21/05/2022

“Tenemos que empoderar al movimiento obrero y la única manera de hacerlo es con huelga”

Asamblea en Entre Ríos Crushing, Gualeguaychú. Foto: Federación Aceitera y Desmotadora.

Entrevista a Daniel Yofra, secretario general de la Federación Aceitera y Desmotadora, quien afirma: «Es mentira que la gente no quiere más paro. Hay 50% de pobres porque no paran nunca. A mí me parece bueno que cualquier gremio se anime a concientizar, a empezar a decir que hay que luchar, que hay que pelear, independientemente de quien esté en el gobierno. Yo cuando voy a pelear no me fijo quién está, sino en la necesidad que tiene mi compañero y la necesidad que tuve yo durante un montón de años en este gremio.» Asimismo asevera: «En los ’60, los ’70, los dirigentes no querían ser parte de un espacio político. Los políticos iban a buscar a los sindicalistas. Hoy nosotros mendigamos un espacio político creyendo que, desde una banca de diputado, una banca de senador, vamos a lograr cambiar la realidad del movimiento. Y cada vez estamos peor.» Por Juan Pablo Casiello / ContrahegemoniaWeb.


Entrevista realizada para ContrahegemoniaWeb por Juan Pablo Casiello (AMSAFE) a Daniel Yofra, secretario general de la combativa y democrática Federación que agrupa a lxs trabajadorxs aceiteros.

Juan Pablo Casiello: ¿Cómo ves hoy a la situación de la clase trabajadora en Argentina?

Daniel Yofra: Los resultados están a la vista, un 50% de pobreza, de trabajadores pobres. Creo que hay varios índices por el cual uno podría analizar por qué sigue habiendo tanta pobreza. Yo voy a hablar desde el lado sindical que es lo que más sé, porque del lado político sería más fácil echar culpas, que son evidentes.

Después de 40 años de democracia no nos han devuelto lo que nos robaron los militares y no hemos podido construir esa generación de grandes dirigentes que teníamos antes de los militares y de la Triple A.

O yo la veo muy fácil cuáles son los cambios que hay que hacer dentro del sindicalismo, o los otros dirigentes están distraídos con respecto de qué es lo que hay que hacer para empoderar al movimiento obrero. La huelga para nosotros es una herramienta que nos ha dado buenos resultados. Hubo casos en que no logramos resultados tan favorables, como por ejemplo algunos cierres de planta o algunos despidos que hubo en algunas empresas importantes, pero nunca dejamos de lado la huelga. Si vos hablas de huelga en un ambiente dirigencial nacional es como raro, todos somos solidarios apoyando a otras organizaciones que tienen problemas, pero me parece que hay que ir un poco más para allá, me parece que ahí está el nudo de la cuestión, porque a la hora de parar, todos piensan que no se puede, que no es el momento. Parece que nunca es el momento para la huelga y estamos en un momento en el que el capitalismo está mucho más fuerte que en otros años. Culturalmente dejaron de ser los brutos que lo único que querían era plata y metían a los milicos cuando algo los perjudicaba. Hoy nos ganan las elecciones los empresarios. Hay identificados, políticos empresarios que entran en la política para hacer negocios, como Cambiemos, pero hay otros que están diseminados en los distintos partidos y que tienen sus intereses, de hecho, cada vez que hay una votación en contra de los trabajadores, si la clase trabajadora no se moviliza, la votan sin ningún tipo de vergüenza.

El movimiento obrero tiene una necesidad de representatividad muy grande, hablo en general, está claro que hay lugares donde se moviliza mucho. Rosario es uno de los lugares más militantes de todo el país, pero no hay una movilización política, una movilización cultural que pueda pensar enfrentarse a las patronales y al gobierno, porque ese es otro dilema, cuando en el país hay un gobierno peronista es muy difícil movilizar, salvo que haga las cosas muy mal como las está haciendo este gobierno, que puedan decir ‘no podemos aguantar más esta situación’. Cada vez hay más pobreza, cada vez la guita alcanza menos, pero después vos tenés la CGT que es el paraguas, a mi criterio, el más grande que tenemos, que cierra un salario por debajo de la línea de la pobreza.

