17/01/2024

Otro papelón de Bullrich como muestra de la discriminación y criminalización a los pueblos árabes

El 28 de diciembre de 2023 tres pasajeros identificados como Naem Chatay Chassan, Juan Manuel Ledesma y Ramón Alberto Fernández, fueron detenidos acusados de presunto “terrorismo”. Sin embargo, la denuncia colapsó durante la investigación debido a «inconsistencias» en el caso. El episodio remite a otro sucedido en el año 2018 también bajo la gestión de Bullrich en el Ministerio de Seguridad en el que detuvieron a dos hermanos de ascendencia libanesa en Floresta sin las pruebas pertinentes. Un repaso de estos y otros episodios como muestra de la discriminación a los pueblos árabes, sus descendientes, o quienes manifiestan algún tipo de afinidad y que también se ve en la ausencia de voces árabes en los medios hegemónicos al informar sobre lo que sucede en Medio Oriente. Por Ramiro Giganti (ANRed)


“¿Pero se puede ir ahí? Te van a cagar a tiros”, era la respuesta con humorada recurrente cuando a principios de 2015, le comentaba a algún amigo o conocido que iba a viajar al Líbano. En aquel entonces las noticias recurrentes eran los atentados del Estado Islámico, mas asociado a occidente que al mundo árabe, pero que suele ser quien pone la mayor cantidad de víctimas. Nadie me hacía esta pregunta ni a mí ni a otra persona cuando contaba que viajaba a la Europa de las dos guerras mundiales, o a los Estados Unidos de las dos bombas atómicas,  las invasiones en todo el mundo, o cuya tenencia de armas en la población civil es mayor a la del mundo árabe.

Demás está aclarar que no solo «no me cagaron a tiros», sino que la visita al Líbano además de emotiva fue muy didáctica. La calidez y el buen trato recibido además de parte de lo aprendido fue publicado en este medio, en una nota que ya tiene mas de 8 años, y algunas imperfecciones visuales tras la mudanza del sitio web, pero que igualmente puede leerse.

Pero dejando de lado el privilegio de haber podido cruzar el océano atlántico alguna vez, vamos a centrarnos en episodios sucedidos en Argentina, que no se limitaron a un simple comentario socarrón.

Primer papelón: noviembre de 2018

La tarde del 13 de noviembre de 2018, Axel Salomón estaba por abrir su comercio (donde trabaja con su padre) cuando vio que tres efectivos del grupo GEOF de la Policía Federal lo apuntaban con sus armas. Las detenciones de Axel Abraham Salomón y Kevin Abraham Salomón, de 25 y 23 años respectivamente, se produjeron por un mail anónimo que llegó a la DAIA y que el organismo presentó ante la Justicia. Los hermanos Salomón son argentinos, de ascendencia libanesa y profesan la religión musulmana.

Dibujo de Carlos Latuff, que parodia a un innecesario horror ante una mujer que habla en árabe.

Ambos estuvieron detenidos 22 días en la cárcel de Ezeiza por una denuncia penal motorizada por la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), basada en un mensaje anónimo,  a través de la acción del Ministerio de Seguridad de Patricia Bullrich.

“Los detuvieron porque alguien hizo una denuncia anónima. Como viene esto del G20 quieren hacer revuelo. Mi primo tiene un arma del bisabuelo para cazar, pero los dos son pibes divinos que no tienen nada que ver. Tenemos parientes en el Líbano, pero primero somos argentinos”, había declarado Cristian Amodou, primo de los dos jóvenes en aquel entonces detenidos por supuestos vínculos con Hezbollah. No se probó ninguna de las acusaciones.

Una de las personas, que se identificó como tío de los hermanos Salomón, afirmó azorado: «Lo que se dice no es cierto; este es un allanamiento que no tiene sentido, no entiendo cuál es el pecado de visitar a nuestros parientes del Líbano».

Los dejaron en libertad el 5 de diciembre, luego de que se los absolviera de los cargos por los que pasaron tres semanas presos sin motivo alguno. Axel comentó que luego de semejante violencia policial su hija (que presenció todo) “ve un casco y llora, le apuntaron a ella también. Las armas eran herencia de mis abuelos, se llevaron también un palo de escoba que usábamos para practicar artes marciales, cuchillos de asado, una tonfa y un bate de béisbol. Armaron el escenario, nos imaginamos que era un montaje. Y a los dos días salió la nota en Infobae, nos iban a firmar la excarcelación pero por eso nos la negaron. Ahí entendimos que era político”.

