25/09/2022

“Nuestro principal problema no son los talibanes, es económico”

Hamida Aman, fundadora de Radio Begum, trabaja principalmente en la recaudación de fondos para la emisora. | Foto: Thibault Lefébure

Radio Begum es una radio hecha por y para mujeres en Kabul, Afganistán. Con el ascenso de los talibanes al Gobierno se mantiene, por ahora, reajustando su parrilla y amparándose en ser un medio de educación para las afganas. Por Núria Vila Coma.


Hamida Aman tenía claro ya desde hacía años que volvería a Afganistán. Que haberse criado en Suiza, donde su familia se desplazó tras la invasión soviética de su país cuando ella tenía solo siete años, era solo circunstancial. Por eso, cuando las torres gemelas se desplomaron aquel 11 de septiembre, y con los 27 años cumplidos, ya no lo dudó más. “Tenía una buena vida en Suiza, pero no podía olvidar mi país, mi corazón estaba siempre sangrando. Cuando miraba las noticias y veía la guerra, pobreza y tristeza en mi país, quería hacer algo”, cuenta ahora Aman, recostada en el sofá de su oficina en Kabul, dentro de Radio Begum, de la que es fundadora y directora.

Había estudiado periodismo y comunicaciones. Con las torres gemelas arrancadas del cielo de Nueva York, que los talibanes fueran destronados del poder en Afganistán era solo cuestión de tiempo. La joven Aman, se instaló en Kabul y creó una productora audiovisual y dos emisoras de radio. Con los talibanes replegados de nuevo en las montañas, en las ciudades afganas, sobre todo en Kabul, fueron tiempos de relativa apertura. “Los derechos de las mujeres en Afganistán nunca han sido respetados. No es algo nuevo de los talibanes. Pero, por supuesto, en los últimos 20 años las mujeres han podido acceder a la educación, a trabajar y a ser parte de la sociedad”.

Reconoce, sin embargo, que a nivel personal los retos fueron mayúsculos. Como en otros países, “Afganistán siempre ha sido un sitio difícil para trabajar, especialmente para las mujeres. Hace 20 años, cuando empecé mi organización aquí, me topé con muchos hombres que no me tomaban en serio. Tuve que demostrarles que una mujer también puede manejar una organización. Me sentía muy sola. Pero poco a poco, después de 2010 o 2012, más y más mujeres se involucraban en trabajos y tenían organizaciones”.

Pero todo volvió a cambiar, nuevamente, a principios de 2020. “Las negociaciones entre los talibanes y Estados Unidos empezaban a llegar a algún acuerdo, y estaba muy preocupada. El papel de las mujeres no se mencionaba durante las discusiones. Supe que algo cambiaría, y que tenerlos en el Gobierno conllevaría cambios en la sociedad afgana, sobre todo para las mujeres”. Aman empezó a pensar qué podía hacer ante el futuro que aguardaba al país: “Para mí fue bastante normal pensar en una radio, porque he trabajado en medios de comunicación durante más de 20 años. Pensé que sería la mejor respuesta al cambio de régimen porque es solo sonido y voz. Mantiene al oyente anónimo, pero también a las presentadoras y periodistas”. Y es aquí donde empieza esta historia.

A Radio Begum, una radio hecha por y para mujeres, le cuesta admitir que el regreso de los talibanes al poder el pasado agosto les haya supuesto un reto. Superado el shock de los primeros días, en agosto, el cambio de régimen “realmente no nos ha afectado mucho ya que somos una plataforma educativa”, cuenta Saba Chaman, una joven afgana que estudia el último semestre de Administración de Empresas. “Empecé a trabajar en Radio Begum en marzo de 2021, justo cuando fue fundada”, añade Chaman, que es la manager de esta.

Se escudan en la formación para seguir funcionando. En el momento de conseguir la autorización para trabajar bajo el nuevo Gobierno, “les dijimos lo mismo que te estoy diciendo ahora, que el objetivo de este equipo de mujeres es educar a otras mujeres. Que no somos una herramienta política ni queremos levantar ninguna discusión política”.

