19/09/2023

Planes sociales: ¿qué piensan hacer los principales candidatos?

Foto: Franco Fafasuli

Los postulantes que lograron un tercio de los votos del electorado no terminan de mostrar sus cartas, aunque con lo poco que dicen alcanza y sobra. Dios los cría y Clarín los amontona. El “empalme”, la universalización, la desarticulación de las organizaciones y una propuesta fuera de agenda. Por Nicolás Salas, para ANRed.


El futuro para los movimientos sociales se muestra poco auspicioso. A pocas semanas de consagrarse una nueva contienda electoral las principales candidaturas vienen dando señales de cuál será su política hacia el sector territorial.

El grupo Clarín organizó el último martes 9 de septiembre dos paneles de debate con “especialistas” sindicales, empresariales y económicos bajo el rótulo de “El gran desafío del mundo laboral: pasar de los planes sociales al empleo genuino”. Del debate surgieron varias aproximaciones de lo que pretende hacer cada espacio político en caso que le toque sentarse en el sillón de Rivadavia, pero también se reafirmó lo que piensan los sectores con peso económico y gremial.

La primera ronda de discusión estuvo a cargo del sector sindical, empresarial y ecleciástico convocado para la contienda. Casi en bloque intervinieron Gerardo Martínez, secretario general de la UOCRA, y Daniel Funes de Rioja, de la UIA, ambos poniendo en cuestionamiento el desarrollo de la llamada economía popular, precarizada o cooperativista. El referente de la construcción sostuvo que “la política juega un papel preponderante”, que “tiene que estar orientada hacia el desarrollo productivo” y “no puede estar orientada a generar una política de subsidio como valor fundamental y no atender la necesidad de recrear la cultura de trabajo”. Para resumir, “son todos vagos”.

Imagen: © Sputnik / Francisco Lucotti.

En el caso del empresario su planteo fue más al hueso: “Acá no hay entorno favorable para la generación de empresas y empleo. Y eso no lo tenemos porque la iniciativa privada no tiene el lugar que debe tener. Ha habido una promoción de la economía popular formal. Ningún país se desarrolla con economía de subsistencia, se lo hemos dicho al Gobierno. Tiene que ser con producción”. Para la CGT y la UIA pareciera que la falta de productividad está atada, al menos en parte, a la existencia de planes sociales.

Un dato no menor lo aportó Agustín Salvia, del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica, quien señaló, casi como una advertencia a los presentes, que en caso de eliminar los programas de empleo el “8% de población en situación de indigencia superaría el 20% y la pobreza que hoy está en 40% superaría el 50%”. También le recordó al resto del panel que “los programas de empalme para pasar de programas sociales a empleo genuino han fracasado”.

El debate entre los tercios

Acto seguido, hubo un representante por cada frente electoral con chances de ganar la elección, quienes en la PASO lograron la adhesión de un tercio del electorado. Darío Epstein, del equipo económico de la Libertad Avanza, fue uno de los oradores que explayó las principales ideas que Javier Milei tiene respecto a qué hacer con los planes sociales. Su visión de la economía popular, precarizada o cooperativista es simple y distorsionada (principalmente en lo salarial): “Una familia tipo que percibe planes sociales gana $200.000 al mes más alguna changa. ¿Cuál es el incentivo para ir a trabajar por la misma plata si lo estás ganando sin trabajar? Este sistema, así como está, no está funcionando. Hay gente que se acostumbró durante muchos años a recibir ayuda del Estado. El Estado no genera riqueza y cuando crece demasiado destruye riqueza. Es imposible entrenar a 1,3 millones de personas si no hay inversión para hacerlo”.

Cabe mencionar que Milei en varias oportunidades se refirió a no cortar los planes sociales e incluso respetar a trabajadores manteros del barrio Once. Sin duda, hay una medición de su base social que no son solo “fachos”, derechosos o empresarios. «Los planes sociales no se tocan porque quienes los reciben son víctimas», había asegurado durante una entrevista con Crónica. Esto no quiere decir que no esté pensando en la desarticulación de las organizaciones sociales, acordando con varios opositores pero también oficialistas: “Se tienen que terminar los intermediarios, para sacar a los delincuentes del medio».

