22/04/2022

La Toma: un establecimiento en manos obreras resistiendo el desalojo

Hoy a las 18:00 en el centro cultural Hasta Trilce, Maza 177, en el barrio de Almagro, se hará la presentación del libro 20 Años de La Toma. Resistencia, lucha y solidaridad desde un establecimiento en manos obreras al servicio del movimiento obrero y popular, organizado por los trabajadores del Sindicato de Profesionales Telefónicos. La Toma presenta su experiencia de lucha en Buenos Aires junto a dirigentes solidarios con esta larga experiencia de movilización obrera y popular rechazando una persistente orden de desalojo.  Por Mario Hernandez


Entrevista a Carlos Ghioldi referente de La Toma (Rosario)

Hoy a las 18:00 en el centro cultural Hasta Trilce, Maza 177, en el barrio de Almagro, se hará la presentación del libro 20 Años de La Toma. Resistencia, lucha y solidaridad desde un establecimiento en manos obreras al servicio del movimiento obrero y popular, organizado por los trabajadores del Sindicato de Profesionales Telefónicos. La Toma presenta su experiencia de lucha en Buenos Aires junto a dirigentes solidarios con esta larga experiencia de movilización obrera y popular rechazando una persistente orden de desalojo. Coordinación a cargo de Domingo Marino Aguilar, secretario de Organización de CEPETEL, y de Luis Costa, secretario General de CEPETEL, con la presencia del autor del libro, Carlos Ghioldi, y los comentarios de Hugo Yasky, secretario General de la CTA de los Trabajadores y diputado nacional y Beto Pianelli, secretario General Asociación Gremial Trabajadores de Subte y Premetro. Carlos, ¿con qué nos vamos a encontrar el viernes a las 18:00?

-La idea es presentar un libro donde contamos estos 20 años de experiencia de lucha, de una sostenida lucha ante una persistente agresión de parte de un sector del Poder Judicial, pero fundamentalmente de sectores empresariales que a través de las quiebras fraudulentas y de mandar a empresas a la quiebra hacen importantes inversiones o extienden su capitalización desarrollando negocios muy importantes. Es decir, es un proceso de vaciamiento fraudulento con complicidad judicial con bastante historia, viene de la vieja historia del Hogar Obrero, es decir, son edificios que se compraron sin pagar.

Cuando los trabajadores ocupamos ese lugar y lo pusimos a funcionar en manos de los propios compañeros y compañeras que trabajamos ahí nos ganamos una enemistad, una agresión que no cesó en estos años. A pesar de que hubo periodos dónde hubo sectores gubernamentales o sectores políticos que asumieron gobiernos con una actitud no hostil con nosotros, este Poder Judicial, el poder empresarial, este poder fáctico nunca dejó de lado esa agresión. Así que nos vimos en la obligación de desarrollar una política de resistencia que se manifestó eficiente para mantener 21 años este desalojo sin efectuar. Eso es lo que queremos contar. Queremos contar esos 20 años. Es muy difícil, imagínese que en esos 20 años, esto empezó en el 2001, en el marco…

Fue parte de un movimiento.

-Fue parte de una situación, había en ese momento miles de empresas que cerraban, muchas de ellas fundidas por la explosión de las políticas neoliberales más fundamentalistas del mercado, que explotaron en el 2001 en toda la región. En aquel momento esas empresas se fundieron y muchos hicieron grandes negocios en esa crisis y este fue uno. Este empresario fue uno de los que se dedicó a la soja y a la inversión en el negocio agropecuario y dejó a los trabajadores en la calle. Se capitalizó enormemente con una quiebra fraudulenta que no podría haber llevado adelante si no tenía relación con los sectores del Poder Judicial que lo permitieron. Este fue uno de esos casos.

Hubo trabajadores que tomaron las empresas, nosotros también la tomamos. Hubo trabajadores que recuperaron el lugar y que siguen funcionando al día de hoy, incluso con eficiencia y con éxito. Y hubo lugares como el nuestro, dónde no pudimos recuperar nada porque la agresión judicial fue tan fuerte que nos impidió jamás asentarnos y estabilizarnos. Un conflicto permanente, aunque parezca mentira, de más de 21 años, el cual nos permitió hacer otro camino.

Por eso siempre decimos que es un establecimiento en manos obreras resistiendo el desalojo, y no una empresa recuperada. Porque de los empresarios no recuperamos nada, ni quisimos recuperar nada. Nosotros pusimos el lugar, el edificio en el centro de Rosario, al servicio de un conjunto de organizaciones del pueblo y los trabajadores. Al conjunto para que esté a su servicio, es decir, se comparte.