Los talibanes aceptaron que el proyecto siguiera funcionando con la condición que trabajaran para una mayor cohesión de la sociedad. Desde entonces, eso sí, les han dado algunas directrices. “Hemos tenido que ajustar los programas y, por supuesto, la música. Ya no emitimos canciones americanas, o pop, o Shakira o cantantes de este estilo”, reconoce Aman. “En la parte del entretenimiento, también hemos tenido que reducir el tono. Normalmente, en los programas de la mañana o hacia la noche, las personas que nos escuchan nos llamaban para hacer algunas bromas, o pedían canciones para dedicar a sus amistades o familiares. O teníamos conversaciones y nos reíamos, solo para relajarnos un rato. Ya no podemos hacerlo más, porque los talibanes no quieren que las mujeres interactúen demasiado con los hombres, incluso por teléfono, de un modo informal. Tiene que ser más distante”, explica.

La educación como estrategia para resistir

La radio es un ir y venir de jóvenes: chicas que acuden a clases de alfabetización, estudiantes de periodismo que aprenden ejerciendo, técnicos de sonido e incluso otros chicos que comparten la sede con otra emisora. Sin embargo, el regreso de los talibanes ha supuesto que la segregación por sexos vuelva a imponerse, y la radio no es una excepción a ello. Ahora, hombres y mujeres trabajan separados físicamente en dos espacios de la oficina. Chicas en el piso de abajo. Chicos, en el de arriba.

Saba Chaman dirige el ir y venir de jóvenes. “Empecé a trabajar en Radio Begum en marzo de 2021, justo cuando fue fundada”, cuenta Chaman. La fecha escogida para el lanzamiento no pudo ser más simbólica: 8 de marzo, día internacional de las mujeres.

“Desde que lanzamos la radio dejamos claro que nuestro objetivo era crear conciencia y educar a las mujeres sobre temas de salud mental, de asesoría sobre salud”, explica Chaman. Pero solo un par de meses después, tuvo lugar una explosión cerca de una escuela secundaria de Kabul donde murieron más de 80 personas, la mayoría de ellas niñas, cuando salían de clase. Ningún grupo se atribuyó la responsabilidad del atentado, pero sucedió en el barrio Dasht-e-Barchi, en el oeste de la capital, que es hogar de muchos miembros de la comunidad minoritaria hazara, principalmente chiítas, lo que los ha convertido en un foco frecuente de ataques de militantes sunitas.

El atentado fue decisivo para llevar al equipo de Radio Begum a focalizar sus esfuerzos en la educación. Actualmente tienen programas de escuela online, también para acompañar a niñas que han sido impedidas de ir a la escuela. “Tenemos herramientas para hacerlo más ligero durante la mañana o noche, como audiolibros, reseñas de libros, poesía…”, cuenta la manager.

Emitiendo desde Kabul, la radio puede escucharse también en las provincias de Logar, Ghazni, Parwan, Baghlan y Bamiyan. Además, radios de Faryab y Kunduz también difunden sus programas más populares, aunque su objetivo más ambicioso es poder llegar a emitir en todo Afganistán, para los cerca de 40 millones de habitantes que tiene. En un país donde la población rural representa alrededor del 75 por ciento, Aman ve necesario tratar de llegar a las áreas más olvidadas. “Queremos vincular a las mujeres de Kabul con las de otras provincias para crear puentes para las que están más aisladas. Por el momento las mujeres de las provincias se encuentran bajo más presión. Queremos mostrarles que estamos con ellas, que no las olvidamos, y que tienen la opción de llamarnos y expresar sus miedos. Siempre estaremos aquí para escuchar sus problemas”, explica Aman.

– Salam wa alaikum, bienvenidos al programa Roshani– traducido del darí como iluminar. Podéis llamar y compartir vuestros pensamientos sobre los derechos de las mujeres y la violencia contra las mujeres. Me llamo Assira.

Assira es asesora religiosa y espiritual y dirige hoy el programa que trata sobre misoginia junto a Saba. A los 17 minutos de programa en directo, entra la llamada de una oyente.

– Cada vez que un hombre pega a su mujer, él dice que el islam dice: “Si mi mujer no acepta mis palabras, tengo derecho a pegarla”.

