23/10/2018

«Bolsonaro no es una variante de autoritarismo, es un peligro neo fascista»

Entrevista a Claudio Katz acerca de la segunda vuelta para elección presidencial en Brasil, sobre el alza de votantes de Jair Bolsonaro y el papel del Partido de los Trabajadores en los últimos años. «El PT tiene una enorme responsabilidad, la principal en este ascenso de Bolsonaro. Convalidó el poder de las clases dominantes, se negó a implementar las transformaciones sociales que esperaban las mayorías y ese desengaño generó una frustración que nutrió el ascenso de la derecha», afirma. Por Mario Hernández.


M.H.: Claudio escribiste hace unos días “Combatir a Bolsonaro en las calles y en las urnas”.

C.K.: Las próximas semanas van a ser la clave de la lucha electoral, muchos piensan que se puede dar vuelta, veremos. Lo que está en juego no es solo si gana Bolsonaro sino por cuánto. Cuánta autoridad va a tener para gobernar, es importante el resultado de la votación para definir qué nivel de legitimidad y margen de acción va a tener para lo que se prepara. Ya vimos que en la primera vuelta los sufragios de Bolsonaro superaron el pronóstico previsto, arrasó en gran parte del país, demolió a sus adversarios, mucho más a los partidos tradicionales de la centroderecha, la transferencia de votos de Lula a Haddad fue importante pero no contuvo el huracán.

Yo creo que lo que tenemos que recordar es que en esta segunda vuelta no vamos a tener una elección sino una extorsión basada en la proscripción de Lula que ganaba en la primera o en la segunda vuelta, elecciones completamente manipuladas por el Poder Judicial bajo la tutela de las FF AA, basadas en esa diabolización mediática del PT como si la corrupción fuera una enfermedad de ese partido y no de todo el sistema político brasileño incluyéndolo al propio Bolsonaro que se presenta como incorruptible pero 20 de los 27 años de su vida política estuvo en el partido que lidera Maluf que era un corrupto descarado. Incluso el jefe de campaña de Bolsonaro, Lorenzoni, es un hombre que reconoció haber cobrado coimas. Por lo tanto es una elección completamente manipulada, el resultado del golpe institucional que la derecha se aseguró para manejar los comicios.

Me parece que lo importante es registrar que Bolsonaro no empezó ayer. La derecha comenzó a crecer desde 2010 y alcanzó hegemonía en 2014 porque le ganó las calles al PT. Cuando el PT perdió las calles frente a la derecha cuando Dilma renunció sin lucha, cuando Lula no pudo frenar su detención; ahí se creó un clima mediático que preparó este auge de Bolsonaro.

Estamos sumamente preocupados, viendo este proceso con mucha atención. Bolsonaro no es una variante de autoritarismo, no es solo la restauración conservadora ni un populista de derecha, es mucho más que eso. Es un peligro neo fascista, al menos con un componente de ese tipo en su base social. Habrá que ver cómo evoluciona pero la amenaza existe.

Ahora los medios del establishment en Brasil difunden un mensaje tranquilizador “no se preocupen, voten a Bolsonaro que lo vamos a disciplinar”. Ojo con dejarse llevar por esa visión. Yo creo que es mejor sobrevalorar el peligro de Bolsonaro que desestimarlo. Ojo con esta idea de que solamente es un derechista. Este hombre tiene un discurso fascista explícito, no anda con engaños. Tiene prejuicios machistas, homofóbicos, contra los negros, los indígenas, defensa de la dictadura, los torturadores, los asesinos, etc. Esta victoria ya se cobró una víctima, un maestro que fue acuchillado. Recordemos que Bolsonaro habla del armamento de la gente contra sectores criminalizados y excluidos, se maneja con el bloque ruralista y esa famosa “bancada de la bala” que pide pena de muerte. Y el problema es que tiene una base social derechista, que una parte de ellos vota a Bolsonaro haciendo la “L” de la pistola. Es un núcleo fanatizado, organizado por las iglesias evangélicas que son su base de sustentación política, lo que eran los partidos de la ultraderecha ahora son estos evangélicos con una prensa récord tan fuerte como O Globo.