A medida que nosotros fuimos ocupando ese edificio tan grande, se fueron estableciendo sedes permanentes de diversas organizaciones. Esas sedes nos implicaron involucrarnos en luchas. Por ejemplo, todas las luchas por la reapertura de los juicios de terrorismo de Estado y los genocidas. La Toma facilitó para que se reúnan todos los organismos de Derechos Humanos de Rosario.

Con el tiempo, mientras eso avanzaba, abrieron sus locales dentro del edificio y ahí quedó como sede de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos, de Familiares de Detenidos y Desaparecidos. Se trabajó coordinadamente esa cuestión. Así podemos nombrar, y voy nombrando en el libro, todos y cada uno de los frentes en los cuales terminamos involucrados, que continúa con la pandemia al día de hoy.

Esta tarde a las 15:00 tenemos reunión con el Sindicato de Personal Aeronáutico para que abran su local sindical en Rosario por primera vez en el edificio de La Toma. No tenían sede sindical, funcionaban en el aeropuerto, en los propios lugares de trabajo, y ahora con la posibilidad de organización van a tener su sede. Ya tenemos la disposición para que ese sindicato se sume a los nueve sindicatos que ya funcionan en La Toma. Hay nueve sindicatos con oficinas compartidas y exclusivas dependiendo del tamaño o del movimiento que tenga ese sindicato.

Luego podemos hablar del movimiento estudiantil. El comedor universitario de Rosario se recuperó a través que pusimos las instalaciones del patio de comidas del supermercado a disposición para que se recupere el viejo comedor estudiantil que había sido cerrado por la dictadura y que nunca se había vuelto a abrir. Entonces, el primer comedor universitario de Rosario, luego de la dictadura, se abre en La Toma a través de la lucha de los trabajadores, de la lucha del movimiento estudiantil y del acompañamiento de las autoridades de la Universidad de Rosario.

Podemos ir desgranando muchos de estos ejemplos, los microemprendimientos productivos de la Municipalidad de Rosario que terminaron asentándose en La Toma. La lucha por la Ley de salud mental, se organizó desde La Toma y terminó quedando el primer dispositivo de reinserción laboral de los externados del Hospital Psiquiátrico de Rosario. Así sucesivamente tenemos en estos 20 años acumuladas 60 organizaciones populares que comparten el lugar con los trabajadores que originalmente empezamos la lucha por los puestos de trabajo.

Mantuvimos nuestros puestos de trabajo, pero al hacerlo, siempre mantuvimos esa perspectiva de organización, de solidaridad, de movilización y de resistencia. Digo de movilización, porque hace un año, en plena pandemia, tal vez inspirados en el desalojo voluntario que hicieron los trabajadores del Bauen, hubo un sector político de Rosario, un concejal que quiso avanzar contra nosotros. Cuando presentó su proyecto frente al Consejo municipal de Rosario para pedir informes, lo esperamos con una movilización tan fuerte en plena pandemia que fue rechazado. Hasta el mismo bloque del PRO rechazó las pretensiones de su concejal de agredirnos, por la contundencia de la movilización que en plena pandemia pudimos desarrollar.

Recuerdo un hecho destacado porque esa ocupación a la que hacés referencia en el 2001, en ese momento, un hecho casi excepcional, fue apoyada por el Sindicato de Comercio de Rosario.

-Para que quede claro, nosotros lo contamos en el libro, no solo el Sindicato de Comercio que en ese momento yo era el delegado de los trabajadores y además integraba la Comisión Directiva del sindicato, sino que la CGT de Rosario encabezada por Juan Nucci, que era referente de lo que era el MTA junto con la CTA que en aquel momento estaba Héctor Quagliaro fusionaron su plenario de organización de los paros generales apenas tomamos el lugar en el edificio junto con los trabajadores.

Yo no recuerdo que la CGT haya funcionado y fusionado su Consejo Directivo en algún edificio tomado por los trabajadores en aquellos años. Este caso para nosotros fue muy importante, por eso el movimiento sindical, hasta el propio secretario general de la CGT, antes de fallecer, en un acto público planteó que La Toma era parte integrante del movimiento obrero organizado de Rosario, y como tal nos consideramos.

-Y aclarar que vos ocupas un cargo directivo dentro de la CTA de los Trabajadores.

Resistencia, solidaridad y lucha

– hay compañeros nuestros que están en otros cargos. Cuando un compañero de La Toma, por ciertas circunstancias toma un cargo de responsabilidad en la organización sindical para nosotros es un orgullo. Por ejemplo el compañero Aguilar es parte integrante del colectivo de los que trabajan en La Toma y es secretario de CEPETEL, es decir, nosotros somos un colectivo de trabajadores y de luchadores.

