04/12/2021

Para el BID, en América Latina los puestos laborales informales son los más golpeados por el Coronavirus

Foto: El Universal

El continente -en sus zonas central y sur- se trata de la región más sacudida por la pandemia mundial. Distintos diagnósticos han señalado que esta constituye la mayor crisis económica que América Latina y el Caribe en su conjunto ha experimentado en toda su historia desde que hay registros estadísticos a inicios del Siglo XX. En este contexto crítico, para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), América Latina durante la problemática sanitaria producto del COVID se encontró con un nuevo hecho a nivel socio-laboral, al concluir en un estudio reciente que la mayor caída de empleos y los que más cuesta recuperar son los aquellos denominados informales respecto a la actividad laboral “en blanco” o registrada. El mismo análisis da cuenta de que el sector femenino se trata del más perjudicado y que, de todos modos, ante la falta de ingresos suficientes, en un futuro próximo, el mercado informal laboral tendrá cifras record. Por Máximo Paz para ANRed.


“En la mayoría de las crisis económicas en América Latina antes de la pandemia, el sector informal había funcionado tradicionalmente como un amortiguador al absorber a los trabajadores que dejaban el sector formal y al limitar el aumento del desempleo. Las personas que dejaban el sector formal se reinventaban a sí mismas en el sector informal como un medio de supervivencia” asegura el paper del organismo “Informalidad en los tiempos del COVID-19 en América Latina: Implicaciones y opciones de amortiguamiento”, realizado por los especialistas Giulia Lotti, Francesca Castellani, Ivonne Acevedo  y Miguel Székely.

El análisis fue estipulado a partir de la elección de 9 países de la región: Argentina, Chile, Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, México, Paraguay y Perú. El mismo además revela que aquellos puestos de trabajo caídos van a parar al engorde de las cifras de desocupación. “Un porcentaje más alto de la población económicamente activa dejó el mercado laboral y se volvió inactiva. La mayoría de los empleos perdidos correspondían al sector informal”, asegura.

“Un porcentaje alto de personas dejaron la fuerza laboral, lo cual generó grandes aumentos de la inactividad: desde aproximadamente 5 o 6 puntos porcentuales en Paraguay, Brasil y Colombia, hasta cerca de 15 puntos porcentuales en Bolivia y 26 en Perú”, expresa.

Las conclusiones aclaran que el sector formal no sufrió la pérdida de ocupaciones en proporción con el empleo en negro.

“Lo que nosotros observamos es que los empleos formales no disminuyeron en la misma medida. Hay varios motivos que explican este hallazgo. Debido a la incertidumbre sobre la duración y la profundidad de la crisis sanitaria, algunos empleadores pueden haber preferido disminuir las horas de actividad por empleo en lugar de reducir el plan de producción con el fin de evitar los costos de despido, y varios gobiernos proporcionaron apoyo para mantener a flote a las empresas durante la crisis.”

Asimismo, el artículo asevera que en los casos estudiados, el empleo formal creció en comparación con el informal. “En promedio, entre el primer y segundo trimestre de 2020, el ratio del empleo formal en relación con el informal aumentó de 0,84 a 1,09, y los cambios más pronunciados se observaron en Argentina, Chile y Brasil”.

Un porcentaje alto de personas dejaron la fuerza laboral, lo cual generó grandes aumentos de la inactividad: desde aproximadamente 5 o 6 puntos porcentuales en Paraguay, Brasil y Colombia, hasta cerca de 15 puntos porcentuales en Bolivia y 26 en Perú”, agrega.

Desde ese plano general, la nota desprende algunos detalles. En ese sentido, remarca que las mujeres son el sector más perjudicado por la merma laboral.

En la mayoría de los países, el aumento del porcentaje de trabajadores inactivos correspondía a mujeres…”, manifiesta, y agrega: “En términos globales, las mujeres están sobrerrepresentadas en muchas de las industrias golpeadas con más dureza por la COVID-19. El 40% de todas las mujeres empleadas —510 millones de mujeres globalmente— trabajan en sectores muy golpeados, en comparación con el 36,6% de los hombres empleados”.

Por su parte, la franja etaria juvenil del mercado laboral igualmente sufrió alguna consecuencia: “Los jóvenes también fueron duramente golpeados por la pandemia, y muchos se vieron obligados a quedarse en casa con graves consecuencias para su futuro. La menor probabilidad de obtener un empleo puede desalentarlos en su búsqueda de empleo, lo cual contribuye potencialmente a engrosar los millones de jóvenes inactivos en América Latina que ni están buscando empleo ni estudiando”.

Estos resultados difieren en cierta medida con otros estudios. Un ejemplo de ello se trata de la nota técnica “Empleo e informalidad en América Latina y el Caribe: una recuperación insuficiente y desigual”, lanzada recientemente por la  Organización Internacional del Trabajo (OIT) (2021). Allí se sostiene, por contrario, que el sector formal  se trató del más perjudicado en tiempos de pandemia.

“A diferencia de crisis previas, la tasa de informalidad se redujo en el período más crítico. Sin embargo, en 2021 son las ocupaciones informales las que están liderando la recuperación parcial del empleo” señala el informe de Roxana Maurizio para la OIT.

De todos modos, los matices entre los análisis se desdibujan al poner sobre la mesa de la problemática la cuestión de la desocupación como algo inocultable.

“Debido a las restricciones de movilidad y a las medidas de confinamiento, un alto porcentaje de la población empleada decidió dejar totalmente la fuerza laboral, o al menos dejarla temporalmente. En lugar de aumentar la tasa de informalidad, aumentó la tasa de personas inactivas, lo cual significa que las personas dejaron de buscar trabajo”, advierte el BID.

Igualmente, la reseña deja una suerte de tesis hacia futuro. “Resulta interesante señalar que en otras regiones del mundo los patrones de ajuste han sido diferentes. Por ejemplo, en los países asiáticos, la pandemia parece haber desatado un aumento de la informalidad”.

“Sin embargo, es poco probable que estas dinámicas persistan a lo largo del tiempo. Según las proyecciones de nuestro estudio, la informalidad crecerá hasta niveles más altos que los de los años anteriores a la COVID-19 —con 7,56 millones de empleos informales adicionales- como consecuencia de que la población volverá al mercado laboral para compensar por la disminución de sus ingresos”, concluye el estudio.



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