Comunidades indígenas marcharon contra los genocidios
Como todos los años, el domingo 24 de marzo la Comunidad Indígena Punta Querandí del Partido de Tigre participó de la columna de organizaciones de Pueblos Originarios y bandas de música sikuri integrada por familias de distintos puntos del área metropolitana. En este nucleamiento de unas 500 personas se expresaron no sólo el repudio a la última dictadura cívico militar sino también a los primeros genocidios en estos territorios por la salvaje colonización occidental, sea en manos del imperialismo español y del propio Estado Nacional a fines del siglo XIX e incluso en el siglo XX. Por Punta Querandí.
A diferencia del «Nunca más» del proceso de facto que tuvo lugar entre 1976 y 1983, los genocidios contra los Pueblos Originarios no han sido reconocidos por la sociedad argentina, ni mucho menos reparados por las autoridades. Nuestra columna salió a las 17 horas de la zona de Congreso, siguió derecho por Rivadavia y entró a las 19 horas a la Avenida de Mayo poco antes de ingresar a la histórica Plaza, con niños y abuelos originarios en la cabecera.
Desde Punta Querandí repartimos volantes donde resaltamos el derecho a reenterrar los restos humanos de los ancestros querandíes, chaná y guaraníes que fueron violados de sus enterratorios en la zona norte del Gran Buenos Aires.
“QUEREMOS REENTERRAR A NUESTROS ANCESTROS”
La recuperación de más de un centenar de cuerpos humanos para reenterrarlos en sus lugares ancestrales, tierras ya invadidas o codiciadas por los barrios privados, es una de las demandas actuales de los Pueblos Originarios. Pero desde hace casi una década, funcionarios bonaerenses y grupos académicos vinculados al negocio inmobiliario boicotean este derecho reconocido en la ley 25.517 y su Decreto Reglamentario 701. Exigimos el reentierro de los restos óseos de siete ancestros en los sitios de “La Bellaca” (foto) y que dichos espacios se amplíen y queden fuera del barrio privado Santa Ana. En Punta Querandí solicitamos reenterrar un esqueleto de mil años excavado del sitio “Arroyo Garín”, el cual fue destruido por el barrio privado Santa Catalina a fines de los ’90. En la misma época Nordelta destruyó el sitio “Arroyo Sarandí”, del cual décadas antes –en 1920- se habían extraído más de 40 cuerpos. La ubicación actual de los restos humanos se desconoce por “decisión política” de los arqueólogos que trabajan para los barrios privados.
