30/03/2005

Rosario: «Lo esencial es conservar la memoria»

Este 24 de marzo Rosario vivió una jornada especial. Se hizo fuerte el repudio al golpe de 1976 con una marcha multitudinaria y algunos condimentos extras. La Catedral y la Cámara de Apelaciones fueron blancos de escraches.


«Que la gente joven tome nuestras banderas, preservar la memoria para el futuro». Darwina Gallichio, madre y abuela de la Plaza 25 de Mayo de Rosario, tomaba como consigna estos puntos durante el 29° aniversario del 24 de marzo de 1976, fecha en que se inició el sangriento proceso militar en la Argentina. Como es habitual desde hace 29 años, en Rosario, se realiza una multitudinaria marcha que va desde la plaza San Martín, pasando por la plaza 25 de mayo (donde todos los jueves se realiza la clásica ronda), hasta culminar con un acto en el Monumento a la Bandera. Este año tuvo dos paradas adicionales: primero escrachando a la Cámara de Apelaciones y luego frente a la Catedral de la ciudad.

Muchas organizaciones rosarinas decidieron marchar junto a las madres. Entre otros se encontraban la agrupación H.I.J.O.S., la Asociación del Magisterio de Santa Fe (AMSAFE), el Partido Comunista Revolucionario, el Partido Socialista Auténtico, Izquierda Unida, el Partido Obrero Revolucionario, la Corriente Clasista y Combativa y la Coordinadora Popular Fidel Tonielli. Unos minutos pasadas las 18 horas comenzaron a marchar con reclamos a través de cánticos y una murga llevada especialmente por H.I.J.O.S. Al frente de la movilización iban seis de las diez madres de la Plaza 25 de Mayo. Las restantes las esperaban en la plaza, ya que debido a su avanzada edad no están en condiciones de realizar semejante caminata. La primera parada se realizó en los Tribunales Federales de Rosario, en la calle Entre Ríos al 400, donde cumple funciones la Cámara de Apelaciones. Este organismo en la segunda semana de diciembre de 2004, ordenó la libertad de Mario Marcote, alias El Cura (imputado en 28 casos de secuestros y 25 casos de torturas, uno de los máximos torturadores del grupo de Agustín Feced, interventor de la Unidad Regional II entre los años 1976 y 1978) porque se interpretó que ‘el mínimo de la escala penal para las imputaciones recibidas determinaba que no correspondía la detención’. Se pidió, en un documento leído, el juicio político a los camaristas.

Las madres, que esperaban a las que venían marchando, se unieron a estas en la Plaza 25 de Mayo, y se dirigieron al monumento para el acto final. Pero antes, y de paso, se encontraba la Catedral de Rosario, que en ese momento estaba celebrando la misa por el jueves santo. Los gritos y cantos de protesta no se hicieron esperar. Ante las miradas de asombro de los fieles que se encontraban dentro de la catedral, los manifestantes cantaban, entre otras cosas: «Iglesia basura, vos sos la dictadura». Luego del parate obligado, los manifestantes comenzaron a ingresar al primer tramo de la plaza donde se encuentra el monumento a la bandera. Al descender las escalinatas todos los movimientos políticos y sociales se fueron acomodando para escuchar la lectura del documento. Las madres y los familiares de detenidos-desaparecidos se ubicaron en una especie de «escenario» y se dispusieron a leer y escuchar el documento del acto y sus adhesiones.

La primer parte del texto fue leído por Chiche Mazza, Madre de la Plaza 25 de Mayo. Con la característica voz de una madre, pero con la fuerza de la lucha que las caracterizan denunció que, a pesar de la reapertura de los procesos a los genocidas, ellos siguen gozando de la libertad. «Resulta indispensable el pronunciamiento de la Corte Suprema de Justicia sobre la nulidad de los indultos», recalcó. Y finalizó diciendo que los militares «intentaron frenar el auge de las luchas populares de los ’70 e impusieron un siniestro plan económico en contra del pueblo. La lucha popular logró la reapertura de los procesos de los genocidas». Cuando culminó su discurso de parte de la gente se mezclaron fuertes aplausos y el canto al unísono de «Madres de la plaza, el pueblo las abraza».

