30/08/2022

La insoportable sequedad de la Tierra

Esqueleto de camello el 12 de julio en Marsabit, Kenia | WFP · Alessandro Abbonizio.

Tras cuatro temporadas de lluvia fallidas, veintidós millones de personas padecen hambre en el Cuerno de África, advierten desde el Programa Mundial de Alimentos de la ONU. La cifra, tan categórica como abstracta, toma forma ante las imágenes de niños y mujeres que deben caminar decenas de kilómetros en busca de agua, mientras a su alrededor cabras, camellos y jirafas sucumben sobre el árido suelo. Ningún lugar parece a salvo. En Estados Unidos, un lago y embalse artificial que abastece a millones de personas se encoge y saca a flote basura, barcos y hasta restos humanos. El lago de Garda es el más grande de Italia, pero este agosto está en su nivel más bajo en quince años. En China, mientras paralizan fábricas por falta de energía, en el campo intentan “sembrar” nubes para que llueva sobre el río Yangtzé, el más largo del país. En el delta del Paraná argentino la vegetación seca de humedales se convierte en combustible de las quemas intencionales que arrasan cientos de miles de hectáreas. Por Valeria Foglia (Emergencia en la Tierra).


Hay varios tipos de sequías, tienen varias causas y no ocurren de la misma manera en todos lados. Las actuales son graves y, en algunos casos, sin precedentes. Como fenómeno, pueden afectar los cultivos, la provisión de agua potable y energía, la circulación fluvial y los ecosistemas. Friederike Otto y Ben Clarke, especialistas en atribución climática, ubican los focos calientes: Europa, el Mediterráneo, Sudáfrica, el centro y este de Asia, el sur de Australia y la parte oeste de Norteamérica. Les siguen los pasos el oeste y el centro de África, el noreste de Sudamérica y Nueva Zelanda.

No hace falta ser experto para afirmar que si el calentamiento global persiste se profundizará el impacto de las sequías. Tres entraron en el ranking de Christian Aid sobre los desastres climáticos más costosos de 2021: la bajante histórica del río Paraná –y por “histórica” se refieren a los registros de setenta y siete años–, asociada a la combinación de crisis climática y deforestación; la agonía del lago Chad –Sahel africano– y la inseguridad alimentaria en el Cuerno de África.

No culpes a la lluvia

Las sequías no ocurren solo por falta de lluvia, granizo, aguanieve o nieve. La variabilidad regular del tiempo, los ciclos naturales como El Niño o La Niña y hasta las erupciones volcánicas pueden cumplir un papel. Aunque no todas las causas sean naturales, tampoco es fácil discernir la influencia de la crisis climática.

Los investigadores deben analizar cada caso en función de modelos climáticos, observaciones y registros del paleoclima. Un buen punto de partida es estudiar cómo impacta en cada lugar el calentamiento de 1.2 ºC desde niveles preindustriales. Se sabe, por ejemplo, que las temperaturas cada vez más altas aumentan la evaporación de la humedad superficial y hacen que las lluvias sean más frecuentes que las nevadas y el granizo.Otto y Clarke distinguen entre:

  • sequías meteorológicas, hidrológicas y subterráneas por falta de lluvia y niveles bajos de ríos, acuíferos y embalses superficiales.
  • sequías agrícolas y ecológicas, causadas por una falta de humedad en la tierra que termina afectando los cultivos.

De todas, los investigadores señalan que las sequías agrícolas y ecológicas son las que tienen lazos más claros con la crisis climática. Atribuyen mayor confianza a los diagnósticos sobre regiones que tienen más de un tipo de sequía, pero piden cautela y recuerdan que el cambio climático nunca es la única causa. Como otros fenómenos, las sequías también pueden empeorar por la acción humana directa: deforestación, monocultivos y mala gestión hídrica.

Para Benjamin Cook, del Instituto Goddard de la NASA, la sequía es un fenómeno interdisciplinario, no solo ligado a la labor de meteorólogos, hidrólogos y climatólogos. Sus efectos, como las crisis alimentarias, las malas cosechas, las pérdidas de infraestructura por incendios, los desplazamientos forzosos y los apagones por falta de energía son materia para economistas, sociólogos y antropólogos.

