13/10/2021

Cuando ellas cuentan su libertad

En el diseño artístico participaron por Laura Chuburu, Mariana Ardanaz y Darío Doria, junto al colectivo.

A partir del viernes 15 de octubre va a estar disponible el libro digital Nosotras en Libertad. Esta obra es la continuidad del libro «Nosotras, presas políticas»,  escrito por más de un centenar de mujeres que reúne historias de quienes estuvieron presas entre 1974 y 1983. En una conversación con Isabel Eckerl, una de las autoras del libro, comenta el recorrido que llevó a la preparación, tanto del primer libro que relata los años vividos en prisión, como en esta obra que relata las décadas vividas en libertad, las adversidades para la reinserción y retomar las actividades, y la celebración de la vida y la actividad política por encima de todos los obstáculos. Por Ramiro Giganti (ANRed).


El recorrido es largo, casi infinito desde los relatos y expresiones. Desde el sueño militante hasta la represión, del horror a la resistencia, desde la adversidad hasta la celebración por seguir vivas y libres. Tras la necesidad de contar y denunciar lo más oscuro de nuestra historia se impone el relato de la reconstrucción, la vida, la recuperación de los sueños… y el echarse a andar después de todo. Un recorrido difícil, peor alentador y, en algún sentido de respuesta a quienes alguna vez les dijeron “de acá salen muertas o locas”.

En una conversación con Isabel Eckerl, nos cuenta parte de este recorrido: las dificultades para empezar a relatar lo sucedido. la reinserción, la paulatina recuperación de la militancia, las continuidades de las luchas feministas y una respuesta de quienes conocieron el encierro, al difícil momento atravesado por la pandemia.

Empezar a contar lo vivido

“Nosotras siempre decíamos, cuando estábamos presas, que algún íbamos a registrar, que teníamos que contar para que se supiera todo lo que había pasado, como lo habíamos vivido nosotras. Lo decíamos pero las urgencias al salir fueron otras: había que reacomodar las vidas, reinsertarnos en una sociedad bastante desconocida, iniciar vidas nuevas, volver si estabas en el exterior, ir reacomodándote… y además, en una situación que, a pesar de que, a partir del año 83 estaba instalada la democracia con voto ciudadano y presidente elegido, estaba generada esa concepción de los dos demonios, y eso también nos hacía pelearla bastante dentro de los lugares donde estábamos insertas: teníamos que controlar que hablábamos, que no hablábamos, para ver cómo nos insertábamos, si nos aceptaban, o no aceptaban, era difícil. Podías decir que tenías un familiar desaparecido pero lo de plantear que habías estado presa nos fue costando. Algunas cosas tuvieron que ver con la situación política, pero otras seguramente también con nuestras propias inseguridades de cómo ir mostrándonos en una sociedad que también nos había golpeado, de alguna manera», relata Isabel sobre el inicio de la idea de contar la experiencia y las dificultades para poder hablar a pesar de estar ya en democracia.

Pero cada compañera tuvo su proceso particular con distintos tiempos para empezar a hablar sobre lo sucedido. «Los procesos para comenzar a hablar han sido varios. Muchas veces tenía que ver con la inserción. Hubo compañeras, por ejemplo, que tuvieron una gran inserción gremial, que eran  delegadas y pertenecían a un gremio cuando fueron detenidas, volvieron y se integraron— y allí todo el mundo sabía que habían estado detenidas y además era alguien que la vivió y la sufrió en ese lugar de trabajo. Hubo otras que teníamos que volver a empezar en lugares distintos, o trabajos distintos, nos fue costando bastante. En mi caso personal, nuca jamás dejé de decir que tenía un marido desaparecido, pero me costó mas decir que yo había estado detenida: por el tema de los dos demonios y porque una, además, se sentía expuesta. Cuando vos te sentís solo o sola ante una realidad y te cuesta mas. Yo estaba en un colegio, trabajando de maestra, y según como veía las cosas iba avanzando en lo que iba contando. Eso tuvo que ver, y también tuvo que ver con la fragilidad de cada una. Hubo compañeras que salieron y su pueblo no existía más. Compañeras de Tucumán, que vivían en el ingenio, en determinado pueblo que fue arrasado y salían y no tenían pueblo. Imaginate que reponerte de esa situación no es nada sencillo. Te lleva un montón de tiempo porque que tenés que volver a armar toda una estructura, otra ciudad: es bastante mas pesado que si te integrás a una familia que ya está, que te espera, un barrio que ya sabe quién sos, que te fue conociendo el proceso de  lo que te fue pasando, y bueno, siempre hablando en el marco de lo que decíamos de la teoría de los dos demonios», explica Isabel, quién después de haber trabajado como docente trabajó en la secretaría de Derechos Humanos y recuerda haber recibido a personas de otras provincias que «hablaban bajito», por no querer que otras personas se enteren que tenían un familiar desaparecido. «hablaban bajito y una vez yo había llamado a una a la oficina y, después cuando vino a Buenos Aires, medio que me trató mal diciendo «se van a enterar», entonces bueno, esos tiempos cada una los puso según el lugar donde les tocaba estar», agregó.