JPC: En tu mirada, vos me contabas bastante que conocías el mundo sindical en Buenos Aires con sus particularidades, la CGT, la mayoría de los sindicatos, pensemos los sindicatos más burocráticos, ¿sirven hoy? ¿Se puede decir que son deformadamente una herramienta para la clase? ¿Qué mirada global te animás a hacer de eso?

DF: Si es una herramienta, está mal utilizada. Para mí no es una herramienta. De por sí, si no hay democracia dentro de una organización es muy difícil que sea una herramienta útil para los trabajadores y en la CGT no lo hay. Si la decisión depende de un tipo como (Armando) Cavalieri, que creo que debe ser del gremio con más afiliados en todo el país, y porque tiene más congresales -porque el estatuto de la CGT dice que votan los congresales- toma una decisión contraria a la de otras diez organizaciones que no llegan ni al 50% de los afiliados que tiene Cavalieri, por darte un ejemplo, si esas diez organizaciones que tienen un impacto económico en el país y que pondrían de rodillas a cualquier gobierno y a cualquier capitalismo, no tienen peso en una decisión gremial en favor de los trabajadores, quiere decir que va a ser muy difícil si no se reforma eso, si no se les da lugar como una herramienta dentro de la CGT. Porque la CGT, si juntara 10 o 15 gremios que tienen impacto económico, que manejan más del 50% de la economía del país o entrada de divisas al país y se ponen al frente de todo el movimiento obrero, para mejores salarios, para que los maestros no tengan que andar padeciendo un salario de hambre, para que los empleados de la salud no sigan padeciendo lo que padecieron en la pandemia. Esa herramienta, si la utilizas independientemente del gobierno que esté, porque eso también es otra, porque lo que comentaba antes, si hay un gobierno peronista, es muy difícil. Esta CGT tiene la excusa de decir, es un gobierno afín al gremialismo, no le hagamos el juego a la derecha, como si defender a los trabajadores sería hacerle el juego a la derecha. Un poco eso es lo que nos dicen a nosotros, los aceiteros. En el 2015 cuando hicimos 25 días de huelga, el kirchnerismo nos planteó que nosotros estábamos en complot con las empresas para favorecer a Cambiemos. Una locura, nosotros estábamos parando a las empresas en la mejor época de la agroindustria, donde más productos salen, donde más divisas entran en el país. Realmente tienen una ceguera política de cómo defender a los trabajadores, no lo pueden entender, incluso tipos que vienen de la época más fuerte si se quiere política y culturalmente de la Argentina, donde había una conciencia de clase totalmente diferente a la que hay hoy. A mí me gustaría que haya una CGT estratégica, no una GCT obsecuente como la que hay. Hay casos diferentes, pero son minoría, Pablo Moyano, Omar Plaini, Paco Manrique, que es de SMATA, que son tipos que tienen bien a sus trabajadores y que tienen una fuerza que tranquilamente la CGT la podría utilizar.

JPC: También me parece en estos gremios que nombrabas recién, camiones y SMATA, me parece que hay una definición política de esos dirigentes de usar la fuerza para garantizar buenos salarios para su gremio, que no es poca cosa, pero también no cuestionar la cuestiones más de fondo

DY: Estoy totalmente de acuerdo en eso, incluso eso lo planteaba yo, que participo del Frente Sindical.

JPC: ¿Qué es el Frente Sindical?

DY: El Frente Sindical para un Modelo Nacional, donde están camioneros, Smata, canillitas, ahora se incorporaron otras corrientes, como la Corriente Federal, con otros dirigentes, no porque se haya disuelto ese espacio, sino porque confluyen en éste como para hacerlo más grande. Por lo que te decía anteriormente, ven al paro como una alternativa muy lejos. La vez pasada se planteó, a UATRE no le dan la certificación, tiene 500.000 trabajadores, más allá de las distintas opiniones que podamos tener de cómo representan a sus trabajadores, el gobierno no les da la certificación de autoridades. Hicieron un Congreso, echaron al tesorero y al adjunto por malversación de fondos y el gobierno no le da la certificación de autoridad. La certificación de autoridad no solamente te sirve para sentarte a discutir con los patrones, sino para la obra social, quedan sin salud, sin embargo, no se la dan. ¿Cómo la veo yo para solucionar ese problema? Ese, como muchos problemas que tienen las organizaciones, parar. El capitalismo se mueve con plata y el gobierno se mueve con plata, ¿qué le vas a ir a decir al gobierno? Che, denle la certificación, si en 48 horas vos no le solucionas eso, que es una pelotudez, vas a tener un quilombo con todos.

