Aceptación a Bolsonaro en su primer mes de gobierno

 

Mucho se ha hablado del primer mes de gestión de Jair Bolsonaro, en el que como primeras acciones de gobierno adoptó medidas que benefician al empresariado y los terratenientes (como la expropiación de tierras de los pueblos originarios) y que eliminan cuestiones de género de la agenda, entre otros temas. Para conocer más sobre la opinión que de estas acciones tienen los ciudadanos, desde ANRed visitamos las dos ciudades más importantes de Brasil y consultamos por el nivel de aceptación que tiene el mandatario. La mayoría de las respuestas dan cuenta de un alto grado de aceptación. Por Matías Cervilla.

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A un mes de la asunción de Jair Bolsonaro como presidente de Brasil, mucho se ha hablado de las medidas tendientes a beneficiar al empresariado y los terratenientes, expropiando tierras de los pueblos originarios, intentando eliminar cuestiones de género de la agenda. Asimismo la renuncia y salida del país del diputado de izquierda Jean Jean Wyllys por amenazas contra su vida ha levantado una fuerte polémica. Por último, la masacre de la minera Vale en Brumadinho que dejó casi 300 muertos y desaparecidos luego de la rotura de un dique, expuso al nuevo gobierno a decenas de críticas por falta de controles, su descuido del medio ambiente y por su rol abiertamente pro empresarial.

Durante las últimas dos semanas de enero, desde ANRed visitamos las dos ciudades más importantes de Brasil, donde el 1 de enero asumió el presidente electo, Jair Bolsonaro. Tanto en Rio de Janeiro como en São Paulo, las respuestas de las personas consultadas por este medio fueron mayoritariamente en apoyo al presidente, lo cual es representativo del alto grado de popularidad del que goza el exmilitar que ganó las elecciones con el 55,13% de los votos.

Si bien el flamante mandatario ya ha dado muestras claras de su proyecto de país con decretos y acciones concretas que desde su primera semana de gestión tienen el signo ineluctable de las políticas pro mercado, represivas y antiderechos, al igual que sucedió en los inicios del gobierno de Cambiemos en la Argentina, en Brasil predomina el discurso del “hay que esperar”. Sus acciones de gobierno, las expectativas que despierta y también el rol que en este contexto debe tener la oposición fueron algunas de las preguntas que respondieron los ciudadanos brasileros entrevistados en el video que se puede ver a continuación:

“Es el principio… la expectativa es muy grande… hay que esperar”, dice Carlos, un taxista carioca residente de la Ilha do Governador, que trabaja hace más de 30 años en una parada de taxis de Rua da Gloria, un barrio céntrico de Rio de Janeiro.

“La tendencia es que él va a ser un gran presidente… Creo mucho en que él va a hacer una gran gestión de gobierno en nuestro país”, afirma ilusionado Baldomiro, un jubilado carioca.

En Sao Paulo, una joven que disfrutaba de la plaza del Museo de Arte de Sao Paulo (MASP) cuenta que votó a Bolsonaro “porque no veía ninguna otra expectativa … Brasil es un país muy bueno, con varias riquezas naturales que precisamos explotar al máximo”. Testimonios como este explican porque fue posible que en sus primeros dos días de gobierno Jair Bolsonaro le entregara la administración de las tierras correspondientes a reservas naturales, reservas de pueblos originarios y de descendientes de esclavos al bando terrateniente al frente del Ministerio de Agricultura.

En contrapartida, Eve, una joven coordinadora de un grupo de danza, cuenta que la mayoría de la gente desconoce sobre política nacional, que adolece de falta de información para tomar decisiones.

“En el campo de las políticas sociales percibimos que la mirada del gobierno sobre las minorías es muy prejuiciosa, muy chata, sin información, sin profundidad… no tiene nada de construcción colectiva, no tiene nada de discusión, está llena de prejuicios, no están abiertos a construir ni a escuchar a la sociedad civil.” La voz disidente de Eve, su retórica y su discurso informado, contrastan con el resto de la gente entrevistada, donde se aprecia un apoyo abierto a Bolsonaro, aun perteneciendo a los principales sectores perjudicados por sus políticas. El discurso sobre la corrupción del PT y la necesidad de un cambio son lugares comunes en los testimonios de una población que, al igual que sucedió en la Argentina durante los primeros meses del macrismo, repite y repite que hay que esperar y dejar gobernar.