Mujeres con burros buscan agua en Marsabit, Kenia | 13/07/2022 | WFP · Alessandro Abbonizio.

Hambre en el Cuerno de África

En contexto de una crisis alimentaria global sin precedentes –un mix de guerras, pandemia y crisis climática–, la situación de Etiopía, Kenia y Somalia es desesperante. Tras la cuarta sequía consecutiva en la región, veintidós millones de personas sufren una grave inseguridad alimentaria (nueve millones se sumaron desde comienzos de año). Los campamentos de emergencia, rudimentarios y sin acceso a lo básico, son el destino de muchos que se vieron obligados a salir en busca de alimentos o nuevas tierras de pastoreo.

Los pronósticos dan por descontada una nueva temporada fallida de lluvias entre octubre y diciembre. De darse una quinta sequía, crece el riesgo de una hambruna generalizada en una de las regiones más pobres del mundo. En esta emergencia, la población recibe asistencia de programas de la ONU, que reparte efectivo a las familias y alimentos enriquecidos a mujeres y niños como intento de paliar las crecientes tasas de desnutrición, especialmente en Somalia.

Las sequías en el Cuerno de África son recurrentes en las últimas cuatro décadas. Según un estudio de atribución de 2015 compilado por Carbon Brief, estos eventos son más graves o tienen mayor probabilidad en la crisis climática, no tanto por falta de lluvias como por mayores temperaturas y un aumento de la radiación entrante. De continuar la tendencia al calentamiento, las predicciones no son alentadoras para muchas regiones de África Oriental.

Mapa de las actuales sequías en Europa.

La peor sequía en quinientos años

“Si me ves, llora”, dice la inscripción medieval en las llamadas “piedras del hambre”, que en el verano europeo quedaron expuestas por la histórica bajante del Rin en Alemania. No es un dato de color: el maíz, la soja y el girasol tendrán un rendimiento entre el 12 y el 16 % inferior al promedio de cinco años, como confirmó un reporte reciente del Centro Común de Investigación (JRC en inglés) de la Comisión Europea.

Con déficit de lluvias y olas de calor, este agosto empeoraron las condiciones secas que Europa padece desde comienzos de año y que avivaron incendios gigantescos en varios países. Para Andrea Toreti, investigador principal del JRC, la sequía de 2022, todavía en estudio, va camino a superar la de 2018, que hasta ahora ostenta oficialmente el título de “la peor” en los últimos quinientos años.

Consultado por Emergencia en la Tierra, el científico italiano indicó que la comparación histórica surge de un estudio que identificó que las anomalías de temperatura y precipitaciones de 2018 eran “únicas” en medio milenio. Mientras ese año “el 34 % del territorio de la UE estaba en advertencia, y el 11 % en alerta por sequía, este año estamos respectivamente en 47 % y 17 % para el mismo período”, detalla. En total, un 64 % del territorio sufre desde menos lluvias y poca humedad del suelo a daños en vegetación y cultivos.

Los habitantes sienten los impactos de las formas más variadas, pero fundamentalmente por el descenso en el nivel del agua en los ríos de todo el continente. Hay restricciones para el consumo en España, Francia y Reino Unido, pero también se ven comprometidas la navegación, la generación de energía hidroeléctrica y la refrigeración de centrales nucleares, como en Francia.

Iban Ameztoy, un especialista en teledetección español que reside en Italia, dijo a Emergencia en la Tierra que las consecuencias se pueden sentir “de manera más directa. Mira si no lo que está pasando con los embalses de muchos lugares”. Para él, las preocupaciones de la gente son concretas: “Si te cierran el grifo o no tienes para regar tus plantaciones, el problema empieza a ser grave. O al menos la percepción que tenemos al respecto empieza a cambiar”.

Aunque las lluvias de mediados de agosto llevaron cierto alivio, tuvieron su lado B. En Londres, París y Marsella hubo inundaciones, y las tormentas eléctricas causaron muertes y estragos en Córcega, Francia, por caída de árboles y derrumbe de techos. Se prevé que hasta noviembre siga habiendo condiciones más secas y cálidas al oeste del Mediterráneo.