Kevin Salomón recordó, en una entrevista para  Página12 poco tiempo después, que pasó tres semanas en el penal federal de Ezeiza, con “comida podrida e inodoro tapado”. Según cuentan los hermanos, el trato de sus pares “fue bueno”. El maltrato fue de parte de los agentes del Servicio Penitenciario, que hasta les negaron ingresar una alfombra a la celda para hacer sus rezos. Al menor de los hermanos lo despidieron de su puesto del Instituto Cultural Argentino Norteamericano (Icana). “Fue el golpe de knock out, en este contexto del país perdí mi trabajo en blanco”, se lamentó.

Los hermanos responsabilizan de su situación a la DAIA, que los denunció sin pruebas, y obviamente al Gobierno de Macri y su ministra Patricia Bullrich. “Nunca pidieron disculpas ni salieron a reconocer que se equivocaron con nosotros, nos mancharon, nos arruinaron la vida, nos liberaron, nos sobreseyeron y piensan que con eso vamos a poder empezar de nuevo, como si nada hubiera pasado, pero no es así”.

La historia repetida

El 28 de diciembre de 2023, un gendarme identificado como «Romero» llamó a la embajada de Israel afirmando que un amigo policía «le advirtió» sobre la llegada de tres terroristas sirio-libaneses con la intención de llevar a cabo un ataque en Argentina. Sin embargo, cuando la denuncia llegó a manos de la Justicia, el gendarme se negó a revelar su fuente, incumpliendo su deber como funcionario público.

El periodista Mauro Fulco expuso las falsedades pronunciadas por la ministra Patricia Bullrich. Según ella, los tres individuos, presuntamente sirio-libaneses, ingresaron al país con el propósito de perpetrar un atentado, lo cual resultó ser falso. Solo uno de ellos era de origen “sirio-libanés” (¿sirio o libanés?), residente en Colombia desde hace años y dueño de una perfumería. Los otros dos eran argentinos. Ninguno de los detenidos figuraba en las listas de sospechosos de la CIA o el FBI, ni contaban con antecedentes criminales.

El show de Bullrich, además de quedar en ridículo, fomenta la discriminación. Foto publicada en Página 12.

La denuncia colapsó durante la investigación debido a inconsistencias en el caso. Dichas “inconsistencias” no son más que un puñado de conjeturas que nada aportaron la detención innecesaria.

La investigación contiene una cantidad de pistas desopilantes, que solo desvían la atención de un hecho concreto: que detuvieron pasajeros sin motivo, se los acusó de terroristas y se sembró un miedo y estigma innecesario en la población.

La doble vara

Al momento de escribir esta nota, Cristian Diaz lleva medio año preso por comentarios en su cuenta de Facebook contra el Estado de Israel. Infobae publicó conjeturas similares a las que había publicado en los casos anteriores justificando las detenciones. Una de ellas es que “tiene puesta una remera que dice Palestina libre», o que en su casa hay» un banderín del Estado de Palestina” o «frases en árabe», como si ello fuera un indicador o agravante de delito.

Son interminables los comentarios racistas hacia los pueblos árabes publicados en redes sociales que justifican la matanza de civiles (incluidas niñas y niños en Gaza), incluidos muchos que afirman que “no hay civiles en Gaza”, como lo hizo Sergio Pikholtz, pero no fue el único. Dicha deshumanización que además opera como justificativo de un genocidio, no es sancionada con el mismo rigor.

A diferencia de lo expresado por Cristian Diaz, lo promovido por Pikholtz  muchos otros (muchos con cuentas anónimas)está sucediendo: nadie atacó el evento «Argentina celebra a Israel», sin embargo, Diaz sigue preso por comentarios en redes sociales, que, por mas fuertes que sean no se materializaron en violencia física.

De hecho, ante lo que está sucediendo en Gaza (y también en Cisjordania, Líbano y Siria) las voces árabes son marginadas de los medios hegemónicos de comunicación.

Entre la ofensa y la censura

En octubre en una entrevista realizada a la periodista especializada en conflictos internacionales, Melisa Trad al informar sobre las responsabilidades del Estado de Israel en los ataques hacia el pueblo palestino, no pudo completar su intervención por las agresivas interrupciones de Debora Plager, quien no solo interrumpía, sino que agredía sin argumentos a la entrevistada. Luis Novaresio también la cruzó al aire y le dijo: «Yo no quiero seguir hablando con la señora Melisa Trad. No hablo con antisemitas, no hablo con homofóbicos, no hablo con misóginos» y se retiró del estudio sin dejar hablar a la periodista, que en ningún momento había hecho comentarios ni homofóbicos, ni misóginos, ni antisemitas. Novaresio no tuvo la misma actitud cuando pocas semanas después entrevisto a Carlos Rodríguez quien dijo que le daba dolor de panza ver a dos hombres besándose. Al parecer, los conceptos de homofobia y antisemitismo varían según el interlocutor.

