05/12/2018

Sandra Gómez a Patricia Bullrich: «usted legaliza el gatillo fácil»

Sandra Gomez, mamá de Omar Cigarán e integrante del Colectivo Contra el Gatillo Fácil escribió una carta que publicó en su cuenta de Facebok, dirigida a la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich a raíz de la Resolución 956/2018  publicada en el Boletín Oficial que amplía los casos en que se permite el uso de armas de fuego por los integrantes de las fuerzas de seguridad federales.


 

Señora ministra:

Le quiero decir que a mí como mamá de un chico asesinado por el gatillo fácil de la policía bonaerense, me llena de bronca e impotencia cuando me entero que usted saca una resolución que legaliza la impunidad policial para matar.

Le cuento que mi hijo Omar Cigarán, de 17 años, fue asesinado por el sargento de la policía bonaerense Diego Walter Flores en el barrio Hipódromo de La Plata en un hecho ocurrido el 15 de febrero de 2013. Tras una lucha incansable de mi familia y de las organizaciones que me acompañaron por conseguir el juicio oral, el 11 de abril de 2017 el Tribunal Oral 4 de La Plata absolvió a Flores con votos por mayoría de los jueces Emir Caputo Tártara y Juan Carlos Bruni, que entendieron que Flores actuó en “cumplimiento del deber” y en “legítima defensa”. Hubo un voto en minoría del juez Germán Alegre, que opinó que no estaba claro que Omar hubiera enfrentado con un arma a Flores, y que aun teniendo Omar el arma la podría haber tenido guardada cuando Flores lo balea.

Flores fue beneficiado con una “legítima defensa” privilegiada que la ley no contempla y que sus abogados del Ministerio de Seguridad bonaerense no probaron en el juicio oral. El fallo fue apelado a la Sala 5 del Tribunal de Casación, integrado por los jueces Jorge Celesia y Martín Ordoqui, quienes convalidaron la absolución por “legítima defensa”, aunque quisieron hacer un poco más prolijo el veredicto y dijeron que Flores no actuó “en cumplimiento del deber” porque la ley no lo habilita a matar como parte de sus funciones. Lo contrario a lo que usted piensa, señora ministra. Después de eso apelamos el fallo ante la Suprema Corte de provincia y estamos esperando la decisión. No esperamos nada bueno, sobre todo porque en la Corte hay ex funcionarios del ministerio de Seguridad del duhaldismo que tienen estrechos lazos con la Policía bonaerense desde hace décadas. Seguramente a usted, señora ministra, estas cosas no le importan.

Yo sé que esto no empezó ahora. Porque antes de su gestión, señora ministra, los policías también actuaban impunes. Y cuando los llevamos a juicio tuvieron todo el aparato político, mediático y judicial para encubrir este crimen de Estado que es el gatillo fácil.

Sé que en los ’90 hubo un gobernador de la provincia que se llamó Carlos Ruckauf, que ganó una elección llamando a “meterle bala a los delincuentes”. Yo sé también que las estadísticas dicen que del ‘83 a la fecha hubo más de 5.400 casos de personas asesinadas por el Estado, tanto en gatillo fácil como en torturas en cárceles y comisarías. Sé también que a diciembre de 2015 había 4.600 casos, o sea que el 58% de los 5.400 casos ocurrieron en la gestión de Néstor y Cristina Kirchner. Tengo muy en claro que a Omar la mata la policía del gobernador Daniel Scioli y su ministro Alejandro Granados, que decía que había que “poner mano dura contra los delincuentes, a matar o morir”. Yo sé muy bien que el que llevó a La Bonaerense a tener más de 100 mil efectivos, como nunca en su historia, fue Scioli. El que creó las policías locales improvisadas fue Scioli. El que inició la llegada de fuerzas federales al conurbano fue Scioli con los operativos en los trenes. El que inició los operativos de saturación en los barrios que no se veían desde la dictadura fue Scioli.

Pero ahora usted va más allá. Ahora usted legaliza el gatillo fácil. No le alcanza a usted con la excusa de la “legítima defensa”. Usted quiere miles de Chocobar para “contener” los problemas que genera el modelo económico de los que gobiernan con usted.

Lo que más indigna señora ministra es el efecto de la impunidad. A mí me pasó de tener que cruzarme en el tren Roca con el policía asesino de mi hijo. Yo trabajaba en una cooperativa en Tolosa, y usaba el tren para ir a trabajar. Y me cruzaba a este asesino, que se tomaba el tren para ir a Quilmes, donde revista en el área de traslados. Una mañana íbamos con un compañero en tren a una actividad en el conurbano. Entonces lo veo a Flores, que cuando nos ve se trata de tapar. Yo me quedé paralizada. El tipo se levantó y se fue a otra parte del vagón. Pero el mismo día cuando volvíamos de tarde a La Plata en el tren, lo volvemos a cruzar, uniformado y con la 9 mm en la cintura.

