18/10/2021

«¿Qué hizo el Ministerio de Desarrollo porteño durante la pandemia?»

Trabajadores y trabajadoras nucleados en la Junta Interna de ATE Promoción Social realizaron un informe sobre la política alimentaria, de género y de infancia del Ministerio de Desarrollo de la Ciudad durante la pandemia. «El Ministerio de Desarrollo de la Ciudad de Buenos Aires, el distrito con más recursos por habitante del país, subejecutó presupuestos, despidió trabajadores y congeló programas. Pese a las declaraciones públicas formuladas por referentes del Pro en defensa de la educación, también dejó a los hogares de niños bajo su órbita sin computadoras ni teléfonos para conectarse a las clases. Una gestión que se desentendió de su rol, en el momento más crítico». Por ANRed


Mediante un informe, trabajadores y trabajadoras de la Junta interna de ATE Promoción Social realizaron un informe sobre la política alimentaria, de género y de infancia del Ministerio de Desarrollo de la Ciudad durante la pandemia.

Según datos proporcionados por el área de de Estadísticas y Censos del Gobierno porteño, en el primer semestre de 2020, la población bajo la línea de indigencia prácticamente se duplicó. El 11,7%  representa a 350 mil personas que no tenían para comer, que no llegaban a comprar los alimentos básicos. Eran 171 mil habitantes más que en 2019, antes de la pandemia. En los mismos meses se registraban las peores cifras de desempleo, en especial para quienes buscaban o tenían sus primeros trabajos. La desocupación general de CABA pasó del 10,9% al 14,7% interanual, pero fue peor en la zona sur (21%) que en la zona norte (8,6%), peor entre las mujeres (15%) que entre los varones (14,4%), y mucho peor entre los menores de 29 años: casi uno de cada dos jóvenes no tenía trabajo.

En éste contexto los trabajadores señalan la gestión de Horacio Rodríguez Larreta y María Migliore (a cargo del Ministerio de Desarrollo) como «responsables de no haber destinado los recursos del Estado porteño, el que más presupuesto por habitante tiene en el país, a contener la crisis que causó el covid».

Del Ministerio de Desarrollo dependen áreas críticas como la Dirección de Mujer, el programa Grupos Comunitarios, la Dirección de Niñez y Adolescencia, o la Dirección de Políticas Sociales en Adicciones. Al principio de la pandemia, el ministerio fue declarado esencial por el jefe de Gobierno. Pero según advierten los trabajadores, dicha declaración no fue acompañada con recursos suficientes para amortiguar el impacto de la crisis. «En los últimos 18 meses, María Migliore recortó presupuestos, despidió trabajadores y congeló programas. Una decisión que cubrió todas las políticas del ministerio, pero que se vio especialmente en tres ejes: la asistencia alimentaria, las políticas de género, y las de infancia y juventud» afirmaron.

Asistencia alimentaria: «la necesidad por ascensor, los recursos por escalera»

El Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat porteño incrementó la asistencia alimentaria por dos vías. La primera fue la cantidad de alimentos que distribuyen en los comedores comunitarios. La segunda fue la implementación de un esquema de entrega de bolsones que incluyen harina, fideos, leche y cacao —no mucho más—, destinados a algunas familias con las cuales trabajan los programas del ministerio.

«Los bolsones de comida que el Gobierno de la Ciudad les ofrece a algunas familias que tienen contacto con programas de restitución y promoción de derechos, como Fortalecimiento de Vínculos, Andares, Reconstruyendo Lazos o Casas de lxs Niñxs, son deficientes no solo en cantidad, sino también en calidad. Con un kilo de fideos, un kilo de azúcar, un kilo de arroz, dos litros de leche, un litro de aceite y dos paquetes de galletitas, más de una vez en mal estado, familias que están bajo la línea de indigencia, o en el mejor de los casos de pobreza, tenían que comer 15 días al principio y 30 días después, cuando los bolsones pasaron a ser mensuales. El mismo pack recibían, con un agregado de frescos, los adultos mayores que podían demostrar la falta de ingresos. Pero la entrega se suspendió en los primeros meses de 2021, con el inicio de la vacunación. El argumento de la gestión del Ministerio fue que, con la vacuna, los adultos mayores podían volver a trabajar» detalla el informe.

