29/08/2021

Apuntes para la reflexión sobre educación y política

Si bien ha corrido mucha agua bajo el puente sobre el video de la profesora “sacada” con sus alumnos en un aula de la escuela técnica Eva Duarte de Perón, que finalmente fue suspendida por la dirección general de escuelas y será investigada a fin de determinar si amerita un sumario en su contra, hay algunas preguntas que es interesante recorrer a través de las voces de docentes. Docentes que aunque no comparten la manera en que Laura Radetich trató a sus alumnos, sienten que cada vez toma más fuerza un discurso que niega la relación que hay entre educación y la política, una idea que confunde cuál es el rol docente, y toma más fuerza por el tratamiento mediático que se despliega en plena etapa pre electoral. Por Manuela Wilhelm (ANRed)

Una cámara de un celular filma a Laura Radetich a los gritos y gesticulando, nerviosa, argumentos para criticar al gobierno del ex presidente Mauricio Macri. El alumno de 4to año de la Escuela Secundaria Técnica Nº2 “María Eva Duarte”, de la localidad bonaerense de Ciudad Evita, partido de La Matanza no aparece en el cuadro, pero se escucha que tranquilo le responde y le pregunta, por ejemplo, si el actual gobierno no hace lo mismo que ella critica. La reacción de la profesora de Historia de 59 años es cada vez más violento, lo interrumpe, y eleva cada vez más el tono de voz.

La reacción de la docente en algunas personas causó rechazo, estupor, lástima, vergüenza, bronca. La Dirección General de Escuelas suspendió a la profesora de historia e inició una investigación para determinar si corresponde un sumario. Humberto Bas, profesor de físico química en el Instituto de Formación Docente N° 12 de Neuquén opinó: “A mí me chocó mucho desde el punto de vista pedagógico, no era un espacio de debate. Desde la perspectiva pedagógica perdió una oportunidad ideal para problematizar y construir una nueva síntesis que no tiene que ver con ella, con sus pensamientos. Qué pasa si el debate fuera sobre el aborto, y vos tenés estudiantes que son evangélicas, como nos pasa constantemente, qué pasa cuando desde la voz de autoridad en este caso docente, hay como una clausura; en el caso del vídeo en cuestión,  por suerte los jóvenes decían lo que estaban pensando, en general no lo dicen porque tienen miedo.

El tema es ese, cómo salen las ideas latentes y encerradas y se genera un debate, no necesariamente es que alguien tome tu punto de vista, sino estamos direccionando mucho y eso es lo que Freire dice sobre la educación bancaria, yo tengo que depositarte en tu cabeza mi pensamiento porque los tuyos están equivocados».

A partir de la divulgación del video de la docente “sacada” que hizo un periodista de Jujuy, el video se masificó a través de los principales medios opositores a la actual gestión, como Infobae y La Nación, y algunos de los títulos por ejemplo hablan de una fuerte reacción de la oposición al video de una docente adoctrinando alumnos; de especialistas en educación que repudiaron a la docente K que adoctrina alumnos, de Diputados radicales que se pronunciaron contra el adoctrinamiento en las escuelas y de Quién es Laura Radetich, la docente K suspendida por adoctrinar a un estudiante.

Entre las voces oficiales que opinaron sobre el episodio, el presidente Alberto Fernández habló de un “debate formidable que le hizo abrir la cabeza a sus alumnos”. Lo que parece una grieta tiene en el medio a miles de docentes con paritarias que eternamente cierran a la baja y antes que otros trabajos, siguen eligiendo educar, aunque para tener un mínimo repertorio de horas de trabajo tengan que ir de una punta a la otra, soportar el hacinamiento en las aulas, y además intervenir en la formación de sujetos de la mejor manera posible.

“Hablo y eso ya es hablar de política, el lenguaje es ideología y todes lo hacemos: somos seres políticos. Para circunscribirnos a la escuela, cada vez que elijo un texto, un tema, unas palabras para nombrar el mundo estoy tomando decisiones que son políticas. Toda forma de habitar el mundo es política y la escuela es parte del mundo” dice Victoria Pont, docente de Lengua y Literatura, de la ciudad de Neuquén.

“Creo que hay una superposición de términos que no es ingenua: se postulan como equivalentes los significados de “político” y “partidario”. Ya desde ahí, arrancamos mal, tendenciosamente mal (este “mix” de significados es utilizado, además, siempre por las derechas, por los sectores más conservadores y antipopulares con la finalidad de introducir la categoría de “adoctrinamiento” y poner el grito en el cielo). Digo tendencioso porque utilizan esa (errada) equivalencia de conceptos para demonizar la presencia de la política en el aula. Y, si nos detenemos a pensar, dicha demonización es siempre en contra de las ideologías que podríamos situar, grosso modo, desde el centro hacia las izquierdas” agrega Victoria

Que hablar de política en el aula es adoctrinar, que el o la docente tiene que limitarse a dar los contenidos detallados en el programa de la materia y hasta la crítica de los diseños curriculares, son los principales discursos que re emergen y se asientan a partir de la condena a la maestra “sacada”. Hace menos de un año, durante las clases con modalidad virtual, la ministra de educación porteña, Soledad Acuña expresó “tenemos maestros ideologizados” y llamó a las familias a denunciar para intervenir. Fue durante una conferencia de prensa donde también afirmó que “hay un grupo no mayoritario” de docentes que entiende a las aulas “como un espacio de militancia”.