JPC: Empezar a mostrar un poquito de poder desde la clase, desde los sindicatos

DY: ¿Cómo ve la dirigencia sindical a la política? Ellos creen que no vamos a cambiar la situación si no nos metemos en política. Yo no lo pienso así. Yo creo que nosotros tenemos que resolver como resolvimos nosotros las herramientas de los ‘70, para elevar el salario y un montón de reivindicaciones. Y los dirigentes en ese momento no querían ser parte de un espacio político. Los políticos iban a buscar a los sindicalistas, hoy nosotros mendigamos un espacio político creyendo que, desde una banca de diputado, una banca de senador, vamos a lograr cambiar la realidad del movimiento. Y cada vez estamos peor. Creo que tenemos que empoderar al movimiento obrero y la única manera de empoderarlo es con huelga, no hay otra cosa.

JPC: Está bien, pero para ir a la cuestión de la política, que es un debate muy importante y difícil. Comparto absolutamente que no se trata de mendigar una banca, estamos de acuerdo, pero tampoco veo que la solución sea ‘nosotros construimos fuertes estructuras sindicales y con eso lo presionamos a ustedes que gobiernan’. No creo que sea el camino, podría ser un paso, pero me parece que tenemos el desafío de pensar cómo construimos una alternativa política de la clase, algo hay que pensar en eso, no puede ser que gobiernen siempre ellos.

DY: Está bien, ¿pero por qué crees que los políticos hacen y deshacen lo que quieren con el movimiento obrero? Porque no hay fuerza y la fuerza no sale de la nada, hay una construcción. Para tomar, como ejemplos, Amsafe de Rosario y Aceiteros a nivel nacional, por darte dos ejemplos nada más, que paran. Se suma uno, se suma camioneros, se suma petroquímicos, se suman todos los gremios importantes y paremos. Paremos una vez y otra vez y tengamos un movimiento fuerte de obreros. Tenemos entonces dos alternativas. Nos vienen a buscar y nos proponen un espacio político o armamos nosotros un espacio político que represente la necesidad de todos los trabajadores. Entonces, yo creo que tras 40 años de democracia seguimos insistiendo que el camino es estar dentro de un partido político para poder cambiar la situación, y el movimiento obrero está completamente abatido porque los dirigentes están pensando en sacarse una foto con un político.

Foto: Federación Aceitera y Desmotadora.

JPC: ¿Cuáles serían para vos las virtudes de ustedes como un modelo sindical distinto? Lo que fue la expresión de Aceiteros Rosario en primer lugar y lo que es hoy la Federación. Son claramente un sindicalismo distinto. Si tuvieras que precisar un poco, describir los rasgos fundamentales, ¿cuál ubicarías?