La censurada Melisa Trad, es también descendiente de libaneses, además de tener un master en seguridad internacional en la Universidad de Glasgow. Este fue uno de los pocos momentos donde alguien intentó en un medio hegemónico mostrar, simplemente una mirada desde un lugar diferente, ya que el 7 de octubre, Melisa estaba en Cisjordania (Palestina). Su presencia pudo haber aportado otro enfoque al repetido constantemente como único, pero no se lo permitieron.

Desde aquel episodio fueron asesinadas mas 9000 niñas y niños en Gaza. Para quienes controlan los medios hegemónicos, decirlo parece ser de antisemita o terrorista. Hasta la ONU fue descalificada por emitir sus informes. Mas de un centenar de médicos y periodistas también fueron asesinados, entre los mas de 23.000 civiles.

En aquel entonces, además de aquella violenta secuencia, ese canal presuntamente periodístico difundió una fake news como verdad, asegurando que Hamas había decapitado a 40 bebés, algo que hasta fue desmentido por autoridades israelíes.

La cultura como resistencia

A mediados del 2018, en la Ciudad de Buenos Aires, se desarrolló un evento oficial llamado “Buenos Aires celebra a Israel”. Dichos eventos tienen como finalidad celebrar a todas las comunidades que habitan la ciudad y que son parte de la rica diversidad que tenemos, tanto de países limítrofes como de otras partes del mundo. Sin embargo, a diferencia de otras, esta fue transmitida en directo por muchos noticieros. Allí se celebraba comidas presentadas como “cocina israelí”: había, humus, kepe (kibbe), tabule, y otras comidas típicas árabes, pero allí decía que era “comida israelí”.  Comidas que cocinaba mi abuela, hija de libaneses  nacida en Argentina más de un cuarto de siglo antes de la creación del Estado de Israel, por herencia familiar. Si, la identidad nacional del Líbano, como la de Siria o Palestina precede a sus independencias o reconocimientos internacionales. El robo cultural, en estos pequeños detalles, aparece oficializado.

Pero también se van cuestionando prácticas o prédicas que subliminalmente fomentaban la discriminación mencionada en esta nota. Hace algunas semanas, René Pérez, cantante de Calle 13, hizo un mea culpa por aquel fragmento de la letra de su canción Atrévete, donde  decía «estallar, como palestino». En un pronunciamiento por el Alto al fuego en Gaza y en apoyo al pueblo palestino hizo la autocrítica y aclaro que ya tiene cancelada esa frase, que en vivo modificó la letra,  de la que actualmente dice sentirse avergonzado. Lentamente el cerco va cediendo en el mundo.

Desde este medio hemos comunicado como fue la navidad en Belén, desde los propios curas cristianos en Palestina. También distintas manifestaciones culturales, como el corto animado Yo soy de Palestina, que presenta de manera amistosa parte de la historia e identidad del pueblo palestino. Ante esta censura y discriminación, la mejor herramienta es continuar con la difusión, con el grito de existencia. Mostrar la cultura y las expresiones silenciadas.

Yo soy de Palestina, un corto animado

Cada información sobre la cultura, la historia o las costumbres de los pueblos árabes, puede ser un aporte tan potente como el repudio al genocidio en Gaza. Dar vuelta las falacias históricas para mostrar a los pueblos como son: con su cultura, su historia y su nobleza.

Desde la trompeta de Ibrahim Maalouf, los interpretes de Laúd (instrumento árabe, padre de la guitarra) o las películas Nadine Labaki, y los ritmos contestatarios de los raperos palestinos DAM. La poesía de Mahmud Darwish, o de la recientemente asesinada en los bombardeos a Gaza Heba Abu Nada, por solo mencionar una muy pequeña muestra. La existencia se presenta como un gesto de resistencia ante los intentos de cancelación y ocultamiento.

El mundo se está manifestando ante el silencio de los gobiernos y las corporaciones hegemónicas. Pocas veces fue tan evidente como una minoría gobernante da la espalda a los pueblos. Así lo muestran las manifestaciones que están teniendo lugar en todo el mundo contra las masacres en Gaza. La discriminación a los pueblos árabes, tarde o temprano, se va a caer.



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