Entonces lo esperamos a que bajara y le empezamos a gritar “asesino”, mientras lo filmábamos por las dudas. El episodio fue entre que dictaron el fallo en el juicio y que tuvimos la audiencia en Casación. Cuando vamos a la audiencia a Casación los abogados de Flores, pagados por el ministro Ritondo que comparte su espacio político, señora ministra, me anuncian que me iban a denunciar porque yo lo había amenazado con un grupo de gente. Una mentira total. Lo único que hicimos fue decirle que hizo lo que él reconoció que hizo: asesinó a Omar. Después lo crucé yo y mis compañeros varias veces más, y sé que el asesino sigue revistando en Quilmes. Estas son las cosas que a los funcionarios como usted, señora ministra, no les importan. Mucho menos a los jueces que deciden sobre la impunidad de estos casos. Seguramente porque ni a ellos ni a usted, señora ministra, nunca les va a tocar vivir algo así.

Ustedes, señora ministra, han creado un nuevo enemigo social, al que expulsan a la marginalidad y después les sirve para justificar la mano dura. Son los pibes pobres de nuestros barrios que caen bajo la bala policial. Ustedes buscan que la gente odie al “pibe chorro” como creador de todos los males. Pero yo conozco las cifras que dicen que el delito joven, es decir, cometido por jóvenes e investigado en el fuero de Responsabilidad Penal Juvenil, representa el 5% de todos los delitos cometidos en la provincia en un año. Y que la mayor cantidad de hechos por los que son imputados los jóvenes tiene que ver con delitos contra la propiedad, mayormente robos y hurtos. Los homicidios cometidos por jóvenes fueron 8 casos en 2016, según datos de la Procuración de la provincia. Eso es un promedio del 0,50 % de todos los hechos delictivos ocurridos anualmente en la provincia. Después hay muchas causas típicas de cuestiones sociales como lesiones y ley de drogas, vinculados a la violencia y a la presencia narco que se vive en los barrios. Entonces los pibes no son ángeles, pero ¿de qué estamos hablando? ¿El 5% de los hechos explica la “inseguridad” que vivimos? Seguramente sería mejor pensar qué esperamos de los jóvenes cuando el 48% vive en situación de pobreza. Y la cosa se agrava cada vez más. ¿Qué futuro les mostramos, señora ministra? Claro que tanto a los gobiernos como los medios les convienen las soluciones fáciles de más policía y baja de edad de imputabilidad, que no resuelven nada.

Señora ministra, le quiero decir que cada aparición pública suya me llena de bronca. Mucha bronca. Sin embargo no escribo esto para que usted cambie. No espero nada de usted. No la llamo a la reflexión, ni espero que recapacite. Usted y todos los que gobiernan como usted son nuestro enemigo de clase. Eso lo aprendí en la lucha.

También aprendí que el gatillo fácil es un tema más complejo que sólo el asesinato de los pibes. Es un punto de llegada, no de partida. Para muchos es un problema de “Violencia Institucional”. Nosotros vemos que desde hace un tiempo se ha popularizado en la militancia, en los medios y la sociedad el término “Violencia Institucional” para referirse a hechos represivos producidos por las fuerzas de inseguridad estatales. Nosotros no hablamos de “violencia institucional”. Preferimos hacerlo más sencillo. Entendemos que la represión es una política de Estado. Porque gobierne quien gobierne siempre reprimieron. Todos los gobiernos tienen desaparecidos en democracia, torturados y fusilados. Por eso sabemos que hay violencia cuando nos acercamos a hacer la cola a un hospital, a una sala sanitaria, a una escuela, a una fiscalía o a un juzgado. Entendemos de qué desprecio, coerción y destrato estamos hablando. Pero la represión es otra cosa. La represión es la base de la política que quieren usted, señora ministra, y los que gobiernan con usted. La represión para pisarle la cabeza a los sectores populares.

Hay una frase, señora ministra, dice que el gatillo fácil es el único crimen que comete la policía sin fines de lucro. Nosotros agregamos que aunque no tenga fines de lucro si tiene un efecto importante: el control social sobre los pibes pobres de los barrios. Es un mensaje que se da de ejemplo de lo que le pasa al que no quiere quedar bajo la bota de la policía. Esa policía, señora ministra, que como usted se cree dueña de la calle y de la vida de los pibes.



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