01/02/2019

Niñas libres con mayúsculas

Esta mañana el diario La Nación sacó una nota editorial titulada «Niñas madres con mayúsculas». En el desarrollo de la misma hace hincapié en el instinto maternal que hace que las niñas quieran continuar con embarazos ya sean producto de violaciones o «relaciones consentidas» apelando a este sentimiento que nos nace a las mujeres desde los ovarios: el deseo de maternar. Asimismo denosta la lucha y reivindicaciones feministas, quienes desde hace mucho tiempo han sabido politizar el cuerpo gestante diciendo «la maternidad será deseada o no será». Inmediatamente trabajadoras de la redacción del diario se expresaron en sus cuentas de Twitter para repudiar la nota con un fuerte contenido antiderecho «La Comisión interna de prensa de La Nación rechaza el editorial de hoy de «Niñas Madres con mayúsculas». Una niña embarazada es una niña violada. #NiñasNoMadresPor ANRed


“Fundamentalismo no es tener determinadas creencias, sino vincularlo con la política y trancar la historia” dijo la antropóloga argentina Rita Segato en una conferencia. Trancar la historia es lo que busca la editorial titulada «Niñas madres con mayúsculas» de uno de los diarios mas importantes del país como La Nación, al justificar los embarazos de niñas y asumir un deseo maternal innato de los cuerpos con capacidad de gestar.

La nota,  hace apología al delito de violación al  destacar a las niñas que han sido violadas y «quieren» llevar adelante el embarazo en lugar de recibir la interrupción que es legal en la Argentina desde 1921 para ese causal. Sin embargo, una niña embarazada no es una futura madre y tiene el derecho a decidir sobre su cuerpo y recibir toda la información necesaria para interrumpir el embarazo accediendo a un aborto legal.

No se trata de polarizaciones entre «niñas madrazas»que responden a un «instinto maternal» frente abuelas abortistas que insisten con «terminar una vida» como quiere imponer La Nación. El movimiento feminista ya expuso de manera contundente que solo habrá hijo/a cuando haya deseo materno. No se trata de una naturaleza femenina, la maternidad es deseada elegida y también es política.

Una niña que ha sido violada y a raíz de esa violencia queda embarazada no es un «madraza» es una víctima cuyos derechos y autonomía han sido vulnerados. Se les impone un proyecto de vida que no es elegido en libertad y asimismo pone en riesgo su salud y su futuro.

«En la Argentina hay 700 mil nacimientos por año. El 16% proviene de mujeres adolescentes de entre 15 y 19 años (en algunas provincias equivale al 25%) y más de 3000 son de niñas de 10 a 13 años. El 69% de esas mujeres adolescentes no planearon ese embarazo. Las jurisdicciones con un mayor porcentaje de embarazo adolescente son: Formosa (28,3%), Chaco (23,5%), Misiones (23,2%) y Salta (20,9%). Evidentemente no todas las habitantes del país tenemos igual posibilidad de acceso al sistema de salud o a condiciones dignas de vida. Aunque parece un obviedad, es de destacar que se contrapone con principios constitucionales. Por lo que son violaciones a nuestros derechos humanos.» datos publicados por La Tinta.

Frente a este panorama, la editorial de La Nación que apela a un contenido fundamentalista en sus letras busca capturar quirúrgicamente conciencias, para defender un mundo conservador frente a un enorme movimiento feminista que avanza en politicidad en la lucha por sus derechos.

Queremos Niñas Libres, que tengan educación sexual integral para poder decidir sobre sus cuerpos y su futuro.

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