15/03/2023

5° jornada del juicio por Anahí Benítez: Tula y la inducción

El testimonio clave de la audiencia de este lunes fue el del adiestrador Diego Tula, que declaró que es necesario entender no solo el ladrido sino toda la actitud corporal del perro, y agregó que a su perro Bruno sólo él lo entiende. Cobertura Especial de Red Eco Alternativo.


(Red Eco) Lomas de Zamora – Las conclusiones del trabajo del adiestrador Diego Tula junto a su perro Bruno fue axial para hallar como culpable del femicidio de Anahí Benítez a Marcos Bazán, pero también fue una de las objeciones realizadas por la Cámara de Casación Penal de La Plata para solicitar la anulación del primer juicio.

El primero en testimoniar en la audiencia de este lunes fue Cristian Iglesias, repartidor de pan, quien dijo que hace dos años, dos años y medio, en una parada de su recorrido en un almacén de Oliden y Estocolmo unas personas que él no conocía conversaban sobre el femicidio de Anahí. Una de ellas, un muchacho, dijo que la Barbie llevó a Anahí a la casa del gordo Mani, que ahí fue todo y que vió el auto de Robert que iba para el lado de Santa Catalina.

La fiscal le preguntó a Cristian si sabía dónde vive el gordo Mani. El testigo dijo que sí, que todo el barrio lo sabe, en Santa Filomena y Madrid.

Este testimonio coincide con el que escucharon los jueces el jueves pasado por parte de Pablo Ezequiel Cuello, jefe de Operaciones de la Dirección de Homicidios de Lomas de Zamora, uno de los policías que en agosto de 2017 participó de los rastrillajes y allanamientos realizados tras el hallazgo del cuerpo de Anahí Benítez. Cuello es uno de los policías que escuchó el testimonio de una persona que contó que la joven estuvo raptada en la casa del gordo Mani junto a otras personas, todas amigas de la infancia y la adolescencia de Marcelo Villalba, el otro acusado en el juicio, además de Bazán. Entre estas personas, citó a Bárbara, Barbie, también mencionada por el testigo Cristian. Ambos testimonios coinciden a su vez en que el traslado de la víctima fue en el auto de Robert. Seguidamente, declaró el adiestrador Diego Tula, cuyo testimonio a partir del trabajo en la casa de Marcos Bazán y en la zona donde fue hallada la joven semienterrada, fue crucial para que el primer tribunal declarara culpable a Bazán.

Tula trabajaba en 2017 en la Secretaria de Seguridad del partido bonaerense de Escobar en la escuadra canina  y entrenaba además a guías y perros para la policía local.

Tula contó que lo convocaron para tareas de rastrillaje con canes una vez que apareció el cuerpo de Anahí. Detalló que concurrió al domicilio de la víctima junto a personal policial para levantar una impronta de su olor para que el perro Bruno pudiese realizar la búsqueda. Tula agregó que la ropa u objetos con el olor de la víctima siempre las tuvo él y que recién las entregó cuando termina el trabajo.

Primero, continuó Tula, fueron a la casa del profesor Leonardo Agostino, pero al perro Bruno nada le llamó la atención allí, ni tampoco en el interior del auto. Según el adiestrador, su trabajo terminaba ahí, pero la fiscal de ese primer juicio le pidió si no podía rastrillar las casas de la reserva, trabajo que efectuó al otro día por la tarde. Dijo que ingresaron a la reserva por la entrada de la calle Garibaldi, que es por donde pasa más gente. El perro Bruno avanzó por el sendero, llegó a la Estación de Santa Catalina y fue en dirección a la casa de la derecha. El perro quería seguir avanzando, por lo que llamaron a la casa, pero no había nadie. Dijo que, entonces, fueron por atrás y salió primero la madre y después Bazán. Tula contó que entraron y le presentó nuevamente el olor de la víctima al perro, que dio una vuelta por la cocina y, según el relato del adiestrador, cambió de actitud, emitió un llorisqueo. No dio la alerta, pero cambió la actitud, especificó.

La fiscal lo interrogó acerca de porqué el perro ladra cuando encuentra un rastro y cuando no encuentra nada. Tula explicó que hay que leer toda la actitud corporal del perro, que el ladrido puede ser parecido cuando hay una marcación o cuando no hay rastros, pero que para él el tanto ladrido como la postura y la cola son diferentes.

El adiestrador contó que en la honguera el perro le hizo la primera marcación, es decir, el hallazgo del olor de la víctima.