Políticas de género: picos de demanda y congelamiento de programas

En el contexto de crisis sanitaria as consultas a la línea 144 —que ofrece contención a mujeres que viven situaciones de violencia— habían subido un 48% respecto a 2019 y que contaban con 35 profesionales para responder. La misma las 24 horas, los 365 días del año, y recibe más de 200 consultas diarias. Según explican las operadoras, cada comunicación puede tomar desde 20 minutos hasta una hora al teléfono, según el peligro que corra la persona que llama. Las 35 trabajadoras, que hoy son 32, nunca fueron suficientes para responder a la demanda que se generó desde el inicio de la pandemia. «Hay comunicaciones que no se contestan, porque no hay profesionales que las puedan tomar. El WhatsApp que inauguraron no funciona, también por falta de personal. Y los llamados que no ingresan se caen: son situaciones que el Estado no aloja» explican las trabajadoras.

Además el Ministerio de Desarrollo cuenta únicamente con dos hogares de tránsito —en realidad, solo uno es de la Dirección de Mujer— y dos refugios en la Ciudad, uno para víctimas de trata y uno para víctimas de violencia (el centro que inauguraron en Nueva Chicago, a mediados de 2020, cerró antes de fin de año). «Las vacantes son insuficientes. Los edificios en los que funcionan tienen filtraciones y humedad. Más de una vez faltan elementos de gestión menstrual y pañales para los hijos de las mujeres alojadas. Y los criterios que imponen las funcionarias son directamente carcelarios. Cuando las mujeres entran a los refugios, se les saca desde el DNI hasta el celular. Y por un criterio de cuidado —pero también por falta de recursos y de estrategias complementarias— no pueden tener contacto ni comunicación con el afuera» detalla el informe.

En el presupuesto que aprobó la Legislatura para 2020, la Dirección de la Mujer tenía asignados 402.510 millones de pesos. El registro de ejecución presupuestaria que publica el Poder Ejecutivo, sin embargo, informa que el gasto fue bastante menor: 336.892 millones de pesos. «La subejecución en la Dirección de Mujer el año pasado llegó al 16%. Si bien algunos de estos recursos, se supone, fueron reorientados hacia la política alimentaria, no son los programas que trabajan violencia de género los que, dado el crecimiento de la problemática durante la cuarentena, parecían las políticas más oportunas para desfinanciar» explican.

Políticas de infancia y juventud: la pelota siempre del mismo lado

A mediados de 2020, la mitad de los niños y jóvenes de la Ciudad de Buenos Aires vivían en hogares pobres, resalta el informe. Un tercio de los pobres porteños tenía menos de 18 años. «Desde el inicio de las clases a distancia, el Ministerio de Desarrollo no tuvo ninguna iniciativa que facilitara la conexión de los chicos que no disponían de un teléfono o una computadora e internet. No la tuvo en general. Pero tampoco la tuvo con los que estaban en contacto con algún programa de restitución y promoción de derechos, ni con los que estaban bajo el cuidado del Estado, alojados en los cinco hogares de la Dirección de Niñez. En las instituciones que dependían del ministerio —hasta que a principios de 2021 fueron traspasados al Consejo de Derechos— muchos de los chicos no pudieron seguir la dinámica escolar por falta de recursos».

Los trabajadores denuncian el congelamiento de programanas destinados a las políticas de infancia y juventud. «Al único programa del ministerio que acompaña de manera integral la formación de jóvenes para el primer empleo se le mantuvo la beca congelada desde fines de 2018 hasta junio de 2021. Reconstruyendo Lazos es una política que genera prácticas laborales para chicos de 16 a 21 años, por medio de la articulación con empresas, organismos del Estado y fundaciones, y el acompañamiento de profesionales que, al mismo tiempo, trabajan la restitución y la promoción de diferentes derechos. Desde 2015, los integrantes del programa reclaman que la beca recupere el peso que tenía originalmente. El estímulo subió menos de un 400% desde que el Pro asumió en la Ciudad, a fines de 2007. El pasaje de subte, que muchos chicos pagan cuando van a las prácticas, aumentó más del 4.000%».

Finalmente los trabajadores señalan las irregularidades y entienden la urgencia de concebir las políticas sociales del Estado porteño desde una posición ética, tanto en el recorte que se realiza de los problemas como en las soluciones que se diseñan e implementan.

Leer el informe completo

 

 

 



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