Una de las consignas presentes en el encuentro del colectivo de ex presas políticas, en 2019, en el Hotel Bauen. Foto: Lidia Barán

Pero a pesar de las adversidades el colectivo se fue formando y hubo quien impulsó, con su iniciativa la materialización del proyecto. “Una compañera, Mariana Crespo, que era una de las que impulsó el libro, toma conocimiento de que tiene una enfermedad terminal y busca acelerar el lanzamiento. A mí lo único que me va a dar más vida es poder concebir este libro. Entonces nos convoca, éramos 120, 130 personas, y ahí nos transmite lo que ella quería hacer, que era hacer este libro: comenzarlo con cartas, que cada una pusiera las cartas que tenía de la familia o que nosotras habíamos escrito y nos guardaron los familiares, lo que los familiares nos escribieron a nosotras, cartas con el sello de censurado, dibujos de los chicos o que nosotras les mandábamos a ellos. Y después situaciones que fuimos viviendo cada una. Eso fue el libro donde contábamos lo que nos había pasado con un  contexto político de la situación en la que habíamos sido detenidas la mayoría: cuál era el país donde entramos, cuál era el país donde salimos. Logramos presentarlo en el 2006 en el marco de la Feria del Libro, desgraciadamente ya había fallecido Mariana Crespo pero otras compañeras se pusieron el libro al hombro. Eso lo hacemos con la necesidad de contar lo que habíamos vivido adentro y colaborar con los juicios que nosotras estábamos pidiendo, y que más o menos en esos días empezaba a vislumbrarse la posibilidad de que se iban a dar esos juicios contra los que habían cometido los crímenes de lesa humanidad, los dueños del genocidio en Argentina.”

«Salimos, sobrevivimos y eso tenía que valer»

Después del lanzamiento de Nosotras, presas políticas, las repercusiones empezaban a manifestar la necesidad de una continuidad: de contar el triunfo de la vida que ellas protagonizaron los años siguientes. «Empezamos a ver las repercusiones. Tuvimos repercusiones en todo el país y también en otros países donde había compañeras viviendo.

La devolución en general era que hacíamos ahora, como nos habíamos insertado después que salimos, que había sido de nuestras vidas. Ese era el requerimiento que recibíamos como respuesta. Entonces ahí empezamos tibiamente a decir que teníamos que escribir eso: lo que nos piden. Como seguimos viviendo. Como rompimos con esa inercia de la detención, el parate familiar, de toco. Como empezamos. La tecnología nos fue ayudando, nos comunicábamos por correo electrónico, wasap. De alguna manera nos mantuvimos unidas con un fuerte lazo durante muchos años, pero esta tecnología nos ayudó a que nos acercáramos más”.

La necesidad de reencontrarse, de celebrarse, de recordar a quienes ya no están las mantuvo unidas y motivó nuevos encuentros y compromisos. «Más allá de los abrazos virtuales queremos abrazos reales. Ahí surge la necesidad de juntarnos en el Bauen, en Julio de 2019. Ahí llegamos a ser cerca de 300. Había algunas compañeras que no se habían visto en 40 años. Y otras que habían pasado 10 o 15 años que no nos habíamos visto: quizás en algún cumpleaños o algún acto en Plaza de Mayo el 24 de marzo, pero bueno, según donde vivas o con quien te encuentres, no siempre te encontrás con todo el mundo que está en la plaza”, explica Isabel.

Tras el encuentro surgieron varias ideas y actividades, como participar del Encuentro Nacional de Mujeres realizando talleres en los que compartieron sus experiencias. “En octubre de 2019 se buscó estar inscripta en el Encuentro de las Mujeres y hacer un taller sobre la resistencia, como habíamos nosotras, después de la cárcel, vivido nuestra situación, como nos habíamos insertado. Y un taller que al principio se pensó que iba a ser uno o dos, terminaron siendo 6 o 7 talleres con un montón de gente. Gente joven, abuelas con nietas, y a partir de eso las compañeras vieron que evidentemente hay un requerimiento de saber de esta experiencia, no solo desde las devoluciones de los libros, sino en los talleres que hay mujeres que les interesa».

