11/04/2009

METELE, por un trabajo docente digno

II.jpg Con el auge del turismo extranjero en Argentina uno de los negocios que floreció fue la enseñanza del «español como lengua extranjera». Los capitales que invirtieron en el rubro se encontraron con un terreno más que fértil: desregulación estatal y flexibilización laboral, con el monotributo como principal arma. Sin un sindicato, con persecución ideológica, y altas tasas de explotación, los docentes han decidido agruparse para dignificar su trabajo mediante el METELE (Movimiento de Educadores y Trabajadores del Español como Lengua Extranjera).


No es algo nuevo afirmar que en los últimos cincuenta años el mundo del trabajo ha sufrido transformaciones muy profundas. Aquellas conquistas laborales por las que lucharon generaciones anteriores se presentan como logros de un tiempo que nunca volverá frente a una realidad en la que tener un trabajo estable, en blanco y bien pago parece una utopía para el sector asalariado. Los jóvenes, quienes recién acceden al mundo productivo, son los primeros en la lista de los contratos basura y la precarización laboral. Como resultado de ello hay toda una generación que, por no conocer otro modo de trabajar, siente como natural la ausencia de derechos básicos como las vacaciones pagas, el aguinaldo o la obra social.

En esta caracterización no está exento el trabajador de la cultura, por el contrario, es uno de los más afectados por los eufemismos del free-lance, el profesional liberal o el monotributista. El profesor de español como lengua extranjera forma parte de este submundo ligado a la tarea intelectual de enseñar el idioma a través de la lógica de «satisfacer al turista» que, en su tour por la ciudad, incluye el aprendizaje del español.
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El «monotributismo» como máscara de la precarización

La enseñanza del «español como lengua extranjera» es una profesión potenciada por la economía del «3 a 1» que favoreció la llegada del turista extranjero. En general, quienes desempeñan esta tarea son egresados recientes o estudiantes avanzados de la carrera de Letras o alguna afín. Como sucede en muchos casos con los trabajadores de la cultura y la educación, tienen la dificultad de reconocerse a sí mismos como trabajadores, ya que más bien muchos tienden a pensarse como «profesionales liberales», lo que dificulta la visibilización de las malas condiciones laborales. En palabras de un docente entrevistado, el profesor de español como lengua extranjera «se dedica o aspira a dedicarse al trabajo intelectual, entonces es más difícil que esa gente se asuma como trabajador explotado. Eso hace que la organización flaquee por ese lado, por la conciencia de los afectados. Esto tiene que ver con que se trata de trabajadores jóvenes, que en general no tuvieron una experiencia previa de estar en blanco y no saben exactamente cuáles son los beneficios y derechos que se pierden».

Salvo escasas excepciones, todos los profesores de español para extranjeros trabajan en relación de dependencia encubierta por el régimen del Monotributo. Aquellas excepciones de trabajadores que lo hacen en regla, sin embargo, reciben sueldos magros (la mitad o menos de lo que recibe un monotributista), lo cual lleva a muchos a optar por aceptar esta modalidad de falso trabajo autónomo sin tener en cuenta que, si se descuentan las cargas por obra social, aportes jubilatorios, vacaciones pagas, aguinaldos, etc. lo que recibe un trabajador monotributista termina siendo tan escaso como lo de aquel que lo hace en blanco.
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Facturar mensualmente a una misma institución puede demostrar claramente que esa persona se encuentra en relación de dependencia, por lo cual muchos patrones avispados piden a sus empleados que facturen una vez cada tanto, o que no lo hagan siempre con el mismo talón de facturas. De todos modos, acceder al monotributo puede ser un deseo para otra gran proporción de trabajadores que directamente lo hacen en negro. En otras situaciones, la empresa necesita tener empleados contratados por exigencias de instituciones de reconocimiento internacional como el Instituto Cervantes. En esos casos, se blanquea una parte ínfima del salario y se sigue cobrando la mayor parte del sueldo en negro.

Además, lo que recibe un profesor de español como lengua extranjera en una institución poco tiene que ver con lo que desembolsa el turista por su educación. Por ejemplo, una hora de clase en un grupo de 8 estudiantes puede costar a cada uno aproximadamente 10 dólares. Esa hora de trabajo genera casi 300 pesos, pero el profesor recibe tan sólo unos 15 pesos. Sin embargo, lo incipiente de la actividad y la falta de regulación de este mercado hace que se puedan hallar múltiples posibilidades en el modo y el monto que se paga. A esto se suma que es un negocio que requiere de una escasa inversión, por lo que todo lo producido es fruto del esfuerzo docente (no hay materia prima, ni áreas de investigación y desarrollo, ni maquinaria que amortizar).
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La desregulación de la actividad, la heterogeneidad y la naturalización de las relaciones laborales precarias dificultan la posibilidad de cambios. Pese a eso, un grupo de profesores de diferentes institutos de español para extranjeros empezaron a organizarse y dieron cuerpo a lo que se empieza a conocer hoy como «Metele».

