04/07/2022

La partida y los regresos de Astor Piazzolla

Foto : Alicia D’Amico

El 4 de julio de 1992, Astor Piazzolla partía físicamente tras sufrir una hemorragia cerebral. Durante los siguientes años su música siguió viajando y su legado inspiró a músicos de las generaciones posteriores. Como una profecía, el primer tango que contó con sus arreglos fue Inspiración, de Peregrino Paulos, que grabó junto a Aníbal Troilo.  Un repaso por sus viajes, desde su primer arreglo, hasta la “inspiración” que recorre las creaciones de artistas actuales. Por Ramiro Giganti (ANRed).


Un género migrante, con un ser humano que pasó su infancia y juventud también migrando. Nacido en Mar del Plata, migró con su familia a Nueva York. Allí conoció los barrios bajos, y también a Gardel. Allí empezó a tocar el bandoneón, ejecutando a Gershwin y a Bach, entre otros. Volvió a Mar Del Plata y al poco tiempo se instaló en Buenos Aires, para estudiar, tanto música clásica como tango. Tal vez de su propia vida forjó ese tango en movimiento, innovador y disruptivo. Esa música dinámica que unía al tango con otros géneros.

En buenos Aires estudiaba música clásica de día y tocaba en milongas por la noche. Entre los mundos de Aníbal Troilo y Alberto Ginastera dio los primeros pasos en su carrera mientras se hacía conocer en la Buenos aires de los años 40.  Como un aviso de lo que se vendría y trascendería la propia vida de Astor, en 1943 La orquesta de Aníbal Troilo grabó “Inspiración” el primer tango que contó con los arreglos de Piazzolla trabajando junto a “Pichuco”.

Si bien esa versión contó con la aprobación, pero también correcciones de Aníbal Troilo, luego Piazzolla volvería a grabarla, ya con su orquesta y libertad creativa.

Pero la relación de Piazzolla con el entorno tanguero de aquel entonces tuvo sus chispazos.  «De las mil notas que escribía, él me borraba setecientas…», declaró alguna vez sobre su relación con Troilo, quien sin embargo iba permitiendo algunas innovaciones pero sin tomar el camino que Astor buscaba. El hecho de que Troilo nunca de despegó del «cómodo» lugar de entretenedor de bailes populares, para asumir el papel de conductor de una gran orquesta de tango «para ser escuchado», fue una de las críticas que Piazzolla tuvo hacia él. Su “confrontación” con la imposición de lo “bailable” en el tango siguió presente en los años siguientes, sobretodo cuando tuvo su propia orquesta y presentaba sus propias composiciones, al punto de hacerle creer en algún momento que lo suyo no era el tango.

Los viajes y retornos de Astor Piazzolla siguieron. Partió a Europa, donde estudió con Nadia Boulanger. En su viaje a otro continente, también viajó al mundo de la música clásica. Dos piezas de su autoría, creadas a principios de los años 50 son actualmente interpretadas en conciertos sinfónicos. Hay distintas veriones sobre cuál de estas dos obras fue la que le permitió ser aceptado como estudiante p Nadia Boulanger, quien orientó la identidad y el rumbo de Astor. Una de ellas fueron los Tres movimientos sinfónicos de Buenos Aires, también conocida como Sinfonía Buenos Aires, op15. Allí se puede notar la influencia, tanto de su anterior maestro: Alberto Ginastera, como de otros compositores contemporáneos como Igor Stravinsky o Béla Bartók

Allí, aparece el bandoneón integrado a la orquesta sinfónica, con algunos pasajes muy típicos de su obra, pero en el contexto de una pieza sinfónica. Pero según Diana, su hija, la obra que le permitió a Astor la aceptación de Boulanger fue la Sinfonietta.

Una escena de la película Quereme así (Piantao), que cuenta la vida de Astor Piazzolla, recrea a un joven Astor estudiando con Nadia en Paris, allí ella le pregunta por su identidad, cual es el instrumento que toca, ya que en el piano no era muy virtuoso. Un Astor tímido dice que su instrumento es el Bandoneo y su música, algo avergonzado, es el tango. Boulanger lamenta no tener un bandoneón, pero recuerda que había escuchado tangos que le gustaron mucho, le pide que toque tango en el piano, al escucharlo toma sus manos y le dice que no busque más, que esa es su identidad, esa es su música. Más allá del caracer “ficcionado” del film, algo de eso ocurrió realmente. “Ella me enseñó a creer en Astor Piazzolla, en que mi música no era tan mala como yo creía. Yo pensaba que era una basura porque tocaba tangos en un cabaré, y resulta que yo tenía una cosa que se llama estilo” recordaría el propio Astor. Con su identidad más firme,   «salvar al tango, sacarlo de esa monotonía armónica, melódica, rítmica y estética que lo envolvía» pero «sin que deje de ser tango». Allí se daría un nuevo regreso triunfal,  pero no exento de duras críticas de los sectores más conservadores.

