10/08/2023

Facundo Molares fue periodista y preso político

Imagenes: ANRed y SERPAJ

Esta tarde, la Policía de la Ciudad reprimió una concentración pacifica en el Obelisco que terminó con la vida de Facundo Molares. En diciembre del 2021, Gisel Sosa, comunicadora de la Agencia de Noticias Redacción (ANRed) visitó a Molares mientras permanecía detenido en la cárcel en Trelew y en el momento que se realizaba una campaña nacional para evitar su extradición. Volvemos a publicar la voz del fotoperiodista y activista que llegó a integrar las FARC en tareas educativas y de asistencia. Por ANRed.


Republicamos:

Periodista. Ex miembro de las FARC en Colombia, de donde huyó por los asesinatos continuos de los paramilitares a pesar de las negociaciones de paz. Herido en Bolivia durante el golpe de estado a Evo Morales y en donde casi muere. Ya en Argentina, fue detenido en Trevelin. El Estado colombiano demanda su extradición. El 21 de diciembre, cuando se festejaba el revés del pueblo chubutense al gobierno de Mariano Arcioni, luego de derogar la ley de zonificación minera, ANRed, junto al Servicio Paz y Justicia de Argentina (SERPAJ), ingresó al Penal Nº 6 de Máxima Seguridad de Rawson a entrevistar a Facundo Molares.

Entrar a las cárceles nunca fue tarea sencilla y ésta no iba a ser la excepción. Luego de los trámites requeridos por el Servicio Penitenciario, pudimos entrar a ver a Facundo, pero con “vidrio de seguridad” de por medio. Pasadas las 15hs pudimos acceder a esa asfixiante habitación. A pocos minutos de permanecer ahí, detrás del cristal, vemos ingresar con un andar lento y cansado a Facundo. Nos saludamos, presentamos y estrechamos las manos todos por un pequeño rectángulo donde apenas cabía un apretón ajustado.

Los primeros diálogos cordiales van directo al “Chubutazo” que acaba de suceder. Facundo quiere compartir su análisis y dar cuenta de lo sucedido ese mismo día en la Legislatura provincial, donde luego de siete días de haberse sancionado la ley de Zonificación Minera, en una sesión virtual, las mismas personas que habían votado a favor se pronunciaron en contra, votando su derogación. Facundo manifiesta su alegría, pero también su estado de alerta continuo: “Esto no termina acá, recién comienza. Esta lucha que lleva casi dos décadas aún continúa. El poder político y económico no cede tan fácilmente”.

Facundo Molares Schoenfeld es un fotoperiodista argentino, tiene 46 años y vivía en la provincia de Chubut hasta su detención. En su largo andar, Facundo fue miembro de las FARC en Colombia, de donde escapó del llamado proceso de paz que lleva asesinados a más de 250 ex guerrilleros que depusieron sus armas desde dicho acuerdo iniciado en 2016. Fue detenido y herido de bala en Bolivia en noviembre de 2019, durante el golpe de estado al gobierno de Evo Morales. Extraditado a la Argentina en diciembre de 2020, fue detenido el 7 de noviembre de este año por la División Investigación Federal de Fugitivos y Extradiciones de Interpol en su casa chubutense a raíz de una circular roja que emitió el gobierno colombiano solicitando su extradición al país caribeño. Facundo se encuentra detenido en el Instituto de Seguridad y Resocialización, conocido como el Penal de Rawson. Actualmente se aloja en el Pabellón 2, destinado a las personas que realizan conducta.

Facundo comienza a hablarnos de su paso por Bolivia cuando fue a cubrir para la revista Centenario, y donde fue herido por tres balas de plomo. Le consultamos acerca de cuál fue su último recuerdo antes de desvanecerse y despertar en el hospital esposado de brazos y pies. “Lo último que recuerdo es sentir una sed terrible, de esas cuando te estás deshidratando producto de perder mucha sangre, pero no me veía heridas. Recuerdo entrar a una casa abandonada a descansar y resguardarme un rato. Estaba afiebrado, entonces me recosté en el piso frío. Cuando me desperté, me dije a mí mismo que no había sido mi hora y salí a la calle, donde me desvanecí”.

Molares fue detenido de manera irregular por el gobierno de facto de Jeanine Añez en el Estado Plurinacional de Bolivia en noviembre de 2019 y desde entonces estuvo en prisión preventiva, mientras era tratado en un hospital por heridas de bala y problemas renales. El Estado boliviano lo involucra en las muertes de Mario Terrazas y Marcelo Salvatierra, quienes defendían el “paro cívico” que rechazaba la elección de Evo Morales como presidente. Sin embargo, no pudieron determinar el grado de responsabilidad de Facundo en tales decesos por la irregularidad de las pruebas.

Facundo nos cuenta que estuvo 23 días en coma, 25 días en terapia intensiva producto de los tres disparos de bala de plomo que había recibido y actualmente tiene una bala alojada en el cráneo. A los tres días de recuperar el conocimiento en el hospital, es trasladado al Centro Penitenciario Palmasola en Santa Cruz, Bolivia, donde al encontrarse sin fuerzas y muy debilitado para valerse por sus propios medios, es ayudado por una persona que se encontraba detenida junto a él, quien lo ayudaba a comer, vestirse e incluso ir al baño. “Si no fuera por esa persona, yo hubiese muerto ahí tirado”, relata Facundo, haciendo hincapié además en la identidad trans de la única persona que lo ayudó.