Y sobre todo es un militar, tiene un vice militar, actúa en alianza con los militares, prepara una tutela del Ejército, ya tiene 70 candidatos militares electos y 3 que van a disputar la gobernación. Hay diferencias con el fascismo clásico pero hay que preocuparse.

«El PT no disputó la calle»

M.H.: Hay que sumar para tratar de derrotarlo.

C.K.: Tendremos tiempo de hacer análisis más tranquilos pero creo que el PT tiene una enorme responsabilidad, la principal en este ascenso de Bolsonaro. Convalidó el poder de las clases dominantes, se negó a implementar las transformaciones sociales que esperaban las mayorías y ese desengaño generó una frustración que nutrió el ascenso de la derecha.

El PT no avanzó en la reforma política, o en la Ley de medios o en el empoderamiento popular para contrarrestar esta oleada. El PT no revirtió la despolitización de gran parte de la sociedad  y eso permitió que la derecha vuelva a resurgir con esta fuerza. Abandonó la tarea política de las masas, se limitó a generar una mejora del consumo y eso explica la fuerza de la derecha.

El punto clave fue, cuando a diferencia de Venezuela, el PT no disputó la calle a Bolsonaro, a la derecha, después de las jornadas de 2013. El PT le dio la espalda a esa movilización, la gente se frustró, por eso la derecha lo canaliza. Ahí hay un punto claro de contraste con Venezuela, que sí libro la lucha con la derecha en las calles y por eso todavía no despunta un Bolsonaro en Venezuela.

Este es un balance que hay que hacer más allá de ver qué va a pasar con Bolsonaro, porque están abiertas muchas posibilidades. Si gana va a tener que enfrentar agudas contradicciones porque hay una resistencia limitada pero hay una resistencia en Brasil, hubo dos grandes huelgas, una gran marcha de “Ele nao” hace semanas. No es como en 1964, no hay una contrarrevolución triunfante, hay una revolución en marcha y Bolsonaro va a tener que enfrentar la decepción de los pobres porque tiene planteado un programa contra los pobres y además hay que ver cómo queda el régimen político, porque el poder empresarial cerró filas con Bolsonaro pero lo toma con reservas también.

Recordemos que Bolsonaro va a tener que actuar en un cuadro semi-institucional, no va a poder anularlo. Puede ser una pieza transitoria, un marginal, un “Buonaparte” de un corto período hasta que la burguesía recupere gente más confiable; pero yo creo que hay puntos de contacto con el pinochetismo, con la base social derechista que se creó con el pinochetismo, hay puntos de contacto con Colombia con Uribe, el régimen oligárquico militarizado de Colombia y lo importante es reconocer esta amenaza y para asumir la radicalidad que no tuvo el PT en el pasado frente al peligro que significa Bolsonaro.

Este es un tema también para la Argentina. No sólo por la razón obvia que Brasil es el principal socio comercial, el país limítrofe; más allá yo creo que Bolsonaro va a tener mucho impacto en el escenario de los próximos meses si gana. Le tiró un puente a Macri, lo felicitó por terminar con lo que él llamó la “Dilma Kirchner”.

«La principal diferencia entre Brasil y Argentina es que acá hay una movilización popular importante»

M.H.: Hubo una comunicación de parte de Bolsonaro hacia Macri.

C.K.: Creo que los puentes vienen por varios lados, uno es la mano dura, lo que quiere hacer Patricia Bullrich, tener el electorado a través de la seguridad y las pistolas, con esa excusa Macri ha intentado desplegar un accionar represivo que no ha logrado, pero ahora tiene a Bolsonaro para intentar nuevamente el apaleo de manifestantes.

