11/01/2023

Revolución filosófica en una cárcel de Florencio Varela

En 2010, el abogado y escritor Alberto Sarlo comenzó a ofrecer charlas en la Unidad de Máxima Seguridad Nº 23 de Florencio Varela. Trece años después, el Pabellón 4 tiene actividades culturales todos los días y hasta su propia editorial. Por Movimiento Etiopía para ANRed

El miércoles 5 de mayo de 2010, el abogado y escritor Alberto Sarlo tenía 37 años e ingresó a la Unidad de Máxima Seguridad Nº 23 de Florencio Varela (provincia de Buenos Aires) con una idea osada: ofrecer una charla sobre filosofía en el Pabellón Nº 4, nada menos que un pabellón de población. ¿Qué significa “de población”? “En la jerga carcelaria es la clase más baja –explica Sarlo–, donde mandan a los más peligrosos y marginales. Están abandonados al autogobierno, porque cuando entran funcionarios o requisa lo hacen acompañados de guardia armada”.

Casi trece años después, el Pabellón Nº 4 cambió rotundamente: los reclusos que antes fueron alfabetizados hoy alfabetizan a sus propios compañeros, y todos los días se realizan diversas actividades culturales y deportivas. “La Unidad penitenciaria se compone de 22 pabellones en los que estamos alojados 1.600 presos en una cárcel en la que solo debería haber 600 –denuncia uno de los alumnos que se convirtió en coordinador, y cuyo nombre es necesario omitir por los riesgos a los que quedaría expuesto–. Hoy, la convivencia en nuestro pabellón es totalmente diferente a cualquiera de Buenos Aires, los cambios fueron abismales. Llevo muchos años en el pabellón y vi cómo fue transmutando hasta consolidarse como un espacio de resistencia contra el Estado opresor”.

Además resalta la importancia de Sarlo en los cambios dentro del pabellón: “Alberto para mí es un hermano y nos dio la posibilidad de ser escuchados, de pensarnos, de cuestionar nuestro yo. Sin su ayuda jamás hubiésemos podido hacer lo que hacemos”. 

Miércoles a miércoles, durante más de una década, Sarlo fue sumando herramientas a sus charlas de filosofía: clases de boxeo (es entrenador matriculado), alfabetización, talleres de historia, música y pintura, y una verdadera gesta: la fundación de la primera editorial cartonera carcelaria de la Argentina, llamada Cuenteros, Verseros y Poetas, compuesta por 56 alumnos del pabellón y el propio Sarlo.

“Mi tarea es totalmente ad honorem y nuestra editorial no tiene fines de lucro: regalamos nuestros libros –detalla Sarlo–. Alrededor de 32.500 ejemplares fueron donados a comedores de Quilmes, Florencio Varela y a la Cárcel de mujeres de Olmos. Los costos de las computadoras, los libros, las impresoras, los guantes y las bolsas de boxeo corren por mi cuenta y no acepto donaciones de nadie. De esa manera me siento más libre para que los chicos puedan publicar lo que quieran”.

En una de las obras, llamada Ni una menos en el Pabellón 4, se crearon historias de ficción para combatir el machismo imperante en el ámbito carcelario y para reflexionar sobre las violencias de género en la sociedad. Ese y todos los libros pueden leerse de manera gratuita en la página cuenteros-verseros.com.ar.

Además de la filosofía y la literatura, el boxeo fue, para Sarlo, otra parte importante del éxito del proyecto. “Es un deporte que impone mucha disciplina y tiempo de entrenamiento, lo cual aleja a los presos de las drogas”, sostiene.

Aunque existen muchos proyectos culturales dentro de las cárceles, Sarlo considera que el suyo se diferencia por dos razones: “Mis clases y actividades no se desarrollan un áreas especiales, sino dentro del pabellón, logrando que sean constantes y no dependan de permisos o transacciones con algunos guardias. Nuestra biblioteca también está dentro del pabellón de máxima seguridad, a diferencia de otras bibliotecas que están a cientos de metros de distancia, con varios controles de guardiacárceles. O sea: inalcanzables”.

Además de la ubicación de las actividades, Sarlo marca diferencias políticas con otros proyectos: “El Estado debe estar dentro de los pabellones, no puede dejarlos librados al autogobierno. Yo me enfrento y denuncio al Ministerio de Justicia y a los jueces cómplices, mientras que otros proyectos prefieren asociarse al Servicio Penitenciario para aparecer en los medios de comunicación bajo una idea de caridad que personalmente repudio”. Puede leerse más sobre el proyecto en la página de Facebook “Editorial Cuenteros, Verseros y Poetas”.

 

 



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