En 20 años muchos de los compañeros que trabajamos ahí consiguieron otro trabajo, fallecieron, se jubilaron y se agregaron otros. Porque lo que hay ahí no es falso, es un puesto de lucha por las distintas causas que desde el movimiento obrero y popular se mantienen firmes sin resolución a pesar de que haya gobiernos más hostiles o un poco menos hostiles.

Nosotros creemos que lo más importante es mantener un grado de movilización y de reclamo, por supuesto frente a cada circunstancia se actuará de distinta manera, que es lo que hace que las cosas avancen. La gran enseñanza de estos 20 años de lucha es que hay que mantener la mayor movilización permanente de los sectores populares para que las reivindicaciones sean satisfechas, o por lo menos atendidas. Por supuesto que ayuda si hay un funcionario menos hostil, si hay un funcionario hostil tenemos que luchar muy duro. Si hay un funcionario un poco más sensible se luchará un poco menos. Pero en ambos casos siempre habrá que luchar, la idea es conocer la diferencia. Pero, fundamentalmente la organización colectiva de los trabajadores luchando y movilizándose es el único camino que nos permite que las demandas sean atendidas. No podemos esperar por los tiempos.

El movimiento popular debe marcar agenda con sus demandas y eso se hace con las movilizaciones. Eso es lo que aprendimos en estos 21 años. Por supuesto, respetar y saber entender cuando uno encuentra un funcionario no hostil y uno hostil. No puede meterlos a los dos en la misma bolsa. Así lo definimos nosotros y así hemos sobrevivido estos 21 años de resistencia. Por eso decimos resistencia, solidaridad y lucha. Tal vez para no hacerla tan larga te digo que todo este libro está dedicado a un funcionario, un empresario con el cual dialogué a seis meses que tomamos el edificio, que era uno de los presidentes de la Cámara de Supermercados de Rosario, tenemos una conversación en la cual le digo «mire hace 6 meses que nos quieren desalojar, no han podido hacerlo. Vamos a sentarnos a negociar una salida para este conflicto.» Ese señor me dijo «con usted y con esa gente no negocio nada porque en 6 meses o 7 meses solitos van a salir gateando quebrados por el hambre y van a abandonar el edificio». «Bueno» le dije, «ya vamos a ver». Pasaron 21 años.

20 años de La Toma el viernes 22 a las 18:00 en el Centro Cultural Hasta Trilce, en Maza 177. Un libro prologado por Hugo Yasky y Adolfo Pérez Esquivel.

-Precisamente usted ha sido gestor de uno de esos prólogos, así que le agradezco públicamente que nos haya ayudado a conseguirlo. Si bien Adolfo vino y le gustó mucho recorrer el lugar, gracias a su gesto, escribió las sencillas palabras que acompañan todo el libro.

Por el contrario, es un gusto para mí. Siempre me sentí identificado con La Toma, he ido varias veces, hemos tratado de apoyar en lo que hemos podido. Recuerdo aquella contratapa de Página 12 de Osvaldo Bayer, entre otras cosas…

-Osvaldo Bayer prologó el primer libro que escribimos contando esta historia en el año 2004 o 2003. Había venido y había quedado muy impactado por esa circunstancia. Nos escribió un hermoso prólogo en ese libro que se llamaba Crónicas de un conflicto en curso. Siempre recordamos con mucho afecto su presencia, su participación y el afecto que nos tenía por esta lucha.

Carlos, nos vemos el viernes.

-Nos vemos el viernes. Será una inmensa alegría verlo a usted. A los compañeros los invitamos a que participen e incluso a compañeros que no están de acuerdo con nosotros. Los invitamos porque siempre les preguntamos «¿Qué hubieran hecho ustedes que nosotros no estamos haciendo?». Porque una de las cosas que aprendimos en estos 21 años de compartir el espacio con tantas organizaciones populares y a veces pensando tan distinto, es que uno nunca es dueño de la verdad y siempre se aprende muchísimo. Esa es una de las más grandes cosas que tenemos de esta lucha, compartir con sectores diversos y buscar los puntos comunes para luchar juntos nos enseñó muchísimo.

-Bueno, vamos a estar invadidos por rosarinos porque el viernes y el sábado se presenta La Trova por los 40 años.

-Adrián Abonizio aparece públicamente en muchas presentaciones con una remera por los 20 años de La Toma. Demostrando su carácter solidario y su gentileza con este conflicto. Él es uno de los que siempre viene, incluso usa el comedor con el hijo y está siempre hablando con los compañeros. Para dar el ejemplo de un compañero muy reconocido y muy talentoso y a su vez que nunca abandona su pertenencia a los sectores populares.



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