Metele: Movimiento de Educadores y Trabajadores del Español como Lengua Extranjera

Según ellos mismos se definen, Metele «es una organización de hecho, la idea no es que haya algún orden de representatividad sino de participación, la representatividad vendrá en un segundo momento, cuando el dispositivo institucional lo requiera. Por lo pronto, cada quien en nombre propio va contando su problemática e intentamos pensar todos juntos cómo hacer para poder trabajar un poco más dignamente».

La necesidad de poner freno a la situación precaria de trabajo, junto con el avance de fuertes abusos patronales, convocaron a este grupo de jóvenes educadores que tiene como objetivo primero poner en común la situación que se vive en cada institución para, a largo plazo, constituir un gremio que los agrupe. En busca de una figura legal que los ampare, los miembros de Metele se acercaron a Sadop (Sindicato Argentino de Docentes Privados) y se encontraron con lo que, a partir de ese momento, dieron en llamar la «paradoja de Sadop». El sindicato no responde por la figura «docente de español para extranjeros» porque los profesores no están en blanco. Pero al intentar el «blanqueo» el docente recibe como respuesta por parte de la empresa que no hay modo de hacer el contrato porque no hay una figura legal que lo contemple en el estatuto del docente privado.

Mientras tanto, Metele hace públicas graves denuncias sufridas por trabajadores de la profesión en el blog que constituyeron para ese fin. A medida que la organización del espacio avanza, también avanzan las actitudes desafiantes de la patronal que terminan convirtiéndose en abusos. Por nombrar sólo algunas de ellas, las prácticas abusivas van desde despidos masivos ante reclamos salariales, despidos individuales a aquellos que se vislumbran como posibles fomentadores de la organización y la participación, maltratos verbales y descalificación permanente con frases como: «si no te gusta cómo se maneja la empresa las puertas están abiertas» o «mirá que clases de español puede dar cualquiera».

El colmo de esta situación sucedió semanas atrás con la circulación de una carta escrita por los directivos de Ibero Spanish School. En la misiva, dirigida a otras instituciones «colegas», entregaban una lista de profesores «des-recomendados» por ineptitud laboral y falta de compromiso. Pero en sus párrafos dejan vislumbrar claramente cuál es la verdadera preocupación de estos empleadores: «han fundado un blog con una cantidad de «denuncias» (término acuñado por ellos), por supuesto, anónimas, que contiene información maliciosa y falsa de varios institutos de Buenos Aires, con el objetivo principal de que la actividad se resienta en su totalidad». La práctica de confección de listas negras, como la realizada por esta institución, remite a las épocas más oscuras de nuestro país.

Mediante este ejemplo es posible ver cómo una experiencia de organización de trabajadores para lograr estrategias comunes provoca también una reacción por parte de quienes administran los institutos, que no quieren ceder ni un milímetro de la magnífica tasa de explotación que hoy poseen en este negocio.

Las características de los institutos de español para extranjeros

La mayoría de los institutos son de gestión privada, con características ambientales muy diferentes entre sí, «un instituto es un monoambiente con un potus en Retiro o una mansión en Recoleta, puede tener un plantel de 40 o 50 profesores o sólo 2». También centros universitarios, como el laboratorio de idiomas de la Facultad de Filosofía y Letras, o el Centro Universitario de Idiomas (ligado a la facultad de Agronomía) dictan cursos de español para extranjeros y, si bien pagan más que los institutos privados, también lo hacen bajo la figura del monotributista.

En cuanto a las características de los empleadores, en su mayoría se trata de apoderados jóvenes que responden a las exigencias de capitales extranjeros. De ese modo, «vienen con un modelo yanqui donde no existe ningún tipo de seguridad social. Para ellos se trata de comprar en el mercado más barato y vender en el más caro, punto. No hay ninguna idea de construcción de nada a partir del trabajo, simplemente es una mercancía más». Pese a que es una inversión en el campo de la cultura y la educación, no se trata de empresarios con experiencia y objetivos en este área, sino más bien de un buen negocio ligado a la lógica del turismo.

La crisis económica mundial posiblemente nos hará testigos de un cambio en la posibilidad laboral de este rubro atado al turismo extranjero. Que esto vaya acompañado de mejoras en las condiciones de vida de los profesores de español es algo que, en cierta medida, dependerá del accionar de los involucrados en el sector. Mientras tanto, Metele sigue su trabajo de hormiga para que cada vez más trabajadores de la cultura se reconozcan como tales. La publicación de su blog, sus reuniones periódicas y la circulación de denuncias por abusos laborales dan cuenta de una tenaz búsqueda: «pese a que no tenemos ninguna idea sobre qué es la militancia u organizarnos en los trabajos, consecuencia de treinta años que socavaron la experiencia obrera, nos vemos llamados a organizarnos como trabajadores, o al menos a intentar un comienzo aunque no tengamos una experiencia previa».

Para más información:

 http://lacarteleradelmetele.blogspot.com

 contactometele@gmail.com



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