Si dudás en salir o no a protestar, buscá a Jubiladxs Insurgentes

«Es viernes y tu cuerpo lo sabe» es la frase que quizá alude a las ganas de salir de joda que tienen lxs jóvenes. Ana y Zulema, no son jóvenes, son jubiladas pero tienen un cuerpo vital, móvil e insurgente. Siguen trabajando, militando y cuentan por qué hoy, después de una semana intensa, también es importante salir a las calles junto a la organización a la que pertenecen: Jubiladxs Insurgentes. Durante las jornadas de resistencia popular a la Ley Ómnibus de Milei, la policía y la gendarmería se enfocaron en reprimir a un grupo de 10 adultas y adultos mayores que agitaban la bandera roja en la vereda. Hoy cuando Milei realice un discurso de apertura a las sesiones ordinarias en el Congreso blindado con un fuerte operativo represivo, ese cuerpo colectivo volverá a la calle a seguir resistiendo la avanzada de LLA contra los derechos laborales. Resiste junto a las asambleas barriales que crecen desde abajo en repudio a las políticas de ajuste contempladas en su DNU. Por Manuela Wilhelm (ANRed)

«Estoy regresando a casa (tengo 2 horas de viaje)», me dice Zulema el jueves. Participó de la protesta de asambleas barriales frente a Tribunales que reclamaba a los jueces de la Corte Suprema de Justicia la anulación del DNU y cuando terminó tuvo que ir a trabajar. Ana María fue a la Ronda de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y me contestará al día siguiente. «Las madres siempre tienen algo que hablar de los jubilados, y me miran porque saben que yo soy jubilada de Insurgentes, siempre están apoyando», me cuenta mientras vuelve a su casa.

Zulema y Ana son parte de Jubiladxs Insurgentes, una organización que nació en una biblioteca popular hace siete años. Tiene como objetivo la unidad de trabajadores activos y jubilados para enfrentar las políticas de ajuste de los gobiernos. En la Ciudad de Buenos Aires se reúnen todos los miércoles de 15 a 16 horas en la puerta del anexo que está sobre Rivadavia a media cuadra de Callao frente al Congreso. El 21 de diciembre después de que Javier Milei anunciara el DNU, Jubiladxs Insurgentes marcharon a Plaza de Mayo dejando en ridículo el protocolo antiprotestas de Patricia Bullrich. 

Ana tiene 71 años y lleva diez años jubilada con la mínima, trámite que realizó «en tiempo y forma porque para los aportes tenían años de sobra». Trabajó en relación de dependencia de joven y después se dedicó a trabajar en discapacidad transportista de manera independiente, aportando como monotributista. “Seguí trabajando porque siempre sostuve que nunca iba a poder vivir de una jubilación mínima y no me equivoqué, hice ciertos ahorros obviamente para que eso no me pasara y estoy metiéndole mano porque es imposible con 105 mil pesos por mes».

Zulema tiene 73 años y está jubilada desde hace más o menos 20 años porque trabajaba en un lugar que era insalubre. «Trabajaba en la empresa telefónica desde que era Entel y era operadora del sector de internacional, entonces bueno, nos jubilábamos con menos años, pero así también estaba nuestra salud» dice. Ya desde aquella época cuenta que ella sabía que la jubilación se iba a deteriorando, así que se especializó en técnicas corporales como masoterapeuta. «Trabajo por mi cuenta, antes me ayudaba a la Jubilación, ahorraba algún pesito e incluso podía ayudar a algún sobrino…etc, ahora si no atiendo, estoy tocando fondo todo el tiempo» y agrega: «eso que mi jubilación no es la mínima, o sea cobro 150.000 más que la mínima pero así y todo este toco fondo si no trabajo, porque viajo a capital, el viaje ahora se encareció muchísimo». Una de las políticas de ajuste de Milei fue eliminar los subsidios al transporte.

Ambas cuentan su situación de manera sintética, y aclaran que por suerte o no gastan en medicamentos, o no pagan alquiler porque tienen vivienda propia. Lo que les interesa es hablar por las personas que más necesitan: «Esa sería una de las causas más nobles: no trabajar ni militar por lo que le pasa a uno en lo personal, sino por lo que le pasa a los demás y esa es la consigna que tenemos que seguir trillando en Jubilados Insurgentes» aclara Ana. 