DY: Cuando yo empecé de secretario general en la Federación, nunca había sido secretario general en la filial de Rosario (yo pertenezco a Rosario) y llegué a secretario general sin proponérmelo, no era que yo tenía un proyecto y que iba a cambiar el gremialismo. Empecé a hacer todas las cosas que yo pensaba cuando era trabajador, obviamente, tenés que salir a lo loco. Me rodeé de asesores, de compañeros, empezamos a practicar la democracia sindical que antes no se hacía, hicimos un plenario histórico en el 2010 que nunca se había hecho de delegados, empezamos a hacer elecciones de delegados en todas las fábricas y empezamos por ahí. El que nos ve de afuera dice, le falta esto, le falta meterse en política y es verdad eso, pero es una verdad que yo conceptualmente lo pienso así, yo no quiero que la Federación se vaya para un partido, o que la Federación tome decisiones de acuerdo a lo que el partido le dice. Cuando a vos te eligen delegado los compañeros no te preguntan si sos peronista, si sos radical o si sos de izquierda, vos los defendés a los trabajadores. Veo algunos sindicatos que se dicen combativos y clasistas que hacen lo que les dice el partido. Por ahí a mí me gustaría juntarme con ellos en una movilización, pero se van para otro lado. Nosotros venimos de muchos años sin hacer absolutamente nada, la Federación estuvo 40 0 50 años sin hacer nada, al contrario, todo lo que hacían los dirigentes era para perjudicar a los trabajadores. Me parece que, en ese sentido, la diferencia que hacemos con el resto es que desde el trabajador hasta el máximo dirigente de la Federación pensamos todos en un mismo sentido. Obviamente hay gente que piensa distinto, hay otros que quieren incorporar algo y dicen a ustedes le falta esto, bueno, incorporémoslo, no es una decisión mía no hacerlo, por ahí no me doy cuenta, por ahí creo que la prioridad es sostener un salario que nosotros tenemos. Porque nosotros tuvimos un salario peor que el de ustedes en los ‘90, que eso muchos no lo saben, creen que siempre cobramos bien. Yo entré en el año ‘92 a Dreyfus. Hasta el 2004 me cagué de hambre mientras Dreyfus estaba en elevación permanente. Entonces hubo un cambio de actitud, lo conocimos a Horacio Zamboni[i], yo tenía la lava adentro permanentemente en movimiento y en un momento explotó. Me rodeé de toda esa gente, tengo la posibilidad de que ustedes hayan sido, más allá de que somos bastantes contemporáneos, de que hayan sido mis maestros en su momento, en los ‘90 cuando estaba todo muy mal para los trabajadores en el menemismo, tuve la suerte de conocer a un grupo de dirigentes como vos, como el Tero, como Daniela, como muchos dirigentes que aprendí mucho de ellos, obviamente que estoy en otra actividad, pero conozco dirigentes que son mucho mejores que yo, mucho más preparados. Si vos estuvieras en Aceiteros, capaz que sería mejor, pelearías por el mismo salario como lo peleas con Amsafe sin tener en contra a la sociedad como la tienen ustedes, sin tener en contra al gobierno, como lo tienen ustedes todos los años. Lo que nosotros hicimos es sindicalismo de los 60, de los 70, con la diferencia que yo no me considero un Tosco.

JPC: Vamos a pensar en un gremio de la actividad privada, de la producción, de industriales, ¿se podría replicar el modelo de ustedes? Para pensar, la UOM, si se ubicara en las lógicas combativas de ustedes, de recuperar la huelga, la democracia sindical, ¿se podría replicar el modelo de aceiteros? ¿Podrían tener los salarios que tienen ustedes por ejemplo?

DY: Tranquilamente, ellos hasta los ‘80 eran el faro del movimiento obrero, la UOM, incluso con dirigentes burócratas como lo era Vandor. He ido a dar algunas charlas a la UOM de Villa, tengo mis raíces ahí por mi viejo, por mi tío, y realmente me apena estar en un ambiente donde el 75% son contratistas, en donde tienen dos salarios, uno de pobre y uno bueno, porque el salario de la rama 21, o 17, no sé cómo los distinguen, son dos convenios distintos para un mismo trabajo. Pero tienen que pensar que tienen que recuperar la herramienta de los ‘60 y los ‘70 que es la huelga. Si vos vas a hacer cualquier pedido que sea y no tenés la huelga como herramienta detrás, que es como una espada que tiene el luchador, es muy difícil conseguirlo. Es mentira que la gente no quiere más paro. Hay 50 por ciento de pobres porque no paran nunca. A mí me parece bueno que cualquier gremio se anime a concientizar, a empezar a decir que hay que luchar, que hay que pelear, independientemente de quien esté en el gobierno. Yo cuando voy a pelear no me fijo quién está, sino en la necesidad que tiene mi compañero y la necesidad que tuve yo durante un montón de años en este gremio, no tengo ningún compromiso, eso me libera de muchas cosas. Me beneficia el hecho de que yo me siento con cualquier político al frente y no me viene a decir “yo a vos te di este subsidio o nosotros hicimos esto por vos”, no me dieron absolutamente nada, nunca, ni yo tampoco lo fui a buscar. Me parece que nos tenemos que organizar, está claro que no es fácil. Los paros se trabajan y si vos no tenés una decisión de paro, vas a estar toda la vida trabajándolo. Nosotros lo laburamos, pero cuando decidimos parar por primera vez no lo habíamos laburado, teníamos que parar, no teníamos otra chance, más abajo de lo que estábamos no íbamos a estar, pero fuimos a la huelga, teníamos una determinación. Cuando fue la revisión salarial de agosto de 2020 fuimos al paro, 21 días de huelga, porque si hubiesen dicho (no me acuerdo cuánto pedíamos en ese momento), les damos una recomposición así, después escalonada, pero ni eso, cero me dijeron y les respondimos con la huelga, porque no había chance, no es que no habíamos hablado. Hay que cambiar la metodología me dijeron, ustedes siempre quieren adelantarse. Y nosotros no queremos adelantarnos a la inflación, lo que pedimos es lo que da el valor del salario mínimo vital y móvil. Eso es lo que hace falta en este país. Porque el tema es que vos estés convencido. Si la gente no sabe cuánto tiene que cobrar es muy difícil que pueda pelear. La inflación para un salario como el metalúrgico, que cobra 60, 70 lucas, no le sirve para nada, mantiene el nivel de pobreza que tuvo hace un año atrás. Si encima que ya tengo un salario de hambre, vos me lo das dentro de 12 meses, la inflación para atrás, esos 12 meses vos perdiste poder adquisitivo permanentemente.

