Como abordar la diversidad corporal en las aulas
Hace una semana se conmemoraba el Día Mundial de Acción por los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Esta jornada, que fue propuesta por movimientos populares españoles de la mano de pacientes, familiares, profesionales e investigadores, afectadas por los TCA, vienen promoviendo cada 2 de junio, la importancia de visibilizar y sensibilizar sobre estos trastornos, a la vez que insisten que se promueva el acceso a la información veraz, que se erradiquen mitos, que se generen cambios políticos y que se desarrollen en los centros educativos acciones para que estudiantes, docentes y todo el personal que pertenece a las instituciones, puedan ayudar en la prevención y la atención precoz. Por María Inés Alvarado*para Diario Digital Femenino.
¿Por qué es importante incluir este tema en las prácticas escolares? Porque los trastornos de alimentación aún no están visibilizados como patologías y en muchos lugares aún se los piensa como llamadas de atención o problemas relacionados con la falta de autoestima. Sin embargo, hoy sabemos que, en Argentina, una de cada tres mujeres jóvenes padece de trastornos alimentarios, según datos de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y urge que el tema sea considerado dentro de los contenidos curriculares. La ESI es el espacio en el cual pensar y trabajar estas problemáticas ya que incorpora el abordaje acerca del cuidado del cuerpo, la autonomía y la autopercepción, además que legitima el debate acerca de las identidades y las diversidades.
Desde esta perspectiva, el trabajo áulico en torno a la explicitación de los estereotipos de belleza, de la despatologización corporal, de los prejuicios, de las corporalidades y de los consumos plantea la importancia de introducir en su abordaje los lineamientos de la Ley N° 26.396, que propone, entre otras cuestiones, promover en niñeces y adolescencias conductas nutricionales saludables así como espacios de reflexión y educación para la contención de quienes padecen estas enfermedades y proponer acciones tendientes a eliminar la discriminación y la estigmatización en el ámbito laboral, educacional y/o social, frente al padecimiento de los trastornos alimentarios.
Por eso es que, en este artículo, proponemos consultar un material de Sensibilización sobre Temáticas de Diversidad Corporal desarrollados por el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, a través de su Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad. En ellos se presentan propuestas para la formación en igualdad de género y contra las violencias, con el objetivo de interiorizar a la población en asuntos de diversidad corporal, gordofobia y en torno a los estereotipos corporales.
El primero de ellos, Diversidad corporal y gordofobia, describe a la diversidad corporal como un término que se usa para referirse a las diferencias que caracterizan a los seres humanos, y que incluye el tamaño, el color de la piel, la raza, las orientaciones sexuales o las identidades de género. La cultura y la sociedad promueven formas estandarizadas de pensar los cuerpos. Es importante definir y trabajar en las aulas que cada cuerpo es único y singular, pero atravesado por cuestiones sociohistóricas que lo encasillan dentro de una construcción social, porque cada persona nace en una determinada familia, dentro de una determinada sociedad y en un determinado momento histórico. Por lo tanto, las nociones que se hacen de lo que “es un cuerpo bello y sano” y de cómo cada individuo ve su propio cuerpo, dependen de este contexto, es decir, de la mirada de otras personas. Los mandatos, expectativas y prejuicios sobre lo que se considera saludable, bello, correcto, normal y hasta útil o productivo depende de la sociedad. Por esta razón, es importante que comprendamos que la discriminación hacia cuerpos diversos no hegemónicos es un problema social.
Esta discriminación es lo que se llama gordofobia, que es el fenómeno social y cultural que sufren las personas por el hecho de ser gordas y que se funda sobre la base de diferentes prejuicios. La gordofobia construye una perspectiva sobre las corporalidades que no considera los contextos, las singularidades o los factores que inciden en el cuerpo de una persona respecto de la construcción de su salud. El odio, el rechazo y las violencias que sufren las personas gordas por no encajar en el modelo de belleza hegemónica impacta también en su salud mental, y no se tienen en cuenta las condiciones sociales, económicas, genéticas, culturales y educativas que las rodean. Se les estigmatiza por sus hábitos, costumbres y modos de vida y frases como “largá los postres”, “dejá de comer o vas a salir rodando”, “llega el verano, no te va a entrar la bikini” o “cementerio de ravioles” deben cuestionarse para ser quitadas del vocabulario escolar. Agrega el cuadernillo, también, que la gordofobia se incrementa cuando se trata de cuerpos femeninos por culpa de la violencia estética, que implica encarnar patrones estéticos que asocian lo bello con la delgadez.
La gordofobia se da en todas las clases sociales, por lo tanto, decimos que es un fenómeno transversal y, como tal, debe abordarse en las aulas. ¿Cómo? Cuestionando los estereotipos que promueven los medios de comunicación, que refuerzan la belleza hegemónica heterosexual; fomentando en las horas de educación física que el deporte debe pensarse desde una visión de recreación y socialización donde cada quién puede realizar las actividades a su ritmo, gusto y posibilidades, y sin un objetivo de alcanzar “un cuerpo perfecto”; ampliando la mirada de derechos incluyendo tanto a los movimientos de la diversidad corporal como al activismo gordo, que vienen exponiendo en las redes sociales que existen otros modos de promover la salud para las personas sin recaer en prejuicios sesgados centrados en el peso; y/o poniendo el foco en las maneras que tienen de referirse a los cuerpos de compañeros y compañeras.
El segundo de los cuadernillos, Cuaderno de sensibilización sobre temáticas de diversidad corporal gorda, aporta también que una mirada desde los derechos, sosteniendo la importancia de garantizar el cumplimiento de leyes que promuevan conductas saludables, como la Ley de Talles que promueve el Sistema Único Normalizador de Talles de Indumentaria (SUNITI) y el Mapa Nacional de la Discriminación que revela que la discriminación con base en la obesidad y el sobrepeso se ha ubicado en el segundo lugar de mayor importancia. El tercero de los materiales, Cuadernillo de sensibilización sobre temáticas de diversidad corporal gorda- Formación de formadores, propone algunos modelos de actividades de sensibilización sobre gordofobia para trabajar llevar a las aulas. Desde la toma de conciencia con Materiales audiovisuales de publicidades, hasta relatos en primera persona adaptados del Taller Hacer la Vista Gorda, y el análisis de mitos y frases discriminatorias, como las que también se proponen en el sitio Malvestida.
El derecho al acceso a la salud, no debe ser negado a nadie. Argentina es actualmente el segundo país del mundo con mayor índice de personas sufriendo algún trastorno de alimentación. Abordar esta perspectiva desde las aulas, con la mirada de la ESI con perspectiva de género resulta urgente para mejorar la salud integral de la ciudadanía.
(*) Docente, comunicadora. Co-directora de La ESI en juego.