20/11/2021

El día después de las legislativas

La oposición discute, no sin dificultades y conflictos internos, una candidatura para 2023, mientras que el peronismo no logra aún encontrar un liderazgo común. Por Eduardo Lucita.


Los momentos electorales suelen expresar los cambios profundos que se van produciendo en las sociedades. La consolidación electoral de la derecha, las dudas sobre la continuidad del voto peronista clásico y el discurso presidencial, son algunos síntomas de esos cambios.

Si en los días previos a las primarias lo que dominaba la escena política era la desafección de la ciudadanía por el proceso electoral y el estado de ánimo negativo por la situación económica social, lo que se agregó en los días previos a las legislativas fue la incertidumbre. ¿Qué pasaría con el dólar, con los precios, con el FMI? Esto es qué pasaría el día después habida cuenta que los problemas económicos sociales y de inseguridad serían los mismos. Puesto de otra manera: gane o pierda ¿qué rumbo tomaría el gobierno?

Resultados

A la luz de los resultados en las primarias la atención estaba puesta primero en la participación electoral y luego en tres escenarios a) nivel nacional, b) provincia de Buenos Aires y c) el Senado.

La participación electoral fue del 71,5% mejorando algo sobre la primarias pero lejos de lo alcanzado en comicios anteriores, un llamado de atención sobre la desconexión de la ciudadanía con la política y los políticos (las principales fuerzas perdieron votos respecto del 2019 y hubo fuga hacia los extremos). Las dos grandes coaliciones polarizaron la elección (sumados alcanzan al 76% de los votos) pero debe registrarse que esa polarización se debilita ante los resultados obtenidos por la ultraderecha liberal (4,9%), la izquierda anticapitalista (6,2%) y la sumatoria de partidos provinciales y el peronismo federal (12,8%). Como era de prever el Frente de Todos recuperó votos, especialmente en la estratégica Provincia de Buenos Aires lo que disfrazó un poco la derrota, mientras que Juntos por el Cambio no alcanzó los objetivos que se proponía en diputados (lograr la mayoría y hacerse de la titularidad de esa cámara) lo que relativiza su triunfo.

A nivel nacional, JxC superó al FdT por algo más de 8 puntos (42,2% a 33,8%). La coalición opositora ganó en cinco de los distritos más numerosos del país y su triunfo fue aplastante en las provincias de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Jujuy y en la ciudad de Buenos Aires, mientras marcó importantes diferencias en Mendoza y Corrientes. En provincia de Buenos Aires triunfó por una leve ventaja (39,8% a 38,5%). Completan el cuadro el FIT-U 6,2% y AL y LA (los autoproclamados rebeldes libertarios) con 4,95%.

En la representación institucional el FdT pierde el quórum propio en el Senado y está en disputa con JxC la primera minoría en Diputados, en cualquier caso la futura composición parlamentaria obligará a una negociación permanente, más teniendo en cuenta los 5 diputados obtenidos por los libertarios y los 4 del FIT-U.

Ascenso de la derecha

El FdT hizo la peor elección de este ciclo de democracia liberal iniciado en 1983 y su fuerza electoral está cada vez más concentrada en el conurbano provincial, más precisamente en la tercera sección electoral. Cabe preguntarse si la tradicional representación electoral del peronismo está entrando en crisis.

Si las primarias dejaron planteada la duda sobre si se verificaba un giro a la derecha de sectores de la sociedad, a la luz de estos resultados -dejando de lado el eufemismo de considerar a JxC una coalición de centro derecha y sumando lo obtenido por la ultraderecha liberal- queda en evidencia que el gran ganador de estas elecciones es la derecha que muestra una adhesión de 45% a nivel nacional. Queda por verse si ese giro se consolida ideológicamente o es solo producto de la coyuntura.

La izquierda

La izquierda anticapitalista expresada en el FIT-U se ubica como tercera fuerza electoral nacional. Hizo su mejor votación desde que este frente se constituyera, no solo por haber superado 1,4 millón de votos, obtenidos mayoritariamente en sectores obreros y populares, sino por la representación institucional alcanzada: 4 diputados nacionales, diputados y legisladores provinciales y entre 10 y 12 concejales a integrarse en los consejos deliberantes municipales, hasta ahora coto cerrado de los barones del conurbano bonaerense y bastión del voto peronista tradicional. Se verá a futuro si esto es indicador de que se están produciendo cambios importantes en las bases del peronismo producto de la reconfiguración de la estructura social que se procesa desde hace décadas, acelerada ahora por la pandemia. La extraordinaria elección en Jujuy eligiendo como diputado nacional a un recolector de residuos escapa al espacio asignado esta nota.

¿Y ahora qué?

El escenario para el 2023 está abierto. La oposición, no sin dificultades y conflictos internos, discute ya una candidatura común para las presidenciales, para la que ya tiene varios candidatos anotados, mientras que el peronismo no logra aún encontrar un liderazgo nacional que albergue los distintos fragmentos y corrientes que lo integran y lo dote de una orientación que no sea solo surfear la crisis.

Mientras, hay que atravesar dos años en que el peronismo en el poder político tiene que administrar una crisis capitalista profunda sin mayores recursos. Paradojalmente la derrota ha puesto en valor la liga de los jefes comunales que se pusieron al hombro la recuperación electoral, fortalecido al ministro Guzmán y dado más protagonismo al presidente Fernández. El día después pareciera prestar aliento a un gobierno débil que trastabillaba. Incluso el multitudinario acto de este miércoles convocado la semana anterior por la CGT y los movimientos sociales oficialistas fue de claro apoyo al presidente y a su gobierno y al acuerdo con el FMI. También una advertencia a quienes cuestionan desde adentro del FdT. Indicadores todos de que las relaciones de poder a su interior están mutando.

El mensaje presidencial grabado antes de conocerse los resultados es expresión de esta situación y de los cambios que se están operando en el entramado social y político. El anuncio de que en pocos días más se enviará un proyecto de ley que contendrá «un programa económico plurianual» y «los mejores entendimientos que nuestro gobierno haya alcanzado con el staff del FMI», que deberá tener el aval de las fuerzas políticas mayoritarias y de la organizaciones sociales, lo dice todo. Ya hay un nuevo rumbo a seguir.

Eduardo Lucita, integrante del colectivo EDI (Economistas de Izquierda).



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