16/02/2009

¿Para cuándo un edificio propio, digno y seguro para el Joaquín?

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La Asamblea de Estudiantes y Docentes del Instituto Superior del Profesorado «Dr. Joaquín V. González» realizará mañana un corte con clases públicas en la Avenida Rivadavia al 3500, sede actual de la institución. La medida de lucha se enmarca en el reclamo de un edificio propio, digno y seguro, ya que el asignado sito en Ayacucho 632 no cumple en materia de seguridad y capacidad las más mínimas condiciones. Las autoridades de la institución realizaron la mudanza al nuevo edificio a comienzos de mes, a espaldas de la comunidad educativa, a pesar de que aún no se terminó de construir y no cuenta con la habilitación municipal correspondiente.


El Instituto Superior del Profesorado «Dr. Joaquín V. González», además de ser una institución centenaria, es un centro de formación muy reconocido por su excelencia académica. De allí han egresado numerosos docentes en 16 carreras de grado, por sus aulas han pasado innumerable cantidad de estudiantes, ejerciendo su derecho a la Educación.

Pero el «Joaquín», como popularmente lo denominan los estudiantes, jamás ha tenido un edificio propio. Funcionó en distintos lugares de la Ciudad, hasta terminar hace unos años compartiendo las instalaciones del Colegio Mariano Moreno, un instituto secundario. Dicho edificio, hoy en la avenida Rivadavia al 3500, es una estructura detenida en el tiempo, sólo una fachada maquillada, maltratada por el paso de los años, pero más aún por la falta de políticas educativas serias y que realmente beneficien a docentes y estudiantes.

Esa carencia de espacio propio parecía que iba por fin a subsanarse, luego de tantas instancias de luchas, movilizaciones, petitorios, cortes con clases públicas en la sede actual, asambleas, festivales que llevaron a cabo estudiantes, docentes y no docentes por años. Un edificio de oficinas que pertenecía a la AMIA, ubicado en Ayacucho 632, entre Viamonte y Tucumán, fue comprado en el año 2000 por el Gobierno de la Ciudad, siendo Aníbal Ibarra el Jefe de Gobierno y Daniel Filmus el Secretario de Educación. En 2004 Ibarra firmó el decreto por el cual el edificio se destinaba al Profesorado.

Pero esa ilusión de contar con un edificio propio se diluyó cuando se supo que el edificio de Ayacucho 632 es insuficiente para albergar a toda la comunidad educativa del Joaquín V. González. Prontamente los estudiantes constataron esa realidad, por lo que nuevamente las asambleas determinaron movilizaciones a la Legislatura, junto a muchas medidas de lucha para reclamar por «un edificio propio, digno y seguro» y que la mudanza al edificio asignado no se realizara en esas condiciones, ya que el nuevo espacio no cuenta con las más mínimas medidas de seguridad, ni con la capacidad necesaria para que la matrícula del Profesorado (hoy cerca de 7.000 estudiantes al inicio de cada ciclo lectivo) entre en su totalidad.
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El pasado miércoles 11 de febrero más de 100 estudiantes participaron de una Asamblea, convocada para informar que las autoridades del Instituto, a sabiendas de la situación del edificio de Ayacucho, comenzaron con la mudanza. Es que el lunes 9 de febrero los estudiantes que iban a anotarse en los exámenes finales vieron con sorpresa que la mayoría de las pertenencias de Secretaría y Bedelía ya no se encontraban allí. Y que ellos deberían rendir sus exámenes en la nueva dirección del Profesorado. Los estudiantes y docentes denunciaron que «la mudanza se realizó casi de forma clandestina, entre gallos y mediasnoches, y en autos particulares», es decir sin tener en cuenta las reales condiciones del nuevo edificio y sin avisar a nadie.

En esa misma asamblea el profesor de Historia Antigua, Martín Cifuentes, leyó el siguiente texto, el cual explica por qué los estudiantes y docentes del Profesorado no aceptan ir al edificio asignado, y exigen un inmueble en condiciones:

Informe sobre el edificio de Ayacucho 632

La capacidad de las aulas de Ayacucho es menor a la del edifico del Mariano Moreno. Este cuenta con 50 aulas en uso en los turnos mañana y noche, mientras que el edificio de Ayacucho 632 dispone de 42, con lo cual habría un faltante de 8 aulas en dicho turnos.

Según el Código de Edificación de la Ciudad de Buenos Aires (art. 7622) el área destinada a cada aula no debe ser menor a 1,35 m2 por alumno. La superficie destinada a aulas en Ayacucho es de 1552m2 (incluyendo el salón de actos) con lo cual según la normativa vigente entrarían por turno 1150 estudiantes, número menor a la cantidad de estudiantes que asisten al Joaquín por turno.