La continuidad de las luchas feministas

Isabel también se tomó un tiempo para relatar, desde su visión y opinión, las continuidades de las luchas de las mujeres: una historia que tiene larga data y que, en esa continuidad, se unen generaciones de mujeres: desde las sufragistas, hasta las primeras candidatas después la conquista del voto femenino durante el primero peronismo, las luchas por los anticonceptivos y el sexo libre en los años 60/70 hasta las actuales luchas por el derecho a decidir y contra el capitalismo patriarcal. «Dentro de la sociedad argentina hay una larga historia de las luchas del feminismo, o al menos de los derechos de las mujeres. Por ejemplo: en la época del peronismo, Eva Perón impulsa fuertemente el voto femenino, pero no solamente el voto femenino sino la participación política real de la mujer. Mientras se discutía lo del voto, manda a organizar en el país unidades de enrolamiento, digamos, para hacerse un documento (la mujer no tenía documento para votar) y hace inscripciones en todo el país, y eso hace a la organización política nacional: las mujeres organizadas para votar. Eso es una preponderancia a la mujer, que antes no había tenido. Siempre hubo luchas de las mujeres por sus derechos con altibajos, pero en ese momento, desde el poder, la mujer del presidente  impone ese tipo de organización, lo que supone un fuerte empoderamiento para las mujeres. Después de esa elección, cerca del 30% de los diputados y senadores, son mujeres. Y en ambas cámaras y legislaturas regionales, las mujeres presiden comisiones importantes: de relaciones económicas, internacionales, de industria. Eso es un acercamiento con el empoderamiento de la mujer, como sus organizaciones en lugares de trabajo organizadas como enfermeras, por ejemplo, con sus cursos, con su formación, pero con la libertadora, en el 55 esas cosas se perdieron, y fueron perseguidas esas mujeres. Después hay una lucha por ir deshaciéndonos de las sucesivas dictaduras, donde luchábamos juntas las mujeres con los varones. Por supuestos las mujeres vamos abriéndonos determinados caminos. No te olvides que nosotras somos la generación de la minifalda, los anticonceptivos, la liberación de la mujer: se hablaba en aquel momento, del sexo libre, como valores determinados que hacían que había un avance de la mujeres. Nosotras estábamos en ese marco, después la dictadura volvió a aplacar y bajar ese nivel de las luchas porque lo que había que hacer era luchar contra un enemigo común», señalo.

Uno de los tantos abrazos en el reencuentro de junio del año 2019 en el Bauen. Foto: Lidia Barán

Las conquistas parciales también permiten un avance a medida que se adquieren derechos, en el caso de las mujeres las conquistas son un avances para «ir por mas» y avanzar en la lucha contra el patriarcado, ,y así lo señala Isabel a la hora de hablar de las luchas actuales. «No es una lucha solo por el aborto. Implica la libertad de la mujer para decidir sobre su cuerpo. En esas luchas, nosotras, apoyamos: algunas han estado y siguen estando fuertemente involucradas: compañeras que están al frente de esos reclamos. Otras hemos acompañado. La mayoría participamos acompañando esos procesos. participando de movilizaciones, de talleres, y de los encuentro anuales de mujeres. A nosotras nos ha encontrado en ese lugar. Y si bien no es nuevo, aplaudimos la irrupción de esta mujeres jóvenes, de estas pibas, que con tanta fuerza reclaman por la consolidación de esos derechos y la adquisición de nuevos«.

«Ni muertas ni locas»

El libro es el testimonio de una continuidad de una vida militante que continúa a pesar de todo. «Valoramos nuestra organización. Nos hemos mantenido organizadas para resistir en la cárcel. Organizadas para que todas tengamos nuestras necesidades adentro: para asistir a una compañera que estaba enferma, o a para colaborar con la operación de otra. Juntarnos para festejar los cumpleaños. Nos hemos mantenido organizadas para participar políticamente: algunas en un lado, otras en otro, siempre priorizando la solidaridad y la organización. Para nosotras, los objetivos de liberación no están cumplidos. Seguimos manteniendo eso. Algunas creímos que con gobiernos nacionales y populares como hubo en Latinoamérica estuvimos mas cerca, otras creen que esto no es suficiente, que así no vamos a llegar nunca al socialismo y que hay que tomar medidas mucho mas drásticas. Pero bueno, vamos, en su medida y armoniosamente,. Mientras tanto vamos dando respuestas a los juicios, vamos dando respuestas políticas, cada una en el lugar donde ha ido. Creo que lo que podemos transmitir es eso: la solidaridad y la organización, que somos mujeres comunes y corrientes con voluntad de lucha para tener un país donde valga la pena vivirlo».

A partir del 15 de octubre Nosotras en libertad se encuentra disponible en este sitio web

El reencuentro de ellas, ex presas políticas



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