El que culminó el documento, luego de que leyeran su parte Marta Graff de AMSAFE y Paula Luna de Familiares detenidos-desaparecidos, fue Sebastián Portantieri de H.I.J.O.S., que centró su discurso en las acciones de los Estados Unidos sobre Latinoamérica en la actualidad: «El plan Colombia, la instrumentación de numerosas bases yankees en Latinoamérica, como la de Tierra del fuego, la descarada intromisión en los asuntos internos de Venezuela, el bloqueo criminal contra Cuba, el envío de tropas a Haití constituyen muestras de lo que Estados Unidos quiere llevar a cabo». Planteó que las trabas a esos intentos y el de instalar el ALCA son las luchas populares. «Por eso decimos no al ALCA, no al FMI, no al pago de la deuda externa. Que la corte declare la nulidad de las leyes de punto final y obediencia debida. Investigación, esclarecimiento y sanción por parte del estado por cada uno de los desaparecidos, cárcel a los responsables de los crímenes del 19 y 20 de diciembre de 2001, a los responsables de las inundaciones de Santa Fe, de la masacre de Cromañon y los crímenes del puente Pueyrredón», finalizó el representante de H.I.J.O.S. bajo un fuerte aplauso.

Un año más, una marcha más. Pero ellas siguen derribando caminos, muros y quien se les cruce por delante. Su valor es más fuerte que cualquier iglesia, que cualquier cordón policial. Llevan en la sangre esas ganas de reivindicar lo hecho por sus hijos. Ansían ver con su merecido juicio y castigo a los responsables, y también a sus cómplices. Por eso su lucha, esa lucha que 29 años atrás comenzó con una consigna y hoy se hace cada vez más fuerte.


La lucha contra el olvido en la ciudad de Rosario

«La memoria apunta hasta matar a los pueblos que la callan y no la dejan volar» – Leon Gieco

El edificio del Servicio de Informaciones de la Jefatura de Policía de la Provincia de Santa Fe fue uno de los principales centros clandestinos de detención de la ciudad de Rosario durante la última dictadura militar. Allí se centralizaba el accionar represivo, dirigido por el jefe de policía, comandante de gendarmería Agustín Feced.

A 29 años del golpe, los organismos de derechos humanos consiguieron que el gobierno provincial, siguiendo la línea política del presidente Néstor Kirchner con la Escuela de Mecánica de la Armada, ceda el edificio para que todas las personas puedan ingresar y conocer una de las cedes del horror.

«La postura de los que pasamos por ahí es que tiene que estar abierto al público. No como algo tenebroso, no para que se exhiban picanas, pero sí para rescatar la memoria de lo que sucedió», explica Liliana Gómez. Ex detenida desaparecida, estuvo presa en el Servicio de Informaciones y posteriormente fue derivada al Penal de Villa Devoto en la ciudad de Buenos Aires.

No es la primera vez que se plantea en Rosario la creación de lugares para que no se olvide lo sucedido durante el Proceso. Desde el 30 de marzo de 2001 funciona el Museo de la Memoria, ubicado en dependencias de la Secretaría de Cultura de la Municipalidad. El artículo primero de la Ordenanza N° 6506, del 26 de febrero de 1998, especifica que el museo estará «destinado a reconstruir, proteger y cultivar la memoria colectiva sobre las violaciones a los derechos humanos sufridas en nuestro país (…) haciendo especial referencia a los horrores del terrorismo de estado (…) entre 1976 y 1983, reivindicando la identidad cultural de los detenidos-desaparecidos».

El proyecto es que el museo se traslade al edificio donde funcionaba el Comando del II Cuerpo del Ejército. Pero aun no pudo llevarse a cabo la mudanza porque los propietarios del inmueble, Jorge y Rosa Sisvalián, lo tienen concesionado a la empresa Food Corner S. A. para la explotación del bar y restaurante Rock & Fellers. Mientras continúa la puja para expropiar el lugar, la clientela del bar utiliza unos baños que 29 años atrás fueron siniestros calabozos. Durante las movilizaciones de conmemoración del 24 de marzo, el Rock & Fellers no abre sus puertas y toda la esquina donde está ubicado es custodiada por decenas de policías, provocando con la mirada a los miles de manifestantes que pasan por la calle y les dedican numerosos cantos de protesta, aunque en ningún momento intentan ingresar al lugar.

En el marco de las actividades organizadas por la institución, Las Madres de la Plaza 25 de Mayo participaron de la creación del Bosque de la Memoria, donde se plantaron más de 500 especies de árboles y se están incorporando placas con los nombres de los desaparecidos.

«Difundimos nuestro mensaje para que nunca más vuelva a pasar esto», dice Darwinia Gallichio, madre y abuela de Plaza 25 de Mayo, «porque como dice el subcomandante Marcos, no tener memoria implica estar muerto».



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