24/06/2022

No están solos: reconstrucción de la Masacre de Avellaneda y el legado de Darío y Maxi

Captura de «No están solos» del sitio https://memoriaenterritorio.com.ar/noestansolos/

A 20 años del emblemático hecho represivo, la Fundación Rosa Luxemburgo reconstruye la Masacre de Avellaneda y el legado de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki. La producción multimedial es en el marco del proyecto «Memoria en territorio» y con fotos intervenidas, testimonios, videos y audios recuerda los hechos hechos represivos del 26 de junio de 2002, cuando bajo las órdenes del ex presidente Eduardo Duhalde, la polícía asesinó a los jóvenes militantes piqueteros, además de herir con balas de plomo a otras personas. «San Darío del Andén. Maxi, el ángel piquetero. Jóvenes del conurbano, de la misma generación, con recorridos distintos, pero, a la vez, tan parecidos, tan hartos de su presente de miseria, de un sistema violento y autoritario. Esa misma historia es la de ellos y es la historia que nos hace. Y son ellos los que nos hacen y, también, lo que de ellos nos deshace. Y desde el dolor, nos aferramos a nuestras estampitas. O, como dice Schmucler, nos reconocemos en la muerte para hacer posible la vida. Nuestro Andén del Plebeyo Piquete. Nuestro Puente Pueyrredón con fuego», invita el sitio. Por ANRed.


A poco de cumplirse el 20° aniversario de la conocida como Masacre de Avellaneda, la reconstrucción de la Fundación Rosa Luxemburgo puede verse en el sitio memoriaenterritorio.com.ar/noestansolos, que nos propone un recorrido multimedial por la reconstrucción de la salvaje represión ordenada por el ex presidente Eduardo Duhalde el 26 de junio de 2002, en la cual fueron asesinados por disparos policiales los jóvenes militantes piqueteros Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, y en la que varios y varias manifestantes también terminaron heridas con balas de plomo.

«El 26 de junio de 2002, distintas organizaciones piqueteras y sindicales de Buenos Aires se movilizaron hacia Capital Federal en una jornada de lucha unificada. En tiempos signados por el hambre y la desocupación masiva, y todavía al calor del levantamiento popular de diciembre de 2001. Desde arriba y desde los escritorios, nada cambiaba para bien en Argentina», comienza el relato.

Captura de «No están solos» del sitio https://memoriaenterritorio.com.ar/noestansolos/

Y continúa: «el presidente Eduardo Duhalde estaba muy preocupado por restablecer el orden y acordar con el Fondo Monetario Internacional. Los políticos se aferraban a sus sillones mientras todavía tronaba el grito popular pidiendo ‘que se vayan todos’. La organización del malestar crecía en todos los rincones del país y el Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) Aníbal Verón era una expresión de ese contexto: heredando las luchas piqueteras de la Patagonia, nombrándose como el trabajador salteño asesinado en la ruta y tejiendo formas nuevas y prefigurativas de hacer política».

«En esos años, cambiar el mundo empezaba en los barrios, en asambleas y en preguntas sobre nuevas formas de organización: mandar obedeciendo, horizontalidad, democracia de base, eran todas ideas que regían la organización social. Desde abajo y desde las calles, mucho cambiaba para bien en Argentina», recuerda la reconstrucción.

«San Darío del Andén. Maxi, el ángel piquetero. Jóvenes del conurbano, de la misma generación, con recorridos distintos, pero, a la vez, tan parecidos, tan hartos de su presente de miseria, de un sistema violento y autoritario. Tan pensantes de las injusticias, sensibles a los dolores propios y ajenos. Tan llenos de historia. Esa misma historia es la de ellos y es la historia que nos hace. Y son ellos los que nos hacen y, también, lo que de ellos nos deshace. Y desde el dolor, nos aferramos a nuestras estampitas. O, como dice Schmucler, nos reconocemos en la muerte para hacer posible la vida. Nuestro Andén del Plebeyo Piquete. Nuestro Puente Pueyrredón con fuego», invita el sitio.



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