09/10/2018

Bolsonaro

«Si algo hay que aprender de este regreso de la derecha, que vuelve cortando cabezas y destruyendo todo lo que puede, es que los procesos de cambio en sentido democrático que no avanzan y se profundizan, los que temen dar un paso más allá del orden capitalista-liberal actual, terminan en desilusiones colectivas y en retrocesos tremendos como los de hoy». Por Ezequiel Adamovsky.


Leo por ahí análisis que nos llaman a mea culpas: las limitaciones de los gobiernos «progresistas» serían las responsables por el avance de la derecha. Estoy de acuerdo. No tanto en lo que respecta al peso de la corrupción, que habría desacreditado a esos gobiernos. Ese elemento existe, claro, y es importante señalarlo. Pero en honor a la verdad, no creo que ese sea el punto principal del descontento sino más bien una excusa para otra cosa (a menos que alguien me pueda explicar cómo una persona realmente preocupada por la corrupción vota a alguien tan notoriamente involucrado en actos de corrupción como Macri).

Si algo hay que aprender de este regreso de la derecha, que vuelve cortando cabezas y destruyendo todo lo que puede, es que los procesos de cambio en sentido democrático que no avanzan y se profundizan, los que temen dar un paso más allá del orden capitalista-liberal actual, terminan en desilusiones colectivas y en retrocesos tremendos como los de hoy.

Como sea, me parece importante que en nuestros análisis no olvidemos:

– Que los discursos «antipopulistas» y pseudo-republicanos ramplones que vienen proliferando desde hace veinte años hicieron mucho por demonizar no sólo a los gobiernos llamados «progresistas» sino también a cualquier otra forma de participación popular en la vida política y a la propia idea de luchar por la expansión de derechos. Y en definitiva a la democracia. Y hay que decir que muchas veces hemos participado, sin quererlo, en la diseminación de esos discursos antipopulistas y pseudo-republicanos que inevitablemente nos conducen a la derecha. Quienes leen este muro (se refiere a su cuenta de Facebook) saben que vengo insistiendo con esto desde hace años. Me alegra ver que más gente va tomando conciencia. Aprendizaje para el futuro: las críticas que desde la izquierda inevitablemente tengamos que hacer al peronismo, al PT, al chavismo, etc. se hacen desde visiones y categorías propias. No desde las de la derecha.

– Que los ricos están detrás de este avance del fascismo. Hoy la Bolsa de Sao Paulo abrió con un alza espectacular del 6%, índice del optimismo y felicidad que les produce la victoria de Bolsonaro. El gran empresariado es una fuerza de barbarie en nuestras sociedades y lo será cada vez más. No lo estamos diciendo lo suficiente.

– Que el fascismo se viene cocinando desde hace años en la cultura, especialmente a través de los medios de comunicación. Detrás de la victoria de un Bolsonaro hay años de empresarios de comunicación que decidieron darle lugar en la programación a Etchecopares y Feinmans. Hay años de conductores de TV que invitaron todo el tiempo, sin parar, a tipos como Milei, Olmedo, Biondini, etc. como si fuesen voces autorizadas. Hay décadas de equipos de producción de TV que decidieron machacar con noticias de inseguridad día y noche, musicalizadas con melodías tétricas, sin ninguna información de magnitud, escala o contexto. Hay años de prédicas del miedo y del odio.

– Que la victoria de Bolsonaro no se explica sin la destitución (sin motivos) de Dilma Roussef y el encarcelamiento (sin pruebas) de Lula. Las elecciones se dieron en el marco de un verdadero golpe de Estado de nuevo tipo, realizado por el Legislativo y partes del Poder Judicial. Hay que hacerse cargo de este nuevo escenario: la destrucción de la república se hizo desde las propias instituciones republicanas, colonizadas por la derecha.

Creo que esta imagen – el voto junto al revólver – resume lo anterior y la época que se abre.



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