Apareció Iara Valdez: la angustia se va, las dudas y el miedo quedan
A pesar que la adolescente apareció, en el municipio de Mario Ishii las cosas no quedan claras. Las dudas sobre qué va a pasar con la investigación de trata de personas y todos las personas implicadas en ella pesa sobre quienes acompañaron desde un principio la causa. Además, Carolina Abregú, integrante de la organización Furia Transfeminista recibió amenazas y hostigamiento por todos los frentes. Por Santiago Riquelme para ANRed|Imágenes: M. Dalaison.
Después de más de 60 días desaparecida, encontraron a Iara Valdéz a la vuelta de donde, según los expedientes de la causa, había sido su último paradero. Este lugar es la casa de Johana Romero su “tía del corazón”, quien es señalada por la investigación como la proxeneta que prostituía a la menor.
A pesar de que la búsqueda terminó, hay dos situaciones que continúan inquietando a la organización Furia Transfeminista que acompañó a Olga, la madre de Iara, en la búsqueda:
Por un lado, la casa donde aparece la menor pertenece a un vecino que en el pasado había tenido un vínculo con la familia de Iara y había sido visitada por una de las compañeras de la organización durante la búsqueda quién corroboró que allí la menor no estaba. Según la organización fue gracias a las acciones directas que realizaron durante la búsqueda y reforzaron en los últimos días, el trabajo de los medios de comunicación y las redes que se tejieron con otras organizaciones las que generaron la presión necesaria para que Iara aparezca. Sin embargo, temen que la fiscal y el juez tomen la versión de que la adolescente siempre estuvo en esa casa para cerrar la investigación sobre Johana Romero y las personas que la rodean.
Por el otro lado, el día anterior a que Iara aparezca, la organización junto con la madre realizaron una actividad frente a la UFI 14 de San Martín para exigir a la fiscal Vleggio que involucre en la investigación un posible lugar en donde tenían secuestrada a la menor. La respuesta de la fiscal fue enviarle a más de 10 policías de la comisaría zonal para notificarle que le habían labrado un acta por amenazas a la fiscal (art. 60) con quien la organización no había tenido contacto directo. Toda esta situación la organización lo entiende como un “apriete” por parte del Ministerio Público Fiscal Sin embargo, la actuación oficial no termina ahí. Carolina Abregú, integrante de la organización, en el día de ayer se sintió amedrentada cuando varios policías se acercaron a su domicilio, lejos de Jose C. Paz, a “hacer presencia” preguntando por personas que ella no conocía en una clara muestra de hostigamiento.