«Como trabajadores hemos colaborado con los jubilados de ese tiempo porque la jubilación es una transferencia intergeneracional, entonces lo más lógico es que ahora cuando estamos jubilados se utilice el dinero de los trabajadores para que podamos vivir dignamente, por eso es que los jubilados insurgentes luchamos» dice Zulema.

En esa lucha por poder acceder a los servicios básicos con una jubilación mínima, las y los adultos mayores que se manifiestan quedan expuestos a recibir la violencia del estado, como pasó durante el tratamiento de La Ley Ómnibus. Allí el Congreso permaneció vallado y un gran operativo represivo a cargo de Patricia Bullrich arremetió con gases pimienta y lacrimógenos, palos y balas contra la manifestación de organizaciones. Entre ellas, sobre la vereda de Rivadavia y Entre Ríos, Jubiladxs Insurgentes fueron reprimidas cuando agitaban su bandera roja cantando por un Paro General de la CGT.

«Fuimos objetivo de la policía y gendarmería cuando resistíamos la ley porque estábamos ahí en la mira, porque venían todos los medios y aparte porque ellos quieren desalentar la resistencia y más de los jubilados. ¿Qué jubilado querría ir viendo que nos gasearon y nos tiraron balas de goma cuando estábamos resistiendo?» se pregunta Zulema.

Hoy viernes primero de marzo Jubiladxs Insurgentes convoca a manifestarse junto a las asambleas barriales y Unidxs por la Cultura en repudio a las políticas de ajuste de Milei durante la apertura de sesiones ordinarias en Congreso. Allí el presidente Javier Milei dará un discurso en medio de un operativo represivo con 5.000 efectivos de seguridad. «En caso de que ellos quieran reprimir nuevamente nosotros pensamos que cada vez tiene que haber más asambleístas, cada vez tiene que haber más trabajadores protestando, cada vez tenemos que ser más para defendernos entre todos, porque de esta lucha va a depender nuestro futuro y porque no hay manera de vivir en una sociedad donde vengan con una motosierra a quitarnos todos los derechos» repone.

Una característica de la organización Jubiladxs Insurgentes es el nivel de análisis político gracias a la experiencia que tienen como trabajadores jubiladxs y sobrevivientes de la última dictadura cívico eclesiástica militar. «Es realmente terrible» dice Ana quien milita desde los 14 años y sigue militando en organizaciones de sobrevivientes, familiares de víctimas de terrorismo de estado y compañeros de Campo de Mayo y siguen reclamando la apertura de los archivos de la dictadura. «¿Qué es lo que estamos esperando de esta gente que es la mano de obra heredada de todo lo que nos gobernó anteriormente, de un genocidio? Yo no puedo esperar nada de todos estos grupos de tareas que quedaron y ahora nos están gobernando. Todos los días tenemos que estar en la calle» agrega Ana.

En ese sentido, hacen responsables a todos los gobiernos que antecedieron por la crisis actual, y remarcan cómo la anterior gestión permitió el enriquecimiento de las empresas durante la pandemia y la degradación del salario de los trabajadores. La salida para Jubiladxs Insurgentes es construir poder popular y no confiar en las instituciones.  «El Estado dejó mucho que desear, pero no por eso vamos a apoyar la destrucción del Estado, al contrario. Queremos un Estado que sea controlado por los trabajadores y por eso también defendemos a todas las empresas que quieren ser privatizadas, la lucha del ferrocarril, la del Banco Nación, es importante que se defiendan los puertos, los aeropuertos, las aerolíneas, YPF» dice Zulema quien fue trabajadora telefónica y pudo ver como la privatización «ni siquiera trajo la mejora del servicio».

Hoy viernes se unen a la convocatorias de las asambleas barriales y Unidxs por la Cultura que llegan en «trenazos» con saltos de molinetes en repudio a los tarifazos en el transporte. «Sabemos que los derechos se ganan. Ahora nos toca a nosotros que nacimos con derechos y tal vez no los valoramos. Estamos frente a una gran pérdida y nos toca luchar por nosotros y por las generaciones que vienen» agrega Zulema. Es viernes de movilización, y su cuerpo lo sabe.