza anti-glifosato. Qué hay detrás de esta definición en una ciudad declarada “Municipio Verde” e integrante de la “Red Argentina de municipios frente al cambio climático”. Por Eli Ferrari para La tinta


El pasado 30 de abril, el intendente de la ciudad de Cosquín, Gabriel Musso, vetó la ordenanza N°3735/2019 aprobada por el Consejo Deliberante que prohibía el uso del herbicida glifosato en todo el ejido urbano, incluyendo las áreas de la Reserva Natural Camín y el Río Yuspe.

Pero ¿acaso, el año pasado, no ha sido Cosquín declarado “Municipio Verde”? ¿No forma parte también de la “Red Argentina de municipios frente al cambio climático” (RAMCC)?

La certificación de “Municipio Verde” fue otorgada por AAPRESID, Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa, o sea, parte interesada en que este modelo extractivo agroindustrial/biotecnológico se mantenga. Esto queda claro si ingresamos a la página de la Red de Manejo de Plagas (REM) de AAPRESID, en donde las soluciones que se plantean no sólo no contemplan propuestas en donde los agrotóxicos queden excluidos, sino que, además, la Red está sponsoreada por los mismos fabricantes de agrotóxicos. ¿Velarían estas empresas e instituciones por la salud y el cuidado del ambiente antes que del lucro?

Cosquín también forma parte de la Red Argentina de Municipios frente al cambio climático, una red que se conformó durante las Primeras Jornadas Internacionales “Municipios y Cambio Climático” de 2010, realizadas en la ciudad de Monte Caseros, Corrientes. Según describe en la página, su objetivo es: “Ejecutar proyectos o programas municipales, regionales o nacionales, relacionados con la mitigación y/o adaptación al cambio climático, a partir de la movilización de recursos locales, nacionales e internacionales”.

A su vez, el intendente de Cosquín forma parte del Consejo de intendentes, órgano que coordina las acciones de la Red, constituido por 21 de los 130 intendentes de municipios y comunas del país que integran la RAMCC.

En la página de la RAMCC, pueden apreciarse los cuatro proyectos en carpeta y los montos solicitados por el municipio de Cosquín para llevarlos a cabo, junto a aportes propios (no se especifica si a manera de préstamos o subvenciones). “El Pacto Mundial de Alcaldes para el Clima y la Energía (Global Covenant of Mayors for Climate and Energy) es una alianza internacional de gobiernos locales que comparten la visión a largo plazo de promover y apoyar la acción voluntaria para combatir el cambio climático y pasar a una sociedad baja en emisiones y resiliente (…) El día 12 de mayo de 2017, la Unión Europea (UE), a través del proyecto de Cooperación Urbana Internacional en América Latina y el Caribe (IUC-LAC), nombró a la RAMCC como Coordinadora Nacional”, podemos leer en su página web.

Cosquín Intacta

Por otro lado, en el único campo agrícola de Punilla con plantaciones de soja y maíz, tres ingenieros agrónomos arriendan, en Cosquín, 500 hectáreas de las más de 2000 que poseen sus dueños taiwaneses. Para producción, está claro que es una superficie reducida. Según comentaron los productores, utilizan soja Intacta (de Bayer-Monsanto), que, además de ser tolerante al glifosato, resiste a una amplia gama de lepidópteros a través de la misma transgénesis de la semilla (la proteína Bt agregada al grano se manifiesta en todo el ciclo del cultivo). O sea, la misma semilla está diseñada para erradicar insectos.

El no uso de insecticidas (de lo cual hacen alarde estos productores) se debe a que no son tan necesarios por el diseño genético mismo de la semilla Intacta. Pero, inevitablemente, deben utilizar glifosato, al ser el herbicida al cual es resistente esta soja. Por ello, les resulta inconveniente la aprobación de la ordenanza glifosato cero.

Uno de los productores del campo, el ingeniero agrónomo Alejandro Conci, forma parte del Consejo Directivo del INTA, en representación de la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (AACREA). Este Consejo integra un cuerpo colegiado con cinco representantes del sector público y cinco del sector privado, AACREA es uno de los diez del sector privado. El máximo nivel de decisión del INTA está regido por un presidente y un vicepresidente designados por el Poder Ejecutivo Nacional. Conci ha sido también coordinador del Consorcio Regional de Experimentación Agrícola (CREA) de la región Córdoba Norte.

Es, casualmente en este mismo campo, en donde se instaló la nueva Estación metereológica de Cosquín con la presencia de uno de los productores del único emprendimiendo agrícola de la zona, Alejandro Conci, del Intendente Municipal de Cosquín, Gabriel Musso, del Coordinador de Gestión Ambiental de la municipalidad, Matías Terán, del Ministro de Agricultura y Ganadería de la Provincia de Córdoba, Sergio Busso, del Director General de Agencias Zonales, Abel Ponce y de la legisladora provincial Mariana Caserio.