“Gardel con guitarra eléctrica”

Tras retornar de París, en 1955 Piazzolla formó el Octeto de Buenos Aires dispuesto «a encender le mecha de un escándalo nacional» y «romper con todos lo esquemas musicales que regían en la Argentina». Y así fue. Piazzolla, de algún modo, desordenó el tango del siglo XX para dejar bien firmes los cimientos del género de cara al siglo XXI.

Luego de haber visto al conjunto de Gerry Mulligan, Piazzolla incluyó en su nueva agrupación algunos fraseos y manejos instrumentales que eran típicos del jazz, además de introducir el concepto del swing y el contrapunto, este último más de la música clásica, y muy estudiado en los 11 meses con Nadia Boulanger. Ese viaje entre distintos géneros pero con el eje en el tango fue lo característico de gran parte de su obra. Un elemento discordante fue la inclusión de la guitarra eléctrica dentro de su Octeto, un instrumento no muy usual en ese momento. A la primera formación le seguiría un quinteto, luego un nuevo octeto, un disco con poesía de Jorge Luis Borges, la operita «María de Buenos Aires», un noneto y las colaboraciones con Horacio Ferrer, Amelita Baltar, Gerry Mulligan, Goyeneche, Gary Burton y la música de decenas de películas.

“En mi casa cuando yo era pibe el tango era la música predominante, mis viejos bailaron tango y muy bien hasta el fin de sus días, así que sonaba bastante. Y lógicamente, entre los discos de rock que yo empezaba a escuchar cuando ingresé al secundario, se filtraban los trabajos de Piazzolla, los discos de la época de Libertango y el Octeto Electrónico. La polémica que disparaba la música de Piazzolla y sus comentarios implacables acerca de la muerte de un tipo de tango en los ámbitos artísticos, también estaba en mi casa. Todo lo que necesitaba un adolescente intentando abrir su propio camino”, recuerda Jorge Retamoza, al ser consultado por este medio. El reconocido saxofonista se sumará este mes a una gran cantidad de notables artistas que desde el año pasado, en el marco del centenario de Astor, le vienen rindiendo homenaje tanto en actuaciones en vivo como presentando nuevas composiciones. Retamoza hará ambas cosas el próximo 29 de julio presente la Suite del año de la Tanguedia. Pero también estará presente una selección de temas de Reunión Cumbre, la mítica reunión de Piazzolla & Mulligan.

“Es un referente ineludible, en el momento que decidí cambiar el andarivel del jazz por el que venía transitando hacia el de la música de Buenos Aires, la primera cosa que hice fue tratar de tocar sus fraseos con el saxo. Copiar sus modismos y transcribirlos a mi instrumento. Además de estudiar la forma de su música, sus progresiones armónicas, sus contrapuntos, todos los elementos que conforman su obra, sus solos, variaciones, en fin, ese universo tan concreto y acabado que es la música de Piazzolla”, comentó en relación a la influencia que Astor Piazzolla tuvo sobre él.

Pero Retamoza no se limita a interpretar las composiciones de Astor, sino también a arreglar y orquestar, parte de su música. “Hay una obra que se llama Seis Estudios Tanguísticos, que escribió para flauta sola y que tuvo una gran aceptación también en el ámbito mundial del saxo, especialmente en el nivel académico del instrumento. Estudié la música durante mucho tiempo tratando de encontrarle el lado más tanguero a la pieza. Un tiempo después Piazzolla escribió un acompañamiento de piano y sobre ese arreglo escribí una orquestación para cuerdas. El proyecto lo pude realizar en Alemania con la prestigiosa SR como coproductora de la sesión de grabación/filmación que se hizo en ese país”. Retamoza fue el primer saxofonista argentino en grabar completa la obra y la primera versión mundial grabada con un ensamble de cuerdas. La obra forma parte de su disco Seis Estudios Tanguísticos y los videos de esa sesión se pueden ver en internet.

Pero los viajes de Astor Piazzolla no se limitan a interpretaciones de sus composiciones por nuevos artistas, tampoco a nuevos arreglos. Su legado está presente en una nueva generación de compositores de lo que actualmente llamamos Tango Siglo XXI. “Cuando yo empecé a escuchar tango, escuchaba tango tradicional porque mi familia escuchaba tango y bailaba. Pero cuando llego a Piazzolla encuentro que toda la música que me gustaba a mí porque me gustaba mucho el rock, el jazz y obviamente el tango, yo lo encontraba en la música de Astor: un tipo revolucionario, parte de la evolución de nuestro tango, el primero en sumar una guitarra eléctrica a una formación de tango, en ese momento impensado”, comentó Paula Dórdolo, cantante y compositora, al ser consultada por la obra de Piazzolla.

