03/11/2018

“El asesinato de Marielle Franco mostró la amenaza fascista que ensombrece Brasil”

Marielle Franco y Mônica Benicio / Foto cedida por Mônica Benicio de su álbum personal.

Mônica Benicio, compañera de la política brasileña Marielle Franco, asesinada el pasado mes de marzo, lidera ahora la lucha por los derechos de la población LGBTI en un Brasil que va a ser gobernado por la extrema derecha con Jair Bolsonaro. “Las primeras víctimas serán sin duda la población negra, LGBTI y los más pobres”, asegura en una entrevista realizada pocas horas después de la segunda vuelta electoral. A pesar del golpe de las urnas, Benicio tiene esperanza en el cambio: “Confío en que estamos construyendo una revolución, pero Brasil necesita todo el apoyo y la solidaridad de las compañeras del mundo entero”. Por Luna Gámez / Pikara.


Mônica Benicio es hoy una activista por los derechos de la población LGBTI que, sin escogerlo, se ha convertido en una figura pública como resultado del dramático episodio de la noche del 14 de marzo de 2018, cuando su compañera sentimental Marielle Franco fue asesinada. Benicio nació y creció en la misma favela de la Maré donde vivía Marielle y donde comenzaron una vida juntas. Ella también conoce el drama de vivir en el cuerpo de una mujer lesbiana y ‘favelada’. Ahora, ella está recorriendo el mundo en busca de justicia por Marielle. A pesar de las continuas amenazas sufridas, destaca que los mensajes de apoyo y solidaridad son mucho más numerosos.

Está bajo la protección especial de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos tras haber llevado varias denuncias de ataques violentos e intimidaciones a la Organización de Estados Americanos. No obstante, esta activista afirma que no tiene miedo y que se siente con la responsabilidad de darle continuidad a la lucha que Marielle inició, principalmente en este delicado momento político que Brasil enfrenta tras la victoria de la extrema derecha.

Jair Bolsonaro, candidato del Partido Social Liberal (PSL), ganó las elecciones presidenciales en Brasil este domingo 28 de octubre con un 55,13 por ciento de los votos válidos. Bolsonaro ha sido conocido nacional e internacionalmente por su violento discurso racista, homófobo y machista, en el que además ha hecho apología de la tortura y ha defendido la dictadura.

-¿Cómo te sientes tras la victoria de Bolsonaro?

-Preocupada, vienen tiempos difíciles, por los menos para los próximos cuatro años. Estoy muy preocupada.

-¿Cómo valorarías el contexto político actual?

-Estamos frente a una coyuntura bastante dramática. Vivimos hoy un momento de dificultad de representación y de desesperanza de la población en relación a la política. Históricamente Brasil ha sido un país reconocido por la simpatía de su pueblo, pero pasamos años ignorando que también era racista, machista y homófono. La victoria de Bolsonaro nos restriega en la cara que tenemos muchos problemas que resolver. Vamos a tener que volver a hablar sobre dictadura, o tal vez hasta pasar por ella de nuevo. Las primeras víctimas serán sin duda la población negra, LGBTI y los más pobres. Imagina la fragilidad para una persona que se encuadra dentro de todo eso, es decir, una mujer negra, pobre y lésbica. Este es un momento muy difícil y preocupante, pero ahora precisamos estar unidos para articularnos y enfrentar este desafío.

-Muchos de los electores de Bolsonaro le quitan importancia a su discurso y alegan que, aunque quisiese, él no conseguiría cumplir todas las barbaridades que menciona. ¿Qué opinas sobre la negación de un posible gobierno autoritario?

-En nuestros libros de historia no se refleja la dimensión del fascismo y, además, nuestra educación pública está muy deteriorada. Los gobiernos siempre tuvieron interés en que la población no tenga acceso a la educación de calidad porque saben que conocimiento es poder. Lo que más me preocupa no es Bolsonaro, sino las personas que apoyan estas propuestas y legitiman este discurso de odio y de violencia. Solo juega con el fascismo quien no sabe lo que es, pero ahora estamos cerca de poder descubrirlo.

-Bolsonaro amenaza a la oposición con el exilio o la prisión, pero los movimientos sociales insisten en reafirmarse bajo el estandarte de la resistencia. ¿Cómo se está organizando esta resistencia?

-Es muy pronto para hablar de la estructura de las futuras resistencias y además debemos preservar la seguridad. Debemos tener mucho cuidado con lo que divulgamos, pero las manifestaciones y la ocupación de la calle para mí es la principal forma de resistencia. Debemos mostrar que existen personas articuladas e indignadas con lo que se está viviendo, que no vamos a aceptar una nueva dictadura ni un gobierno fascista. No vamos a aceptar que nuestra democracia, que fue tan duramente conquistada y aún es joven y frágil, sea destruida.

-¿Qué lugar ocupan los movimientos feministas brasileños en la construcción de esta resistencia?

-El movimiento feminista es ahora el más articulado y el movimiento más fuerte en todo Brasil. Las mujeres movilizadas están mostrando su gran potencial de atraer diversos movimientos transversales, lo que demostraron con creces en el evento del 29 de septiembre Ele Não (Él no). El movimiento feminista es la base de todo eso, es la base del cambio y de la revolución. Yo creo firmemente que existe una revolución en camino y que esta revolución será feminista.

-Estas elecciones también han destacado por eventos relevantes como la victoria de Talíria Petrone, amiga de Marielle elegida diputada federal; además de la elección de tres de las antiguas asesoras de la concejala durante su mandato en la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro, Renata Souza, Mônica Francisco y Dani Monteiro, ¿Qué representa la elección de estas cuatro figuras políticas que también son mujeres negras?

