02/03/2022

Nicolás Cristal presente

Foto: Nicolás Cristal Presente

Un año sin Nico Cristal. Un llamado a visibilizar los abusos “correctivos” a identidades/corporalidades trans-adolescentes, el falso SAP y los mecanismos jurídicos que avalan estas violencias y se cobran nuestras vidas, y la necesidad de tejer redes que nos contengan y permitan vivir dignamente. Por TTT, para ANRed.


“El transodio mata. Nuestra memoria te abraza”.

Fisión Ciruja

No olvides su nombre

Nicolás Cristal Isak Pinto era un pibe trans de 15 años de Río Grande, Tierra del Fuego. Siendo muy joven, ya se abocaba al arte en sus diversas aristas: desde la música, pintura y dibujo hasta la poesía, como forma de canalizar mucho de lo que sentía y vivía. Compañero, consciente de todo lo que lo rodeaba y siempre predispuesto a ayudar a otres, “militaba por el respeto hacia las personas, la naturaleza y los animales, la empatía, la paz y el amor”, tal como lo recuerdan y describen su familia y amigues desde el Instagram Nicolás Cristal Presente.

Hace un año que nos falta Nico en este plano físico; hace un año que lo nombramos bien fuerte para espantar todo posible olvido y evocar su memoria viva, su historia, que si bien es única, también es la de muchas personas de la comunidad LGBTTTIQANB+. Por este motivo, hoy lo recordamos y visibilizamos lo que urge transformar en las sociedades para que nuestras existencias sean dignamente vividas y no tengamos que seguir lamentando más ausencias.

No hay nada malo en ser quienes somos

Nicolás estaba sumergido en una red de sufrimientos y violencias sistemáticas desde muy pequeño, ejercidos por su padrastro. Todo esto lo llevó a tomar la decisión de irse de este plano el 2 de marzo de 2021, dejando, en una serie de escritos y dibujos, constancia de los hechos que atravesó y silenció en vida por encontrarse amenazado por su agresor. Estos documentos, que fueron validados en pericias psicológicas, reflejan las torturas y agresiones sexuales que padeció toda su infancia y que conforman una serie de abusos “correctivos”, que sufría por ser una persona trans.

Desde la cuenta Nicolás Cristal Presente, compartieron información sobre qué son los correctivos sexuales, con el fin de visibilizar y erradicar estas prácticas violentas y discriminatorias “que persiguen la idea de ‘enmendar’ la orientación sexual o identidad de género de una persona mediante la agresión sexual”. Con un fuerte mensaje de poder y control sobre las identidades/corporalidades que escapan a la cis-hetero-norma, son realizados a personas de la comunidad LGBTTTQIANB+. Quienes perpetran esta violencia son, por lo general, familiares o personas cercanas al círculo social de la víctima -mayormente, varones cis (sin descartar otras identidades como posibles responsables)-, lo cual vuelve muy difícil su detección y denuncia temprana. “Al igual que la tortura, la violación se usa para propósitos como la amenaza, degradación, humillación, discriminación, castigo, sanción, control o destrucción de la persona POR SER QUIEN ES. Dejando a la víctima humillada física y emocionalmente, situación difícil de superar, ya que es un acto violatorio hacia su dignidad, su cuerpo e identidad”, comparten desde el Instagram.

A esto, agregan que, sabiendo la predominancia que tienen los suicidios e intentos de suicidio en la comunidad LGBTTTQIANB+, por las violencias sistemáticas y estructurales que deben atravesar en su existencia, “con la historia de Nicolás, dejamos en claro los resultados irreversibles que ocasionan estos actos (…) además de ser uno de los factores que entristecen la probabilidad de vida de las disidencias”. En este punto, cansa y duele recordar que la expectativa de vida de una persona trans ronda los 35 años. Nicolás no llegó ni a la mitad.

Trans y adolescentes: expulsades a los márgenes

Nicolás Cristal no es un caso aislado. Es el resultado de una violencia estructural de género y de patrones socioculturales que fomentan el control del cuerpo, la sexualidad y la identidad de género de las personas, con un claro objetivo de perpetuar el sistema cis-hetero-patriarcal que nos cuesta la vida. Según un relevamiento realizado por Hombres Trans Argentina, en el año 2021, sobre una muestra poblacional de 840 personas transmaculinas y no binarias en diferentes provincias de la Argentina, el 77,1% de les encuestades respondió haber atravesado por pensamientos y/o intentos de suicidio. Pero no hace falta recurrir a la construcción del “dato duro” para conocer estas realidades.

