07/08/2022

¿Puede la ESI frenar las violencias?

No es un tema nuevo mencionar que la educación en sexualidad, desde una mirada integral y desde una perspectiva de género es la herramienta que tenemos en las escuelas para generar relaciones más igualitarias y disfrutar de una sexualidad más plena, libre de coacciones y de violencias. Pero, ¿qué pasa en los hogares? ¿Cómo hacemos para frenar malos tratos que sufren niños y niñas que provienen de familias donde la construcción heteronormativa se encuentra muy arraigada y donde la violencia es el discurso dominante dentro de esa casa? Por María Inés Alvarado (Diario Femenino)


En diciembre de 2021, UNICEF presentó una guía que está dirigida específicamente al personal de los espacios de cuidado de la primera infancia, cuyo objetivo principal es brindar recursos y herramientas para la prevención y detección temprana de situaciones de violencia hacia las niñeces en el ámbito del hogar. En la misma, que lleva por nombre Violencia familiar y sexual en la primera infancia, se describe la importancia que tiene este flagelo en tanto que manifiesta una vulneración de derechos que puede dañar el crecimiento físico, cognitivo, emocional y social de niños y niñas.

Entendemos la violencia como una forma de ejercicio del poder mediante el empleo de la fuerza (física, psicológica, económica, política, sexual, etc.) que, a su vez, implica la existencia de jerarquías (reales o simbólicas), que supone una asimetría de poder de quien ejerce la violencia hacia quien no puede defenderse. Al tratarse de un problema complejo en el que intervienen diversos factores (culturales, psicológicos, económicos, sociales), debe ser abordado de diferentes miradas, sobre todo teniendo en cuanta que gran parte de la violencia que sufren las infancias ocurre en el ámbito del hogar y el entorno familiar. Las escuelas, deben contar con herramientas para su detección y abordaje, dado que, como garantes de derechos, están obligadas a contribuir al sano desarrollo de la sexualidad de NNyA como sujetos de derechos. La Educación Sexual Integral es el mejor instrumento para prevenir todo tipo de violencia y abusos en las infancias

Es importante que, como docentes, tengamos en claro que durante la primera infancia es donde se corre mayor riesgo de ser víctimas de violencia en parte por la falta de independencia, por la fragilidad propia de la edad y por las limitadas interacciones sociales fuera del ámbito del hogar y la familia. El contacto con sus pares y demás personas adultas que propicia la escolaridad, puede significar la detección temprana de vulnerabilidades y reducir las posibles consecuencias físicas y psicológicas. Dentro de los lineamientos curriculares de la ESI, se contempla tanto la prevención del abuso sexual infantil como el reconocimiento de situaciones riesgosas. Prevenir es tarea de las escuelas lo que significa tomar precauciones o medidas por adelantado para evitar un daño o un riesgo mayor, sus efectos y sus consecuencias.

¿Cómo puede saber una persona adulta si está en presencia de una niña o niño víctima de violencia o malos tratos, sobre todo teniendo en cuenta que no solo la violencia física es sinónimo de vulneración de derechos? Es importante tener en claro que la violencia emocional o psicológica es la de mayor presencia en los hogares. En la Guía previamente citada se describen algunas de las siguientes conductas como características a tener en cuenta: reiteradas lesiones o marcas en el cuerpo; irritabilidad marcada o somnolencia excesiva acompañado de llanto o queja que no se calma; trastornos conductuales o emocionales; temores excesivos; rechazo a los alimentos, acompañado por vómitos, convulsiones o falta de respiración; cambios conductuales, como demasiada agresividad, con dificultades para calmarse o salir de los enojos; dolores crónicos; enuresis; baja autoestima; sobreexigencia; masturbación compulsiva y conocimiento de actividades sexuales que van más allá de lo esperable por edad.

¿Cómo trabajar este tema en las aulas? En primer lugar, a través de la observación y la escucha atenta. El grupo de especialistas que llevó adelante la escritura del documente plantean la importancia del relato que hacen las niñeces sobre el tema. Hay que recordar y anotar lo que digan textualmente, sin caer en una crisis de nervios. Eventualmente hacer preguntas abiertas del tipo ¿qué te pasó? ¿Alguien te lo hizo? ¿Quién? ¿Dónde? ¿Con quién estabas? Pero, siempre teniendo en cuenta que las características del relato pueden manifestar sentimientos muy variados, porque generalmente, se les obliga a mantener el secreto a través de amenazas. Y, por sobre todas las cosas, no naturalizar la violencia dado que, si crecen en contextos violentos pueden creer que la violencia es la única manera de vincularse entre sí.

En segundo lugar, generando espacios para desnaturalizar la violencia contra las infancias es tarea de la ESI. La Guía práctica para evitar gritos, chirlos y estereotipos, también desarrollada por UNICEF, describe que, “En un estudio reciente realizado en nuestro país, el 46,4% de los adultos reconoció utilizar la violencia física para criar a sus hijos e hijas, lo que demuestra que hay una fuerte naturalización de la violencia como forma de crianza. Es decir, que la violencia se ve como algo natural”. Una infancia que vive violencia aprende a relacionarse con ella y la vuelve habitual por eso las escuelas deben promover relaciones basadas en el afecto, el cariño y el diálogo. Incluir actividades donde se promueva el respeto por las emociones, utilizar cuentos y canciones que abran el diálogo e inviten a participar.

Y, por último, generando espacios para que las familias puedan juntarse a reflexionar sobre la crianza, la puesta de límites, los mitos y creencias en torno a las formas que adquiere la violencia contra las infancias para que puedan socializar la idea de que el cuidado de las infancias es un privilegio y una responsabilidad tanto del grupo de educadores como de cada miembro de la familia.



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