Lo otro es el tema de los falsos cuadernos, el Lava Jato argentino. Hay todo un sector dentro del gobierno que quiere poner en la cárcel a Cristina para repetir en Argentina la secuencia que impidió que el PT y Lula estén presentes en la elección. Acá siempre hay un show de ese tipo, incluso la corriente tipo Lilita Carrió y Luis Majul, que presionan para una actitud más agresiva contra Cristina es porque tienen en cuenta Brasil como un escenario a imitar, yo creo que difícil de reproducir porque por ahora hay grandes diferencias entre Brasil y Argentina, la principal es que acá hay una movilización popular importante. Macri no ha doblegado la resistencia callejera, las huelgas, las marchas contra el ajuste. Macri ni ninguna derecha ha construido una base social reaccionaria. Trató de convocar marchas hace unos meses, de sectores sociales acomodados, pero no logra una convocatoria porque la clase media se está distanciando de él por los tarifazos y después hay diferencias históricas; en Brasil los militares nunca fueron juzgados

M.H.: Justamente quería preguntarte, porque hace unos días atrás un artículo de Ámbito Financiero titulaba “Bolsonaro un líder construido en pos de un nuevo proyecto de poder militar” donde la cúpula de las FF AA brasileñas sostiene que lo había contactado en el año 2014 para prepararlo e impulsar una “nueva democracia”.

C.K.: No vi el artículo pero sí, es así. No olvidemos que Brasil mantiene todas las prorrogativas de las FF AA, los policías son militares, no hay ningún torturador preso, las FF AA son intocables. Aquí hubo un tanteo al respecto, un solo movimiento de Macri hacia un reingreso de los militares provocó una movilización de rechazo de gran fuerza. Hay que ver qué nivel de cohesión final va a tener Bolsonaro con las FF AA porque abandonó su tradición nacionalista, porque durante 20 años él hacía demagogia nacionalista, votaba contra el FMI, se oponía a las privatizaciones, pero en noviembre de 2017 tuvo un gran viraje y asumió el proyecto neoliberal con todo, se distanció del proyecto desarrollista de los militares del ´64 para adoptar el método salvaje de Temer y ahora quiere una reforma previsional regresiva, la privatización completa de Petrobrás, la entrega de Embraer a la Boeing, reducir la deuda pública con privatizaciones, la jubilación privada como en Chile. Su ministro de Economía es un banquero, un gabinete con bancos y fondos de inversión. De todas maneras hay que ver cómo repercute este distanciamiento de la tradición de las FF AA. A él lo saludan los mercados como a uno propio, tiene un contacto muy importante con la Embajada norteamericana, prometió entregarle en Alcántara (Maranhão) una base a EE UU y el hijo de Bolsonaro habló de hostilizar a Venezuela al mejor estilo de Colombia.

Otra importante diferencia con Argentina es que en Brasil colapsó todo el sistema político, se hundió todo, acá Macri sigue obligado a actuar en el marco de los partidos en el régimen institucional, con elevada politización de la sociedad, con participación ciudadana. Los Bolsonaro argentinos, que serían como Olmedo, el diputado salteño o Eduardo Feinmann, el de la televisión son por ahora muy marginales, para que ellos cobren fuerza deberían producirse una destrucción y un derrumbe del sistema político argentino, cosa que no se avizora todavía, por eso Macri no es Bolsonaro, recurre a las mentiras, a la demagogia, oculta su programa, trata de mostrarse como no es.

Y hay también una diferencia histórica. Hay que entender a Bolsonaro en la historia de un país donde la independencia no fue una revolución, fue proclamada por un príncipe portugués, un país que no vivió procesos revolucionarios, que tuvo una dictadura que duró 21 años y cuya salida fue muy consensuada. No hubo nada parecido al colapso de Galtieri con las Malvinas ni un movimiento de DD HH como aquí, ni una rebelión popular como la del 2001.

Además hay que ver cómo termina lo de Macri y Bolsonaro, porque qué pasa si Bolsonaro toma un giro ultraliberal y decide tomar distancia definitiva del Mercosur para competir con Argentina como monoexportador con acuerdo de libre comercio directo de ellos con otros países, o qué pasa si Bolsonaro llega a un acuerdo con Trump y Macri queda totalmente relegado en la prioridad que tiene para EE UU Sudamérica en torno a Macri. Hay muchas alternativas, lo que seguro podemos concluir es que pocas veces la trayectoria de Brasil estuvo tan emparentada con el futuro de la Argentina. Pocas veces lo que pasa allí repercute tanto aquí. Esto estará en juego y tendremos que ajustar toda nuestra acción política al escenario que se viene.

 



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