Como personas trans, travestis, no binaries (TTNB), nos vemos atravesades a diario por múltiples violencias que nos vulneran y dificultan nuestras posibilidades de existencia y/o supervivencia. El “régimen político”, concepto tomado de Monique Wittig, que se erige sobre la estructura cis-hetero-patriarcal, nos presenta como identidades/corporalidades otras, menos auténticas y con menos derecho a la existencia que las personas cis-heterosexuales. A esta realidad, conocida como cisexismo (pág. 23-36), se le suma otra arista para complejizar este análisis: el adultocentrismo.

El adultocentrismo establece un orden jerárquico entre edades, que posiciona como sujetos ideales, válidos y únicos de referencia social a las personas adultas -pero no cualquier persona, más puntualmente: varones cis, heterosexuales, blancos, clase media-, dejando a niñeces y adolescencias en un lugar de opresión y subordinación, sin posibilidad de disputar el mundo material y de los sentidos. Por tanto, se torna una forma más de violencia y dominación hacia las infancias y adolescencias que, en complicidad con el cis-hetero-patriarcado, contribuye a invisibilizar y minimizar sus experiencias, necesidades, deseos e, incluso, a desestimar las violencias de todo tipo a las que son sometides, restándoles credibilidad y acallando sus voces.

Síndrome de Alienación Parental: tierra de dinosaurios y perpetuación del poder patriarcal

El correlato de esta estructura cis-hetero-patriarcal y adultocentrista en el plano jurídico es la utilización del falso SAP (Síndrome de Alienación Parental), como estrategia de defensa utilizada, mayormente, por padres acusados de vulnerar los derechos de sus hijes. Esta polémica teoría, creada en la década de 1980 por Richard Gardner, un psiquiatra estadounidense denunciado por pedofilia, alega que hay una manipulación o “lavado de cerebro” por parte de la madre, generalmente, sobre el testimonio de le niñe, quien se supone que es inducide a mentir en contra del progenitor denunciado -generalmente, el padre- a partir de relatos “inventados” sobre abusos sexuales supuestamente inexistentes.

El falso SAP, por ende, es una herramienta jurídica que actualiza el pacto patriarcal entre varones, deslegitimando aquellas voces que no conforman el grupo del “sujeto ideal” -otra vez, el varón cis, adulto, heterosexual, blanco, clase media-. De esta manera, atenta de forma directa contra los derechos de las niñeces y quien busca protegerles, negando los hechos de violencia, desestimando sus denuncias y criminalizando a quien denuncia un abuso. A su vez, resulta revictimizante ya que, reiteradamente, las infancias se ven obligadas a revincularse y convivir con su agresor. De esta manera, el régimen cis-hetero-patriarcal se retroalimenta y reproduce.

Actualmente, numerosos ámbitos y organismos especializados (científicos, académicos, legislativos, de la salud, etc.) se han posicionado públicamente contra el falso SAP, rechazando su existencia y denunciando su invalidez jurídica y científica, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Asociación Americana de Psiquiatría, la Asociación Americana de Psicología, la Asociación Médica Americana, el Consejo Superior del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires y la Federación de Psicólogos de la República Argentina, entre muchos otros.

Sin embargo, gran parte de la estructura jurídica lo sigue utilizando. Cabe destacar que no hay forma de medirlo, por lo que no hay forma de “penarlo”, ya que el falso SAP opera en el plano de lo simbólico, a modo de marco teórico.

En Argentina, la Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en su declaración sobre el falso SAP, publicada en septiembre de 2020, señala que ha sido utilizada “para invalidar pericias psicológicas y psiquiátricas, negar la existencia del delito de abuso de menores y desconocer la voz de los niños y de las niñas”. Alega que ha sido desautorizada científicamente, en el ámbito de la psicología y la psiquiatría, “básicamente porque las pericias e informes que validan la existencia de abuso pueden establecer la verosimilitud del relato, y porque desde la puesta en marcha de la Convención de los Derechos del Niño hemos confirmado una y otra vez que los niños rara vez mienten”. Además, cita en su declaración el posicionamiento de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, con la adhesión de numerosos organismos especializados, donde define al llamado SAP como “una falacia carente de rigor científico a la que se recurre para limitar, obturar o deslegitimar el avance en la protección de derechos de niños y niñas víctimas que se describe más arriba. Generalmente invocan el SAP, en especial en ámbitos judiciales, varones adultos acusados de violencias graves y/o abusos sexuales en perjuicio de sus hijos o hijas menores de edad”.

Desde una mirada conservadora, patriarcal, misógina, adultocéntrica y discriminatoria, quienes detentan poder en el ámbito judicial -en su mayoría, varones cis, adultos, heterosexuales, blancos, clase media-, de forma sistemática desestiman denuncias de abuso sexual sobre niñeces y adolescencias como falsas, minimizando su grave efecto, garantizando presunción de inocencia e impunidad a los agresores (¿será que se sienten reflejados?), exponiendo y desamparando a las infancias a nuevas situaciones de violencia y abuso.

