07/09/2021

Incendio en una cárcel en Tucumán: «Dejar morir es matar»

María José Saravia, Macarena Salinas, Micaela Mendoza y Yanet Santillán murieron quemadas y asfixiadas mientras estaban detenidas en una brigada policial femenina de Tucumán. Estaban esperando desde hacía meses el traslado a una Unidad penitenciaria. “Una de las chicas presa en la Brigada Femenina de Concepción comenzó una protesta para denunciar las graves condiciones de detención y exigir el traslado a una cárcel para mujeres. Durante ese reclamo, la conexión de uno de los calabozos entró en corto circuito y originó el incendio” denunció la Comisión Provincial por la Memoria. Hacinamiento, condiciones de infraestructura inadecuadas, tratos inhumanos son el trasfondo que provocaron la muerte de las jóvenes, repitiendo una vez mas otra masacre como la de Pergamino ocurrida en marzo de 2017. Por ANRed


La tarde del 2 de septiembre a las 17:30 horas, se produjo un incendio en una celda de la Brigada Femenina de Policía de la ciudad de Concepción, en Tucumán.

Vecinos aledaños a la Brigada alertaron a los bomberos, cuyo destacamento se encuentra a la vuelta de la dependencia policial y a 200 metros del hospital. Sin embargo la alerta sobre el inicio del foco ígneo no provino del personal policial de la comisaría.

Cuando los bomberos llegaron al lugar, ya era demasiado tarde. María José Saravia, Macarena Salinas, Micaela Mendoza y Yanet Santillán murieron quemadas y asfixiadas por la inacción de la policía tucumana. Las mujeres se encotraban detenidas penadas a entre 3 y 6 años de cárcel y estaban a la espera de ser trasladadas a una Unidad Penitenciaria. Ese día habían comenzado una protesta para ser escuchadas en su pedido de traslado.

“Una de las chicas presa en la Brigada Femenina de Concepción comenzó una protesta para denunciar las graves condiciones de detención y exigir el traslado a una cárcel para mujeres. Durante ese reclamo, la conexión de uno de los calabozos entró en corto circuito y originó el incendio” denunció la Comisión Provincial por la Memoria.

Una de las sobrevivientes que estaba detenida en una celda contigua explicó según publicara el medio Agencia para la Libertad: “en la Brigada no había colchones ignífugos, no tenía red contra incendios y ni siquiera había matafuegos. Es una realidad que se repite, la mayoría de las comisarías no cuentan con ningún elemento que ayude a sofocar incendios y, como en este caso, las condiciones eléctricas no dan abasto”.

Una madre de las víctimas contó que las cuatro chicas murieron abrazadas. “Vivían en una celda de tres metros por tres; dormían en el piso, en unos colchones sucios. No tenían cocina; no podían cocinarse nada”.  Para los familiares  la versión oficial sobre los hechos deja muchos puntos oscuros, ya que allegados a las cuatro detenidas denunciaron que ninguna autoridad recibió los reclamos sobre el pedido de traslado. Incluso, cercanos a las cuatro detenidas indicaron que las mujeres estaban olvidadas en la celda y que nadie atendía sus reclamos de ser trasladadas a una cárcel ordinaria.

Cárceles de la miseria

Hacinamiento, condiciones edilicias deplorables, malos tratos y torturas son el sustrato que caracteriza la realidad de las cárceles en nuestro país.

Según datos publicados por la Comisión Provincial por la Memoria en su informe anual «Sistema de la crueldad» presentaron un diágnóstico de la situación carcelaria sobre todo haciendo hincapié en las dificultades que se agudizaron durante la crisis sanitaria.

«La pandemia llegó a los lugares de encierro con un sistema colapsado y en plena crisis, luego de cuatro años de crecimiento sostenido de la población detenida, unidades superpobladas y hacinadas, un sistema de salud penitenciaria deteriorado y sin posibilidades de brindar una asistencia elemental, servicios básicos colapsados y condiciones de sobrevida inhumanas, donde el gobierno se ejerce a través de la tortura en sus múltiples dimensiones» explica el informe.

Durante 2019 murieron 148 personas en cárceles y alcaidías de la provincia de Buenos Aires; en 2020, 178. De las 178, 29 fueron por Covid-19; esta diferencia implica un promedio de 15 por mes o una cada dos días; 170 eran varones, 7 mujeres y una trans. Se produjo al menos una muerte en 41 de los 64 espacios carcelarios de la provincia de Buenos Aires, es decir, en dos de cada tres. En particular, los homicidios y suicidios se concentraron en 19 unidades. Del total de muertes, 152 fueron por cuestiones de salud no asistidas, en su mayoría cuadros que de haberse tratado a tiempo las personas hubieran vivido o al menos extendido su sobrevida.

Leer informe completo

«Dejar morir es matar»

El caso de Tucumán, recuerda la Masacre de Pergamino ocurrida en marzo de 2017 en la comisaría primera de esa ciudad, y en la que murieron siete jóvenes que estaban allí  privados de su libertad.

Las muertes se produjeron durante un incendio y los policías fueron condenados en el 2019 por “abandono de persona agravado”, debido a que “no dieron órdenes ni realizaron acciones para salvaguardar la vida” de las víctimas, que estaban encerrados en una celda. En ese entonces los policías no hicieron nada para apagar el incendio y además, obstaculizaron la labor de los bomberos.

En el incendio, murieron Sergio Filiberto (27), Federico Perrota (22), Alan Córdoba (18), Franco Pizarro (27), John Mario Chillito Claros (25), Juan José Cabrera (23) y Fernando Emanuel Latorre (24). Todos fallecieron por inhalación de monóxido de carbono, sofocación y desidia, malos tratos y tortura de las autoridades policiales.

Finalmente «Tal como sucedió en Pergamino y Transradio no hubo tragedia sino masacre, porque se sabe: Dejar morir es matar» cierra su editorial el medio Agencia para la Libertad.



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