Luego de largas e intensas gestiones del Gobierno argentino, Facundo regresa a nuestro país en diciembre de 2020 para recibir atención médica, tal como lo autorizaron las resoluciones judiciales del Estado Boliviano, ya con Luis Arce como presidente. La causa judicial en Bolivia, no está cerrada aún, pero ante la inconsistencia de pruebas es cuestión de tiempo para que la misma se caiga.

A medida que nos adentramos en la charla, Facundo se va soltando cada vez más, nos permitimos las pausas e incomodidades de revivir situaciones poco agradables, recordar momentos alegres y cotidianos, así como también ir haciendo análisis políticos y conjeturas sobre su devenir judicial.

En libertad y junto a los suyos en Trevelín, Chubut, solo permanece unos pocos meses. Una tarde es detenido por la División Interpol de la Policía Federal, ya que Colombia había puesto una circular roja para que sea apresado. Tras estar tres días en la Comisaría de Esquel, fue trasladado al Penal de Rawson. El delito por el que se lo acusa está relacionado con su vínculo a las FARC y al secuestro del concejal Armando Acuña, cometido el 25 de marzo de 2009 en el Municipio de Garzón, Colombia. El Estado colombiano acusa a Molares de secuestro extorsivo agravado, fabricación, tráfico y porte de armas y municiones de uso restringido, uso privativo de fuerzas armadas y uso ilegal de uniformes e insignias. Molares no figuró en el proceso de paz entre el Gobierno colombiano y la vieja guerrilla, por lo tanto su nombre no fue incluido en negociaciones.

Facundo nos cuenta que él estuvo involucrado en la entrega del concejal, junto a varias personas más, las cuales no fueron acusadas. Al rememorar esos días en la selva colombiana, nos dice que el concejal luego de un año de estar en la selva había mejorado notablemente su condición física y sus afecciones de salud, que al principio no creía que iba a poder realizar esas duras caminatas y subidas, pero que a base de la comida saludable y el ejercicio lo logró. Rememora que días previos a la entrega del concejal al Estado colombiano, fue a comprarle ropa, un traje y zapatos de charol; esboza una sonrisa al contarlo. Agrega que todos volvían a la ciudad en jogging y remera, pero el concejal volvió en traje y zapatos de charol. “Incluso le hicimos pintar (teñir) el pelo. ¡¡El viejo se veía mucho más joven de como se había ido!!”, relata. Comenta además que desentonaba su bigote canoso y que al querer convencerlo se negó, pero luego fueron las chicas que lo teñían quienes lograron pintarle el bigote también. Entonces, al momento de la entrega, nadie podía creer que había estado secuestrado por las FARC. “Las personas miraban el cartel de las fotos donde lo buscaban y lo miraban ahí con traje, ¡y era otro… estaba mucho mejor!”.

Molares no quiere ser extraditado a Colombia ya que su vida allí estaría en riesgo. El Estado colombiano no garantiza un juicio justo ni su integridad personal. En nuestro país, la causa se encuentra en manos del juez federal Guido Otranto. Cabe recordar que Otranto fue el primer juez en la causa que se abrió a partir de la desaparición de Santiago Maldonado. Fue cuestionado tanto por la familia de Maldonado como por organismos de DDHH y finalmente desplazado, tras avances nulos en la investigación y por “temor de parcialidad”.

Facundo manifiesta su deseo de estar pronto en libertad, pero mientras tanto exige no ser extraditado al Estado colombiano, y agrega que detenido en el penal de Rawson no puede ser atendido ni tratado por sus afecciones físicas, las secuelas de salud que padece como consecuencia de su estadía en Bolivia. Junto a su abogado y organismos de DDHH, han solicitado que sea trasladado al penal de Ezeiza o de Devoto para así poder continuar con su tratamiento médico, ya que el Hospital Posadas tiene su historial clínico. También podría ser atendido en el Hospital de Alta Complejidad El Cruce en Florencio Varela, ya que como se mencionó tiene alojada una bala de plomo en su cráneo, pero también padece de una cardiopatía constrictiva y tiene alojada una esquirla en el ojo izquierdo que lo enceguece paulatinamente, ocasionándole dolores de cabeza constantes e impedimento para leer, su principal distracción en el encierro. Una semana previa a nuestra visita, el médico personal de Facundo se acercó al penal y sólo lo dejaron verlo (al igual que a nosotros) mediante un vidrio, sin poder revisarlo de forma eficiente por sus dolencias. Desde que se encuentra privado de su libertad, no ha accedido a ningún control médico ni tratamiento por sus afecciones.

Son casi las 18hs y una puerta se abre indicándonos que es momento de dar por terminada la visita. Nos saludamos como podemos a través del vidrio y esa pequeña ventanita que permite que nos estrechemos las manos y le agradezcamos por su tiempo. Antes de irnos, nos dice que si pasamos por Trevelin no dejemos de ir a visitar a su padre. Nos despedimos. Avanzamos mientras el ruido seco del pasador se cierra tras nosotros.



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