– No, esto es completamente falso -responde Chaman- La gente debería ver en qué parte del islam dice que debes golpear a tu mujer. No deberían tratar mal a sus mujeres. La violencia doméstica crece desde que los niños y niñas son pequeños, dentro de casa. Cuando crecen y observan violencia doméstica, se convierte en una especie de tradición que se reproduce generación tras generación.

La crisis económica actual desde la vuelta al poder de los talibanes, que ha dejado al país bloqueado y aislado, impacta profundamente en la violencia machista dentro de las familias. Y lo notan en las conversaciones cotidianas. “Para nuestros oyentes, sus preocupaciones por el momento son la falta de ingresos y el desempleo de los maridos, que han estado en casa sin trabajo desde hace más de seis meses. No tienen nada que hacer, sin posibilidad de encontrar trabajo, sin entretenimientos, nada”, lamenta Aman.

Jóvenes estudiantes de periodismo colaboran a diario en la radio. | Foto: Thibault Lefébure.

La decena de chicas estudiantes llena los distintos ordenadores en la sala principal, donde editan los programas ya grabados y preparan los siguientes. Son jóvenes, hacen bromas entre ellas, se divierten y, al mismo tiempo, se preparan para un futuro profesional que será, cuanto menos, exigente. La mayoría ha pasado el examen para acceder a la universidad y acaban de empezar el primer curso para convertirse en periodistas, que compaginan con la práctica en la radio. Otras son graduadas en la facultad de ley islámica (sharia law). Por unos momentos, dejan de lado las risas entre ellas cuando preguntamos por las perspectivas de trabajo en su país.

“Nos enfrentamos a un futuro incierto en Afganistán”, dice Sahar Maqsoodi, de 19 años, reportera de la radio desde sus inicios. “Me moría de ganas de trabajar en medios de comunicación. No tenía ningún conocimiento previo, lo aprendí todo aquí”. Presenta el programa matutino, ejerce de maestra en el programa educativo de la radio y, a veces, sale a producir pequeños reportajes sobre mujeres para publicarlos en las redes sociales de la radio. Maqsoodi forma parte de la generación de jóvenes que nació en el Afganistán post-talibán: “Queremos cambiar la mentalidad de la gente. Mucha gente no tiene acceso a internet ni a la televisión, especialmente en las provincias. Así que, para la gente más pobre, la radio es la opción más barata para aprender y adquirir conocimientos”.

“No necesitas estar en contacto con el Gobierno de nuestro país para mostrar tu apoyo”

Superado -por ahora- el obstáculo de seguir emitiendo bajo los talibanes, se enfrentan con un impedimento mayor. “Nuestro principal problema no son los talibanes, sino cómo sobrevivir económicamente. Estoy constantemente buscando fondos para mantener la radio viva. Económicamente el país colapsó y no vemos cómo conseguir ingresos”, explica Aman. Aunque reciban algunas donaciones del exterior -insuficientes, sin embargo, para consolidar el proyecto de radio-, otro de los retos a los que se enfrentan “es cómo hacer llegar dinero al país. El sistema bancario está roto y está matando a la sociedad y economía afgana muy fuertemente”, subraya.

Tras más de 40 años de guerras, ¿existe algún remedio para sacar al país adelante? “Solo veo una solución. El problema de este país es la falta de educación. Más del 80 por ciento  de la población es analfabeta. Es también esto lo que pone a la gente bajo tantos problemas, porque tienen pocos conocimientos y educación. La clave es dar acceso a las escuelas y a la educación a todo el mundo”, asegura Aman.

Sobre el futuro, “es difícil tener una visión a largo plazo, porque este es un país muy inestable e impredecible”, lamenta la fundadora de la radio. Pero a Chaman se le ocurren formas de contribuir a su lucha. “No necesitas estar en contacto con el Gobierno de nuestro país para mostrar tu apoyo. El apoyo puede ser humanitario, por ejemplo, desarrollando un programa para ayudar a las mujeres a conseguir la educación. A las personas que tengáis la posibilidad de ayudar, financieramente o moralmente, puede servir de mucho apoyo. A quienes leáis este reportaje, os pido que hagáis lo que esté en vuestra mano para ayudar a las mujeres afganas a continuar su resiliencia”.



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