Candomberos: «El fuego une y los tambores dialogan»
Se estrenó Candomberos de dos orillas en el cine Gaumont y estará en cartelera todos los días hasta el jueves 2 de abril. Documental dirigido por Ernesto Gut en el que compás tras compas se desarrollan las escenas que explican la trama completa de la comparsa África Ruge que cada sábado toca y baila en las calles de La Boca cuando el sol cae. Por Agustina López Oribe para ANRed
El fuego une y los tambores dialogan. La ceremonia se trasladó a la avenida Rivadavia y dentro de la sala sonaba el intercambio rítmico entre el documental y los espectadores. Entre cada ovación del público aparecían los testimonios de los protagonistas, los referentes del candombe Juan “Candamia” Prieto, Jimmy Santos y Ricardo “Guaviyú” Montoro, entre otros. Sus relatos de infancia son lúcidos y potentes, plagados de añoranzas de una época de gran consolidación de la cultura afrodescendiente en su Uruguay nativo y que a pesar de un exilio forzado, pudieron reconstruir en Argentina. El conventillo Mediomundo, llamado así porque lo ocupaba gente de todas partes, de todos los colores y edades, o el de la calle Ansina fueron los lugares donde descendientes de los migrantes esclavizados de África desarrollaron el candombe.
Todo sigue sonando con los tamboriles del documental. El ritmo lo impone el chico, uno de los instrumentos de percusión que se usan. Los pianos, otro de los tambores, dialogan entre sí y cada referente impone un toque característico que se distingue de los otros. Luego, un constructor de tambores charrúa cuenta cómo el ropero que era de su abuelo, convertido en instrumento, va repiqueteando por las calles de Montevideo. Y hablan del exilio, cuando la dictadura uruguaya se adelantó a la de Argentina y no solo los persiguieron a ellos, sino también a su cultura y su centro comunitario que terminó demolido. Del otro lado del Río de la Plata había candombe para todo, “hasta para las muertes”, dice Jimmy Santos; pero al llegar a Buenos Aires hubo que subsistir y se encontraron con que no había candombe, ni negros, ni nada. De a poco comenzaron a encontrarse y continuaron en eso de reconstruir sus raíces.
Donde se filmaron principalmente las entrevistas para el film es el Centro Cultural Expreso Imaginario, ahora con una amenaza de desalojo porque lo quieren para un emprendimiento inmobiliario, tan habitual por estos tiempos. Conservar las culturas que no son las preponderantes no es una política prioritaria. Por eso se realizaron este año dos Candombazos, llamadas que resisten. También intentan que la comparsa África Ruge detenga su circuito tradicional por la calle Defensa, así como atentan con otros tipos de arte callejero, recientemente en San Telmo.
“El candombe es una usina de revelaciones históricas, culturales, musicales, artísticas”, expresa el director, y esto queda demostrado en el documental Candomberos que brinda la posibilidad de adentrarse en esa usina en la que participan familias enteras. Como referentes, los abuelos. Una segunda generación que es tan efectiva como sus maestros y por último, los chicos que hasta los de dos años que pasan por un tambor y antes de seguir su camino lo golpean al ritmo candombero con la misma naturalidad que comen un chupetín.