-Una bonita respuesta a la bárbara noche del 14 de marzo. Sin ninguna duda, se ganaron la elección con coraje, determinación, con mucha lucha y con construcción política colectiva. Su victoria significa resistencia, significa un claro recado de que la noche del 14 de marzo no fue solo una noche de barbarie para imponernos el miedo, porque en aquella noche nos robaron tantas cosas que perdimos el miedo y por eso seguimos adelante. Ellas, mujeres negras, podrían haber interpretado el asesinato de Marielle como un recado para que se retirasen de la política, pero resistieron. Con mucha valentía ellas están colocando su cuerpo a disposición de la lucha y de la política para construir otro modelo de sociedad que era el modelo en el que Marielle creía, defendía, y por el cual murió.

-Marielle Franco fue coordinadora de la Comisión de Derechos Humanos de la Alerj (Asamblea Legislativa del Estado de Río de Janeiro) durante tres años hasta que en 2016 fue elegida concejala, la quinta más votada entre todas las candidatas y candidatos municipales. ¿Cómo Marielle vivía el hecho de ser una referencia para la lucha negra, de favela y LGBTI?

-Marielle era una mujer, negra, nacida en uno de los barrios más pobres de Río de Janeiro y lésbica, eso fue lo que motivó la política diferenciada que ella defendía. Marielle conocía en su ser más íntimo lo que era el dolor de intentar luchar contra estos prejuicios en la sociedad. Para ella el principio de su lucha era evitar que las generaciones futuras tuviesen que pasar lo que ella ya sufrió. El hecho de que Marielle era quien era y tener el cuerpo que tenía, era sin duda, una de las cosas que le inspiraban en su lucha.

-Hace más de siete meses que Marielle fue asesinada, ¿en qué estado se encuentra la investigación de su caso?

-La investigación está oficialmente bajo sigilo, pero yo creo que lo que el Estado brasileño nos está presentando no es sigilo sino silencio, que son cosas diferentes. Hay un trabajo de investigación que está siendo desarrollado pero aún es poco, ya llevan siete meses de investigación. Por tanto, me parece que la única alternativa es que el caso, que actualmente está siendo tratado por el Gobierno del estado de Río de Janeiro, pase a ser tratado desde el Gobierno central, incluso considerando que el futuro presidente será Bolsonaro. No se nos está dando ninguna explicación ni a la familia ni a la sociedad en general, entonces no confío en que el estado de Río de Janeiro me entregue el resultado de estas investigaciones. Lo ideal sería que yo no tuviese que pelear para ver qué órgano realmente se hace cargo del caso, sino que diversos entes deberían estar sumando fuerzas para resolver este caso cuando antes. Es una vergüenza internacional que Brasil no haya respondido en siete meses quién ordenó la muerte de Marielle.

En el campo internacional hemos recibido ayuda de Amnistía Internacional y continuamos solicitando a los gobiernos de otros países que le exijan al Estado brasileiro que por lo menos sea transparente en las investigaciones y nos muestren que están haciendo algo con seriedad y respeto para resolver este caso.

-¿Quién podría tener interés en silenciar a Marielle y a las voces que ella representaba?

-Marielle representaba una política extremamente nueva. Mi lucha diaria hoy es consolidar esta política para que una mujer negra también pueda entrar en ese espacio de poder, que históricamente ha sido racista, machista, homofóbico, y heteronormativo. Una transición hacia la diversidad en la política en Brasil es esencial, pero, tristemente, ahora entraremos en un momento de retroceso político.

Quién está detrás del asesinato de Marielle es alguien que cree que el cuerpo de una mujer negra y lésbica no vale nada. Incluso teniendo el título de parlamentaria, fue ejecutada a las 23 horas en la capital de Río de Janeiro en el centro de la ciudad de una forma bárbara. Además, quien lo hizo tenía la certeza de salir impune, y en Brasil solo goza de esta impunidad quien tiene gran poder político y económico.

Marielle era una figura política en ascensión, tenía un índice de rechazo muy bajo. Ella era querida, se paraba en la calle para ser abrazada y escuchar elogios de la población que representaba. A largo plazo, la figura de Marielle podía ser una amenaza para algunos por lo que ella podría llegar a convertirse como política en la historia de este país. Y ella, con su competencia técnica y su carisma, podría haber llegado a donde quisiese. Desde el lado de la vieja política no es interesante tener una figura como Marielle disputando ese espacio de poder.

-Hasta ahora la única sospecha que se lanzó públicamente sobre los autores del asesinato de Marielle fue en relación a posibles grupos de milicias de la ciudad de Río de Janeiro. ¿Ha habido nuevos avances sobre estas sospechas?

-Cualquier línea de investigación, que pueda ser una hipótesis fundamentada, debe ser investigada. Con lo poco que existe hoy revelado de la investigación, sería precipitado decir que fue un grupo u otro. También porque la milicia hoy es un grupo muy fuerte, sobre todo en Río de Janeiro y debe ser tratado con mucho cuidado, como todo grupo paramilitar. Sería además reducido que fue simplemente una milicia, una entidad sin cuerpo, solo para encontrar un culpable. Tenemos que perseguir todas las pistas pero con mucho cuidado para no hacer acusaciones a la ligera y entregar al mundo una respuesta de quién mató Marielle solo para cerrar y silenciar este caso.

-¿Te gustaría mandar un mensaje a las mujeres feministas de otros países?

-El asesinato de Marielle fue una muestra de la amenaza fascista que ahora ensombrece Brasil. Pero me gustaría lanzar un pedido a todas las mujeres: ahora más que nunca os pido que caminemos de la mano. Confío en que estamos construyendo una revolución, pero Brasil necesita todo el apoyo y la solidaridad de las compañeras del mundo entero. Os pido, con cariño, que no nos abandonen.

Fuente: Pikara



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