JPC: ¿Vos ves algún proceso de renovación de algo o pareciera que está todo fijo?

DY: Hasta que no haya democracia sindical no va a haber renovación, se van a morir y van a dejar herederos, son todos por herencia los cargos.

Foto: Federación Aceitera y Desmotadora.

JPC: Vos contaste lo del 2004, yo recuerdo que empezó un proceso de renovación en algunos sindicatos, de comisiones internas que se renovaban con otra gente, hoy no tenemos ese proceso.

DY: No, hoy no hay ese proceso, donde no hay democracia sindical es todo muy forzado, muy traumático. Hubo renovación acá en Rosario, en Bahía Blanca, en Córdoba. Donde podemos implementar la democracia sindical hay forma de recambio, más que nada con los delegados que vienen a los plenarios y ven que hay otras posibilidades de hacer sindicalismo bueno.

A mí me preguntaban unos periodistas hace un año atrás, cuando fue la renovación de la CGT, por qué yo no iba a la CGT. En primer lugar, porque no me involucré nunca para la rosca de la CGT, porque mi función de dirigente sindical es hacer algo para los trabajadores y después vemos la rosca. Y segundo, que no hay democracia sindical. Si el resultado de los que dirigen la CGT sale de una pieza de cuatro por cuatro es muy difícil traer dirigentes. ¿Cómo hace la selección argentina? Vos traes los mejores jugadores de cada club y los que han respondido y los que han tenido mejores resultados. Bueno, la CGT no funciona así, porque no se modifican los estatutos para que todos los trabajadores puedan elegir una comisión directiva. En la selección algunos son los que van a los laterales, otros son los que arman el juego, en la CGT no tenemos de eso, vos no sabes quienes son los más fuertes, quienes son los más débiles, generalmente la conducen los tipos que no quieren ir a la huelga. Entonces, dentro de la CGT tenés que tener en un lugar central al núcleo de industrias que le aportan al gobierno las divisas y decir, yo tengo esta herramienta. ¿Qué diría yo si fuera de un gremio como mercantiles? Yo le diría al gobierno, 15 gremios tengo acá dispuestos a pararte mañana, ¿me vas a decir que los maestros no se van a adherir al movimiento de esas 15 organizaciones e industrias? ¿los mercantiles no van a salir a decir peleemos por un salario mínimo de 153.000 pesos, que es lo que se necesita? Sentémonos a discutir porqué no se puede dar, ¿Por qué no lo puede dar la UIA? Que lo justifiquen, que pongan la balanza arriba de la mesa. ¿Qué implica que los trabajadores ganen bien y que los empresarios ganen menos? Y sí, esa es la pelea y la estrategia si yo tuviera la capacidad de juntar a esos gremios que la CGT tiene. La CGT hace una convocatoria y junta 600.000 personas en la 9 de julio, los políticos se tienen que encerrar en un estadio para demostrar que hay mucha gente. Y en un estadio más de 30.000, 40.000 personas no meten. Entonces, la CGT sigue teniendo ese poder latente de estructura. Dentro del Frente Sindical hay compañeros que son grandes sindicalistas y les dieron la secretaría de deporte y están armando un torneo de fútbol mientras hay 60% de pobres. Hay cosas que yo no las comprendo, no las entiendo. Para mí sería fácil ir a la secretaria de deporte y armar un torneo si yo tengo a mis trabajadores bien, por ahí no pensamos en forma orgánica para todos los trabajadores. No somos Brasil, no somos Colombia, donde los sicarios matan a trescientos dirigentes que pelean por año, tenemos una cierta libertad en el país, tenemos una libertad de movilización, de huelga, que no la tienen otros países. Ahora, si no hacemos absolutamente nada nos la van a quitar. Hoy quitarle el poder de huelga al movimiento obrero a través de la CGT es como sacarle un caramelo a un chico. No avanzaron contra la reforma laboral porque hubo sectores que se empezaron a movilizar, pero la CGT estaba acordando y en la práctica se da en muchos lugares la reforma laboral.