Tula señaló que no puede confirmar si ahí murió Anahí, pero aseguró que ahí termina el olor y agregó que es en la honguera donde se encontró el olor más fuerte.

Indicó que le pidieron si podía hacer una comprobación de olor en la zona donde encontraron a la víctima con el olor de Bazán. Indicó que extrajo una parte de la almohada de Bazán, y que cuando llegaron cerca de la fosa le dieron a oler al perro ese olor. El adiestrador indicó que el perro le dio las primeras alertas, fue hacia la fosa y arrastró la pata.

En esta quinta jornada, también testimonió Mario Rolando Rosillo, médico veterinario, perito y adiestrador de canes en el Ministerio de seguridad de Chaco y Corrientes, especializado en odorología forense.

La fiscal pidió mostrarle a Rosillo los videos del trabajo realizado por Tula. Sobre las imágenes en las que se ve cómo el perro Bruno realiza el rastrillaje en la casa de Bazán, Rosillo indicó el momento de la inducción, es decir cuando el adiestrador Tula sostiene con una mano la correa y levanta la otra mano.

El perro ingresó en la casa, dio vueltas alrededor de la mamá y de Bazán, y ladró a una distancia de al menos 1,20 metros del sospechoso. La mano levantada del instructor es inductiva, por eso el perro empezó a ladrar y luego le entregó el premio que es la pelota. El perro no indicó precisamente a Bazán, concluyó Rosillo.

Rosillo aclaró que la inducción provoca la vocalización (ladrido) o que el perro se siente o se pare. Esta inducción debe presentarse en las dos primeras semanas del adiestramiento, pasado ese tiempo el perro debe resolver solo la situación odorífica que se le presente.

Ante el video frente a la fosa donde fue hallada la víctima y que el adiestrador Tula señaló que Bruno tras haber olido la almohada de Bazán fue hacia allí y rascó con la pata, Rosillo señaló que eso no significa nada, que cualquier perro lo haría, porque ahí hay rastros biológicos. Y Rosillo agregó además que Bruno después fue a la casa del sospechoso porque tiene la impronta de su olor.

Una de las objeciones al trabajo de Tula fue el uso de correa corta a lo que Rosillo explicó que para tener una marcación más precisa la correa del perro tiene que estar larga para darle libertad de movimiento.

Otra de las objeciones fue respecto de quienes tienen que tomar las muestras de olor y cuál es el protocolo para su resguardo. La toma de olor en un operativo lo tiene que hacer la policía científica, elaborar las actas correspondientes y establecer una cadena de custodia para evitar la contaminación, y deben permanecer en la Fiscalía para cualquier otro operativo que se realice.

Finalmente, Rosillo señaló que es un error del instructor que el perro ladre cuando encuentra un rastro y ladre también cuando no lo encuentra.

Además, el tribunal escuchó el testimonio de Natalia Vignone, que se mudó en 2028 a la calle Santa Filomena 688. Natalia relató que conoce a Belén y a Bárbara. A Belén porque era pareja del hermano de su novio, y a Bárbara solo de vista porque era la pareja de un vecino. Dijo que en el barrio se comentaba de la desaparición de Anahí y que se decía que eran vecinos del barrio.

Contó que tanto Belén como Bárbara eran adictas a las drogas, y que se las veía mucho por la calle. También dijo que conoce al gordo Mani porque deambula por el barrio, aunque aclaró que nunca habló con él.

También testimonió el forense informático Rubén Romero, que fue convocado para que interpretara el oficio mandado por la empresa telefónica. De ese oficio se desprende un número de teléfono y  a partir de la investigación de las redes sociales de ese número se da cuenta que pertenecía a un nene. Romero contó que en el operativo en el que se incauta el celular, la madre del nene decía repetidas veces que ese celular no era del nene, que se lo había regalado el padre, cosa que el nene confirmó, y que el nombre de su papá era Marcelo Villalba.

Romero también relató que tras el operativo en la casa de Villalba le llamó la atención una arboleda que estaba frente a la vivienda y que allí, tras patear una montaña de basura, encontraron una carcasa de celular rosa que resultó ser del teléfono de Anahí.

Por último, Romero afirmó que, en la fecha de la desaparición de Anahí, le resultó muy raro, y que fue tema de conversación en la Fiscalía, un posteo de Facebook que hizo Villalba. Era una selfie con la frase “esto es solo por placer”.

Fuente: https://www.redeco.com.ar/nacional/generos/38269



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