08/02/2023

Rita Segato sobre la condena a los asesinos de Fernando Báez Sosa: «Es fundamental esa lección de no impunidad para unos pibes del poder local»

La antropóloga Rita Segato hizo un análisis sobre el crimen que cometieron ocho compañeros de rugby de Zarate cuando asesinaron a Fernando Baez Sosa a la salida de un boliche en Villa Gessel.  Desde una perspectiva de genero y poder, Segato considera que “es más importante para ellos (los asesinos) quedar adentro del sistema de poder del sistema de la masculinidad aun perdiendo la libertad para siempre, aun matando. Y les parece que es más interesante el estatus masculino y ser miembros de la horda dominante”. Asi mismo destaca que el veredicto condenatorio a los autores del crimen «está relacionado con una necesidad social» ya que “la gente está desesperada porque vio un acto insoportable, descripto una y otra vez, es difícil no cargarse con rencor”. A su vez asegura: «La sociedad debe trabajar sobre la estructura de la masculinidad, porque es el primer peldaño, la plataforma, que luego se va a reproducir para siempre. Es la plataforma del poder”. Por ANRed

Esta semana se llevó a cabo el juicio contra un grupo de rugbiers por el asesinato de Fernando Baez Sosa, un joven que en enero de 2020 se fue de vacaciones con su novia y amigos a Villa Gesell, una de las ciudades de la costa bonaerense más populares entre los jóvenes. Como resultado del juicio que se llevo a cabo este verano ocho varones fueron condenados como coautores y partícipes necesarios del asesinato que tomo gran relevancia mediática.

Hasta el momento del proceso judicial no hubo expresiones de arrepentimiento por parte de los acusados ni de sus familias, sino que incluso la estrategia de la defensa fue mostrarlos como victimas. “A nosotros nos condenó la sociedad antes que cualquier juez o fiscal» expresó Maximo Thomsen, uno de los condenados a cadena perpetua. Rita Segato, antropóloga analizó que “la gente está desesperada porque vio un acto insoportable, descripto una y otra vez, es difícil no cargarse con rencor”.  En ese sentido, la autora de un texto clásico como Las estructuras elementales de la violencia, puntualizó: “El rencor profundo que existe con relación a un crimen como este, por una razón muy simple, porque es un crimen del poder”. Y es que, por solo citar un detalle del caso, después de asesinar a Fernando de manera coordinada y previendo el momento en que la policía se había ido del lugar, los ocho compañeros de rugby fueron a comer hamburguesas a un local comercial mientras se relamían la sangre de su cuerpo.

Por su parte, Oscar, el padre de Martin Castellucci, un joven asesinado por un patovica en la puerta de un boliche en Lanus en 2006 dijo que el caso le hizo acordar al que atravesó y destacó que «ninguno de los ocho padres pidieron perdón a la familia de Fernando, hay que modificar conductas sociales porque los pibes reproducen el modelo que maman». En ese sentido, desde una perspectiva de género, Rita Segato,  analiza que “es más importante para ellos quedar adentro del sistema de poder del sistema de la masculinidad. Es más importante para ellos, aun perdiendo la libertad para siempre, aun matando. Y les parece que es más interesante el estatus masculino y ser miembros de la horda dominante”. 

La autora de El sistema penal como pedagogía de la irresponsabilidad reconoce: “Yo misma que soy una persona que trabaja con violencia, no puedo no decir que siento rencor profundo con relación a esos miserables. Mentiría. No, porque la razón me dice que la cárcel… qué sé yo. La cárcel es un desastre». Por eso, lejos del binarismo con el que se plantean ciertos debates en torno al veredicto desde perspectiva punitivista o antipunitivista, Segato plantea que “La noción de responsabilidad penal es insuficiente, tenemos que hablar de la responsabilidad filosófica, ética, moral, que es otro tipo de responsabilidad, no la responsabilidad penal meramente, que es mínima, que es absolutamente un problema de contabilidad, un artículo número tal, tantos años, tantos meses, con agravantes, con atenuantes, una calculadora. No sirve esa noción de responsabilidad, necesitamos otras”.

Frente al funcionamiento de las unidades penales como sistema penal Rita explicó: «La cárcel enseña la irresponsabilidad, y no la responsabilidad», por eso postula que es importante que «la sociedad tiene que trabajar activamente, no solo para ponerlos en la cárcel para siempre, también tiene que trabajar activamente para deshacer la estructura de la masculinidad, porque es el primer peldaño, la plataforma, que luego se va a reproducir para siempre. Es la plataforma del poder”.

En este sentido, Rita Segato considera que poder y género son inseparables para analizar el caso Fernando Báez Sosa. «Porque si no existiera una estructura de género, una estructura de la masculinidad, ese crimen no se habría cometido. ¿Quién es el culpable? La culpabilidad suprema está en un mundo que no es capaz todavía de desmontar el mandato de masculinidad”.

En ese punto la antropóloga analiza que fue ese mandato de masculinidad opera bajo una corporación masculina: «la fratia, la cofradía, la Hermandad masculina», esa estructura «es representada cabalmente por este grupo de boludos, que para mostrar que pertenecen hacen cualquier cosa que el macho alfa les manda y se mandan la estupidez más grande de su vida”, sintetiza.

De esta manera, la escena del crimen es claramente patriarcal: “Causaron dolor extremo a un joven que estaba en absoluta inferioridad de condiciones. Eran como 8 contra uno, que está arrodillado, ¡qué gran hazaña! El poder está representado ahí, es una estructura dramatizada. Es un teatro del poder clarísimo«.

Por este motivo, para Rita no hay otra solución que la sociedad trabaje activamente para deshacer esa estructura patriarcal que de otra manera se irá reproduciendo hasta el infinito gracias también a la cobertura mediática sin perspectiva de género.

Por último, Rita Segato se mostró compleja ante un panorama que ella viene trabajando y advirtiendo hace tiempo. “Hace tantos años que escribo sobre masculinidad, que la gente me saluda por la calle, me agradece por lo que escribo. Pero a veces me produce una especie de perplejidad, porque no se da cuenta de que prácticamente todo lo que dije habla de la estructura que genera el asesinato de Fernando Báez Sosa, ese doloroso episodio de la historia argentina”,

En este sentido, la investigadora y autora de obras como La escritura en el cuerpo de las mujeres y Pedagogías de la crueldad consideró: «Esto es un crimen de género y es clarísimo que lo es, aunque la víctima no es una mujer. Pero el perpetrador actúa de acuerdo a una estructura de género, que es clásica de la masculinidad”.



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