Consultada sobre si habla de política en el aula, Laura García Vizcarra, docente de comunicación social en Catamarca, expresó: “Todo lo que tratamos en el aula (y fuera de ella) es político. Y la política (partidaria o no) es parte de nuestras vidas. ¿Cómo no vamos a abordar los temas de la vida concreta en el aula? Resulta que la derecha tira «adoctrinar» a hablar del aborto, Santiago Maldonado, la diversidad sexual, pero marchamos como militares, les chiques rezan en las escuelas, no les permiten expresar sus identidades. Les normalizan. Tal como la escuela «que creó» -risas- Sarmiento”.

Victoria profundiza el concepto de lo político. “Si une docente dice que “no habla de política en el aula” se refiere a que no alude de manera directa, explícita, a partidos políticos. Ese silenciamiento, esa proscripción de este tema, o de cualquier otro, es un gesto político. No decir es una manera poderosa de hablar sobre algo. Si pretendemos como suele decirse educar para pensamientos libres, reflexivos, críticos, no puede haber temas prohibidos, eso sí que está mal”, opina.

Humberto Bas opinó: “Todo el tiempo se habla de política y a veces no es explicito, o no están en primer plano las cuestiones partidarias u organizativas. Yo me jubilé recién pero todo el año pasado y hasta mitad de año estuvimos hablando de política y ciencia, que está atravesado por intereses farmacéuticos hasta la gestión de la pandemia, de salud. Todo está atravesado por política y siempre está la postura de uno, pero no es por explicitación, sino que hacés política cuando facilitás que se ponga en juego la palabra y que de alguna manera se construya a partir del debate donde se puede explicitar, escuchar y se animen todos a decir. Ahí como docente tenés que ver políticamente qué lugar vas a ocupar, por ahí para mí lo que me corresponde es retirarme para que se autorregulen, porque de lo contrario te ponés en contra a todos, es infructuoso, si vos sos estudiante te ponés de lado de tu compañero, porque qué hace la vieja ahí, se suman para gozarla…”

Al preguntarles cuál es la manera que encuentran para hablar de política en el aula, Victoria repone: “No busco una manera: hacerlo sería partir de aceptar la equivalencia semántica de los conceptos política/partidaria. Vivir es político, hablar es político… de Aristóteles (al menos) para acá la palabra “política” refiere a la vida en sociedad: somos seres sociales ergo somos seres políticos.

Volviendo a la escuela, me parece imprescindible no “ocultar” nuestras ideologías en tanto docentes, justamente porque somos seres humanos/sociales/políticos. Creo que es necesario que nuestros estudiantes sepan qué pensamos sobre el mundo y, sobre todo, por qué. Lo contrario sería engañarles (con el plus de hacerlo desde el espacio de poder que implica ser le docente). Me parece que es nuestra responsabilidad escucharles y acompañarles en el/los proceso/s de aprendizaje crítico, cuestionador, reflexivo. De todas formas, hay límites. En mi caso (y me duele saber que no es la generalidad), por ejemplo, no está permitido defender un genocidio”

Por su parte Laura expresa: “Conociendo las reglas del juego, yo me planto y blanqueo. Elijo mi material, en consonancia con mi mirada anticapitalista, anticolonialista y feminista. Les discuto las ideas viejas. Se las pongo en tensión. Les digo cosas que quizá no hayan escuchado antes. Hasta les pregunto si creen que la escuela, la facu, sirven. Eso sí, siempre les digo que es mi verdad. Que lo único que vale es que cada une construya la suya propia. Que para eso, primero hay que preguntarse todo”

Para poder explicar cómo se relacionan política y enseñanza, Victoria cuenta cómo se presenta cuando entra por primera vez a un aula: “Yo elijo (desde hace algunos años como permite ver la “juventud” de algunos de los términos) tres adjetivos que se usan de manera peyorativa: “yo soy zurdita, feminazi y bostera”. Luego les miro a les estudiantes a ver qué les pasa con esas palabras y les explico que nadie tiene la obligación de coincidir conmigo pero que, espero, puedan tener la seguridad y convicción con que yo agarro esos insultos, me los apropio y los hago bandera”.

Estas fueron algunas breves reflexiones que intentan interpelar los discursos masificados, donde o estamos del lado de la maestra que le gritó a sus alumnos, y la alabamos por hacer debates formidables, o estamos en el otro bando que deslegitima la relación entre política y enseñanza, al mismo tiempo que muestra que la solución es desideologizar a los y las maestras. Poner en jaque al binarismo permite pensar el rol de las y los docentes en este contexto desde sus propias experiencias y legitimar los espacios educativos como un cuerpo vivo en el que la realidad de todos los actores de la educación se construye por dentro de lo que es político.

 



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