Si “no se puede confiar” en una niñez o una adolescencia, por considerarlas menos auténticas que los “sujetos ideales” de la estructura, dejamos el paso libre para que estos sujetos puedan operar de manera libre. ¿Cómo acompañar a colectivos como las niñeces y adolescencias si “el sujeto ideal” de la estructura es el mismo agresor y, además, está privilegiado?

En contraposición, nos preguntamos: ¿cómo estereotipa esta sociedad patriarcal a las madres protectoras? (Y hablamos de feminidades para simplificar la ecuación, sabiendo que se agrava mucho más si se trata de xadres disidentes). El hecho de que aún utilicen una falsa teoría como el SAP en la defensa de agresores sexuales da cuenta de que es más fácil, judicial y socialmente, condenar a una mujer -que busca proteger a su niñe- como manipuladora y despechada, capaz de utilizar a su hije solo para dañar a su ex pareja, que condenar a un “sujeto ideal”, al cual le basta con anteponer un argumento fuertemente patriarcal y subir una foto con le niñe a sus redes para que se lo construya bajo la imagen del “buen padre”, sin más cuestionamientos. Contra las figuras feminizadas y disidentes, rápidamente se habla de su salud mental y sus posibles trastornos. Es sistemática la descalificación que viven xadres protectores cuando se acercan a realizar una denuncia.

Al igual que el Poder Judicial, también los medios de comunicación son responsables de seguir difundiendo y dándole entidad a grupos de personas que, bajo sus propios intereses, posicionan falsas teorías sin sustento ético ni profesional, que constituyen en sí una forma más de las violencias de géneros y hacia las infancias que, por el contrario, debieran proteger. Lamentamos mencionar, en este punto, que no nos sorprendió ver al agresor de Nicolás (también agresor de su madre y hermano menor) lavando su nombre en un programa de la televisión fueguina. Bajo el concepto de padres separados de sus hijes “por falsas denuncias”, en un especial navideño adornado con música emotiva de fondo que busca conmover, este grupo de varones, “sujetos ideales” -y no tan ideales: algunos con denuncias penales por violencia de género y/o abusos hacia menores-, disputaban simbólicamente su imagen de “papás luchones” o “buenos padres”. En lo que compete al caso del agresor de Nicolás, una clara estrategia que lo convierte de victimario en víctima y permite graficar el lugar de privilegio y de acceso a recursos con el que cuentan estos sujetos -sin más, visibilidad pública, entre otros-.

Ilustración: Fisión Ciruja

Tejemos redes, nos cuidamos entre nosotres

La historia de Nicolás Cristal Isak evidencia gran parte de las violencias a las que nos vemos expuestas las identidades LGBTTTIAQNB+ en el cotidiano y que es urgente erradicar y transformar de raíz.

Repetimos, una y otra vez, que la deuda con nuestras existencias no es solo del Estado, es de toda la sociedad y amerita una rápida respuesta y un real compromiso de todes. Quienes atravesamos estas violencias sabemos lo difícil que es vivir o apenas sobrevivir a estas situaciones, considerando el desgaste que implica tener que agenciarnos en soledad absolutamente todo, a nivel psicológico, emocional, social, legal, económico y material, con nula o escasa ayuda externa.

Es por esto que tejemos redes de apañe y que insistimos en la importancia del apoyo que puedan brindarnos para visibilizar, prevenir y erradicar todo tipo de abusos y violencias, en especial cuando se trata del grupo más vulnerable, representado por las infancias y adolescencias en general y, más aún, de la comunidad LGBTTTQIANB+.

Difundí, apoyá, aportá. Todo sirve. Es urgente, no tenemos más tiempo. Gracias por llegar hasta acá.

PARA COLABORAR

Alias: nicolas.cristal

CBU: 0170228840000031123714 (A nombre de M. V. E.)

Contacto: https://www.instagram.com/nicolascristalpresente/

NICOLÁS CRISTAL PRESENTE, AHORA Y SIEMPRE.

Imagen de portada: Nicolás Cristal Presente


*TTT fuimos alguna vez “Tres Tristes Trolxs”, la inestable manera de nombrar la confluencia espontánea de múltiples seres transmutantes y sintientes que nos unimos en la necesidad y deseo de expresar por escrito nuestra rabia y nuestra ternura. Pero nos replegamos porque queremos dejar de estar “Tristes”, aunque el mundo nos lo dificulte. Mientras tanto, apañe colectivo siempre.

**Gracias Fisión Ciruja por el apoyo y tu arte consciente.



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