Según Epstein, están trabajando en “un plan que puede tardar dos años en ir incorporando a los que cobran los planes sociales al empleo”. Un plan empalme que buscaría acoplarse a la perspectiva de reforma laboral que tienen pensado llevar a cabo, principalmente en lo que hace a la profundización de la precarización laboral y dar garantías de mayor arbitrariedad al empresario. “Ningún empleador quiere tomar gente porque no quiere contratar una carta documento con patas, no sirve eso”, agregó.

Joaquín de la Torre fue el encargado de plantear las directrices de Patricia Bullrich, mostrando una diferencia con sus competidores. Reivindicó la temporalidad de los planes como ocurría durante el gobierno de la Alianza, y abrió la puerta a una perspectiva universal: “Patricia está pensando en que sea un derecho igual al cobro de desempleo. Que todas las personas tengan esa posibilidad, pero no para toda la vida”.

Por último, Julián Domínguez fue el vocero de Sergio Massa, quien no pudo poner en valor el plan empalme de su candidato (“Un puente al empleo”) y debió contentarse con reivindicar la compatibilidad generada de estos con el trabajo rural, cuestión que resultó muy beneficiosa para que los explotadores del campo pudieran seguir contratando, por monedas, a personas que perciben un programa. “Está claro que los planes sociales desestimulan la búsqueda de empleo, por más que en las economías regionales ahora se haya creado ese instrumento que permite que conviva el trabajo temporario con los planes sociales”, fueron las palabras del exministro de Agroindustria del país.

Más allá de la alianza electoral de Massa con los movimientos sociales, es una incógnita su planteo hacia el sector en un corto o mediano plazo. Es decir, si mantiene el esquema actual del peronismo o profundizará la perspectiva impulsada por Cristina Fernández y la Cámpora que apuesta a quitar a las organizaciones territoriales de la mediación con el Estado.

La propuesta fuera de agenda

Sin duda la expresión del Frente de Izquierda quedó desdibujada tras la elección de tercios que encabezaban expresiones de derecha. En ese marco, su planteo de la distribución de horas de trabajo, que si bien se plantea en transición hacia otro tipo de organización de la sociedad, pone en el foco el problema de fondo de la desocupación en el sistema capitalista.

Desde la lista que encabezó Myriam Bregman en las PASO se propagandizó su propuesta de salida a la crisis del trabajo a partir de afectar las ganancias de las grandes compañías. Una investigación de Pablo Anino, economista del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), sostiene que si se avanzará con el reparto de las horas de ocupados plenos y sobreocupados de 12 mil grandes empresas se lograrían concretar más de un millón de puestos de trabajo con derechos plenos. Además de absorber a un sector importante de desocupados y desocupadas, la iniciativa mejoraría las condiciones del sector ocupado logrando la reducción de la jornada laboral a 6 horas diarias y 30 horas semanales. La iniciativa es justificada a las grandes ganancias amasadas por la clase capitalista en los últimos años que se comprueba, según el autor, en un incremento de la tasa de explotación que pasó del 110% en 2016 al 160% en 2021.

¿Todos los caminos conducen al ajuste?

Si miramos la campaña llevada a cabo por las principales candidaturas no vemos nada nuevo. Todo deambula entre cuestionar a los planes y desarticular las organizaciones. No pareciera haber receta para resolver el problema estructural del trabajo y la desocupación en el actual sistema.

Se vuelve a hablar de transformar los planes en empleo, de universalizarlos y otras yerbas. Lo que aún no se blanquea es la decisión de mantener el ajuste que viene desarrollando en el sector, la ministra Victoria Tolosa Paz. Para peor, nada se dice del Fondo Monetario internacional, unos de los principales impulsores de los recortes en el área social.

Foto: Coordinadora por el Cambio Social.

Se puede especular y reflexionar sobre el qué harán, sin develar a ciencias ciertas el curso lo de los acontecimientos. De lo que se puede estar seguro que todo será cuesta arriba para los movimientos sociales y la clase trabajadora en su conjunto.


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