Un retorno infinito

El año pasado, a pesar de la pandemia, se realizaron numerosos homenajes en el marco del centenario de su nacimiento. Los mismos no se limitaron a conciertos, que también los hubo. Sino a nuevas composiciones que le rinden tributo. «Creemos que es el mejor homenaje que se le puede hacer a Astor, que es seguir creando tangos, es seguir componiendo, porque el principal legado es ese: él fue un creador y él mismo dijo que se pueden seguir haciendo cosas, se puede seguir componiendo, se puede seguir creando, asique ahí estamos… en su senda”, comentó José Teixidó, director y compositor del grupo Amores Tangos, en entrevista con ANRed después de una presentación de la banda el 9 de septiembre del año pasado. Allí, además de incluir en su repertorio a Libertango, interpretaron Palabras para Astor, de su autoría. Semanas después el conjunto presentó un video de la misma.

“Creo que ahora que tuvimos el placer de volver a escuchar todas sus obras, por el centenario, que hubo Piazzolla por todos lados, creo que todo el tiempo que lo volvemos a ver, con su música interpretada nos recuerda que es un faro indiscutido por todas y todos los que volvemos a hacer tango”, agrega Paula Dórdolo que hace poco más de un mes lanzó su Ep Catarsis. Allí, en esos 5 nuevos tangos de su autoría se puede apreciar también la presencia de Astor como fuente de inspiración. “Una de las cosas que más me gustan de Piazzolla es esa capacidad que tuvo para crear su propio microcosmos musical y como lo desarrolló a través de diferentes formaciones que tuvo. Como desarrolló  ese lenguaje, esa musicalidad y siempre sin perder esa raíz propia del género, del tango. Realmente un revolucionario, teniendo bien claro de dónde venía, de la propia raíz de la música de la ciudad, de Buenos Aires”, comentó Germán Coppola, pianista y arreglador que formó parte del quinteto junto a Dórdolo y realizó los arreglos de su reciente trabajo.

“Amelita, que canto tanto con él, que tuve el placer de verla en vivo, es un ejemplo de ese diálogo que (Piazzolla) generaba entre su música instrumental y el cantante o la cantora es increíble”,  agrega Paula Dórdolo reflejando otra virtud del compositor. Amelita Baltar, con 82 años continúa en actividad y su versión de Balada para un Loco sigue presente. La semana pasada Amelita Baltar subió al escenario a cantarla junto a Flores Negras.

“Creo que estamos de acuerdo en que la mayoría de la gente -en todo el mundo- vibra con la música de Astor Piazzolla. Nosotras, por supuesto, somos parte de esa mayoría. Su obra nos atraviesa, y aún con su complejidad y el desafío en lo que se refiere a arreglos vocales, amamos interpretarla. Siempre fue relevante en nuestro repertorio, desde nuestros comienzos. Y a casi 30 años de su partida, sentimos que nunca se fue”, comentó Laura Esses, una de las cantantes de Flores Negras en una entrevista realizada el día anterior a dicho evento. “Estamos presentando este año y en forma presencial nuestro último trabajo discográfico Maldito Tango, pero al mismo tiempo ya vamos proyectando nuestro homenaje a Astor, y con suerte se lanzará este mismo año. Ya en el escenario estamos -de a poco- adelantando lo que se viene. Agradecidas y entusiasmadas, pues Piazzolla tiene algo de padre protector para nosotras”, concluyó.

El año pasado, a pocos días de cumplirse el centenario, se realizó un homenaje en el mítico Teatro Colón. Allí, entre una diversidad de artistas se presentó la cantante Inés Cuello como invitada junto al quinteto La Grela. “La experiencia de cantar en el Teatro Colón, junto al Quinteto La Grela (músicos y amigos a quienes quiero y admiro), y por si fuera poco, haciendo un homenaje a Astor Piazzolla y su obra, fue de las experiencias más emotivas e importantes de mi vida. Tener esa sala frente a los ojos, a mi familia (abuela incluida) en la platea, la presencia de un montón de amigas y amigos viendo y escuchando la transmisión en vivo del concierto desde diversos lugares del mundo… una experiencia que guardo en el cuerpo y la memoria para el resto del viaje” comentó el año pasado al ser entrevistada por este medio. Inés cuello continuó interpretando tanto a Piazzolla como a otras figuras notables del tango Argentino.

En aquella entrevista Inés Cuello también hizo referencia a las innovaciones y nuevas expresiones dentro del género, algo tan presente y polémico durante la carrera de Astor Piazzolla. “Entiendo que las expresiones artísticas populares, que no hablan del momento del mundo y de la sociedad que las crea y ejecuta, van, con los años, en camino a apagarse. Por esto celebro las influencias que hicieron de este género, una música tan rica. Celebro las innovaciones, las nuevas composiciones, la renovación del discurso tanto poético como musical. Es, a mi entender, la única forma de mantener viva la llama del tango, y de seguir convocando a sus filas a las nuevas generaciones, tanto de músicas/os como de público en general. Creo fundamental la fusión entre las nuevas generaciones y sus ideas frescas, la realidad actual del mundo haciéndose presente en las obras, y a la par, la esencia y la experiencia de generaciones anteriores. Si no se excluyen una a la otra, si se escuchan y se respetan… hay tango para rato”.



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