Para Toreti, lo que vive Europa es acorde a las proyecciones climáticas. “La intensidad y la frecuencia de este tipo de sequías extremas y olas de calor, si no se toman medidas de mitigación efectivas, aumentará dramáticamente en Europa, tanto en el norte como en el sur”. La salida pasa por una reducción de emisiones globales junto a “estrategias de adaptación sectoriales sostenibles”.

El lago Mead en 2000 y 2022 según la NASA.

Cuando las aguas bajan turbias

En la quinta temporada de Dexter, el protagonista descubre que Boyd Fowler, un empleado del Departamento de Sanidad, es un asesino en serie que arroja a un pantano tachos con los cadáveres de sus víctimas. Pero, como dice Thomas Harris, creador de Hannibal Lecter, “no tenés que inventar nada en este mundo”. En mayo un barril oxidado que contenía restos humanos salió a flote en el lago y embalse artificial Mead, a unos treinta kilómetros de Las Vegas.

Según los forenses, podría tratarse de un crimen cometido por la mafia hace al menos cuatro décadas. Los restos de este hombre y otros tres conjuntos óseos solo aparecieron porque el nivel del agua llegó a su punto más bajo desde la década de 1930, al 27 % de su capacidad. Además de los hallazgos macabros, salieron a la luz barcos antiguos, cochecitos de bebé y toneladas de basura.

Hace veintidós años que el Mead se está encogiendo, en sintonía con la sequía en la cuenca del río Colorado. Un gráfico de la NASA muestra que la tendencia se aceleró en 2020. La situación es crítica: el embalse, el mayor de Estados Unidos, abastece de agua a veinticinco millones de personas en siete estados, tierras nativas y el norte de México.

El contexto no ayuda. La megasequía en el oeste norteamericano podría ser la peor en mil doscientos años. Un grupo de expertos de la UCLA lo atribuye a la combinación de variabilidad natural con la sequía causada por el calentamiento antropogénico. Para la NASA, el bajo nivel del agua en el lago Mead se da en un contexto en que “el 74 % de los nueve estados del oeste enfrentan algún nivel de sequía; y el 35 % del área está en sequía extrema o excepcional”.

El pronóstico oficial advierte que en 2023 los cortes de agua serán una realidad en el suroeste estadounidense. También hay serios riesgos de que los embalses Mead y Powell alcancen la “elevación mínima de la piscina de energía”, lo que daña la capacidad de las turbinas de las presas para generar electricidad.

Los ejemplos se multiplican en todo el mundo, y Argentina no es la excepción. Según un informe de julio, publicado por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), el INTA y otros organismos, la sequía prolongada, atribuida al déficit de lluvias, recae sobre las regiones de Cuyo, Centro y Norte.

En las provincias del núcleo agrícola se redujo el área sembrada con trigo, arruinando los planes de aumentar las exportaciones a raíz de la guerra en Ucrania. Se prevé que en la primavera la sequía se profundice a causa de un fenómeno conocido como La Niña “india”, que reforzará el déficit de lluvias. Pero el ciclo seco no solo reduce las tierras de cultivo: la acumulación de vegetación seca y una mala gestión de bosques también potencian incendios forestales, como en el delta del Paraná y Corrientes.

Aunque cada evento merece ser investigado en su dinámica específica, Toreti señala que el JRC ha estado analizando “la concurrencia global de estos extremos climáticos a gran escala”. Si bien es una investigación en curso, ya arrojó los primeros resultados. “Todavía no hemos realizado un estudio de atribución, pero lo que hemos estado experimentando es coherente con el cambio climático, que trae extremos más frecuentes e intensos”, concluye.

El río Loira, en Francia, totalmente seco. | Foto: Reuters.

Valeria Fgl | Cafecito Ayudame a seguir contando historias sobre la ciencia comprometida y la lucha y resistencia de los sectores populares. ✊🏻🌎 cafecito.app

Fuente: https://www.getrevue.co/profile/valeriafgl/issues/la-insoportable-sequedad-de-la-tierra-emergenciaenlatierra-1312253



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