JPC: Contame un poquito esto de la preocupación y la práctica que vienen llevando en aceiteros de lo que vos hablas de laburo cultural hacia la base del gremio, ¿cuál es un poco la idea que se plantean ustedes en ese punto

D.Y: nosotros necesitamos como dirigentes y como trabajadores gente que nos ayude a pensar, así piensen diferente, como para nosotros poder sacar una idea, decir esta es la que nos conviene a nosotros, la que creemos que es más importante para que este movimiento sea cultural y no solamente económico, como para que esto prosiga y no venga un dirigente el día de mañana y diga no se puede conseguir. Y la base la tenemos con los delegados, las delegadas. Los cimientos son ellos, donde la estructura de la Federación que es la entidad más grande de nuestro sector se respalda a la hora de enfrentar a dos monstruos que son el capitalismo y los gobernantes, que tiran más para la patronal que para los trabajadores. Y dijimos, veamos un abanico de charlas y quién nos puede ayudar a pensar. Hacemos un plenario por año, ahora vamos a hacer dos por año. Plenario de delegados. Creo que en total hay 120 delegados en todo el país

JPC: ¿Y les está faltando avanzar en algunos lados? ¿O tienen más o menos cubierto el mapa?

DY: Hay lugares que ni siquiera podemos entrar como sindicato, como federación. La reforma del estatuto que hicimos en el 2017, aparte de hacer las elecciones por voto directo, también pusimos de que si hay lugares que no eligen delegados, la Federación tiene la facultad de ir a hacer elecciones de delegados. La Aceitera General Deheza (AGD) es una fábrica en una sociedad bastante particular para poder concientizar a la gente. En el 2009 fuimos a hacer una asamblea en la puerta de la fábrica, el clima que había en el pueblo cuando hicimos la caravana, nos puteaban de todos lados, creo que no nos cagaron a palo porque éramos un montón. La sociedad no quiere al sindicalismo, porque son muy obsecuentes de las patronales. Uno estaba sentado en la vereda y nos dice “muchachos yo trabajo en General Deheza y apretaron a todos para que no vayan, así que tenemos miedo”. Allí nunca se paró, es terrible. El movimiento nuestro es muy fuerte, entonces nosotros no nos andamos ocultando y es verdad, ellos reciben el mismo sueldo que nosotros sin parar, no paran ellos. Paramos nosotros, aparte agarran un micrófono y lo dicen en un congreso, antes los puteaban, dicen: “nosotros no tenemos necesidad de parar porque a nosotros la fábrica nos da igual el aumento”. Yo entiendo que tengan temor.

JPC: Gremio de varones el de ustedes fundamentalmente, igual hay alguna presencia de compañeras, tienen delegadas: ¿Tienen una política especial con el tema de género?

