23/03/2019

La crisis capitalista y el beneficio de las patronales

Es poco lo que puede hacer el gobierno de Cambiemos frente a la debacle ya que el control total de la economía lo tiene el Fondo Monetario Internacional. Por Eduardo Lucita, integrante del colectivo EDI, Economistas de Izquierda.


La crisis sigue su propio curso con independencia de lo que haga o deje de hacer el gobierno, bastante poco ya que el control lo tiene el FMI. Sin embargo los capitalistas sí tienen autonomía para hacer un uso a su favor de esta crisis.

Ya es un lugar común entre los economistas y analistas especializados que lo que está en curso no es ningún modelo, tampoco un plan, es apenas un programa de emergencia, para unos es el Plan Picapiedra (Melconián), para otros es el Plan Llegar (Redrado), no mucho más. Un programa cuyo único objetivo es mantener a raya el dólar pensando en las elecciones.

Sin embargo la corrida del dólar en los primeros días de este mes -anticipada a mediados de febrero pasado cuando ya insinuó el regreso de las tendencias alcistas- dio por terminada la pax cambiaria veraniega, hizo temblar las estanterías del BCRA y del propio gobierno dejando al descubierto la endeblez del programa de emergencia.

Sin herramientas

Es que la Carta de Intención firmada con el FMI deja al Banco Central sin herramientas para intervenir en el mercado, solo puede mover la tasa de interés. En los papeles a una suba de la tasa baja o se mantiene la cotización del dólar y lo contrario, ante una baja de la tasa el dólar tiende a subir. Pues bien lo que desconcertó al gobierno es que la tasa y el dólar estaban subiendo al mismo tiempo. La realidad no respondía a la teoría esta es la razón de porqué el ministro Nicolás Dujovne salió disparado a Washington para pedirle al FMI (supuestamente en una visita protocolar) poder adelantar la venta de los dólares que ingresarán en abril por otra cuota del préstamo y frenar así la creciente dolarización. Finalmente lo autorizaron a vender 9.600 millones hasta fin de año -60 millones por día- ganando tiempo hasta que ingresen los dólares de la cosecha y mantener a raya el tipo de cambio hasta las elecciones.

De todas maneras hay más de dos billones de pesos colocados en Leliq, en plazos fijos y en depósitos a la vista, que pueden correrse al dólar en cualquier momento. Nada garantiza que la volatilidad cambiaria no vuelva a hacer de las suyas.

La inflación resiste

En paralelo el titular del Banco Central anunció nuevas restricciones monetarias y aumento en la tasa de referencia. Es que no logra domar el alza de los precios. A pesar de la recesión y el fuertísimo ajuste monetario la inflación sigue su curso y esto presiona al alza al tipo de cambio que a su vez realimenta la inflación. Con los datos de febrero, 3.8 por ciento, en los últimos doce meses la inflación acumulada fue del 51.3, en alimentos 5.7 y 58.3 respectivamente.

Según las concepciones teóricas ortodoxas que asume el gobierno la emisión monetaria es la causante principal de la inflación, pero ahora ya no es solo emisión cero sino que el Banco Central con las altas tasas que paga retira cada vez más circulante de la plaza. Por lo tanto caen los salarios y la demanda, se reduce el gasto público y hay superávit fiscal primario. La recesión se profundiza pero los precios siguen subiendo. ¿Será que las causas de la inflación hay que buscarlas en otro lado? Por ejemplo en el comportamiento oligopólico de las empresas formadoras de precios, en los tarifazos y el aumento de los insumos importados que provocan inflación de costos, o en el pago creciente de los intereses de la deuda.

Pérdida de puestos de trabajo

La crisis económica se agudiza. La caída de la actividad afecta a todas las ramas pero se hace sentir con fuerza en la industria y en la construcción, con su impacto sobre el empleo y las condiciones de trabajo.

El desempleo va en aumento. El año pasado se perdieron casi 200.000 puestos de trabajo (registrados y en negro) y en estos primeros meses del año la pérdida de puestos se ha agudizado. La tasa de desocupación que se conocerá esta semana superaría el 10 por ciento (*).

Los procedimientos preventivos de crisis, los despidos y suspensiones, los retiros voluntarios, la reducción de horas extras primero y del tiempo de trabajo después con reducción de salarios se expanden como una mancha de aceite por el mundo laboral.

Pero ya no son solo las Pymes las que se ven afectadas, también grandes empresas industriales, alimenticias o de servicios (Coca Cola, Lácteos Verónica, Tractores Pauny, Carrefour, Arcor, Molinos Río de La Plata, Mastellone, Zanella, Garbarino, Metalpar…). La crisis afecta a todas las ramas.

Pero hay también una actitud de las patronales que, con el colaboracionismo de las direcciones sindicales tradicionales, aprovechan la incertidumbre y el temor que la crisis introduce en las filas obreras, para sacarse de encima a los “sujetos” más cuestionadores del orden fabril y de sus representantes sociales y aprovechan para racionalizar sus espacios y flexibilizar aún más las condiciones de trabajo.

Se trata de lo que llamamos el “Uso capitalista de la crisis”. Cuando las empresas eligen los momentos de mayor debilidad de la clase para tomar decisiones (muchas veces represalias) que impactan en la relación capital/trabajo aumentando la tasa de explotación.

Las perspectivas no son buenas para el empleo, por el contrario no es descartable un horizonte de mayor destrucción de puestos de trabajo y mayores avances del capital sobre los derechos laborales. Los trabajadores, los sindicatos, las organizaciones populares debieran impulsar en la coyuntura que se imponga la prohibición de despidos y suspensiones mientras dure la crisis, la estatización con control obrero de toda empresa que cierre y en paralelo luchar por la reducción de la jornada laboral y el reparto del trabajo existente.No parece haber mayores alternativas.

(*) El 21 de marzo, el INDEC dio a conocer tasa de desocupación. Según este organismo, alcanzó el 9,1% en el cuarto trimestre del año pasado.



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