Su utilidad y objetivos se describen de la siguiente manera: “Esta herramienta será de gran importancia para la ciudad de Cosquín, ya que permitirá brindar información en la toma de decisiones, trabajo y control de las actividades de producción agropecuaria, así como también en el trabajo, prevención y control de incendios. Asimismo, facilitará la tarea al momento de determinar posibilidad de operación de aeronaves y generará información estadística sobre el territorio; convirtiéndose en un elemento fundamental para toda la comunidad; especialmente, en el ámbito educativo”. Explican, además, que “esta unidad servirá para brindar datos precisos de velocidad y dirección del viento, porcentaje de humedad, radiación solar, perfil de humedad en el suelo y el milimetraje de las precipitaciones”.

Por otro lado, este campo participa del Programa de Buenas Prácticas Agrícolas (BPAs), que “hace referencia a una manera especial de producir y procesar los productos agropecuarios, de modo que los procesos de siembra, cosecha y pos-cosecha de los cultivos cumplan con los requerimientos necesarios para una producción sana, segura y amigable con el ambiente”.

En su misma descripción, las BPAs se contradicen al aceptar la utilización de agrotóxicos, que, ya con suficientes evidencias prácticas y científicas –lamentables-, estarían provocando todo lo contrario a sus pretendidos objetivos de evitar “daño a la salud humana y animal ni al medio ambiente”.

Asimismo, este sector de la Estancia a la que nos referíamos contaría con una certificación del Instituto Argentino de Normalización y Certificación (IRAM). Según el periódico La voz del interior, “una vez cumplimentados todos los procesos establecidos en esta herramienta para la construcción social, que además complementa y garantiza el cumplimiento del marco legal vigente y aplicable; el municipio llama a una auditoría externa que es realizada por una tercera parte imparcial y no involucrada en el proceso, tal como es el IRAM. Los auditores verifican que efectivamente se cumpla con los requisitos del Sistema de Gestión que establece Municipio Verde y, a partir de ello, el Instituto Argentino de Normalización y Certificación emite el Certificado de Cumplimiento”.

Pero ¿quiénes conforman el Consejo directivo de IRAM? Esa “tercera parte” que realiza una auditoria externa, y que sería el IRAM, para verificar y emitir el certificado de “Municipio Verde”, ¿podríamos decir que es imparcial y no involucrada? Bueno, entre ellos, encontramos a Ricardo Fragueyro (CAFMA, Cámara Argentina Fabricantes de Maquinaria Agrícola), Carlos Enrique Capparelli (CIAFA- Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos), José Luis Tedesco AAPRESID (Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa) -la misma entidad que concede la certificación de “Municipio Verde”-, Raúl Amil (UIA- Unión Industrial Argentina) y Claudio Terrés (AFCP- Asociación de Fabricantes de Celulosa y Papel).

Llama la atención que, en este campo arrendado, con una superficie limitada para una producción significativa, confluya aparentemente la mirada del INTA, de AAPRESID, de la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola, del IRAM, de una Estación meteorológica, del Programa de BPAs, en un “Municipio Verde” que forma parte de la Red Argentina de municipios frente al cambio climático.

Por ello, cabe preguntarnos si se trata de un emprendimiento productivo o de un proyecto de experimentación agro-bio-tecnológica. Todo esto no es más que un -nuevamente- lavado de cara “verde” para intentar seguir sosteniendo lo que atenta contra la vida y el ambiente, y que, más pronto que tarde, caerá por su propio peso. No estamos hablando de ningún cambio del modelo productivo.

Se esparcen sobre nuestro territorio nacional, suelo, aire, agua, cuerpos, más de 300 millones de litros de agrotóxicos al año, con un marcado aumento en los últimos años del uso de fertilizantes ante la terrible degradación de los suelos. Da la sensación de estar frente a una “gran familia” interconectada y aliada, lo que hace entrever la dificultad de la paulatina modificación estructural hacia otro modelo productivo desligado del uso de agrotóxicos.

Andrés Carrasco, científico del CONICET, ya la había definido como “agriculturaquímica: un experimento masivo a cielo abierto”. ¿Acaso todavía se puede sostener aún más ampliación de la frontera agrícola con las más de 20 millones de hectáreas cultivadas solo con soja transgénica?

*Por Eli Ferrari para La tinta.

*Vecina de Cosquín. Artista. No pertenece ni comulga con ningún partido político. Le gusta investigar. Interesada en las problemáticas socioambientales.



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