DY: Nosotros vamos obteniendo resultados no en general, no a nivel nacional, pero sí puntualmente, como hicimos todo. El salario arrancó en Rosario, la distinción de categoría arrancó en Rosario, el tema del turno arrancó en Rosario, el tema de la igualdad de género dentro de la fábrica lo estamos haciendo en Aceitera Dreyfus que, por ejemplo, efectivas tiene 7, 8 mujeres. Nosotros hicimos una vez un acta que las mujeres tenían que tener prioridad a la hora de ascender. Después hay que ponerlo en práctica, nosotros tenemos un artículo dentro del convenio de que se prohíben los contratistas, pero si no lo seguís, la peleas, no lo cumplen. Tenemos una secretaria general, fui a hablar para que fuera secretaria general, era secretaria del patrón la chica que es secretaria general de Esperanza. Otra de Urquía es delegada ya en Alejandro Roca (Córdoba), hay una chica en comisión directiva de Rosario que está en la Federación también, es mecánica en Cargill. Y se van incorporando, pero el tema es que no hay mujeres trabajando, no es que no tenemos la decisión de incorporarlas. Hay otra chica más de Capital Federal, revisadora de cuenta, está dentro de la Federación. El tema es que no tenemos mujeres dentro de la fábrica, hay muy pocas mujeres. Y también tenemos el rechazo de los compañeros trabajadores. Hay ciertas situaciones que son más odiosas que otras para la idiosincrasia de los trabajadores. Nosotros tenemos un ejemplo que funciona, Dreyfus, donde se acostumbraron a trabajar con mujeres. Una vez fui a discutir a la empresa Dánica, de Lavallol, donde había un grupo de administrativas que las querían llevar al Tigre, a donde habían trasladado las oficinas. Eran 20 mujeres, tenían 2 horas de viaje y les digo, las tienen que poner aquí adentro, el gerente me dice no, que va a ser un cogedero. Le digo vos debes tener hijas, no creo que pensés que se la cogen en el lugar de laburo. Entonces yo pienso, Dreyfus, y luego lo llevamos a nivel nacional y lo metimos en el convenio. Vimos que el comité mixto funciona para la fábrica. Es un proceso que cuando vos no tenés mujeres y tenés que hablar de beneficios para las mujeres es duro que se entienda, entonces tenemos que ir haciendo cosas que en la práctica se puedan dar y después plasmarlo para exigirlo en otros lugares. Es difícil exigirlo porque tenés en contra a los mismos laburantes. A mí me gustaría que las pibas que están en Dreyfus arranquen en Comisión directiva. Pero mi columna vertebral dentro de la organización es el salario, la seguridad e higiene dentro de toda la fábrica, la eliminación del sistema de contratistas, después vendrá el tema de género, tratar de equiparar las mujeres dentro de la fábrica, pero no tengo esa prioridad. No me voy a ocupar de eso porque además sé que tengo una sociedad machista y no va para eso, por más que lo diga yo, al contrario, me van a putear de todos lados, por eso tengo que ir despacio.

JPC: ¿Es más complicado ser delegado que estar en comisión directiva?

DY: El delegado es el que más corre. El delegado está todo el día ahí poniendo la cara y es el representante directo de los trabajadores, tiene mucho más poder que el de la comisión directiva, que incluso el de la Federación. Lo que pasa es que no leen la ley de asociaciones sindicales, ahí está lo que tienen que hacer, es parte de las facultades que tienen. Me parece que hay cambios culturales que son más resistidos que otros. ¿Quién se va a negar a pelear por un salario? Pero a ceder espacios históricos cuesta más.

Tuve doce años para construir dentro de una fábrica, donde 20 éramos los aceiteros y 50 eran los empleados de comercio, ninguno paraba, los únicos que paraban éramos nosotros, me costó bancarme hasta humillaciones dentro de la fábrica porque era el único sindicalista, pero me la banqué y cuando llegó el momento, no la deje pasar. Era fin de semana larga de Pascua, nos querían matar los camioneros, vino el del Ministerio de Trabajo a levantar la huelga y quiso dictar la conciliación obligatoria. Le digo ‘no, hasta mañana a las cinco de la mañana que venga el resto de los muchachos, recién ahí vamos a hacer una asamblea y vamos a terminar ahí, no antes’.

[i] Horacio Zamboni, abogado laboralista y militante político y social. Propugnaba la lucha por el Salario Mínimo Vital y Móvil, la democracia pobrera, la asamblea en fábrica, la salud y seguridad laboral, el derecho de huelga como garantía de defensa de todos los derechos y la conciencia de clase como guía y horizonte

Fuente: Contrahegemonía web



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