Según datos de mayo de 2008 cursan 1744 estudiantes en el turno mañana, 1024 en el turno tarde, y 2347 en el turno noche, con lo que según la capacidad del código de edificación quedarían 594 estudiantes en el turno mañana, y 1197 en el turno noche (esto es el 33% de la matricula, 1791 estudiantes) afuera.

Dada esta situación, bien conocida por las autoridades e incluso documentada por ellas, es que afirmamos que el edificio de Ayacucho 632 no contempla las necesidades que requiere un profesorado de más de 5000 estudiantes como el Joaquín. Un edificio de 11 pisos, sin salida de emergencia y con un único acceso a los piso superiores (la única escalera que posee) no puede ser pensado para una institución de dicha matrícula (creciente año tras año), considerando además los riesgos en cuanto a seguridad que ello implica. Ni mencionar la necesidad de abrir departamentos en otros turnos, ya que no todos funcionan en los tres turnos, además de requerirse desdoblamientos de cátedras dado que algunas materias poseen solo una, impedimento para la pluralidad ideológica.

A estos problemas estructurales se suma el de los laboratorios de Química construidos en Ayacucho, no sólo por su ubicación (en un piso intermedio, imposibilitando la evacuación de pisos superiores) sino por su capacidad. La superficie destinada a los laboratorios es de 160 m2, siendo la actual de 340 m2, dividido en 4 laboratorios, los cuales deben compartirse con 15 cursos que los utilizan. La drástica reducción de la superficie destinada a los laboratorios se plasma en menos numero de ellos y menor capacidad en cada uno, lo que generaría superposición de cursos y superpoblación de los mismos dado que la capacidad de ellos es hasta 20 alumnos habiendo cursos (fundamentalmente los 1ros años) con cantidades mayores. La superpoblación de alumnos en un laboratorio significa una exposición a accidentes que puedan ocurrir con la manipulación de elementos contaminantes. Estos elementos, drogas y reactivos químicos, materiales tóxicos, inflamables, asfixiantes o vesicantes se almacenarían en armarios que dada la reducida capacidad de los laboratorios se ubicarían en los pasillos dificultando la evacuación ante algún inconveniente, sin mencionar la inexistencia de una doble circulación y la ventilación necesaria. Todas estas deficiencias anteriormente mencionadas se encuentran en un informe con fecha de junio de 2007 por el profesor Katz, del Departamento de Química.

Contradicciones del rectorado

El Consejo Directivo, órgano máximo del Instituto, en febrero de 2007 resolvió avalar la propuesta del rectorado de la compra del predio lindero dado que es imposible funcionar utilizando únicamente Ayacucho, lo que hace imprescindible la adquisición de dicho predio.
En la carta de marzo de 2007 donde el Rector, Francisco Velasco, le solicita a la directora de Educación Superior la compra del citado anexo, especificando la insuficiencia de aulas y de capacidad para comisiones de más de 100 alumnos. Arriba a la conclusión de que las posibilidades del edificio de Ayacucho no se corresponden con las necesidades del Joaquín.

En un artículo de la revista Con- texto educativo con fecha 2007 habla de la reducción de la superficie destinada a los laboratorios de química y de una selección de material que tendría que hacer cada departamento.

Posteriormente, en un informe de octubre de 2007, contradiciéndose con los anteriores informes afirma que Ayacucho tiene la capacidad suficiente para albergar a todas las carreras incluso las que se crearían en 2008.
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Medidas de lucha

Luego de la lectura de este material y las sucesivas intervenciones de estudiantes y docentes se procedió a definir qué medidas se llevarían de allí en más para denunciar la situación del Profesorado, e informar a toda la sociedad de la lucha del Joaquín. Quedó claro para todos que decir NO a Ayacucho es exigir un mejor edificio donde funcione el Instituto.

«No queremos ir a Ayacucho porque no contempla las necesidades del Joaquín. Queremos un edificio propio, seguro, donde entremos todos, que sea funcional a un instituto educativo», expresaron los estudiantes.

Es que ya sucedió el año pasado que en el programa televisivo CQC, al registrar la lucha estudiantil y docente por el edificio propio, anunciaron el traslado a Ayacucho como la única salida a la problemática edilicia y dejaron de lado los testimonios de docentes y estudiantes (agrupados tanto en la Comisión por el Edificio, como en el Centro de Estudiantes), que denunciaban las terribles falencias del espacio asignado. (Ver
Comunicado del FEG frente a la problemática edilicia del Joaquin V. González )

Para más información, leer en esta misma Sección:

«Un edificio para el Joaquín (En donde entremos todos)»

Nueva movilizacion de docentes y estudiantes universitarios y terciarios

«Exigir condiciones edilicias y laborales dignas es también luchar por una sociedad justa»



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